Historia tradicional Artesanía de los Oficios
Si le preguntas a un niño qué quiere ser de mayor, las respuestas van entre, astronauta o futbolista. Ahora nos quejamos del trabajo nuestras razones tendremos, pero antes la gente trabajaba de lo que podía y aprendía su profesión alrededor de los 15 años. Los trabajos, a pesar de ser súper intensos, tenían una belleza especial. Puede que fuera por estar más en contacto con la naturaleza que con una pantalla… En fin, que muchos de los oficios tradicionales se están extinguiendo. ¡Pero aún podemos salvarlos del olvido! Es necesario reconocer el trabajo de los artesanos que, en toda España, dotan a su territorio de una legado único gracias a sus obras. Desde los vidrieros de la Granja de San Ildefonso a la marroquinería de Ubrique.
Maestros del cristal, de la madera, de la piel, del hierro… son muchos los oficios tradicionales que fueron muy importantes en la historia de España y todavía hoy consiguen hacerse un hueco entre las grandes industrias. Los oficios y las tradiciones han caído un tanto en el olvido con la llegada de la tecnología, pero sin duda todavía resisten y desarrollan un papel protagonista en muchas localidades españolas. Para rendir homenaje a todos estos profesionales, a continuación se va a hacer un recorrido por algunas localidades que son famosas por sus trabajos artesanales. Afiladores, herreros, alpargateros, campaneros… todos ellos merecen un apoyo a sus actividades, ya que han colocado a sus lugares como insignias de los diferentes productos.
Son de una gran riqueza y diversidad en toda la comarca. La escasa industrialización y la profunda vocación rural han permitido el desarrollo de una variedad de oficios destinados a proveer de utensilios cotidianos o labora les a los habitantes de la misma alfareros, herreros, etc... En la actualidad, sólo se conservan dos importantes oficios tradicionales que siguen manteniendo sus características preindustriales: carácter individual, familiar, integral en su proceso productivo realiza todas sus fases y no estandarizado. Son los caleros y los salineros; ambos requieren de un espacio acondicionado para ello y su actividad presenta un carácter netamente estacional.
Así mismo, se conservan actividades realizadas por artesanos jubilados o mujeres de cierta edad, residentes en localidades o cortijos aislados y que se resisten a la desaparición de lo que fue un oficio tradicional permanente cestería con fibra vegetal o a la calidad de un producto artesanal elaboración del queso, jabón casero, cisco, etc... Muchos de los oficios y su producción final artesana han desaparecido debido a las transformaciones sociales y técnicas que han provocado la pérdida de su función útil, permaneciendo en todo caso, sólo la meramente decorativa.
Así, las actividades han desaparecido o han sido relegadas a “artesanía del ocio” que no precisa de un emplazamiento específico o taller, que no son consideradas como oficios puesto que no están realizadas como actividad neta sino como “actividad que nadie hace” y que circunstancialmente, pueden aportar una fuente de ingresos adicionales a las rentas familiares o servir como pauta de autoconsumo debido al aislamiento rural. Aquellas que han persistido y se han integrado en el sistema capitalista lo han hecho con carácter rentabilidad ladrillares o tejares, o con carácter simbólico, como representantes de la identidad de la localidad talla de madera, cestos de pleita, anea, etc.
La división tipológica de artesanos y oficios artesanales la ha establecido Fernández de Paz en dos grupos: artesanos por lugar de trabajo con taller especializado, con taller acondicionado, sin taller o sitio específico y aquellos que necesitan desplazamientos y artesanos clasificados por tiempo de dedicación oficio permanente, estacional y de ocio. Las actividades tradicionales de la Serranía pueden clasificarse en función a su entidad como actividad, es decir por aquellas que aún conservan el oficio en un taller específico y durante un determinado período estacional y aquellas actividades que no requieren de espacio concreto y son consideradas “artesanías” por su producto final.
Los oficios y las actividades tradicionales son aquellas técnicas, habilidades o conocimientos, que se han ido forjando en el marco de las principales actividades productivas como consecuencia de los diversos procesos de trabajo desarrollados en un territorio. La experiencia en esta actividad ha generado culturas del trabajo y saberes tradicionales propios.84 Según esta definición, oficios tradicionales son las técnicas empleadas para sembrar, recolectar, almacenar,… las actividades industriales de la molienda del trigo en el molino, de la aceituna en las almazaras, la destilación de los aguardientes en los alambiques.
1 Albardería
A lo largo de la historia, animales como el caballo, la mula y el asno han resultado esenciales para la realización de las tareas relacionadas con el acarreo y transporte de mercancías. Las albardas eran el apero idóneo para el desempeño de algunas tareas, de manera que eran objetos muy demandados. La producción de los albarderos , estaba destinada a los animales que se dedicaban al transporte y acarreo de mercancías y personas, entre los que se encontraba también el camello, desde el siglo XVI. Con la albarda se evitaba dañar a la bestia durante la realización de las duras tareas anteriormente citadas. Además de las albardas, adaptadas al animal, el albardero también producía arreos, arneses y sillas de montar. La producción de objetos requiere de unos conocimientos específicos transmitidos de padres a hijos.
En la actualidad, esta actividad se encuentra casi desaparecida, pero cuando los productos eran muy demandados, la existencia de albarderos era considerable, y se distribuían ampliamente por todos los municipios de la Isla, aunque las mayores concentraciones se localizaban en Teror, Telde e Ingenio. Las causas a las que podemos asociar esta perdida son: Pérdida de contexto agrícola como motor económico, se modifica con ello el estado social rompiéndose la armonía entre agricultura y artesanía existente. Oferta y demanda del producto: se solicita menos el producto debido al cambio que se produce en la economía y su sustitución por vehículos de motor, por parte de los agricultores como medio de transporte y carga. Dificultad para la captación de materias primas necesarias: las cuales eran totalmente imprescindibles para la elaboración de la albarda. Entre estos materiales estaba la jerga y la paja de centeno. Ausencia de relevo generacional.
Taller
El lugar de trabajo de un albardero tiene unas dimensiones considerables, puesto que sirve tanto de taller como de almacén, y suele estar ubicado en alguna dependencia exenta de la vivienda familiar. También habían albarderos que no tenían un lugar de trabajo fijo, es decir, se dedicaban, con relativa frecuencia, a trasladarse por los pueblos agrícolas que no tenían albarderos, permaneciendo en éstos algunos días, haciendo los trabajos que se le encargaban.
Herramientas
El complejo trabajo del albardero requiere, en el proceso de elaboración, de una serie de herramientas muy variadas, diferenciándose los utensilios por su uso: De corte cuchillos, serruchos, tijeras, escofina, tenaza, formón y zuela o azuela. De perforación palos, barrenas. De costura agujas, peine. De percusión mazo, martillo, piedra de barranco, horquilla. De medición compás, metro.
Materias Primas
Los materiales con los que se confeccionan las albardas, no se caracterizan por su riqueza pero sí por su variedad. La albarda requiere diferentes tipos de materiales: Textiles: hilo de pita, o el más reciente hilo carreto; jerga, paño de lino, tela de saco, lona, muselina, zalea de oveja o carnero. De relleno: hojas de trigo y paja de centeno. Estructurales: para elaborar los testeros madera de distinto tipo de álamo, naranjo, acebuche, sao, eucalipto, higuera blanca o codeso.
Procedimiento de Trabajo
El trabajo del albardero está muy condicionado por su grado de especialización, y por su destreza en la técnica. El proceso de elaboración puede dividirse en una serie de fases consecutivas que implican: Toma de medidas al animal para el que se destina la albarda. Corte de las telas, en función de las medidas del animal. Preparación de los palos que forman parte de los testeros, también según las medidas. Elaboración del principal o carola. Bastillado del principal, a base de puntos de costuras que se realizan con una aguja larga, enhebrada con hilo carreto. Elaboración del sudadero, que es la parte que está en contacto con el lomo del animal. Colocación de los palos de la albarda, en forma de V invertida, y cuya separación debe medir lo mismo que el lomo del animal. Confección de los testeros con la tela de saco o jerga, que debe ser sometida a fuertes golpes con callaos, para que queden compactos. Elaboración del bastillado de los testeros, con un cosido muy resistente. Forrado de la albarda con la tela de lona.
Es evidente que el producto estrella de un albardero es la albarda, pero ésta puede ser de diversos tipos: albarda de carga, albarda de monta y albarda de media monta. La albarda de carga era el medio más común para transportar mercancías hasta hace algunas décadas. Gran Canaria presenta unos matices que la diferencian con respecto a las otras Islas, como por ejemplo el corte del principal, que pueden ser iguales o bien el lateral trasero puede ser más largo que el delantero. La albarda de monta se emplea como silla de montar en sustitución de las de cuero, que eran mucho más caras. Esta albarda se diferencia de la de carga por ser más ligera, por tener los testeros más finos y porque la cabeza de estos lleva un doble bastillado, además se suele cubrir con una zalea de carnero y no con lona.
La albarda de media monta proviene de arreglar una vieja albarda de monta, poniéndole un doble bastillado, que suele estar confeccionado con hilos de colores. Pero esto no es lo único que elaboraban estos artesanos, también realizaban: frontiles como almohadillas sobre la frente de las vacas y bueyes para que tiraran de la carga y del arado sin dañarse, cinchas banda para sujetar la albarda a la bestia, tajarrias banda que rodea las ancas de la caballería; pasa por debajo de la cola y queda sujeta a la parte trasera de la albarda, abastas aparejos de carga parecidas a las albardas y crucetas es una correa de sujeción que une las distintas cintas de colores que se colocan en la trasera de la albarda; cada una de estas piezas tiene sus peculiaridades y usos.
2 Alfarería Tradicional
La alfarería es uno de los oficios artesanos con mayor antigüedad, en la Historia de la Humanidad, que todavía se sigue desarrollando. A pesar de la evolución que ha experimentado a lo largo de los siglos, aún quedan lugares en los que la técnica de elaboración mantiene procedimientos ancestrales, al levantar las piezas a mano, sin ayuda de torno. es uno de los sitios en donde ha pervivido esta antigua técnica. En concreto, mantuvo hasta fechas recientes, en activo, tres Centros Loceros, núcleos de producción muy antiguos: Lugarejos en Artenara, Hoya Pineda en Gáldar y La Atalaya de Santa Brígida. En ellos, tanto el proceso de elaboración mediante la técnica del urdido, como la tipología de los objetos realizados, sigue manteniendo un profundo carácter tradicional que puede hundir sus raíces incluso, en el período prehistórico.
En el Archipiélago se denomina loza a la alfarería, y a las productoras loceras. Pero hablamos de familias en las que todos sus miembros se dedican al oficio, por ello decimos que es un oficio mixto, con distribución de tareas por sexo y edad, practicado tanto por hombres como por mujeres. Mientras las mujeres preparaban el barro y levantaban las piezas, los hombres extraían el barro de las vetas, lo transportaban al alfar, obtenían la leña y guisaban las piezas, los jóvenes aprendían y ayudaban en todo, en muchas ocasiones era la única fuente de ingresos para las familias. Destaca el hecho de que las familias que elaboraban loza, vivían agrupadas en lo que se denomina Centros Loceros, que se encontraban ubicados en lugares con viviendas en cuevas excavadas, con buenas condiciones para tener un alfar, y muy próximos a los sitios donde había arcilla de buena calidad y leña abundante. Tenemos constancia de la exportación de loza: a las otras Islas, a la Península Ibérica, e incluso a los Continentes Africano y Americano Puerto Rico, Cuba, Argentina y Sierra Leona.
Las primeras noticias de la elaboración de cerámica histórica, fabricada después de la incorporación de las Islas a la Corona de Castilla, datan de comienzos del siglo XVI. Haciendo alusión a los “olleros” o “tinajeros”. Estos artesanos procedían en su mayoría de la Península Ibérica, especialmente de Andalucía. La producción artesana experimentó un auge, nunca antes advertido, con la llegada del turismo a las Islas, desde principios del siglo XX y sobre todo a partir de los años cincuenta, tanto en la variedad de objetos, como en el tamaño e importancia del mercado.
Hay quienes consideran que el turismo ayudó al redescubrimiento del arte popular y la artesanía canaria. Aunque hay autores que consideran que sólo trajo un gran efecto negativo pasando los oficios artesanos tradicionales a producir souvenirs. Durante los años setenta del siglo XX se produjo un fenómeno de búsqueda de identidad que hizo que muchos canarios se interesasen por la alfarería tradicional y la cerámica aborígen. A nivel práctico, resurgió el interés por la fabricación de loza, proliferando los artículos y trabajos de investigación sobre el tema.
Taller
El lugar de trabajo, habitualmente propiedad de las familias loceras, solía situarse en cuevas artificiales excavadas en zonas de toba volcánica, anexas a la propia vivienda o cercanas a ella. Las cuevas son el sitio idóneo para la producción de estas piezas, ya que reúnen una serie de condiciones ambientales muy favorables para trabajar y mantener el barro. En el mismo suelo de piedra podían excavarse los goros para almacenar el barro. La superficie del taller suele oscilar entre 9 y 20 metros cuadrados, es importante contar con espacio suficiente para almacenar las materias primas como la leña o la arcilla, y también las piezas en elaboración y las terminadas. Si la producción de la locera es muy alta, el taller se complementa con un horno propio; para las loceras con menor producción, o que no tienen espacio o posibilidad de construirse un horno, existen hornos de uso comunal.
Las Herramientas de Trabajo
Las herramientas utilizadas por las loceras son muy sencillas, en algunos casos son elementos naturales escasamente transformados, como los cantos o callaos de playa y los fragmentos de caña de barranco; también se aprovechan restos de materiales reciclados: cuchillos viejos o fragmentos de aros de barrica. Existe una herramienta que tiene un significado especial, y es la alisadera principal.
Se trata de un pequeño canto de playa, muy desgastado, cuya superficie con años de desgaste originado por el pulido dado a las piezas de loza, iban adquiriendo distintas formas geométricas, es la herramienta idónea para realizar el bruñido final de la pieza. Era propiedad de una locera, que la apreciaba por su utilidad, porque la había heredado de sus mayores y también porque la legaría finalmente a una hija. Así pasaban de generación en generación. Hay dos formas de cocción de la loza tradicional. En horno tradicional de una cámara, usado en Hoya de Pineda y en La Atalaya de Santa Brigida. En guisadero al aire libre, usado en Lugarejos.
La Materia Prima
El barro utilizado, tiene su origen en materiales volcánicos, por eso las arcillas locales son distintas a las que se emplean en el Continente Europeo, que tienen origen sedimentario. La leña utilizada en los Centros Loceros se obtenía de la vegetación del entorno, e incluso hasta la primera mitad del siglo XX, de los bosques cercanos. Destacando el uso de leña de higuera, sarmientos de vid o ramas secas. En Lugarejos se constata, además, el uso de horgazos, jaras o pinocha y piñas añadidas a la leña, dependiendo de la fase del guisado. Pero la vegetación, cada vez más escasa, obliga a obtener, hoy, el combustible de los restos industriales palés de madera y de las podas agrícolas.
El almagre, materia prima de gran importancia en la elaboración de la alfarería tradicional, con uso decorativo e impermeabilizante. Es un colorante rojizo, ocre, de origen mineral, cuya referencia de uso se remonta al período prehispánico de la Isla. Habitualmente los hombres se desplazaban a buscar el almagre de calidad a zonas muy alejadas de los alfares. La arena de barranco, libre de salinidad, es el desgrasante que quita plasticidad al barro, consiguiendo que la pieza sea más manejable y compacta al crearla y que soporte mejor los cambios de temperatura durante la cocción. El agua, que sirve para amasar el barro. El petróleo, que por la grasa que aporta, se usa para dar brillo y pulido final a las piezas.
El Proceso del Trabajo
Para la fabricación de una pieza de loza, se siguen unas pautas en las que la experiencia y la destreza son fundamentales para conseguir un resultado de calidad. El proceso de elaboración consta de las siguientes fases: Preparación de la mezcla principal, constituida por arcilla previamente depurada y machacada barro, combinada con arena y agua. Esta mezcla se prepara en grandes cantidades, por lo que se amasa con los píes utilizando el peso de todo el cuerpo pisado del barro y no con las manos. Levantamiento de la pieza mediante el urdido. Consiste en modelar una base, sobre la que se van añadiendo cilindros churros de barro, que progresivamente levantan las paredes.
Homogeneización de la superficie interna y externa, gracias al desbastado y alisado. Esta fase es esencial, pues en ella se asegura la calidad de impermeabilidad y resistencia de la pieza, así como el efecto estético. En esta fase se elige la decoración de la pieza. Añadido de picos, mamelones, asas, etc. Desbastado y pulido de la pieza, lo primero con cuchillos o trozos de metal y lo segundo con las distintas alisaderas. Cocción del recipiente mediante antiguas técnicas de «guisado», que utilizan la combustión a fuego directo, en hornos de una cámara o en el guisadero. Este tipo de cocción requiere unos conocimientos muy amplios sobre el comportamiento del fuego, para llevar a buen término el producto final.
3 Bordado
Hay una hipótesis que afirma que el origen de este arte se remonta a la milenaria cultura oriental, concretamente en China, donde se bordaban motivos en las vestimentas de los dignatarios de la corte que representaban el sol, la luna y el dragón. En la Edad Media, dado el incremento del comercio con Oriente, se da una progresiva difusión del bordado por toda Europa. A principios del siglo XVI, aparece el bordado de hilos contados, obra de manos femeninas, realizado blanco sobre blanco, para adornar los linos de las iglesias, de las casas y de la vestimenta.
Sus dibujos eran extremadamente sobrios, siendo muy importante durante el siglo XVII, dado el interés mostrado por los artistas de la época. Tras un período general de decadencia, el bordado surge de nuevo, pero en formas y aplicaciones más prácticas y modestas; con el fin de ser transmitidas de generación en generación dentro de la sociedad campesina. Ya en el siglo XIX vuelven a difundirse en las ciudades los secretos de aquellos puntos pasados de moda, desde el entorno rural, con el fin de recuperar el valor artístico de antaño.
Los bordados son aplicados a los trajes tradicionales, mantelerías, ornamentos de iglesias, ajuares domésticos y otros usos, dan testimonio de una tradición singular, convertida en una importante fuente de ingresos, que ofrece la posibilidad de un desarrollo creativo. Así el bordado pasará a formar parte de las prácticas de las clases de mayor nivel económico, hasta ser uno de los requisitos de la perfecta educación femenina a finales del siglo XIX y principios del XX. Una real orden del 25 de junio de 1927 había abierto el mercado peninsular, habilitándose la aduana de Cádiz para la entrada y salida de los bordados canarios.
Como la medida resultaba insuficiente, se insistió en habilitar otra aduana en Barcelona, lo que sucedió en 1931. A partir de la Guerra Civil Española la incertidumbre se apoderó de la producción. El establecimiento en los archipiélagos portugueses de Madeira y Azores de casas exportadoras de bordados, hizo aumentar la producción y la venta de bordados, paro hizo peligrar el trabajo de las pequeñas productoras. El abastecimiento de telas e hilos fue, a mediados del siglo XX, el gran problema de las labores textiles, agravado por la segunda guerra mundial, al cortarse las importaciones de Irlanda, Bélgica, y Alemania. En nuestros días habría que resaltar la labor de continuidad de las Casas Talleres de Artesanía de la Fedac y UPES de los Ayuntamientos donde se realizan toda una serie de puntos rescatados y transmitidos, que aseguran la pervivencia de labores consideradas perdidas u olvidadas.
El taller
La bordadora, no necesita para realizar su labor un lugar específico de trabajo, dado que se trata de un oficio desarrollado dentro del propio hogar, sólo un espacio donde colocar su tambor o bastidor, un cómodo asiento y buena luz.
Las herramientas
Para bordar, necesitamos unos útiles que caben en una cesta: una almohadilla, un bastidor o tambor, que es lo que sirve de base para la realización de la tarea, unas tijeras, un dedal, un punzón, alfileres y agujas. Para el marcado se necesita: papel de dibujo, aparato para perforar el papel, petróleo y polvos azules de estampar.
Las materias primas
Para la realización de su trabajo, las bordadoras necesitan las siguientes materias primas: Telas: Tela de lino, de semihilo, de algodón o de batista, dependiendo de la pieza que se vaya a confeccionar; si se trata de una mantelería, se usan telas de lino puro o mezcla de lino y algodón y el semihilo; para los juegos de cama se necesita algodón puro, tergal o mezcla de lino y algodón, y para los bordados en realce y punto de cruz se usa el lino o una tela similar. Hilos: Los hilos de bordar, en seda, o en algodón, abarcan toda la gama de colores.
El trabajo de proceso
La ejecución de las obras bordadas, a pesar de su aparente sencillez, implica tanto la destreza manual, como los conocimientos de una gran variedad de puntos. En el Archipiélago podemos observar una importante gama de puntos, entre los que destacan el Richelieu conocido como rechi, el realce, el punto de cruz, los bodoques, las presillas, los ojetes, el punto perdido y el filtiré, muy semejante al calado. El proceso de trabajo a seguir en la realización de un bordado consta de varias fases. Las tres primeras fases las hacen las llamadas repartidoras, que son las propietarias de las telas y de los modelos, y las encargadas de distribuir el material entre las artesanas, podemos también encontrar bordadoras que realizan todas las fases.
Dibujar sobre el papel el motivo elegido. Cortar de la tela según el tamaño de la pieza que se va a bordar. Estampar. Elegir el bastidor adecuado para la pieza que se va a realizar, ya que su función es la de tensar la tela sobre la que se va a bordar, facilitando la realización de los puntos. Montar la tela. Preparar los hilos, ya que es indispensable no usar hebras muy largas, y tampoco tensar mucho el hilo cuando se está bordando, evitando los agujeros que aparecen en la tela. Bordar, durante este proceso se trabajan los puntos elegidos, siempre según las necesidades de la obra.
4 Calado
El origen de los calados parece estar localizado entre la frontera portuguesa y las provincias andaluzas y extremeñas, dada la similitud de determinadas técnicas que en el desarrollo insular, han encontrado una particular manera de manifestarse. La confección de los calados se realizó dentro de la unidad de producción familiar, al menos hasta 1891, año en que comienza a organizarse bajo el esquema de explotación estilo madeirense. Ya en 1901, el éxito productor y el auge en la demanda externa, benefician la apertura de la primera casa exportadora de calados insular. El principal centro receptor en esos momentos fue Londres, que además tenía el monopolio en el abastecimiento de las materias primas para la industria. El oficio del calado canario tiene unas características que lo diferencian del resto de los oficios tradicionales:
Pasó de ser una actividad desarrollada como entretenimiento femenino a adquirir rasgos de pequeña industria manufacturera. El trabajo consiste en confeccionar labores caladas en su fase intermedia, es decir el calado propiamente, la preparación de la tela lo hacen las repartidoras. Los grupos de caladoras se concentran en zonas de monocultivos agrícolas de exportación y aparcería, porque las caladoras compaginaban las dos actividades aparcería y calados , en distintas épocas del año. El lugar de trabajo es el propio domicilio de la caladora, pero el aprendizaje se hacía en Centros dedicados a esta enseñanza. El trabajo es a destajo, ya que se recibe una retribución económica a cambio de piezas terminadas. Las caladoras carecían de cobertura social o laboral. Las herramientas de trabajo corren por cuenta de las caladoras, las materias primas por cuenta de las repartidoras. La relación laboral y los encargos son siempre verbales.
La mano de obra necesaria era eminentemente femenina, se obtenía básicamente, en el ámbito rural, y concretamente, en las zonas dedicadas a monocultivos agrícolas estacionales de tomate. Sin embargo, al acabar la Primera Guerra Mundial, la demanda de calados disminuyó considerablemente, y el número de caladoras fue mermando progresivamente hasta la década de 1950, momento en el que se crea la Sección Femenina, que reactiva este tipo de producción, dándole mucho auge. Dentro de las actividades artesanas tradicionales los calados siguen siendo considerados como uno de los trabajos más delicados y minuciosos del sector artesano. Podemos añadir, sin miedo a equivocarnos, que el calado ha sido la labor artesanal con mayor proyección en los mercados internacionales Inglaterra, Estados Unidos, y en menor medida, Alemania y Francia.
A lo largo del siglo XX, a pesar de la competencia extranjera escocesa y japonesa, esta producción logró mantenerse gracias a la mano de obra barata y femenina de los sectores populares más desfavorecidos. Así el intermediario y empresario aportaba la tela y compraba el producto final, la repartidora que servía de enlace con el empresario repartía las telas una vez marcadas y las caladoras realizaban el trabajo. El otro modo de producción era por encargo, donde el cliente daba la tela a la caladora a la vez que se acordaban un precio. Ya en la década de los años sesenta del siglo XX, la transmisión de conocimientos y el mantenimiento del oficio de caladora jugó un papel relevante en los Talleres de Artesanía creados por la Sección Femenina en las distintas islas del Archipiélago. Situación que podemos transportar a nuestros días con la creación de Talleres de Empleo y Casas de Oficios.
El taller
La caladora realiza el trabajo dentro del ámbito doméstico, de manera que el bastidor o telar de calar, puede estar ubicado en alguna de las dependencias familiares. De esta forma, la artesana puede realizar su labor, de manera complementaria, a otras tareas u ocupaciones del hogar.
Las herramientas
Para la ejecución de los calados, se utilizan unas herramientas que también podríamos encontrar en los trabajos de costura: La herramienta singular del calado canario es el bastidor, que es una estructura de madera en la que se fija la tela para facilitar la tarea. Cuando el bastidor que se utiliza es amplio, se recurre al uso de burras sobre las que apoyarlo para mantener la obra en horizontal, y bien fijada. Tijeras pequeñas de punta fina. Hilo de carrete para tensar. Agujas de calar Dedal.
Las materias primas
Los materiales que se utilizan para realizar las labores de calado son las siguientes: Telas: Para realizar piezas grandes toallas, manteles, bandejas o caminos de mesa, de cualquier tamaño, que necesitan consistencia, se usa la tela de lino popularmente denominada de hilo y telas de algodón. Para los juegos de sábanas, blusas y pañuelos, se utiliza la tela de algodón o batistas. Hilos de algodón. Para calar tela de lino se usan ovillos de perlé, nº 16 y 20, y madejas de perlé del nº 8. Para calar tela de algodón se usan ovillos de perlé del nº 20 y madejas de perlé del nº 12. Para calar tela de batista, se emplean hilos finos de coser a máquina y madejas de bordar.
El proceso de trabajo
El calado consiste en deshilar la tela para después sobre la trama que creamos calar con hilos los dibujos elegidos, logrando con ello diversos y complicados motivos. Estos dibujos están inspirados muchas veces en la flora o en motivos arquitectónicos que igualmente han tomado sus formas de la naturaleza. Para calar, se siguen los siguientes pasos: Cortar la tela según las medidas del trabajo que se va a realizar. Marcado de la pieza, que se hace tanto en horizontal como en vertical, dejando 2 cm de borde. Puntillo, o hacer el vuelto a la tela, para evitar que la tela se deforme al deshilarla.
Deshilado o sacado de las hebras, cuyo esquema irá en función del diseño a calar. Puesta en el telar. La tela que vamos a calar se sujeta a unos trozos de tela previamente clavados en dos de los cuatro bastidores de madera que forman el telar, se le ponen las varillas, y se colocan la tachas, dejando la tela tirante; y luego, tensamos con hilo desde la tela a las varillas. Calado de la tela, que consiste en ir atando las hebras sueltas que han quedado en el deshilado, e ir hilando los espacios vacíos, adornándolos con una amplia gama de dibujos. Una vez confeccionado el trabajo elegido, se pasa a la última fase del trabajo con: Remate con un festón por todo el borde de la pieza. Lavado de la pieza en el telar, y secado al sol.
Recorte del festón.
El aprendizaje del calado canario se hacía en talleres en donde se impartían clases a las alumnas que solían comenzar a muy corta edad. En este oficio existía la figura de la repartidora, o persona cuyo negocio era repartir las telas y los diseños, entre las caladoras en función de la edad y de la destreza que cada una mostrase y por último recoger los calados terminados para comercializarlos.
Muchas de las piezas que elaboran las caladoras, están vinculados con «la ropa de casa», que es como genéricamente se conoce a ese amplio ajuar con el que se visten y decoran muchos hogares. Las partes decoradas de las piezas caladas son los bordes y el centro. Los puntos que se utilizan reciben diferentes nombres, según la forma y la zona donde se realiza el trabajo, algunos de estos son: coser y cantar, redondel, redondillo, flor de tela, flor de almendro, galleta, madrigal y fino. Algunas piezas que podemos encontrar elaboradas con esta técnica del calado son: manteles, colchas, sábanas, toallas, tapetes, caminos de mesa, pañuelos, bolsas de pan, cortinas, delantales, blusas o prendas de vestir del traje tradicional.
5 Cantería
La cantería es una labor que está presente en muchas edificaciones de la Isla, tanto públicas como privadas. En momentos de gran dinamismo constructivo, y en función de los estilos arquitectónicos dominantes, la labor de los canteros fue ampliamente demandada. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar a inicios del siglo XX, en una de las canteras más valoradas, donde podían trabajar más de mil labrantes, término que también designa al especialista en estos trabajos. Es Arucas el municipio que más labrantes ha tenido y tiene en la actualidad. Se mantiene con una mezcla entre tradición y nuevas tecnologías. Otras canteras a destacar se encuentran en Artenara, Teror y Santa Brígida. Con la piedra extraída se construían elementos de viviendas particulares, edificios públicos, militares y religiosos, molinos, fortalezas, hornos, bancales, cercados, etc.
El trabajo del cantero se compagina con el de los labrantes, también llamados escultores o artistas de la piedra. Estos últimos llegaron a trasladarse a las diferentes para realizar sus trabajos en los monumentos y grandes edificios. Cuba contó con algunos labrantes que se encontraban exiliados y participaron en la labra del Malecón de La Habana. También llega la piedra de Caracas. En la actualidad, el trabajo en la cantera se ha mecanizado en gran medida, y una parte de la producción se destina a la restauración de estructuras arquitectónicas de valor patrimonial. Se intenta rescatar el oficio a través de las.
Escuelas Taller, donde los jóvenes aprenden a restaurar y conservar el patrimonio arquitectónico de los cascos históricos de la Isla. En Canaria se encuentran en activo la mayoría de sus canteras, aunque muchas tienen restringida su extracción. Entre las más importantes podemos destacar: La Cantera de Piedra Roja de Tamadaba, La Cantera de Piedra Verde de Tirma, la Cantera de Ayagaures, La Cantera de Piedra de Ocre de Teror, La Cantera de Piedra Blanca de la Presa de Pinos de Arucas, La veta de la Cantera de Gáldar, La Cantera de Piedra de San Lorenzo, La Cantera del Monte y La Cantera de la Piedra Azul de Arucas.
El taller
El taller del cantero es la propia cantera, la cual se explotaba por solares, aunque la finalización de la pieza de piedra se hace ya, a pie de obra. Las canteras solían estar en lugares poco accesibles, la mayoría en barrancos y lejos de los núcleos urbanos. Para transportar las piedras se usaban carros tirados por animales, pero cuando las condiciones del camino no lo permitían habían que sacar la piedra a hombros. Los canteros no eran los propietarios de las canteras, aunque éstos solían vivir en lugares cercanos.
Las herramientas
La cantería es un oficio que necesita, para su desempeño, un amplio número de utensilios y herramientas, entre las que podemos encontrar: De percusión cuñas, mazos, marrón, picos, martillos, bujardas, escodas, maceta. De medición compases, escuadra y metro. De corte sierra, tronzador. De precisión y acabado cinceles, punzones, trinchante, fiador, plomada, formón, escoplos. La modernización e introducción de maquinaria en las canteras ha ocasionado la desaparición, en parte, de canteros y labrantes.
Las materias primas
En realidad, en este caso tenemos que hablar de la materia prima en singular, es decir, la piedra, que varía según la composición geológica de la misma. Las adecuadas para ser trabajadas son el basalto, la caliza y la tosca. Las canteras, se distinguen sobre todo mediante los colores, de hecho, según las zonas son muy características, por ejemplo la piedra azul o gris, blanca, roja y verde de Arucas; la dorada de Gáldar, la roja de Artenara o la verde de Tirma.
El proceso de trabajo
La técnica de este oficio es compleja y muy específica. Comienza con la extracción de la piedra, luego se procede al despiece de la obra, sigue con la determinación de la plantilla y finaliza con la labra de los sillares. El proceso de trabajo consta de cuatro fases, cada una de las cuales genera un especialista: El cabuquero. La extracción del material desde la veta la realiza el cabuquero, que debe controlar el comportamiento de la hebra de la piedra, trabajando sobre ella con cuñas, marrón, barra y pico de recalar. El entallador.
El bloque de piedra extraído, se reparte y trocea por el entallador mediante el uso de cuñas, el pico, la mandarria y la escuadra. El cantero. Los fragmentos de piedra se regulan con las formas idóneas por el cantero, que además es el encargado de diseñar el boceto a escala o a tamaño natural. El tallista o labrante es el que finalmente, se encarga de tratar la piedra en los detalles, incluyendo la decoración, si fuera el caso. Las piedras sobrantes que no servían para labrar, como los ripios piedras medianas desechables, se usaban para hacer “paredes de cajón”. Estas se construían con dos tableros y una vitola de madera de unos 20 ó 25 cm, que se ponían en el interior de los tableros, luego se llenaban con laos ripios y la una mezcla compuesta de cal viva, arena y picón.
La cantería es el arte de labrar la piedra destinada a ser empleada en la construcción de edificios, en las fachadas y en los paramentos de sillería. La piedra labrada se emplea en la construcción y restauración de los elementos de piedra de edificios y otras construcciones, para el revestimiento de fachadas y la elaboración de paramentos de sillería. Los artesanos firmaban su trabajo con unas marcas conocidas entre ellos y que también aparecían grabadas en sus herramientas. Solían ser marcas muy simples: rayas, puntos, cruces y en alguna ocasión podemos ver la letra inicial del apellido. Esta marca servía como guía a los patronos para saber la producción de cada uno. En la vida cotidiana encontramos piedra de Arucas en las casas, en las cocinas antiguas, en las piletas para la colada, las chimeneas, el mobiliario urbano para bancos de parques, para las peanas de las farolas, etc. En las casas rurales los animales tenían pilas labradas en piedra para su agua y comida.
6 Carpintería Tradicional
La madera, fue la materia prima de una amplia gama de actividades económicas, así como la fuente energética principal en el ámbito doméstico. Desde las primeras épocas de la colonización europea, la madera fue esencial tanto en la producción azucarera como en la actividad constructiva, aunque la carpintería mayor no se comenzará a manifestar con dinamismo, hasta al menos el siglo XVII, como lo atestiguan los patios y balcones canarios de la época.
La carpintería tradicional fue un oficio esencial para la sociedad. El especialista en la materia, generalmente era un agricultor, que en las épocas de menor actividad, se dedicaba a recoger madera de árboles cultivados o silvestres, con los que elaboraba aperos de labranza, utensilios cotidianos y ocasionalmente, muebles asociados al ámbito doméstico. Tras la Conquista la influencia portuguesa en la carpintería de Canarias es fundamental. Las «especies madereras» más ampliamente utilizadas fueron, hasta bien avanzado el siglo XIX, el pino canario, el cedro, el eucalipto, el nogal y el castaño. El aprovisionamiento de estas materias se localizó tradicionalmente en las formaciones boscosas; hasta que la tala indiscriminada y la necesidad de nuevas roturaciones, terminaron por desforestar estos núcleos.
Por esta razón, desde mediados del siglo XX gran parte de la madera reutilizada es de importación. Ante la prohibición de la tala de árboles, las únicas maderas locales que se utilizan son las procedentes de derribos. Los carpinteros tienen la obligación de comprar las maderas en establecimientos especializados, donde sólo se encuentran maderas importadas. Estas maderas se adquieren en forma de planchas con unas medidas estándar. Entre las maderas más usadas, actualmente, encontramos importaciones de: de África morera o iroko, el sipo, el sapelli, samanguila, el embero, de Europa castaño, morera, haya, pino, pinosapo, y desde América caoba, riga americana, cedro y pino.
El taller
El taller del carpintero tradicional o aperero debe ocupar un lugar específico y estar minuciosamente ordenado, dos condiciones esenciales para que el trabajo se efectúe con precisión y comodidad. Tanto si el taller es una prolongación de la vivienda familiar, como si se encuentra en un local específicamente destinado a la carpintería, el artesano debe buscar unas buenas condiciones de iluminación y tener las herramientas en el área donde se ejecuta la actividad. La amplitud del taller debe ser la suficiente como para incluir el banco de carpintero, así como los accesorios de sujeción y guía. El resto de las herramientas suelen estar colgadas, si el volumen y el peso no son excesivos, en cuyo caso se colocan en el suelo. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, localizamos carpinteros en muchos pagos, y siempre los encontramos instalados y en todos los pueblos que contaban con una población numerosa.
Las herramientas
Para el carpintero, el estado de sus herramientas repercute en el resultado final de su trabajo, por eso las usa con sumo cuidado y habilidad, manteniéndolas en ocasiones durante toda su vida. El carpintero tradicional precisa de una amplia gama de utensilios, entre los que podemos encontrar: De corte: serrucho, azuela, hacha, sierra, cuchillo, tijeras, corta lata. De precisión: formones, escofinas, gubias, buril, escoplo. De percusión: mazo, martillo, maceta. De sujeción: torno de mesa, plana. Además de estas herramientas necesita de una mesa o banco de trabajo donde realizar su oficio.
Las herramientas
La materia prima esencial con la que trabaja el carpintero tradicional es, la madera maciza, y ésta puede ser de diferentes tipos: almendro amargo, brezo, morera, sao, escobón salvaje, pino canario donde podemos diferenciar tres clases de madera: el pino blanco, la riga y el pino tea, eucalipto, álamo blanco, nogal, cedro muy apreciado por su olor, acebuche y/o naranjo. Además del barbusano y el palo blanco, como maderas preferidas para la construcción de muebles, junto a el viñátigo, el aceviño, el til, el mocán, el borne o bornio, el castaño, el pino abeto y el moral. Otros materiales también necesarios son: la cola, el barniz y los clavos. Tradicionalmente los carpinteros rurales utilizaban maderas locales para la construcción de muebles populares taburetes, talleros, pilas de agua, mientras que las clases dominantes prefieren las maderas exóticas importadas. La madera fue, también, la materia prima para la construcción de edificios, barcos, aperos de labranza, combustible para los ingenios, para la destilación de la pez para calafatear barcos, y para el consumo doméstico en las cocinas.
El proceso
El proceso de producción es una cadena operativa, que con mínimas variaciones, consta de los siguientes pasos: Selección y preparación de la madera. Trazado de las diferentes piezas que componen el objeto, con posible uso de plantillas. Modelado de cada una de las piezas. Encaje de las piezas para la formación de una estructura. Formalización del acabado de la estructura, en algunos casos.
La tipología
La producción de los carpinteros tradicionales es muy variada. La relacionada con las labores agrícolas ganaderas como: trillos, bielgos, horquetas, yugos, arados, tornillos, plantones, quijadas, etc., estos aperos de labranza son ahora realizados por los carpinteros actuales en miniatura. Obras de mayor envergadura, íntimamente relacionadas con las necesidades de las casas isleñas, estamos hablando del mobiliario tradicional como son: bancas, bancos, loceros, talleros o taburetes. Objetos de madera de pequeño tamaño como queseras, cuartillos, tijeras de tunos, cucharas o zarandas.
7 Cestería de Caña
La cestería es una actividad que se continúa desarrollando, aunque tiene sus inicios en la Prehistoria de la Humanidad. La cestería de caña en se confecciona desde los primeros momentos de la Colonización. Aunque en función de los restos arqueológicos encontrados, el nivel alcanzado por las poblaciones indígenas en el trabajo sobre fibras vegetales, fue excelente, sin embargo, el oficio artesano que tratamos en este apartado, tiene su asociación técnica más directa, con las poblaciones de colonos extremeños, portugueses y gallegos
La vinculación del proceso productivo de la cestería de caña con los agricultores, fue una constante a lo largo de la historia. Asimismo, también se asocia más recientemente a las zonas agrícolas especializadas en monocultivos de exportación, que eran envasados en este tipo de contenedores. Por disponibilidad de la materia prima en abundancia, los cesteros de caña se localizaban cerca de los barrancos, ricos en cañaverales. La cestería de caña, en nuestros días, encuentra serios problemas para sobrevivir. Los motivos que nos llevan a esta conclusión son: la caída de la demanda de este producto, la carencia de aprendices, pocas posibilidades de reconversión hacia la creación de otros objetos y diseños. Todo esto sumado a la, cada vez mayor, dificultad de obtener las materias primas nos lleva a concluir que la cestería de caña se encuentra en un claro proceso de desaparición.
El taller
Esta labor se desarrolla habitualmente en espacios amplios de la vivienda familiar el patio, la azotea, etc., que situada en zonas rurales suelen ser propiedad del cestero. El cestero de caña no necesita un taller con características bien definidas, como el que puede precisar un herrero. El lugar donde se desarrolla el trabajo es preferentemente el patio o junto a los alpendres, ya que necesitan lugares espaciosos y fáciles de limpiar. El almacén para las cañas y las piezas acabadas suele ser un espacio compartido con el depósito de los utensilios de labranza y las plantas forrajeras de los anímales. Algunos cesteros disponen de otra habitación para ir almacenando las cestas listas para la venta.
Las herramientas
Las herramientas más importantes del cestero, son sus propias manos y su habilidad, es lo que usa la mayor parte del tiempo necesario para levantar una cesta. Las herramientas necesarias son: Para abrir cuñas y agujas de madera. Para cortar navaja de punto curva, cuchillo, tijeras de podar. Para rematar mazo, mesa de majar.
Las materias primas
La materia prima por excelencia es la caña, aunque ésta puede ser combinada con otros materiales como mimbre, pírgano o vara, según la forma y el uso del cesto.
El proceso de trabajo
La técnica del cestero consiste en ir entre tejiendo las fibras vegetales. El proceso productivo de un cesto consta de los siguientes pasos: Recolección y limpieza de la materia prima, en los meses de verano. Limpieza de las caños. División de las caños en astillas longitudinales y conservación. Elaboración del fondo, entretejiendo las varas madre. Levantamiento de las paredes a base de astillas pilares, entre las que se teje el encañado. Colocación de las asas. Ribeteado del borde. El borde sin trenzado es más propio de la cestería de caña, consiste en retroceder al pilar inmediato anterior e introducir hacia el interior del fondo el sobrante de la astilla. Las asas cumplen la doble función de rematar los pilares que proceden del fondo y de adaptar la utilidad del cesto a las agarraderas necesarias para su transporte. Se suelen distinguir dos clases de asas: Cruzadas, unen dos laterales opuestos. Laterales, nacen y mueren en el mismo lateral.
El resultado de esta labor son cestas y cestos de diferentes tamaños y formas, según la función que deba cumplir, destacando: barquetas, seretas, panaderas, bolsos, bandejas de ropa, nasas, etc. Este conjunto de piezas servía para cubrir las necesidades laborales y domésticas de almacenamiento y transporte, aunque hay una matización, las cestas que eran normalmente grandes, se usaban en la agricultura, la ganadería y la construcción, mientras que los cestos, más pequeños, eran para el uso doméstico. La decoración no llega a convertirse, en esta cestería en elemento y función destacados.
Sólo se incorporan en el entretejido, hacia la mitad de las paredes de la pieza, predominando en el tercio superior, se emplean tiras de escobón, duraznero, o palma datilera teñida de rojo y sin teñir. Cestos: suelen ser de fondo cuadrado, boca redonda y una sola asa semicircular, se destinaban para ir a la compra, coger fruta o guardar objetos. Cestas: de fondo cuadrado, boca casi redonda y dos asas pequeñas en el borde, solía usarse en faenas agrícolas. Barquetas: de forma chata y alargada, con una sola asa que va desde un extremo a otro de la pieza. Utilizada para vender fruta, flores o pescado. Secretos: son cajas con tapa, hechas enteramente en caña. Según su tamaño, los grandes se utilizaban para guardar ropa limpia, y los pequeños se usaban como costureros. Cestones: grandes cestas de base cuadradas para faenas agrícolas.
8 Cestería de Mimbre
La cestería de mimbre es un oficio artesano tradicional, muy condicionado por la disponibilidad de la materia prima básica. Parece que sus orígenes peninsulares podrían estar vinculados a dos áreas que destacan por el cultivo de esta planta: Cuenca y Guadalajara. Asimismo, en el ámbito portugués, Madeira es una de las zonas cuyos cultivos de mimbre están más extendidos. En estas zonas la producción de objetos realizados con mimbre plantados industrialmente, se dedicó fundamentalmente a la manufactura de muebles, sin embargo en Canarias no pasó de ser una pequeña industria familiar que elaboraba cestos. Los productores debían limitarse a la obtención de la materia prima, aprovechando de forma sistemática, las mimbreras silvestres que crecían en las proximidades de las acequias, o en las laderas de las zonas más húmedas de la Isla, y que ellos cuidaban durante el año. Incluso en la actualidad, las pocas zonas en las que aún se localiza el mimbre, se conservan gracias a la poda anual a la que las someten los propios cesteros, si no, la planta, termina muriendo.
La cestería de mimbre fue un oficio eminentemente masculino y se ejercía como complemento económico a la actividad agrícola, de ahí que la dedicación fuese parcial pero regular. La funcionalidad de estos objetos se asocia a las tareas de transporte, dentro del ámbito rural, agrícola y doméstico. La situación no es buena para los artesanos del mimbre. La escasez progresiva de las mimbreras, el abandono que han experimentado en los últimos años, ha hecho que los cesteros tengan que desplazarse a zonas muy alejadas de sus talleres para poder adquirir el material. A esta situación se ha llegado por el abandono de la agricultura y ganadería, el poco interés por la falta de agua en las zonas donde se desarrollan las mimbreras, la ausencia de cuidados a las mimbreras que necesitan ser podadas, y como no, la aparición del plástico que ha ido sustituyendo estos objetos artesanos por los industriales. La utilidad de los utensilios elaborados con mimbre ha ido decayendo quedando éstos con una función meramente ornamental.
El taller
El taller del cestero de mimbre está normalmente ubicado en la vivienda familiar. El lugar de desarrollo de la tarea no es un sitio específico y preparado para ello, sino que es un lugar destinado para diferentes funciones; patio, alpendre, cuarto de aperos, etc., aunque sí requiere de un lugar para guardar el mimbre, las herramientas y los cestos terminados.
Las herramientas
La realización de estos objetos de mimbre necesita del uso de una serie de utensilios como son: Herramientas de corte: la navaja de punta curva, hoz, podonas y cuchillos. Herramientas de abrir: trompo de abrir o rajador. Herramientas de rematar: mazos de madera, un remachador. Otras herramientas: agujas de madera o dagas de diferentes gruesos para ayudar a meter las nuevas varas, rueca para limpiar el mimbre blanco y majador, majadero o mesa de majar.
Las materias primas
El mimbre, se obtiene de las mimbreras, que es un arbusto que nace en zonas húmedas, es una fibra de muy alta calidad y durabilidad, aunque puede picarse. En algunas ocasiones se mezcla el mimbre con otras fibras vegetales secundarias como es la caña, y pueden funcionar tanto de refuerzo, como de decoración de los cestos. El cestero se solía encargar de cuidar y podar las mimbreras y recolectar el mimbre en la época idónea entre principios de febrero y finales de marzo, a veces en sus propios terrenos, o por trueque con los dueños de las mimbreras a cambio de cestos ya tejidos. Hoy en día se compran las varas de mimbre importadas de la Península, en tiendas especializadas. Este tipo de mimbre se conoce entre los artesanos como «mimbre americano».
El proceso de trabajo
En la cadena operativa de elaboración, la cestería de mimbre sigue los siguientes pasos: Selección y recolección de la materia prima. El mimbre se recoge durante el cuarto menguante de los meses de febrero y marzo, aunque en algunas zonas se recoge en octubre, para no dañar la planta cuando está reventando. Después de cortadas las varas, se dejan secar apoyadas en una pared. Posteriormente, se agrupan en haces y se almacenan en lugares protegidos del sol directo. Antes de que cada vara sea utilizada en el urdido o tejido de la cesta, debe someterse a remojo, para que cumpla con las condiciones de flexibilidad que requiere el trabajo. La conformación del cesto comienza con una base, entretejiendo varas madres e hijas, para pasar al levantamiento de las paredes, la confección de las asas, el remate del borde y por último, la elaboración de una tapa, en el caso de que sea necesaria.
La utilización del mimbre para la confección de muebles es bastante rara, lo más habitual es la producción de objetos destinados sobre todo al transporte y almacenamiento, en el ámbito agrícola y doméstico. Los productos son muy variados: barqueta, cesta panadera o cesto de asa grande, bolsos, canastas, serones, bandejas de ropa, también es común forrado de botella y garrafones. Normalmente estos productos son comercializados por medio de la venta directa y el encargo, y últimamente se está fomentando la venta en tiendas. La producción se iba elaborando durante los meses de menor actividad agrícola y eran vendidos durante todo el año.
9 Cestería de Pírgaro o Palmera
Este oficio está asociado a la elaboración de cestos con el nervio central de la hoja de la palmera o pírgano, de ello se deriva que la producción es eminentemente masculina, debido a la considerable fuerza física que requiere el trabajo sobre esta materia. En, este oficio está asociado a la disponibilidad de palmerales importantes, pero también a su utilización como contenedor para el transporte de elementos muy pesados, de ahí que se vincule a las actividades constructivas, tanto de edificaciones como de carreteras, así como a las zonas dedicadas a monocultivos de explotación. Actualmente quedan muy pocos cesteros de pírgano dado el abandono progresivo de la economía basada en la agricultura y la ganadería sectores que demandaban estos cestos artesanos.
El taller
El artesano es propietario de su taller, situado en un alpendre o cuarto aledaño a la vivienda familiar, ya que necesitan lugares espaciosos y fáciles de limpiar. Algunos cesteros disponen de otra habitación para separar el almacén de piezas acabadas del depósito de materias primas.
Las herramientas
Esta labor se caracteriza, entre otras cosas, por la poca complejidad de los utensilios que necesita para realizar el trabajo. Utensilios de cortar como: la hoz, los cuchillos para abrir el pírgano, astillar y hacer las correas o las podonas. Utensilios de abrir como: las agujas de madera o cuñas para separar las varas y meter las puntas. Utensilios para rematar como: los mazos y martillos.
Las materias primas
Tradicionalmente, los únicos materiales que han necesitado estos artesanos son la caña y el pírgano, de este se utilizan las tres partes de las que consta: lascas, farisca y costilla. El pírgano empleado por los artesanos proviene de la palmera canaria especie endémica de las Islas Canarias. Habitualmente los cesteros de pírgano son también escoberos y de hecho, usan el pírgano para hacer los cestos, y la palma para la realización de las escobas. Es usual que el propio artesano sea el que recolecta la materia prima, pero también se dan casos en los que ha de adquirirla comprándola a los dueños de los palmerales.
El proceso de trabajo
El proceso de elaboración consta de varias fases: Recolección de la materia prima, que se puede hacer en cualquier época del año, pero siempre que la hoja de la palmera esté verde y flexible. Para hacer esto hay que saber subirse a las palmeras, o bien, contar con un palmero que lo haga. El palmero es el especialista que sube a las palmeras para cuidarlas y limpiarlas cortándoles las hojas. Preparación y conservación del material. Una vez cortado el pírgano, se deja secar al sol, luego se limpia de hojas y espinas o espuchos, y se corta a lo largo, en lascas. Remojo de las varas de pírgano para que ganen en flexibilidad y puedan doblarse durante la elaboración del cesto. Elaboración del cesto comenzando por el fondo del mismo. Se continúa levantando las paredes, para terminar ribeteando los bordes y rematando las asas.
La palmera ha sido una especie estrechamente vinculada al desarrollo socioeconómico , por sus múltiples usos y aprovechamientos. Por ello los productos resultantes de su manipulación son objetos para el trabajo cotidiano o para uso dentro de la vivienda: cestas para la vendimia, cestas medianas para las cebollas y piedras, cestas pequeñas para recoger papas, cestas para cargar a los burros, cestas para el pan, el pescado y la fruta. Cestos de costura, cestos para la ropa, sombrillas, sarandas, cestones para paja y estiércol, etc. y utilizando las diversas partes de la hoja de palma, el cestero también puede elaborar escobas o empleitas. La comercialización de estos productos suele ser por medio de la venta directa o bien por encargo, aunque actualmente, al igual que para el caso del resto de los cesteros, se está fomentando la venta en tiendas.
10 El Lutier
El luthier o constructor de instrumentos musicales, en este caso de cuerda, realiza estas piezas de forma artesanal y cuidando de forma esmerada tanto la idoneidad de la materia prima, como cada detalle del proceso de elaboración. Esta minuciosidad es esencial, si se desea obtener una pieza hermosa y con un sonido de calidad. El valor de este tipo de instrumentos es doble, teniendo en cuenta la calidad de la pieza trabajada, y el protagonismo que mantiene dentro del folclore musical.
Los instrumentos de cuerda como la guitarra, el laúd o la bandurria, a pesar de ser generales al repertorio popular de amplias regiones de la Península Ibérica, se convierten en la base acústica de la música tradicional, con sus propios matices. Mención aparte merece, el instrumento musical más específico al folclore de las Islas, el timple, cuyo sonido es el soporte melódico y rítmico de la generalidad de rondallas y parrandas, a todo lo cual hay que añadir el gran desarrollo experimentado en la última década, que lo han convertido en solista principal de la música instrumental, creada en. El constructor debe responder con eficacia a la demanda de calidad, y la mejor forma de hacerlo es con una labor que implique unos profundos conocimientos del comportamiento de los materiales y las técnicas especializadas.
En los últimos años parece haberse mantenido e incluso proliferado levemente el número de artesanos en este sector, aunque no tanto como oficio de dedicación exclusiva, sino como actividad a tiempo parcial. Por esta misma razón parece complicado hacer un seguimiento censal de los constructores de instrumentos de cuerda. Se ha producido una evolución también en este tipo de instrumentos, más significativa ha sido en el timple, variando su morfología adaptándola para hacer timples para conciertos como instrumentos solistas y timples electroacústicos técnica esta última que ya se usaba con las guitarras eléctricas y española, que permite mayor variedad de posibilidades y sonidos. Dentro de la adaptación electroacústica podemos incluir instrumentos como el charango, la bandurria, laúd, etc. El valor de este tipo de instrumentos es doble, teniendo en cuenta la calidad de la pieza trabajada, y el protagonismo que mantienen dentro del folclore musical canario de mayor tradición.
El taller
Los constructores de instrumentos musicales suelen ser propietarios del taller y ubicarlos en pequeñas habitaciones independientes de la casa; actualmente, en alguna zona del garaje construido en la planta baja de la vivienda.
Las herramientas
Las herramientas utilizadas por los constructores de instrumentos musicales de cuerda son similares a la de los carpinteros, es por ello que podemos encontrar: cuchillas, gramiles, fresadoras, cepillos, serruchos, formones, taladros, berbiquís, escofinas, gubias, limas, sierras, lijas, pulidoras, vitolas y plantillas y el indispensable banco de carpintero.
Las materias primas
La materia prima básica es la madera. Hasta mediados del siglo XX las maderas eran cortadas y preparadas por el propio artesano, y las más se utilizadas eran: palosanto, naranjo, castaño, nogal, ciprés y moral. Con posterioridad, los constructores de instrumentos musicales se decantan por el empleo de: ébano, caoba, sangre de doncella, nogal americano, samanguila, pinsapo y pinoabeto, adquiridas todas ellas mediante importación. La madera tenía que ser cortada de un árbol que no estuviese muerto. Posteriormente, se sometía a un proceso de secado, durante el cual debía ser protegida de la humedad y del sol. Todo lo cual puede hacer que el acondicionamiento de la materia necesite mucho tiempo para ser el idóneo, a veces incluso por períodos que comprenden décadas enteras.
El proceso de trabajo
El proceso de producción de un instrumento musical de cuerda sigue una cadena operativa prefijada: Preparación, formación y modelado del brazo y los aros. Ubicación del brazo y los aros en el molde; así como la colocación y rebaje del fondo. Colocación de la tapa y recorte del golpeador. Colocación del puente, el diapasón y la sobre pala. Ensamblaje de las diferentes superficies que componen el instrumento. Acabado e incorporación de complementos. Otras labores incluidas en el proceso son las de: hacer los filetes, colocar los trastes, acuchillar, lijar o barnizar. Entre los instrumentos más populares y característicos de esta labor artesanal están: el timple, la guitarra, la bandurria y el laúd. Además, estos artesanos realizan otros instrumentos por encargo como: el violín, la mandolina, o piezas más específicas como el ukelele o el charango.
11 Cuchillería
La Cuchillería es un oficio artesano que consiste en la forja de instrumentos con un solo filo cortante, complementada con la preparación del cabo o empuñadura. Pero en , los cuchilleros se especializaron en la elaboración de ésta última, de forma que la preparación de la hoja se la encargaban a los herreros. Este cuchillo se conoce con el término de cuchillo canario o naife, caracterizado por poseer un mango o cabo de anillas de hueso decoradas con metal. En la confección de la empuñadura se utilizan técnicas de taracea, cuyos ejemplos más conocidos los encontramos en la España musulmana concretamente en Toledo y Albacete. Esta técnica consiste en embutir entre la madera, pequeñas piezas de marfil, concha, nácar y hueso, que adquieren formas geométricas y vistosos contrastes cromáticos.
Son varias las hipótesis sobre el posible origen de este modelo de cuchillo, según algunos investigadores, el origen del objeto en sí, podría localizarse en la época de la colonización inglesa, aludiendo al nombre que han adquirido, este tipo de cuchillos, naifes de la palabra inglesa knife. Para otros investigadores vendría del portugués naifa navaja. Aunque si nos señimos a las características del mango, parece ser que su procedencia está más cerca del norte de África. Este oficio artesano ha sido practicado exclusivamente por hombres. Las piezas que realizan son utilizadas normalmente en las tareas diarias, tanto en la agricultura como en el pastoreo, y debido a su alto valor simbólico, son elementos que se heredan de generación en generación. La cuchillería es una actividad que se ha desarrollado exclusivamente, siendo los municipios en los que la fabricación de naifes ha adquirido mayor relevancia: Guía, Gáldar, Arucas y Telde. En los últimos años la demanda ha aumentado como artículo de regalo de gran valor. Se considera una verdadera pieza de artesanía.
El taller
El taller suele estar ubicado en alguna dependencia externa a la vivienda familiar, y es que en este caso, se hace necesario tener un lugar de trabajo específico, dada la complejidad del proceso de elaboración. Lo normal es que los cuchilleros les encarguen a los herreros las hojas de los cuchillos, pero cuando no es así, tienen en su taller una pequeña fragua donde realizan el modelado de la hoja a partir de una pletina de acero. Los talleres de estos artesanos se han ido modificando y completando con maquinaria, y actualmente cuentan con mejores medios técnicos para la realización de su trabajo.
Las herramientas
Las herramientas usadas se pueden dividir en dos grupos, aquellas que se utilizan para la realización de la hoja, y las que son necesarias para la fabricación de la empuñadura o cabo. Las herramientas necesarias para la elaboración de la hoja del cuchillo, son las propias del oficio de la herrería: yunque, fragua, selladora de metal, etc. Para la realización del cabo se requiere de: limas, pulidores, martillos, sierras, afiladores, escofinas, torno de mesa, alicates, tijeras corta-lata, taladros, arco de sierra, compás y un laminador.
Las materias primas
Los materiales que generalmente se usan en la elaboración de este tipo de productos son: Para el mango: Cuerno de vaca, macho cabrío y carnero negro, blanco o crema y rubio o amarillento. Pastas de buena calidad, ébano, hueso, ámbar. Metales, oro, plata, alpaca aleación de plata, cinc y níquel, latón aleación de cobre y cinc, cobre, aluminio. Madera para el relleno de los casquillos. Para la hoja: oro, plata, alpaca o también llamada plata alemana, acero inoxidable o de hoja blanca, acero al carbono hoja negra o canaria, acero de masco de origen sirio.
El proceso de trabajo
El cabo. Una vez elaboradas la hoja y la espiga, la fabricación del cabo para un cuchillo sigue el siguiente procedimiento: Preparado del cuerno, el cual se corta en piezas cuadrados, agujereados en medio, y con distintos diámetros, puesto que el mango es más ancho en el centro, y va disminuyendo a medida que se avanza hacia los extremos en una curva muy suave. Encabado de las diferentes piezas, ajustándolas de una manera concreta, puesto que hay que seguir un esquema cerrado. Limado de las piezas cuadradas para darle la forma redonda. Desmontado del mango, manteniendo el orden en el que están dispuestas en la empuñadura.
Realización de una serie de cortes en cada una de las piezas, para luego incrustar en cada una de ellas, las láminas de metal deseadas. Decoración. Es muy variada pero los motivos más comunes son: la cruzada, la derecha, la espinilla, el ojo de gallo, la espiga y las cruces. Terminación. Una vez que se finaliza el proceso de decoración de las piezas se procede a: Encabado definitivo, manteniendo el orden inicial al montarlas en la espiga. Se finaliza el cabo y se cierra con un casquillo y el remache en el que está la perilla. Este casquillo también se decora minuciosamente con diferentes motivos geométricos. Se igualan todas las partes del mango con la ayuda de una lima. Pulido y abrillantado de la pieza.
La tipología. Aunque el elemento más importante de la producción de este artesano, es el cuchillo, el control de las técnicas tanto del metal, como en los motivos decorativos de taracea, permiten obtener productos de gran calidad como: cuchillos decorativos, abrecartas, cuchillos joya, pendientes, etc. El cuchillo canario puede ser estudiado según : El labrado del mango: cuchillo de palo los más usados por los labradores, cuchillo de feria o de cumbre o campos se consideran los más antiguos, cuchillo de costas o costeros, cuchillo de flores o de Guía. La longitud de la hoja: cuchillete menos 15cm, cuchillo de pastor 18 cm, cuchillo de labranza o platanero 21cm, cuchillo boyero o pitero 23 cm. Atendiendo a los materiales empleados: cuchillo de trabajo y cuchillo joya, los elaborados en materiales nobles: oro, plata, marfil. En cuanto a los modelos decorativos podemos distinguir: cruzada, derecha, damero, espinilla, jabar, ojo de gallo, rallas de incrustación, rallado, espiga, cruces, flores, cuadrado, cruzado por líneas, zig-zag, etc.
12 Ebanistería
La ebanistería es el oficio de las personas que trabajan muebles de estilo o de diseño propio, con maderas nobles o finas. De hecho ebanista proviene del término ébano. Si inicialmente la producción abarcaba trabajos como techumbres, aleros y puertas, la incorporación de nuevos tipos de muebles, las nuevas técnicas y materiales, así como la multiplicación de las tareas asociadas a los acabados de la producción de muebles. El ebanista puede diseñar un mueble completo y ejecutarlo, o copiar otros diseños, pero tratándolo casi como obras de arte.
También puede elaborar modelos en series reducidas, pero siempre atendiendo al concepto de calidad. Desde finales del siglo XIX y principios del XX la carpintería y la ebanistería alcanzan un gran desarrollo. Podemos establecer en la ciudad una época dorada de la ebanistería en la primera mitad del siglo XX, cuando se produce una considerable concentración de ebanistas de gran prestigio. El diseño de mobiliario en la capital sufre las influencias de las diferentes corrientes artísticas, el estilo neo canario de Néstor, el regionalismo, el movimiento racionalista, así como la posterior influencia de la vanguardia indigenista, vinculada a la Escuela de Arte Luján Pérez.
El taller
El taller del ebanista tiene características que lo relacionan íntimamente con el taller de un carpintero. Tanto si el taller es una prolongación de la vivienda familiar, como si se encuentra en un local destinado a la ebanistería, el artesano debe buscar unas buenas condiciones de iluminación, y aireación y tener las herramientas en el área donde desempeña la actividad. La amplitud del taller debe ser la suficiente como para incluir el banco de trabajo, así como los accesorios de sujeción y guía.
Las herramientas
El ebanista utiliza muchas herramientas, como: sierra, torno, lija, martillo, gubias, escoplos, buriles, formones o cepillo entre otras.
Las materias primas
El material de trabajo de un ebanista es la madera, las más demandadas son: caoba, embero, samanguila, abebay, pino sueco y finlandés, roble, haya, tea y morera. Además son necesarios otros productos para pegar y para los acabados: cola, laca, barniz y cera.
El proceso de trabajo
El proceso de trabajo consta de varias fases: Planeado y escuadrado, rectificado de los tablones para integrar mejor unas piezas a otras. Trazado, donde se marcan las caras del tablero con la forma de la pieza que se desea obtener. Cuando hay que ensamblar las piezas, el trazado se debe hacer minuciosamente. Troceado y recortado, acercándose así a la forma de la pieza final. Una vez hecho esto, se realizan los rebajes y entalles de las piezas. Taladrado de las piezas, que es el paso previo al ensamblado de las diferentes piezas. Acto seguido se realizan las uniones, acoplamientos y machihembrados. Decoración de la pieza. Acabados con lacas, ceras o similares.
La producción se puede resumir en: muebles de estilo y creación propia, elaborados con materiales nobles, y con una ensambladura digna de elogios, y enseres domésticos de madera, que no forman parte de la estructura de un edificio. El producto elaborado por el ebanista, en nuestros días, se considera un producto de lujo debido a la baja rentabilidad del proceso de producción y al hecho de que las materias primas son importadas. Las formas de venta son: Venta directa. El ebanista ofrece sus productos ya terminados en el propio taller. Venta por encargo. Es la principal vía de comercialización, ya que hablamos de productos hechos a medida. Venta en tiendas. El artesano negocia con la tienda las condiciones de venta y de transporte. Venta en ferias de artesanía. Promueven el contacto directo con el comprador. Se ofrecen productos hechos y se aceptan encargos.
13 Herrería Forja y Cerrajería
La evolución de este oficio es una de las más interesantes en el Archipiélago. Los herreros llegaron en los primeros momentos de la Conquista y colonización, porque su labor era esencial para el mantenimiento de las naves, el abastecimiento de los ejércitos arribados o la construcción de los nuevos fortínes y edificios. De esta forma, el oficio de herrero era uno de los de mayor prestigio, y uno de los primeros en llegar. Una vez establecida en las Islas, la herrería se especializó en ámbitos bien diferenciados: Construcción de herrajes y elementos arquitectónicos. Así como todas los componentes que formaban parte de carros y otros modos de transporte. En el contexto rural, la producción de aperos de labranza y elementos asociados al herraje y cuidado de los animales. Herreros de fondo de barranco, especializados en la construcción y mantenimiento de la maquinaria asociada a la extracción de agua de los pozos. Especialistas en las reparaciones de embarcaciones y mantenimiento de los tinglados, convirtiéndose en esenciales para el desarrollo de las actividades portuarias.
Este oficio ha cubierto muchas necesidades de la sociedad canaria, de forma que en cada pueblo existía al menos, una herrería, cuya propiedad así como los conocimientos asociados al oficio se transmitían de generación en generación, por vía patrilíneal. Los herreros han introducido algunos adelantos técnicos en sus talleres, como los nuevos sistemas de soldaduras: la autógena y la eléctrica con las que se manipula el hierro sin necesidad que esté candente. Actualmente, los que trabajan en las herrerías heredadas de sus padres, tienen otro oficio principal, y a tiempo parcial realizan los objetos más demandados. Muy pocos herreros producen hoces, azadas, picos, etc. y hacen reparaciones. Los nuevos herreros se dedican a la forja artística, a la elaboración de rejas de ventanas y jardines, mientras que otros se han reorientado a la carpintería metálica.
El taller
La relación y definición de los medios usados por los herreros tienen su punto de partida en el taller, con unas características concretas, como son unas dimensiones considerables dada la cantidad de materiales y herramientas con las que ha de trabajar. Su ubicación está, habitualmente, en lugares apartados e independientes de la vivienda familiar, puesto que el trabajo trae aparejado, con el uso del carbón y el fuego, un ambiente muy ruidoso, emisión de humos y gases y oscilaciones térmicas. Por lo general, son de planta rectangular sin tabiques separadores, aunque sí cuentan con varias zonas muy bien delimitadas por el tipo de trabajo que se va a realizar en cada una de ellas, además carecen de buena luminosidad. El taller cuenta con cuatro zonas: La zona de fragua: adosada a una de las paredes. La zona de forja: donde encontramos el yunque y que suele estar en el centro del local. La zona de colocación de las herramientas. La pila de agua para templar las piezas.
Las herramientas
La relación y definición de los medios usados por los herreros tienen su punto de partida en el taller, con unas características concretas, como son unas dimensiones considerables dada la cantidad de materiales y herramientas con las que ha de trabajar. Su ubicación está, habitualmente, en lugares apartados e independientes de la vivienda familiar, puesto que el trabajo trae aparejado, con el uso del carbón y el fuego, un ambiente muy ruidoso, emisión de humos y gases y oscilaciones térmicas. Por lo general, son de planta rectangular sin tabiques separadores, aunque sí cuentan con varias zonas muy bien delimitadas por el tipo de trabajo que se va a realizar en cada una de ellas, además carecen de buena luminosidad. El taller cuenta con cuatro zonas: La zona de fragua: adosada a una de las paredes. La zona de forja: donde encontramos el yunque y que suele estar en el centro del local. La zona de colocación de las herramientas. La pila de agua para templar las piezas.
Las materias primas
El contrapunto a la complejidad de sus herramientas lo encontramos en las pocas materias primas manipuladas por el artesano, fundamentalmente usarán el hierro y el carbón, con sus variantes. Las variedades del hierro que son: Hierro dulce: variedad que contiene una proporción pequeña de carbono, carece de impurezas; siendo un material de fácil manejo a una temperatura de 900ºC , por esta razón fue el más usado. Por su gran dureza y resistencia llegó a ser la principal materia prima de los aperos agrícolas. Hierro acerado: de gran contenido en carbono, caracterizado por su gran dureza y firmeza, se usaba fundamentalmente para herramientas de corte.
Combinación ocasionalmente de los dos tipos de hierros, un ejemplo de objeto hecho con esta combinación es la herradura. El carbón empleado puede ser vegetal o, el más usado, el mineral o también conocido como carbón de piedra. Los artesanos en las últimas décadas demandaban mucho el conocido como carbón inglés pues destacaba por calentar rápidamente y ahumaba poco. Hay otros materiales, que podemos considerarlos de segundo orden, como el agua, usada entre otras cosas para el temple de las piezas, la madera sólo lo encontramos en los talleres donde el artesano prepara los cabos o mangos de los utensilios que realiza, placas de soldadura usadas para unir el hierro durante ese proceso, y por último, el aceite de coches que se utilizaba para templar las hojas de los cuchillos.
El proceso de trabajo
Estamos ante un oficio complejo que requiere de un procedimiento preciso, una ejecución ágil y un aprendizaje dilatado, basado en la experiencia y la observación, para minimizar esfuerzos, economizar materias primas y obtener rentabilidad. El proceso de trabajo sigue este esquema: Encendido de la fragua: para ello se introduce el carbón, se rocía ligeramente con agua y se prende fuego, ayudándose del fuelle para avivar el fuego. Trazado del objeto: ayudándose de unos patrones para la elaboración del objeto. Calentado de la pieza: que ha de estar marcada previamente, para ser introducida en la fragua asegurándose de que el carbón la cubre.
Forjado del hierro: se realiza cuando el hierro está candente, usando unas tenazas se lleva la pieza hasta el yunque donde será forjada mediante una serie de golpes con las herramientas adecuadas. Amolado: es el proceso consistente en sacar filo a los objetos de corte. Temple del objeto: los herreros dominan tres tipos de temple y estos dependen del tipo de hierro y del uso final de la pieza. El temple suave se consigue cuando la pieza adquiere un tono azul, el temple intermedio es cobrizo y el temple fuerte es blanquecino. El temple se puede hacer usando agua o bien usando escoria de carbón fría. Preparación del cabo o mango: esta última fase se reserva a la elaboración de aquellas piezas que lo necesiten.
Los productos de la herrería son muy variados, incluyen tanto los aperos de labranza y de tiro, como los más específicos del herraje de bestias. En este sentido, no sólo produce el herrero los elementos implicados en el herraje, sino además todos aquellos que se utilizan en esta labor como el estilete, la legra, el pujavante, etc. Así mismo, también se elaboran elementos básicos de la vida cotidiana como bisagras, cerraduras, raíles, barrenas, sachos, rastrillos, hojas de cuchillo, etc.
14 Hilado de Lana
Este oficio fue practicado exclusivamente por mujeres del contexto rural, en muchas ocasiones vinculadas al pastoreo de ovejas. La transmisión de los conocimientos se producía por vía materna, las madre y/o abuelas enseñaban a la generación siguiente. La dedicación a esta actividad es parcial y regular, se practica durante toda la vida, pero durante los ratos que quedaban libres entre el resto de actividades. Estamos hablando de un oficio individual, pero era frecuente que varias mujeres se reunieran para hilar.
Es una actividad intrínsecamente asociada a la actividad económica del pastoreo dado el suministro directo de la lana de oveja, y de hecho, muchas de las hilanderas pertenecen a familias de pastores. Actualmente, el número de hilanderas en activo es muy escaso. Sus edades están entre los 66 y los 84 años. La producción se cebra en la ropa de abrigo y relacionada con la vestimenta tradicional, polainas, chalecos, bolsos de colgar, alforjas. A partir de los años ochenta del siglo XX se fomentan las ferias de artesanía, allí las hilanderas hacen demostraciones de su oficio y venden directamente.
El taller
El hilado se considera una actividad doméstica porque el taller en sí no existe, ya que se puede hilar en cualquier rincón de la casa: de pie, sentada, e incluso como ilustran algunos grabados de la primera mitad del siglo XIX, realizados por el dibujante J.J. Williams, se puede hilar mientras se caminaba o se va a lomos de un burro o caballo.
Las herramientas
Para la persona que hila y prepara la lana, las herramientas fundamentales son: la rueca, el huso, las cardas y la devanadera.
Las materias primas
Actualmente en la Isla se trabaja con lana de oveja, la más utilizada tradicionalmente, aunque llegó a hilarse lana del pelo de otros animales, como la de camello. También se hilaban fibras vegetales como el lino y el algodón.
El proceso de trabajo
Para el desarrollo de este oficio se realizan una serie de acciones que siguen el siguiente esquema en su proceso de producción. La técnica del trabajo es sencilla, lo importante es la práctica. Obtención de la materia prima. Lavado de la lana, para desprender la grasa natural y suciedad que ha ido acumulando el animal. Secado. Una vez seca, se varea, se desmenuzan los mechones y se esponjan con las manos. Teñido, si este fuera el caso. Abrir los copos de lana. Cardado: que se ejecuta con unas palas cubiertas de púas llamadas cardas. Se coloca una cantidad apropiada de lana en medio de las dos cardas. Se aprietan al mismo tiempo que se tira de los mangos, en sentido opuesto uno del otro. Repitiendo varias veces la operación, la lana se peina con esta operación facilitando el hilado. Hilado con el huso y la rueca tradicional de caña, para formar el hilo. Devanado de los husos de lana. Enmadejado.
El producto final suele materializarse en madejas de lana de diferentes grosores y colores que en ocasiones las mismas hilanderas calcetaban a dos agujas, o vendían las madejas del hilo tejido, a las tejedoras, para ser tejidos en los telares tradicionales. Se clasifican las lanas por colores marrón, blanca y negra que mezclada daba un tono gris. La lana de los animales más jóvenes, dentro de su primer año de edad, es fina y suave. Esta lana se denomina añina. Las formas usuales de venta del producto son: directa y por encargo, mientras que hoy en día se realiza mayoritariamente a través de tiendas y ferias.
15 Hojalatería
Este oficio se denomina latonería, pues la materia prima principal utilizada es el latón. Otra de las características de este oficio es el reciclado de las chapas hojalateras de objetos ya elaborados, como las latas de aceite. La latonería es un oficio con gran arraigo en Extremadura, Castilla La Mancha, Andalucía desde hace varias décadas ha visto descender considerablemente el número de oficiantes. Hasta mediados del siglo XX habían latoneros en todos los pueblos de la Isla. Hubo épocas de mucha producción, por ello la dedicación al oficio era exclusiva, hoy es parcial, se compagina con otras actividades económicas. El hojalatero además de ofrecer sus productos en el mercado, también proponía sus servicios para la reparación de aquellas piezas que se estropeaban.
Este es un trabajo desempeñado por hombres, requería el conocimiento de una técnica de trabajo, que era sencilla a la par que específica y laboriosa. El oficio era de transmisión patrilineal, y siempre se ha desarrollado dentro del contexto familiar. Esta ocupación mantiene mucha relación con la herrería, y último centro fue Teror, de donde se dice que han sido los mejores hojalateros de la Isla. Los productos de hojalata han sido portadores del tipismo canario en fiestas y romerías, desde el momento que dejaron de usarse de manera habitual. La demanda que existía del producto del latonero ha caído. Podemos sumar como factor determinante de la desaparición de este producto la llegada del plástico, la electricidad, y el acero inoxidable.
El taller
El taller se localiza en un habitación independiente junto a la vivienda familiar, el oficio requiere de un lugar específico dadas las características del trabajo, aunque este no tiene porqué ser de grandes dimensiones. En el taller se hace indispensable contar con mobiliario específico, una mesa alta de trabajo sobre la que elaborar las piezas y que normalmente se instala en uno de los laterales del recinto, adosada a la pared. En la mesa se colocan las herramientas y las piezas de hierro que se utilizan como soportes para modelar las planchas de hojalata. En medio y cerca de la mesa suele haber un gran tronco de madera sobre el que se deposita un yunque plano, empleado para descansar la plancha de metal sobre la que se trabaja y poder golpearla con el fin de modelarla. Algunos talleres llevan adosado un pequeño almacén donde se amontonan las piezas mayores y el conjunto de la producción terminada.
Las herramientas
Los utensilios usados por los latoneros se caracterizan por ser un grupo muy variado y amplio. Estas herramientas las podemos diferenciar por su función: Herramientas de corte: tijeras corta-latas. Herramientas de perforación: puntero se usa para abrir agujeros, punzón se utiliza para marcar la hojalata, taladro manual. Herramientas de percusión: martillo de dos tipos: martillo de cabeza redonda y martillo normal de carpintero, mazo de madera, yunque plano de hierro rectangular que se usa como base para depositar las láminas y golpearlas, yunque también de hierro. Herramientas de sujeción: alicate, tenaza. Herramientas de soldadura: soldador, cocinilla, piedra monear es una piedra con alto contenido de ácido clorhídrico, que se usa para limpiar el soldador al friccionar su filo sobre ella.
Herramientas de medición: compás, escuadra, regla, etc. Herramientas de trazado: plantillas moldes que forman las piezas, pueden ser de cartón, de hojalata o de acero galvanizado, se usan para repasar el contorno con un punzón. Herramientas de retocado o de torsión: cola de pato una pieza de hierro usada como trinca para cortar el metal y como soporte para hacer las pestañas de los bordes, la máquina universal o revoldeadora también conocida como máquina torneadora, se usaba para moldear las distintas fracciones que conforman cada objeto. En esta máquina se rematan las esquinas de las piezas y se afirman los empates finales, sobre todo las bases, máquina plegadora se usa para dar forma de «U» o de ángulo recto, maza de plomo para conseguir modelados circulares, tubo de hierro para modelar circularmente.
Las materias primas
Los materiales que se utilizan son: hojalata y chapa galvanizada compuestas por una aleación de plomo y estaño recubierta de zinc, estaño puro o rebajado con plomo o zinc, se usa como soldadura, ácido clorhídrico para soldar, cristal para los faroles, alambres, una piedra de sal, petróleo para las cocinillas donde se calientan los soldadores, gas también para las cocinillas más modernas y tela de paño tela metálica de alambre trenzado para hacer los coladores. Las planchas de hojalata de mejor calidad se importan desde Inglaterra y desde la Península.
Con la llegada de las latas como contenedor de productos como el aceite, los artesanos las reutilizaron vacías, como materia prima para sus productos. Este material reciclado tiene un inconveniente, es un material muy delgado, circunstancia que dificulta la correcta manipulación y la estabilidad de la forma final de la pieza elaborada. La chapa galvanizada es un material más rígido y grueso que la hojalata, que ofrece más dificultades para su manipulación pero a su vez presenta una mayor resistencia al paso del tiempo.
El proceso de trabajo
El proceso de producción de un objeto de hojalata es el siguiente: Trazado de la pieza. Corte del material, que se hace con una tijeras para metal. Modelado de la pieza. Unión o empate de las diferentes partes. Colocación de refuerzos. Realización de las asas, si fuera el caso. Soldadura y lavado de la pieza. Con frecuencia acumulan piezas inacabadas debido a que organizan su trabajo de tal modo que elaboran primero los fragmentos sueltos de cada uno de los objetos, para luego engarzarlos y soldarlos. Con esta forma de trabajar, los artesanos agilizan y rentabilizan el proceso de producción. La mayor parte del proceso de elaboración se realiza de pie, a excepción de la fase de soldadura, en la que el artesano se sienta, para tener más punto de apoyo, ante la precisión que necesita esta fase del trabajo.
Algunos de los productos elaborados por los latoneros son: lecheras, regaderas, foniles, faroles, aceiteras, cubos, cacharros para el gofio, palas, palmatorias, candil, etc. Todas estas piezas eran muy usadas en los hogares canarios, pero hoy en día han pasado a convertirse en objetos decorativos. También los latoneros realizaban los arreglos para ajustar las piezas que se estropeaban con el uso, como por ejemplo poner fondos de calderos, soldar asas, etc. Podríamos pensar que este tipo de producto estaba limitado al uso doméstico, pero no es así, podemos encontrar útiles agrícolas como: regaderas, azufraderas, calabazos o podemos encontrar objetos relacionados con otras actividades económicas: palas de tenderos, embudos, vasos de medidas estandar de un cuarto, de medio y de un litro, para las tiendas. La piezas más representativas de esta actividad, además de ser las que más demanda tenían, son el farol y la pala, fabricados en diversos tamaños.
16 Jaulas
La construcción de jaulas para pájaros es una labor que ha estado presente, desde los comienzos de su colonización, pues la existencia de una especie autóctona de ave cantora, conocida como pájaro canario, determinará desde el siglo XVI una actividad relacionada con la captura, embalaje y transporte de estos pájaros, para ser enviados a Francia, Inglaterra…, donde eran muy apreciados. Como oficio artesano, es eminentemente masculino, y demanda un profundo conocimiento sobre los pájaros canarios. De hecho, los jauleros son grandes aficionados a este tipo de aves. Gracias a este conocimiento, saben las condiciones que han de tener las jaulas para su óptimo mantenimiento y transporte, lo que se materializa a la hora de fabricarlas. Actualmente está prohibida la captura de aves cantoras silvestres, pero hay grandes criadores.
Desde principios del siglo XX, comienza a generalizarse el uso del alambre de hierro en la Isla, así empiezan a realizarse jaulas con este material y con madera. Este tipo de jaulas conviven con las de caña, pero las primeras se han impuesto con el paso del tiempo. Actualmente se pueden localizar a muy pocos artesanos que hayan ejercido este oficio y todos ellos cuentan con una edad avanzada. La actividad se considera en vías de extinción, pues carece de relevo generacional. Pero esta no es la única causa, debemos sumar el hecho que las jaulas de caña han sido sustituidas por las de plástico y metal que ofrecen una mayor durabilidad y mejores condiciones de salubridad para las aves.
El taller
Los jauleros no necesitan un lugar de uso exclusivo para la realización de su labor, pero si necesitan que sea espacio, luminoso y que se pueda ensuciar, por lo que suelen utilizar el patio o la azotea de su casa. No requieren de un mobiliario específico, pero sí de un lugar de almacenamiento, para almacenar las cañas y por el volumen y la fragilidad de las jaulas.
Las herramientas
Las herramientas necesarias para el desarrollo del oficio son variadas: De perforación. Barrena para horadar las cañas y para limpiar su interior. De cort. Cuchillos, sacabocado también conocido como abridor o remachador, es una herramienta usada ocasionalmente que sirve para abrir la caña longitudinalmente en tres tiras. De medición. Compás. De percusión. Mazo. Para la elaboración de jaulas de madera, las herramientas se amplían con el uso del taladro, la ingletadora, el serrucho y la escofina.
Las materias primas
Los materiales empleados dependen de la naturaleza de la jaula, ya que pueden ser de caña la variedad que encontramos en nuestras Islas es la Arundo Donax. Lo de madera y alambre. Jaulas de caña. Caña sea fina de barranco, planchas de madera par los fondos y alambre para rematar. Jaulas de madera y alambre. Alambre galvanizado y listones de madera que pueden ser de distintos tipos, de riga, caoba, ébano rojo, vitacola, pino, pinsapo, samanguila o tea, entre otras. La materia prima suele ser recolectada por el propio artesano, que la toma de su entorno más cercano para después almacenarla en su taller.
El proceso de trabajo
La aparente sencillez de la construcción de una jaula de caña encierra una cadena operativa que consta de varias fases:
Recolección del material.
Preparación de las cañas: limpieza, afilado y limado. Realización de las madrecillas, que son los indicadores de las dimensiones de la jaula, y parte indispensable en el armazón de la misma. Realización de los canutos, que son las cañas enteras que sólo requieren un vaciado y un corte a medida. Se utilizan para revestir las madrecillas. Elaboración de las astillas, que son las que forman el cierre de la jaula, para ello se cogen las cañas finas y se cortan longitudinalmente en cuatro partes, haciéndoles cortes perpendiculares.
Colocación de las madrecillas.
Revestimiento de los cabestrillos. Remachado, para lo que se van cortando una a una las madrecillas sobrantes. Distribución de las astillas finales, con esto se cierran todos los lados de la jaula, a excepción de las puertas, que se hacen independientemente. Podemos detectar maneras individuales de trabajar, la forma de trabajo se personaliza en los acabados, las terminaciones, los adornos y algunos componentes.
Evidentemente su producción se centra en las jaulas, pero de éstas hay diferentes modelos. La morfología de las jaulas no responde a patrones arbitrarios, depende del tipo de pájaro que se va a albergar en ella. Por ejemplo, hay jaulas para: pájaros canarios, calandrios, capirotes, pintos. Las formas de esas jaulas siguen, más o menos, este esquema: Con torres para los capirotes. Con corredores y escaleras para los calandrios. Rectangulares, ovaladas, etc. para los canarios. Individuales y pequeñas para el transporte. Antes se hacían falsetes y jiñeras para la captura. Las partes que podemos distinguir en una jaula son:
Agarradera: el asa que tienen en el techo para ser trasladada. Bandejas: divisiones que se hace en la base y que sirven para colocar sobre ellas una plancha a modo de suelo de la jaula. Comederos: espacios en los extremos inferiores de la jaula para colocar los cajones para la comida. Corredores o pasillos: espacio que se genera para enlazar las torres. Escaleras o rampas: se colocan en el interior de las jaulas que tienen más de un nivel, para que las especies más inquietas puedan moverse. Puertas: según el tipo de ave que coloquemos dentro variará la forma y distribución de ésta. Saltadoras: soportes que se enganchan por sus extremos a los laterales de la jaula. Sirven como apoyo a los pájaros, facilitando que estos puedan saltar dentro de la jaula.
Torres: estructuras rectángulares más altas que anchas que pueden variar su forma en los techos ovalados, semicirculares, etc. Sistemas de atrape: son los artefactos que se instalan en determinados tipos de jaulas para capturar pájaros salvajes. Existen varios sistemas: el falsete, el falso y el falsete ovalado. Los jauleros también confeccionan los nidos, con diferentes cueros que se humedecen para que tomen la forma del molde, y dejándolos luego, secar bien, para que se queden rígidos. Luego se cosen con una cuerda de pita y alambre para así conseguir mayor consistencia. El interior se forra con pelo de conejo, baifo o cabra.
17 Cestería de junco
El uso del junco se remonta a la etapa prehispánica, los aborígenes canarios, demostrando que ejercían un excelente control sobre las técnicas de elaboración, aprovechaban esta fibra para elaborar esteras con las que amortajar a los muertos, bolsos, piezas rectangulares y circulares como colchones, vestidos, esteras para pasar higos, o como mamparas y cordelería. Durante el siglo XVII, la fibra de junco fue indispensable en el contexto de los cultivos de vid, para el amarre de los pámpanos y levantar la viña.
Esta situación varía en el siglo XVIII, donde podemos observar un franco retroceso en la disponibilidad de la esta materia. En la actualidad, podemos admirar con que maestría se elaboraban objetos de junco y anea, en el período de poblamiento indígena, gracias a los materiales expuestos en el Museo Canario. Muchos de los elementos expuestos se encontraron en yacimientos arqueológicos de cuevas, ampliamente extendidos por toda la Isla. Aunque hay lugares de gran trascendencia en la ubicación de estos objetos como son los Barrancos de Guayadeque y Tirajana, así como en en las cercanías de Temisas y Tejeda.
El taller
El taller suele estar ubicado en la propia vivienda familiar, en una habitación destinada exclusivamente a ese fin. Es este un oficio desarrollado en el ámbito doméstico, y que supone para el artesano una actividad económica complementaria a la agricultura.
Las herramientas
Los cesteros de junco utilizan las siguientes herramientas: agujas, cuchillos, martillos y mazos.
Las materias primas
Para la elaboración de este tipo de productos se utilizan plantas lacustres como el junco y la anea, y la hoja de palma con las que se elaboran tomizas o cuerdas finas para amarrar el tejido. El junco se encuentra en ambientes húmedos, así como en fondos de barranco, que eran los lugares por donde discurría el agua de forma regular. La elección de esta especie se justifica porque sus tallos son muy flexibles, y se pueden combinar con otro tipo de fibras. Así, en Canarias, las variedades de junco más comunes son: Junco marino o merino: de hojas puntiagudas. Junco de vaca: se usa principalmente como fibra vegetal para atar. Paragüitas: planta asilvestrada.
El proceso de trabajo
El proceso de producción sigue, en líneas generales, el siguiente esquema: Preparación del material: corte y recolección del junco, secado y machacado con un mazo. Trenzado de las tomizas. Cosido de la pieza. Elaboración de remaches finales. Para los tambores de capturar morenas, el junco se deja entero y sólo se ata con hilo de cobre; en otras piezas elaboradas con el junco entero, éste se ata con tomiza. Los productos más conocidos son: los taños. los balayos., las sarandas, para aventar el grano después del trillado, los costureros, los floreros. Protección de garrafones: muy utilizado por los bodegueros porque protegía el cristal de golpes y por ayudar a mantener el vino fresco.
Los tambores para morenas.
Este material, ha tenido una serie de usos tradicionales, además de los que ya conocemos. Como fibra vegetal para el atado de la viña, para el amarre de cubiertas de pajares, para atar sacos o el secado de quesos. La utilización de este recurso llega hasta los usos medicinales relacionado con enfermedades del aparato respiratorio pulmonías, gripes, etc… O para hacer desaparecer las verrugas.
18 Cestería de palma
Al igual que con el junco, la producción de objetos de palma se remonta en la Isla a la época prehispánica. Los aborígenes elaboraban objetos cotidianos aprovechando los recursos naturales de su entorno. La palmera phoenix era propia de las zonas medias y bajas de los cauces y laderas de los barrancos y se caracterizaba por poseer una copa densa. Sus hojas están formadas por numerosas hojillas, las cuales una vez secadas, eran aprovechadas para la obtención de fibras que podían ser tejidas.
Los productos en hojas de palma, son elaborados en su gran mayoría por mujeres. Mientras que los hombres se han especializado en el trabajo del pírgano o vara central de la hoja. Durante los mejores momentos del turismo en las Islas se gestó un nuevo impulso de la actividad produciendo elementos atractivos para los turistas como bolsos y sombreros. En años recientes varias plagas de hongos e insectos atacan a las palmeras, amenazando la materia prima y limitando la recolección de las hojas con la que trabajan las artesanas de la palma.
El taller
Se necesita un lugar amplio para la elaboración de los productos de palma, dadas las características de este material. El taller se encuentra enclavado en la propia vivienda familiar, bien en una dependencia destinada para ese fin, o bien, en un lugar de la casa con múltiples funciones, como por ejemplo el patio, que es fácil de recoger tras el trabajo.
Las herramientas
Las manos son la principal herramienta utilizada en esta actividad. Además se emplean para las diferentes fases del proceso de elaboración otros utensilios: maza o callao, cuchillo, agujas para coser las empleitas, tijeras y punzón.
Las materias primas
El material es sencillo y simple, utilizándose las hojas de palmera, tanto verdes como blancas. El palmito blanco es la parte de la palmera a la que nunca le ha dado el sol, el cogollo central, aún cerrado. La palmera phoenix es una especie endémica de las Islas que ha sido cultivada desde antes de la Conquista por los aborígenes canarios, por ser un árbol de muchos aprovechamientos.
El proceso de trabajo
Los productos más conocidos son: Los tambores para morenas, los taños, los balayos: para aventar el grano después del trillado, los costureros protección de garrafones: muy utilizado por los bodegueros porque protegía el cristal de golpes y por ayudar a mantener el vino fresco. Los floreros, las sarandas. Este material, ha tenido una serie de usos tradicionales, además de los que ya conocemos. Como fibra vegetal para el atado de la viña, para el amarre de cubiertas de pajares, para atar sacos o el secado de quesos. La utilización de este recurso llega hasta los usos medicinales relacionado con enfermedades del aparato respiratorio pulmonías, gripes, etc… o para hacer desaparecer las verrugas.
Esteras de diferentes tamaños, que cubriendo el suelo se utilizan a manera de alfombras, se hacen también aros para el queso, diferentes tipos de bolsos, serones sacos para guardar el grano, tomisas cuerdas para amarrar, seretas y sombreros. Algunas prácticas se han perdido, pues muchas casas fueron techadas con hojas de palmera. En algunas zonas se usaba la parte más gruesa de los troncos de la palmera como colmenas de abejas. Las formas más comunes de comercialización eran la venta directa y por encargo, mientras que en nuestros días es más usual la venta en tiendas.
19 Sombreros
El desarrollo de la industria sombrerera, se remonta al siglo XVII, pero los momentos de mayor esplendor se dieron en los siglos XVIII y XIX, llegando a exportándose grandes cantidades de sombreros al resto de las Islas. La sombrerería fue una industria muy floreciente, destacando en las localidades de Arucas y Moya. Esta actividad desarrolló varios procedimientos para la venta y distribución de los sombreros: la venta directa, ejecutada por los propios artesanos, y que consistía en la exposición y venta en sombrererías adjuntas a los talleres; y la venta ambulante.
El producto más relevante de estos talleres fueron los sombreros, realizados con el pelaje elaborado de animales, también conocidos con el término de cachorro canario. La denominación surge del nombre dado a los sombreros fabricados con pieles de animales, pasando con posterioridad a generalizarse el término a los sombreros de fieltro. Los cachorros de señora se conocían también con los nombres de cachorrillas o cachorra, e incluso más recientemente como sombrero de vieja. Eran de menor tamaño, de ala más corta y más enroscada.
Estamos ante una labor desaparecida. Su decadencia se remonta a principios del siglo pasado, agudizándose en la década de los años treinta del siglo XX. La sombrerería artesanal canaria encuentra su principal causa de desaparición en la importación de sombreros confeccionados industrialmente en la Península Sevilla, Granada, Barcelona, que se vendían a precios más bajos. Llegando a darse la situación de ser contratados algunos sombrereros locales, para realizar la limpieza y reparación de sombreros en las tiendas importadoras. Otra de las causas de abandono de la actividad es la implantación y posterior generalización, en los talleres artesanos, del uso de pieles preparadas industrialmente y de materiales sintéticos. Y por último los cambios de la moda que ocasionaron que no se usara el sombrero como prenda de vestir, llegando a nuestros días a suceder que sólo algunos campesinos utilizan el simbólico cachorro canario. Hoy por hoy, los sombreros de fieltro que se venden provienen de la Península, Estados Unidos, Inglaterra y China.
El taller
El taller de un sombrerero debía estar ubicado en un lugar específico montado para esa función, es más, debido a que en él solían trabajar varias personas, el espacio físico tenía que ser amplio. La mayoría de los talleres de sombrerería solían tener una dependencia contigua, destinada a tienda donde vender la producción propia. También los talleres contaban con otra habitación anexa, en la que se realizaban las tareas de limpieza de los sombreros usados, con toda una serie de accesorios imprescindibles para lavar las pieles y ponerlas posteriormente al sol. En los talleres trabajaban personas de ambos sexos. El maestro artesano se solía encargar de conformar las capelinas, y para ello se situaba en uno de los laterales del taller junto a las diferentes herramientas necesarias para la ejecución de su labor. Al otro lado se colocaban las mujeres, dedicadas a las labores de costura y reparación, con las máquinas de coser que eran su instrumento de trabajo.
Las herramientas
El sombrerero necesita una gran variedad de herramientas, pues cada una de ellas cubre una finalidad determinada en las diferentes fases del proceso de elaboración. Las herramientas se pueden clasificar por su función como: De corte: tijeras, costura: agujas y máquina de coser, medición: conformador, medida o trazo de alas y medidor de copa, modelado: alargador, brocha, ensanchador, hormas, moldes, perforación: perforador de ojetes, retocado: cepillos, sujeción: pinzas.
Los materiales
Son diversas las materias primas usadas por los sombrereros para la elaboración de sus productos. Los materiales imprescindibles, al menos hasta mediados del siglo pasado, eran el pelo de conejo, cabra o camello; fieltro o piel sintética, goma arábiga, cola de pez, resina de almendro, cuero, tintes, seda, tejido de hilo, gasolina blanca, agua e hilo de cordón.
El proceso de trabajo
El sombrero consta de una copa y de un ala, además de una serie de complementos que pueden ser o no incorporados. El proceso de trabajo para confeccionarlos es el siguiente:
Preparar el material elegido cortar la piel.
Colocar la capelina en la horma, para ello se ha de elegir aquella que es adecuada para esa forma concreta. Conformar la copa mediante el planchado del fieltro. Esto se hace varias veces hasta que el artesano considera que la capelina ha tomado el suficiente apresto y ha conseguido la forma deseada. Realizar el ala; se retira la capelina de la horma, y se coloca sobre una base plana, para hacer el recorte del ala con la ayuda de una cuchilla. La formación y apresto del ala consiste en ir planchando sobre ella a la vez que se le va dando con un paño un poco de goma arábiga. Incorporar los elementos decorativos, si este fuera el caso; de este paso se encargan las costureras, que le ponen el forro, la badana, el cordón, la cinta, el lazo y los ventiladores. Acabar la pieza, para ello se realiza un cepillado y abrillantado de la piel, para lo que se le unta un poco de gasolina blanca.
Sombreros, de distintos modelos, y con diferentes destinatarios, según el sexo, la edad e incluso el oficio al que se dedicara el usuario, como el de cura. A pesar de eso, los sombreros eran todos muy semejantes, lo que solía diferenciarlos era, básicamente, el tamaño, el acabado y la incorporación o no de algunos detalles. Las mujeres fueron las primeras en dejar de usar los sombreros de forma cotidiana, luego los niños, y finalmente, los hombres, aunque en la actualidad, todavía se puede contemplar, en las áreas rurales, a algunos hombres de edad avanzada tocados con el tradicional.
A principios del siglo XX se realizaban sombreros para uniformes: gorras militares, las cuales se hacían por encargo y las gorras para policía municipal. Otro tipo de sombreros eran los religiosos. Estos tocados podían ser de tres o de cuatro picos, solían ser de cartón forrados con tela. Las boinas fueron otro de sus productos, éstas se hacían de fieltros de colores, aunque lo más común es que fueran negras o grises. Los sombreros de mujer realizados en fieltro, siempre de pequeño tamaño, sin forro ni badana, decorados con unos pompones realizados con lana de colores, son en realidad un modelo artístico que surge después de los años cincuenta como tocado del traje típico de Néstor Martín Fernández de la Torre.
20 Trajes tradicionales
La diversidad de trajes tradicionales que tiene la Isla está condicionada, en buena parte, por la cantidad de microclimas que alberga en su interior. La indumentaria tenía que adaptarse, no sólo al clima, también a las posibilidades económicas de sus portadores, a los recursos textiles locales y a la actividad diaria que desempeñaban. La confección de trajes tradicionales es un oficio ejercido, mayoritariamente por mujeres, que tienen conocimientos de costura y que se han especializado en las peculiaridades de estas prendas.
La variedad de prendas que forman el vestido tradicional, hace que el trabajo sea muy laborioso, por lo que un traje completo es una pequeña obra de arte. Desde mediados de los años ochenta del siglo XX, se ha divulgado la información de la vestimenta tradicional. Por todo ello desde los años noventa del mismo siglo se han fomentado los cursos de formación a costureras en cada uno de los municipios, aportándoles documentación sobre las telas a utilizar en cada tipo de prenda, los tipos de cosidos, ojales, botones y patrones para los elementos de vestir tanto de hombre como de mujer. Ello ha repercutido en la calidad y variedad de trajes tradicionales canarios, bien documentados, que puedan verse en las personas asistentes a actos, fiestas y romerías durante todo el año.
El taller
Este oficio, calificado como doméstico puesto que el taller de costura se ubica en la propia vivienda familiar, en una habitación dedicada a ello.
Las herramientas
La costurera especializada en la confección de trajes tradicionales necesita para llevar a cabo su labor: máquina de coser, tijeras, agujas, alfileres, papel de corte para los patrones y unos buenos conocimientos de la tipología y de las telas de la vestimenta tradicional canaria.
Las materias primas
La materia básica con la que trabajan estas personas es la tela, pero ésta puede ser: de lana, de lino, de seda y de algodón, además de que puede ser de diferentes calidades y colores, según lo requiera la pieza que se está elaborando. Aparte de la tela que es la base de las piezas, también es conveniente mencionar otro material necesario: los hilos, los botones, las cintas, que serán de diferentes colores y grosores, según las necesidades.
El proceso de trabajo
En el proceso de producción el primer paso es tomar las medidas al cliente, para hacer los patrones, luego cortar la tela, hilvanar las piezas, para finalmente coserlas a mano o a máquina. El resultado de esta labor se refleja en cualquiera de las piezas que componen la vestimenta tradicional de la Isla: camisas, chalecos, blusas, enaguas, justillos, etc. A través de ellas podemos observar la evolución del atuendo desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
21Talla de Piedra
El oficio del tallista de piedra se asocia al trabajo de la cantería, aunque en su faceta más artística. Su objetivo principal es lograr la decoración de la piedra, tanto en la realización de un motivo de escultura de bulto, como en el tipo de relieve. En la actualidad, el tallista de piedra centra su trabajo en cuatro áreas bien definidas: En primer lugar, acomete labores de restauración de edificios históricos y la construcción del momento de nuevos edificios. En segundo lugar, uno de los ámbitos de trabajo más solicitado es el de las producciones para cementerios, tanto de lápidas como de esculturas de bulto redondo, aunque los diseños no son propios del artesano.
En tercer lugar, realizar el trabajo mecánico, en función de un diseño preestablecido por un escultor. El tallista de piedra recrea el boceto a escala, aunque es el escultor, el encargado de finalizar el trabajo con la piedra. En cuarto lugar, la producción de elementos decorativos, y reproducciones a pequeña escala de objetos del mobiliario urbano; como bancos. Los tallistas, actualmente tallan piezas de menor tamaño, como son los números de las calles, para la identificación de las casas, buzones, y otros adornos. Se intenta rescatar el oficio a través de las Escuelas Taller, donde jóvenes aprenden, junto a maestros artesanos, estas técnicas tradicionales, con el objeto de perpetuar y garantizar la restauración y la conservación del patrimonio arquitectónico de los cascos históricos.
El taller
El lugar de trabajo de un tallista de la piedra, es semejante al del escultor. Las dimensiones no están establecidas, pero lo normal es que se trabaje en lugares amplios y con bastante luz. En este enclave el tallista elabora aquellas piezas cuyas dimensiones no sean desproporcionadas, de lo contrario, lo usual es que este artesano desarrolle su labor a pie de obra.
Las herramientas
Las herramientas necesarias para poder desarrollar la labor son: escoplos, picos, entre los cuales tiene que haber uno que sea el pico de brocha, también utilizan marrón, cuñas, barra, leva, martillo de repartir, escuadra, puntero, maceta, martillo, escoda, bujarda, mandarria, una plantilla y una vitola.
Las materias primas
Para un labrante el material por antonomasia es la piedra, sacada de las diferentes canteras de la Isla. Podemos ver elementos realizados de rocas volcánicas, de cantería azul fonolitas, cantería roja o tosca toba de las más usadas, piedras molineras, etc. Otras rocas formadas en profundidad tenemos las Sienitas color gris, verde o rojizo muy empleadas para la decoración, el basalto y las riolitas.
El proceso de trabajo
El trabajo con la piedra sigue un esquema que se podría resumir de la siguiente forma: Dibujo o trazado del motivo con lápiz. Marcado de la piedra que se va a tallar, con el escoplo. Desbastado de la piedra acabado de la pieza de piedra. La piedra insular ha sido utilizada en la arquitectura noble o culta desde la Conquista. Este material sólo podía ser adquirido por las clases nobles, la aristocracia civil o clerical. Destacando como trabajo de la piedra el tallado y labrado de esta, permitiendo la creación de piezas para marcos de ventanas, puertas, escaleras, canales para el agua etc., todo esto acompañándose de elementos decorativos influenciados por movimientos artísticos u otros que, prendidos con fuerza, serán utilizados convirtiéndose en elementos tradicionales.
Razón por la que perviven en las Islas elementos que muestran la influencia del lenguaje gótico, el renacimiento, el manierismo o el barroco, sobre todo hasta el siglo XIX. El resultado del trabajo de estos artesanos suele quedar reflejado en los ornamentos de las fachadas de los edificios, los cuales pueden ser, tanto de carácter religioso como militar o civil; con balaustres, escaleras, escudos, cornisas, gárgolas y otros. Dentro de los específicamente religiosos encontramos pilas bautismales, de agua bendita, espadañas, torres, arquerías, etc. Los cementerios son también una buena muestra de la labor de estos artesanos, al igual que algunas esculturas, donde todo el mundo conoce el nombre del creador y se omite el del obrador.
22 Tejiduría
Las tejedoras, de telar horizontal manual llegaron, como mujeres de los colonos, y desde ese momento hasta la actualidad, el tipo de telar apenas ha cambiado. Entre los siglos XVII y XVIII los telares manuales tuvieron un gran impulso, sobre todo por la explosión demográfica, y la relativa incomunicación de la áreas rurales, que debían autoabastecerse, además de disponer de materia prima como la lana en abundancia. Zinc embargo, con la mejora en los transportes y la industrialización de los textiles, en el siglo XIX este oficio empieza a decaer, incapaz de competir con las telas más baratas, abundantes y de calidad que llegaban importadas.
Agravado todo ello con la pérdida del mercado colonial americano. En el siglo XX, la actividad tejedora, abasteció el mercado interno en el período crítico de postguerra. El oficio de tejedora lo ejercían esencialmente las mujeres del entorno rural, como complemento de sus escasos ingresos en la actividades agrícolas. Trabajaban por encargo y el material, en ocasiones, era suministrado por el propio cliente. Algunos telares que funcionaban a principios del siglo XX fueron abandonados por la dedicación a otras actividades textiles artesanas que aportaban mayores beneficios, como las rosetas y los calados. En este momento es cuando algunos de estos telares fueron desmontados para aprovechar su madera para hacer muebles aperos de labranza o como leña. Hoy quedan unos pocos.
El taller
Las tejedoras ejercen una labor que denominamos doméstica, por lo que su taller suele estar ubicado en la propia vivienda familiar, normalmente en una dependencia destinada a ese fin, ya que el telar no es una infraestructura móvil, donde además se guardan los materiales y se almacena producción. El telar es propiedad de la tejedora.
Las herramientas
La tejedora, además del telar manual horizontal, que es el telar tradicional canario, o telares similares importados o modernizados, también necesita de otros utensilios para llevar a cabo su labor, urdidera, devanadera, aspa, canutillos, espadilla, lanzaderas, etc.
Las materias primas
Entre las materias primas usadas cabe destacar las de origen vegetal como el lino y el algodón y las de origen animal como la lana de oveja, la seda y la lana de camello. La lana de oveja es una de las más empleadas, sobre todo para la confección de mantas y chaquetas. Entre los materiales recuperados, podemos encontrar telas de deshecho cortadas en tiras, para formar ovillos, con los que se hacen tejidos de gran colorido llamados traperas. Los tintes usados son: la cáscara de almendra para conseguir un amarillo tostado, la de cebolla para un tono amarillo dorado, la cochinilla, que ofrece una gama de escarlatas y la orchilla y el añil para obtener el azul.
El proceso de trabajo
Todo el proceso se puede sintetizar en las siguientes fases: Devanado de las madejas, las cuales se sitúan en la devanadera y para hacer los ovillos. Llenado de las cañuelas, que consiste en enrollarle el hilo alrededor, para introducirlos en la lanzadera. Comienzo de las labores de tejido: urdido, asentado de la tela en el telar, enhebrado de lizos, enhebrado del peine, amarrado de la urdimbre y tejido propiamente dicho. Según la forma de enhebrar los lizos, así como el número de ellos que se utilicen y también según los movimientos de pedales del telar, se obtendrá uno u otro resultado, ya que con dos lizos se obtiene el tejido liso o básico; con cuatro lizos se obtiene el tejido de jerga o cordoncillo, de espiga o de cuadros.
De este laborioso trabajo se obtienen: lienzos de lana y lienzos de traperas, con los que se realizan: mantas, fajines y telas para trajes tradicionales. Las telas confeccionadas con el telar manual representaron un gran porcentaje del consumo textil de las zonas rurales, hasta finales del siglo XIX. Otras piezas antiguas tejidas en la Isla son: colchas de lana, algodón, y lino, manteles de lino y algodón, toallas de lino, algodón, capotes de lana de oveja y camello, faldas de lana y lino, fajas de algodón, lana e hilo y mantas de lana.
23 Talla de Madera
El oficio de tallista a pesar de tener entidad propia, generalmente, ha sido complementario al de carpintero o ebanista. El objetivo fundamental de su labor, es la decoración de las superficies de muebles de madera, con la ayuda de gubias y formones, creando elementos decorativos en relieve. La talla de madera en Canarias, ha evolucionado de tal forma que, ha conseguido hacerse distintiva en una de sus técnicas y nos referimos al denominado «Picadillo Canario». Este motivo decorativo se diferencia de la talla, por conseguirse una profundidad que favorece la decoración con dibujos de aristas vivas. Una vez más, el problema de este sector artesanal es la escasa mano de obra porque no hay un relevo generacional que quiera incorporarse a la profesión porque conlleva años de formación y las salidas profesionales son limitadas.
El taller de trabajo
El taller puede estar ubicado en alguna habitación anexa a la vivienda familiar, o bien, en un local destinado para la actividad, pero que ha de ser lo suficientemente grande como para albergar una mesa de trabajo y un lugar donde almacenar las herramientas, las maderas y los muebles o piezas terminados.
Las Herramientas
Los tallistas necesitan para realizar su trabajo unas herramientas variados y muy específicas. En este amplio grupo de herramientas están: la gubia, la cual puede ser de diferentes formas y tamaños, el buril, el formón, la regla, el compás, la escuadra, que se utiliza para el trazado y el dibujo; el cepillo, para alisar las imperfecciones y las lijas, con las que se da el último retoque a la pieza. El tallista de madera siempre tiene especial cuidado en el mantenimiento de sus herramientas, puesto que han de estar siempre en perfecto estado, porque de ello depende el resultado final de su trabajo. Un ejemplo de esto es que, el filo de la gubia siempre ha de estar bien afilado, para que así los cortes sean limpios.
La Materia Prima
La materia prima principal del tallista es la madera, y dependiendo de cual sea el objeto a tallar, la madera puede ser de un tipo o de otro. Para la talla de muebles, se usan maderas nobles como el nogal. Para la talla del picadillo canario, la tea y el cedro.
Preparación de Trabajo
La cadena productiva la podemos sintetizar en los siguientes pasos: Vaciado del taco. Primer desbastado. Trazado del motivo o dibujo en la superficie. Realización de la talla en sí, cepillado lijado. Los dibujos o motivos frecuentemente se realizan en los bordes y en la superficie de la tabla, y los tipos más generalizados son: punta de diamante, rosetas, uña de gato, ondinas, triángulos y rombos. Se utiliza la técnica del calco para plasmar los dibujos, que varían según las preferencias del cliente y las habilidades del artesano. El trabajo de talla requiere mucha calma y precisión, además, el tallista debe canalizar la fuerza de la presión según el tipo de trabajo que esté realizando, para que el tallado sea más o menos profundo.
El producto de un tallista se refleja en los elementos decorativos que figuran en los muebles, cajas, cofres, arcones, pilas de agua y loceros. Conocemos con el nombre de tallero uno de los muebles resultantes de trabajar la talla de madera, destaca por su utilidad y belleza, que se realza con la decoración multicolor de la loza que acoge. Se compone de un armazón de tea vertical, sin puertas y trasera sin cubierta, que se suple por una serie de tiras horizontales que sirven para aguantar de pie platos y bandejas. Los podemos encontrar de diferentes tamaños y formas, dándose también en esquinero. Se ubicaban en cocinas, salones o comedores. Se decora toda la parte frontal de las tiras en picos y/o ondas.
24 Zurronería
El oficio de zurronero ha tenido, tradicionalmente, una estrecha vinculación con el mundo del pastoreo, generalmente son los cabreros los conocedores del proceso de transformación de un pellejo de animal en una bolsa de transporte o almacenaje. El zurrón ha sido una pieza de uso cotidiano, indispensable, en el desarrollo de la vida cotidiana de los pastores, además de complementar su economía al venderlos. Aunque algunos pastores los continúan usando, hoy se vinculan a la vestimenta tradicional y a las romerías o fiestas populares. La práctica de este oficio es exclusivamente masculina. Como en la mayoría de los oficios tradicionales, nos encontramos ante una actividad casi desaparecida, ya que pocas personas siguen practicándolo.
El taller
El zurronero ejecuta la mayor parte de su trabajo al aire libre, si bien es cierto que necesita de un almacén apropiado, aireado y con cuerdas o liñas de tender a la sombra, donde se cuelgan las pieles para su secado y almacenamiento.
Las herramientas
El zurronero necesita para realizar su trabajo de utensilios sencillos, no especializados: cuchillo, lezna, recipiente hondo, paleta de madera y palos.
Las materia primas
El material utilizado por los zurroneros es piel de baifo de menos de un año. Lo ideal es que el baifo macho o machorra, tenga entre quince días y un mes de vida, dado que su piel es mejor. De más de un año para el batijero y de cabra adulta para el cajero. Además de piel, se necesita sal, suero e incienso morisco. Los zurroneros denominaban a las cabras de determinada manera según su color: la morisca, de color gris, la albardá era negra y canela, la melá solía ser canela, la rubia si el pelaje era canelo rubio, la berrenda es blanca y negra, etc.
El proceso de elaboración
La elaboración de un zurrón sigue la siguiente cadena operativa: Obtención y preparación de la piel: Se sacrifica un animal. Al baifo se le suele matar por el pescuezo, lo más arriba posible, porque así la boca del zurrón queda grande y ancha. Se insufla aire al animal, por medio de una caña, para así separar la piel. El cuero se saca desde el rabo hacia el cogote, pero sin rajar la barriga y haciéndole el menor número de cortes. Para conservar mejor la piel, se le añade sal de manera uniforme por todo el cuero y se deja curtir, durante una semana como mínimo. Desprendimiento del palo. Se sacude la sal de la piel del baifo. Se despelleja afeita, quitando cuidadosamente el pelo para no estropear el zurrón. Esto se puede hacer con la ayuda de hojillas, aunque es un proceso lento. Se sumerge en suero y se deja así durante todo un día. Secado de la pieza.
Confección del zurrón:
Atado de las patas traseras y el rabo con el cuero que se corta de la boca del zurrón, así queda completamente cerrado; se guarda en una zona fresca durante unas semanas, para que se termine de curar y no dé mal olor. Opcionalmente, también se le pueden coser unas agarraderas para usarlo en el transporte de cosas. Solían ser dos tiras largas, que iban de un extremo a otro de la pieza. Si se quiere que el zurrón quede blanquito, lo metemos en leche o suero durante un día, y luego se estira poco a poco, para que no se raje, con la ayuda de una piedra redonda o un palo, conocido como paleta, hasta que la pieza queda lisa y suave al tacto.
Confección de la botana: El principal sistema de cierre del zurrón, es la botana, encargada de cerrar la boca del zurrón, que se localiza en la zona del cuello del animal. Se realiza comúnmente enrollando una correa de cuero que recoja los pliegues de dicho lugar, para luego traspasarla con una lezna. El cosido final se realiza pasando repetidas veces el extremo de la tira de piel utilizada entre el muñón del cuello y las vueltas de la propia correa. Este cierre es el mismo para el zurrón el batijero y el cajero. Acabado y mantenimiento: El zurrón se estrena amasando gofio unas cuantas veces, y tirándolo, porque los primeros no sirven, por el sabor que adquieren.
Cuando no se utiliza a diario, el zurrón, se reseca y se puede estropear con facilidad, para su mantenimiento y conservación es conveniente dejarlo bien limpio, espolvorearlo con un poco de gofio para evitar las humedades y los malos olores, acto seguido hay que enrollarlo dentro de un frasco de cristal, e incluso con unos ajos para que no se pique ni coja mal olor. Zurrón, confeccionado con la piel de un baifo macho o machorra que tenga entre quince días y un mes de vida, dan la mejor piel. Es la que da nombre a este oficio. Puede describirse como un pequeño bolso contenedor hecho en piel de baifo o cabrito. Su principal uso consiste en servir para amasar gofio, aunque también para guardar pequeños objetos y alguna herramienta durante los desplazamientos de los pastores. Zurrón grande, para ir a la mar a buscar sal, marisco o pescado, tenía la virtud de mantener los alimentos bastante frescos.
Batijero, se confecciona con pieles de animales adultos, de al menos un año de vida. Siempre animales sin ubre, pues facilita su impermeabilidad, marronas sin ubre, porque no han parido o machos. Es un recipiente de gran tamaño que se lleva colgado de los hombros a manera de mochila. Se utiliza para transportar la comida y otros elementos básicos durante el tiempo en que el pastor está de trashumancia con el ganado, buscando pastos. Y también para el transporte de elementos líquidos, como la leche. Cajero, hecho con las piel de cabras adultas. Este término se destina para los batijeros que sólo contendrán elementos sólidos, como ropa, herramientas o comida. Zalea, Se preparan con la piel de la oveja, sin quitarle el pelo y abriéndola totalmente. Se usa de alfombra, como aislante debajo del colchón y también en las cunas.
25 Encaje de bolillos
El encaje de bolillos, un tipo de encaje de confección artesanal y tradicional, es todo un arte que no pasa de moda y sigue en auge año tras año. Tanto si lo practicas como si no, es algo muy curioso y provechoso de ver cómo se trabaja. Y es que se trata de una técnica transmitida de madres a hijas que, si se conserva adecuadamente, supone un afianzamiento de que este tipo de encaje seguirá en el tiempo y no caerá en desuso. Lo mejor es que en muchas ciudades de España como Almagro, Cataluña o Camariñas, se llevan a cabo encuentros de bolillos en los que puedes ver a las encajeras trabajar y, además, puedes comprar sus obras de arte. A continuación, toda la información necesaria para conocer bien la técnica del encaje de bolillos:
¿Qué es el encaje de bolillos?
Se trata de una técnica de encaje textil que consiste en entretejer hilos que están enrollados en bolillos para manejarlos mejor. Conforme el trabajo va avanzando, el tejido se sujeta con alfileres clavados en una almohadilla, también conocida como mundillo, sobre la que se encuentra el patrón de agujeros generalmente de cartón, que también recibe el nombre de picado, que es lo que va guiando el diseño que va a tener el encaje.
Historia del encaje de bolillos
Fue entre el año 1500 y el 1700 cuando se inventaron una gran variedad de tipos de encaje, aunque las máquinas bordadores automáticas no tardaron mucho en estar disponibles cuando en 1806, John Heathcoat la diseñó. El encaje de bolillos es un tipo de encaje artesanal y tradicional. El encaje de bolillos es un tipo de encaje artesanal y tradicional. Este aparato sirvió de incentivo a los artesanos para que desarrollaran diseños más complicados que las máquinas no podían llevar acabo para así no perder sus puestos de trabajo y no ser sustituidos por estos aparatos. Sin embargo, esto no sirvió para mucho porque la mecanización hizo que muchos trabajadores perdieran sus puestos.
Actualmente, esta tarea de hacer encaje de bolillos ha vuelto a ser popular y es considerada como un hobby. Además, sirve para reunir a aquellas personas a las que les gusta el encaje, pues quedan y trabajan juntas mientras dialogan y conversan, algo que es muy bueno para la socialización. Entre el año 1500 y el 1700 se inventaron una gran variedad de tipos de encaje. Entre el año 1500 y el 1700 se inventaron una gran variedad de tipos de encaje. En países como Inglaterra, Bélgica, España y Francia, lugares donde esta industria ha sido alguna vez en el tiempo muy importante, todavía hay muchas encajeras que muestran su arte y venden sus mercancías, aunque es cierto que ya no se consigue vender como se hacía antiguamente. Antes, la nobleza más rica era la que adquiría estos productos en su mayoría, y ahora es el turista curioso el que compra estas cosas.
Los estilos de encaje más conocidos
Como sabemos, existe una gran variedad de estilos de encajes, pero los más famosos o populares en todas partes son: Estilo Torchon: Su fama deriva de las preciosas redecillas que tiene este encaje, a menudo geométricas. Estilo Honiton: Es una variedad procedente de Inglaterra muy delicada y con muchas flores. Estilo Cluny: Es un encaje muy delicado debido a su ligereza. Tiene trenzas, flores y puntillas, que son lazos de hilo muy pequeños. Bedfordshire: Este tejido tiene un diseño con líneas que dibujan olas y puntillas para que sea muy difícil su copia por máquinas. Buckinghamshire punto Bucks: Es un encaje muy entrelazado gracias a sus redes de hexágonos que lo caracterizan y suelen tener hijos cojos, es decir, un hilo más grueso entrelazado para dar más énfasis.
Elementos del encaje de bolillos
Los elementos y materiales básicos para la elaboración del encaje son: La almohadilla: Es el elemento más importante porque es donde trabajaremos. Esta pieza podemos ponerla sobre un caballete o un soporte especializado para esta tarea, que serán las mejores opciones porque se trabaja de una manera mucho más sencilla. Aun así, también podemos apoyarla sobre una pared o sobre una mesa. Los bolillos: Son unos instrumentos de madera con los que haremos en sí el encaje. El hilo se enrollará en la parte superior, que es la más fina. Es necesario utilizar dos bolillos que sirvan como pareja. Los separadores de bolillos: Serán vuestros grandes aliados y se utilizan para apartar los manojos de bolillos que molestan a la hora de realizar el trabajo. No te preocupes por el tamaño porque hay una gran variedad. Los alfileres: Los mejores son los de cabeza de cristal porque son ideales para los extremos y para que quede un trabajo más redondeado. Los alfileres normales se utilizarán para el resto del trabajo. Las hebras: Trozos de hilo, normalmente corto, que se ensarta en una aguja para coser o bordar.
Los dedales: Se trata de un instrumento utilizado en costura que sirve para empujar la aguja cuando se da una puntada. Es un cubilete de pequeño que se mete en uno de los dedos de la mano, generalmente en el anular o el corazón y se utiliza para ejercer presión sobre la aguja en el proceso de costura. El dibujo: Es el patrón que vamos a ir siguiendo con los hilos para obtenerlo finalmente en forma de encaje. El bolsillo: También conocida como pequeña bolsa de tela donde la encajera guarda los bolillos. El acerico de serrín: utensilio que sirve para colocar los alfileres y tenerlos más a mano. Los hilos: Para el encaje de bolillos se pueden utilizar hilos finos o gruesos, de color blanco, negro o de cualquier otro color, aunque el más típico es el blanco. En el pasado, esta técnica se llevaba a cabo con otros materiales como seda, lino o lana, hasta que se acabó utilizando el algodón. Sin embargo, también existe la opción de utilizar hilos de metales preciosos, alambres y otros filamentos, incluso con una gran variedad de fibras sintéticas. El tejido se sujeta con alfileres clavados a una almohadilla. El tejido se sujeta con alfileres clavados a una almohadilla. Además de todo esto, también necesitarás picadores, dudir, manipuladores de aguja, pasadores... Y es que, aunque te parezcan muchos instrumentos para llevar a cabo esta labor, merece la pena contar con todo este material para conseguir unos trabajos de profesional que serán dignos de admirar. Por último, entre los diseños que se pueden realizar, hay tejidos de trenzas, de puntillas, de cuadros, de rellenos o de redes. Sin embargo, no todos los tipos de encaje de bolillos incorporan esos elementos.
Tipos de bolillos
Como bien hemos dicho anteriormente, los bolillos son imprescindibles para realizar el encaje de bolillos, y hay una gran variedad. En primer lugar, estaría el bolillo catalán, que es un tipo de bolillo muy conocido desde hace varios siglos y que se puede encontrar sin problema alguno en cualquier tienda especializada. Los mejores son lo de madera de boj. Existe una gran variedad de tipos de bolillos para hacer encaje. Existe una gran variedad de tipos de bolillos para hacer encaje. Por otro lado, también existe el bolillo gallego, que es diferente al catalán. En este caso es más gruesos que los anteriores y un centímetro más corto. Los mejores bolillos gallegos también son lo de madera de boj. Por último, se pueden adquirir los bolillos artesanales fabricados con distintas maderas como madera de roble, de sapelly, de nogal o de mobila. Aun así, hay muchísimos más tipos y modelos dentro de cada madera. Solo queda ponerse manos a la obra y hacer grandes labores. Almagro, pueblo icono del encaje de bolillos. El encaje de bolillos supone un testimonio extraordinario de la supervivencia de artes y oficios populares, conformando un exponente de la tradición que permanece prácticamente en sus contextos originales. Aunque llegado de territorios de una Europa diferente en costumbres y lenguas, estas muestras tan delicadas y elegantes son parte de la forma de ser manchego.
Con esta técnica se pueden realizar objetos como manteles o cojines. Con esta técnica se pueden realizar objetos como manteles o cojines. Por ello, el encaje de bolillos es una de las artesanías tradicionales de Almagro, localidad de Ciudad Real declarada Conjunto Histórico Artístico con mucho encanto e historia, a la vez que una seña de identidad, introducida en el siglo XVI gracias a la influencia de los fúcares. En el año 1766, la producción se regularizó y se organizó gracias al empresario Manuel Fernández y a su mujer, que contaban con más de 140 mujeres trabajando para ellos. En este tiempo, el encaje de Almagro se convertía en uno de los más conocidos de España, contándose entre los mejores del mundo y dirigiendo parte de su producción a la exportación a otros países. Por ello, el encaje de bolillos está muy presente en este municipio manchego. Nada más entrar en Almagro hay una rotonda con la estatua de una señora haciendo encaje, símbolo icónico de la localidad. Además, en la Plaza Mayor del pueblo podrás encontrar varias tiendas en las que adentrarte en esta peculiar tradición y en las que disfrutarás de todo tipo de objetos realizados con esta técnica: manteles, cojines, paraguas, collares, pulseras, mantas, cortinas... Seguro que no podrás evitar la tentación de llevarte un recuerdo a casa. El encaje de bolillos es un testimonio extraordinario de la supervivencia de artes y oficios populares. El encaje de bolillos es un testimonio extraordinario de la supervivencia de artes y oficios populares. Aunque bien es cierto que esta actividad manual artesanal ha caído en el olvido.
26 Bota de Vino Tradicional
La Piel Materia Prima
La piel empleada para la bota tradicional es la piel natural de cabra, procedente de las ganaderías de la zona cuidadosamente seleccionada de los pieleros. Una vez secada se curte con extractos vegetales o taninos, corteza molida obtenida de los árboles mimosa, pino y encina. La piel se recibe entera. Con la ayuda de un patrón se realiza el corte. Una vez cortada la piel se dobla por el centro, haciendo coincidir los bordes, dando forma a la bota. Para la fabricación de la bota, la piel se coloca de manera inversa a su forma natural, quedando luego recubierta con la capa de pez.
El Cosido
Una vez realizado el corte se procede a coser la bota. Primero se la somete a un hilvanado o embastado, como se designa a esta acción dentro del gremio. El cosido exterior, la costura propiamente dicha, se realiza con máquina de coser desde hace muchas décadas en forma de trenzado lo que permite el hermetizado. Una vez cosida hay que darle la vuelta quedando la costura por la parte interior. Este proceso requiere una alta experiencia del artesano con el palo. Primero se sopla con fuerza para hincharla y con un movimiento rápido de muñeca se da la vuelta sobre la vara.
El Empegado
Llegados a este punto, la bota de vino estaría lista para colocar el impermeable en el interior. La pez, que tras ser cocida en ese momento es liquida, se jalea para que impregne todo el interior. Una vez que se enfría la pez, queda ya la bota impermeabilizada. La pez es un producto resinoso vegetal extraído del pino o enebro, elaborada y degustada por el botero a muy altas temperaturas, para dar el impermeable interior de la bota. En las botas de látex, el proceso de empegado es totalmente sustituido introduciendo en su lugar una vejiga de látex que realiza la misma función de impermeabilizante. Posteriormente se introduce el brocal o boquilla, lugar por donde se llenará la misma.
El Acabado
Por último se realiza el proceso de ajustado de costuras, comprobación y curado de la bota de vino. Para finalizar se colocan el cordón y cordoncillo y la bota ya estaría lista para su uso.
27 Harina Molienda del Trigo
Los Molinos de hoy en día están completamente automatizados, sólo es necesario un puñado de hombres para hacer funcionar un molino moderno. Algunas fábricas tienen un laboratorio integrado para testear la capacidad tecnológica de trigo. Del mismo modo, se hacen pruebas de pan para asegurar que las cualidades de la harina puedan satisfacer las expectativas de la panadería. Para hacer la harina que se desea, se desarrolla un determinado diagrama de molienda, que permite la fabricación de harina dependiendo de las características de la harina deseada y el trigo que se tiene. Para entender el proceso de fabricación de harina de trigo o de procesamiento de grano en harina, o más precisamente el principio de extracción de harina, uno debe entender el camino que hace que el grano de trigo a la llegada a la fábrica.
El curso de trigo de grano
Limpieza de trigo: A la llegada en el molino , el trigo se almacena en grandes silos y es transportado por camiones o cintas transportadoras hasta los tanques. A continuación, se vierte en el separador de productos de limpieza que elimina las impurezas – tierra, piedras, paja, granos vacíos, polvo, semillas de otros. Después de la limpieza, los clasificadores conservan sólo el grano de trigo puro. Los granos de trigo sanos son humedecidos para facilitar la separación del grano de su envoltura y se encuentran 24 a 48 horas en fanegas de trigo limpio antes de ser molidos. Las etapas de molienda: Después de la limpieza, el procesamiento del grano de trigo tiene lugar en tres etapas: trituración, clasificación y conversión. Cada uno de estos pasos representa varios pasajes de trigo en las máquinas. El producto en cada paso sucesivo es proyectado de acuerdo al tamaño. Cada operación adicional que se utiliza es para extraer un poco más de harina. Aproximadamente catorce operaciones son necesarias para obtener la harina que espera que el panadero.
Para lograr esto, el fresado lo define el molinero para ajustando las máquinas de acuerdo a las variedades de trigo que recibió y la calidad deseada de harina. Los resultados de la molienda son la separación del grano de trigo en dos componentes: la cáscara por un lado y el núcleo almidón por el otro. Para lograr esto, el diagrama de molienda es completamente automatizado. Al final de las operaciones, la harina contiene todavía un pequeño porcentaje de materia mineral procedente de la cáscara y los restos del germen que regulan los contenidos de cenizas. Molienda: El grano pasa entre cilindros metálicos grandes que han sustituido a las ruedas de antaño. En los pasajes de estos cilindros con ranuras muy finas se puede separar la cáscara y el núcleo. En cada paso por los tamices o plansichters se mejoran los diferentes productos y se clasifican según su tamaño.
El desglose: Se trata de una reducción de las sémolas hecha por rodillos lisos para moler aún más las partículas. Conversión: Es la última operación. Se realizan varios pasajes por una serie de rodillos lisos para obtener la harina mas fina. También es la mezcla de diferentes harinas obtenidas en cada fase de elaboración que da a la harina de pan por el panadero.
28 EL JABÓN
La reacción química detrás de la fabricación del jabón se llama la saponificación. Cuándo se fabrica jabón, utilizando el método de proceso en frío, se mezcla grasas animales o vegetales el ácido con lejía (la base) disuelta en agua para formar jabón (que es una sal).El proceso en frío o proceso continuo, el más empleado en la actualidad, tiene los siguientes pasos: El primer paso del proceso continuo divide la grasa natural en ácidos grasos y glicerina. El equipo utilizado es una columna vertical de acero inoxidable con el diámetro de un barril llamado hidrolizador. El ácido graso y la glicerina son bombeados, fuera, continuamente, a medida que entra más grasa y agua. Los ácidos grasos se destilan a continuación para la purificación. Los ácidos grasos purificados se mezclan a continuación con una cantidad precisa de álcali para formar jabón. Se pueden añadir aditivos para mejorar el color, la textura y el aroma del jabón.
Hay muchos tipos diferentes de ácidos que reaccionan con la base y producen la reacción de saponificación. El ácido podría ser el aceite de oliva, aceite de coco o de sebo sólo para nombrar unos pocos. Un aceite puede contener varios tipos diferentes de ácidos. La clase de ácidos grasos en el aceite es lo que determina muchas de las cualidades del jabón, tales como la dureza del jabón y qué tipo de espuma hace. El jabón puede verterse en moldes y se deja endurecer en una gran losa. También se puede enfriar en un congelador especial. La losa se corta en pedazos más pequeños, del tamaño de la barra, que luego son sellados y envueltos. Todo el proceso continuo, de la división de acabado, se puede lograr en varias horas. La grasa animal en el pasado se obtuvo directamente de un matadero. Los fabricantes de jabón modernos utilizan grasa que se ha transformado en ácidos grasos. Esto elimina muchas impurezas, y produce como subproducto agua en lugar de glicerina. Muchas grasas vegetales, incluyendo aceite de oliva, aceite de almendra de palma y aceite de coco, también se utilizan en la fabricación de jabón.
Si el jabón final es sólido o líquido es algo que se determina por el tipo de lejías usadas. El hidróxido de sodio, también llamado soda cáustica, hace un jabón sólido; mientras que el hidróxido de potasio, también llamado potasa, hace un jabón líquido. El proceso de elaboración del jabón es muy sencillo, sin embargo, para que mantenga su aroma es preciso trabajar con ingredientes especiales. En cualquier caso, es muy diferente cómo se fabrica el jabón industrialmente respecto a la elaboración casera. La producción de jabón en casa tiene una ventaja especial, y es que puedes añadir los ingredientes y las cantidades que desees, consiguiendo un jabón totalmente personalizado y adaptado a tus gustos olfativos.
Beneficios y usos del Jabón
Puede que no te hayas parado a pensar en la diferencia que hay entre usar jabones naturales y jabones industriales. Los jabones artesanales ofrecen beneficios considerables frente a los jabones de glicerina o ingredientes sintéticos, que no son adecuados para el cuidado de la piel por sus conservantes, colorantes y tóxicos muy poco saludables. Saber cómo se hace un jabón artesanal te permite aprovechar todas sus propiedades positivas por ser un producto natural que, además de estar pensado para la higiene personal, cuida y protege la piel de manera sana y terapéutica. En Esenzzia pensamos por y para tu bienestar, por ello, te mostramos los siguientes beneficios de los jabones naturales: Se elaboran con ingredientes naturales y ecológicos que no dañan el medio ambiente. Elementos que no necesitan de ningún proceso industrial y que provienen de la tierra y la fauna, como los aceites y mantecas vegetales, aceites esenciales y extractos botánicos. De esta forma, se enfrentan los problemas de la piel aprovechando las propiedades naturales de las plantas.
Además, la ausencia de conservantes, colorantes y aromas sintéticos, permite a la planta darle al jabón su aroma y su color natural. Los jabones artesanos mantienen sus propiedades gracias a la saponificación en frío. De esta forma, al no haber sufrido ningún proceso bajo calor, las capacidades terapéuticas de las mantecas y aceites elegidos para su elaboración se transmiten a la piel. Al elaborarse a través de un proceso ecológico, los ingredientes no pierden su calidad, y conservan las vitaminas y nutrientes necesarios para un buen cuidado de la piel. Ejemplo de ello son los jabones hechos con aceite de oliva virgen extra, los cuales tienen importantes cualidades antioxidantes, emolientes y regenerantes. En ocasiones habrás oído hablar que hay un tipo de jabón dependiendo de la parte del cuerpo. Y es cierto. Aunque no para los jabones naturales. Debido a la calidad y la naturaleza de sus ingredientes, estos son multifuncionales y pueden usarse tanto para limpiador facial como corporal. No consta de químicos y sus aceites y pH están equilibrados, lo que permite su uso para cualquier zona del cuerpo sin que la piel se reseque. La elaboración artesanal del jabón garantiza que es un producto que no ha sido testado por animales. Además, el jabón natural es biodegradable sin componentes tóxicos ni químicos sintéticos que contaminen el medio ambiente.
El jabón se elabora con el objetivo de mantener nuestra higiene y cuidar nuestra piel. Para ello, se recomienda saber cuál es tu tipo de piel para utilizar el jabón con las propiedades que mejor trate los problemas que puedan derivarse con el paso del tiempo. Es importante mantener la piel limpia diariamente, ya que la suciedad, el maquillaje, las impurezas o la propia grasa que se produce cada día, son elementos que taponan los poros y ralentizan el proceso de regeneración de la piel, provocando problemas de acné, oscurecimiento o envejecimiento temprano. Los jabones naturales también tienen un valor añadido y es que transmiten aromas como si de un perfume se tratase. A través de la destilación de las plantas, se extraen las esencias de los aceites. Estas disponen de gran número de principios que se activan a través del olfato y la piel. De esta forma, el jabón no solo te aporta las cualidades terapéuticas de los aceite, sino que también mantiene en tu cuerpo su aroma natural y silvestre. Incluso puedes elegir los ingredientes según el tipo de propiedad y aroma que quieras que te aporte el jabón que vayas a elaborar. Por ejemplo, la esencia del romero te transmite energía, mientras que la mandarina te transmite relajación.
Jabón natural aromatizado
Como mencionamos antes, una de las virtudes que caracteriza a los jabones elaborados artesanalmente es que mantienen el aroma floral y silvestre de los aceites esenciales extraídos de las plantas vegetales. Y otra ventaja de elaborar tú mismo el jabón es que puedes aromatizar el jabón casero a tu gusto. Solo tienes que añadir el aroma que quieras al jabón derretido, agregar las gotas de la esencia según la intensidad que quieras obtener y mezclarlo bien. De manera aproximada, suelen añadirse diez gotas de esencia aromática por cada 100 gramos de jabón base. Aún así, se recomienda ir haciendo pequeñas pruebas para conseguir el resultado deseado al aromatizar el jabón de forma natural. Los jabones artesanos pueden perfumarse con diferentes aromas. Puede hacerse a través de esencias aromáticas, aceites esenciales o contratipos de perfume. Por ejemplo, las esencias para jabones son sustancias concentradas listas para ser añadidas directamente a tu jabón. Pueden ser esencias marinas, dulces, especiadas, etc. Por su parte, con los aceites esenciales consigues un resultado totalmente natural, con aromas frescos e intensos.
29 Calzado Artesanal
Proceso de fabricación de calzado que los maestros artesanos del calzado aplican a la hora de fabricar sus zapatos, botas y otros tipos de calzado. En este artículo vamos a explicar el proceso seguido por una marca de calzado artesanal de Valverde del Camino, en concreto de la empresa Sport y Equitación. Esta empresa se encuentra especializada en la fabricación de una variedad de calzado artesanal, desde zapatos de vestir y polainas, para hombre y mujer pasando por botas específicas para la equitación, botas camperas y botines de diversos estilos.
Las medidas del píe.
Como cada pie es distinto es necesario tomar las medidas concretas de cada pie. Para medir el pie se utilizará una cinta métrica de costura, un papel blanco y un lápiz o bolígrafo. El primer paso de la medición será ubicar los pies del cliente sobre un papel en blanco para poder dibujar el contorno de los mismos con el lápiz o bolígrafo. Para dibujar el contorno es necesario que la persona esté de pie para que la presión que ejerce el peso sobre el pie sea la correcta. A la hora de dibujar el contorno debemos poner el lápiz o bolígrafo en vertical tratando de mantener un ángulo de 90 grados. Luego pasamos a utilizar la cinta métrica. En una primera medición lo haremos a la altura del empeine rodeando el pie completamente con la cinta métrica. En el caso de un zapato, con estas medidas serían suficientes. En el caso de la fabricación de un botín también sería necesario la medición con nuestra cinta métrica del tobillo, y en el caso de una bota alta, tendríamos que añadir también la medición de la pantorrilla.
La horma del píe
Una vez realizada las mediciones, estas se plasmarán en la fabricación de la horma de cada pie. Una horma no es más que un molde que nos ayudará a dar forma al material que se utilizará en la fabricación del calzado.
Estas hormas serán guardadas por el maestro artesano por si en el futuro el cliente solicitara otros calzados a medidas, de forma que no fuera necesario requerir de nuevo la presencia física del cliente. Algunos artesanos, sobre todo los que trabajan por internet pueden explicar al cliente la forma en la que deben tomar las medidas y posteriormente recibir la plantilla realizada en papel junto con las medidas tomadas por el propio cliente.
Los materiales de la fabricación del calzado artesano.
Una vez fabricadas las hormas de nuestros zapatos, el siguiente paso es elegir los materiales que se utilizarán para su fabricación. Por lo general se utilizan distintas pieles naturales de alta calidad, y aunque el cliente podrá elegir el material siempre tendrá que contar con los consejos del artesano, que podrá orientarlo para elegir el mejor material según las necesidades del mismo y el tipo de calzado en el que esté interesado.
No todos los materiales son aptos para todos los usos, ni se pueden a aplicar a los diferentes tipos de calzado existentes y no es obligación del cliente conocer toda la ciencia y técnica que está detrás de la fabricación del calzado. Entre las pieles comúnmente utilizadas podemos encontrar la piel de cordero, que es una de las más utilizadas en España, y donde podemos encontrar las pieles de cordero de mejor calidad y con un mejor curtido. La piel de vaca, donde las de mejor calidad y curtido provienen de EEUU , la piel de cabra, donde España también, destaca en el proceso de curtido y la piel de cerdo. Existen otros tipos de pieles menos comunes, como la piel de cocodrilo, que por los niveles de protección de los que goza esta especie, son muy escasas en el mercado y su precio es sensiblemente superior. Independientemente del tipo de piel, el proceso de fabricación de calzado artesanal será similar.
Proceso de diseño del zapato.
Una vez tenemos en cuenta el material elegido, se realiza el proceso de diseño, en el que se creará un boceto con el aspecto final que tendrá el calzado, incluyendo adornos, grabados, etc. Este proceso será en el que la opinión y las indicaciones del cliente serán más importantes, para conseguir obtener el resultado esperado por el mismo. Antiguamente se creaban los diseños a mano alzada sobre el papel, en la actualidad se utilizan programas informáticos y en algunos casos modelado 3D para que el cliente pueda ver con plena exactitud cual será el resultado antes de iniciar el proceso de fabricación. «Te recordamos que disponemos de un curso de diseño de calzado por ordenador con CorelDraw que te ayudará a la hora de presentar estos citados diseños en 3D»
Proceso de fabricación del zapato.
Una vez contamos con la aceptación del cliente, comienza el proceso de fabricación de calzado artesanal. Aquí es donde existe una diversidad de técnicas y procedimientos y cada artesano sigue los que considera más adecuados o aquellos en los que se encuentra especializado. A partir del diseño final aceptado por el cliente, se crearán los patrones de corte, para llevar a cabo el cortado del material (pieles de corte y forro). Este proceso se realiza mediante diversas técnicas, independientemente de la técnica el resultado del corte deberá ser óptimo para evitar problemas con el ensamblado posterior. Una vez tenemos las piezas, se lleva a cabo el proceso de adornado, donde se procederá a realizar los grabados, rellenos y dibujos que adornarán el calzado.
Una vez tenemos listas las distintas partes del zapato, de la bota o del tipo de calzado que estemos fabricando, se procederá al proceso de ensamblado. Esta es una de las partes más importantes y en gran medida la calidad final del calzado dependerá de este proceso. Existen diversas técnicas de ensamblado, en el caso de la marca José de Mora, de Sport y Equitación, el proceso de ensamblado se lleva a cabo mediante una técnica de cosido denominada “Goodyear”, también conocida como técnica de “cosido doble”. Es una de las técnicas que ofrece resultados de mayor calidad. Existen otras técnicas de cosido o de fijación de suelas mediante colas y clavos, que aunque de peor calidad que el sistema Goodyear, también ofrecen buenos resultados. Una de las principales ventajas de la técnica de cosido doble es la durabilidad de este tipo de calzado, que con un poco de cuidado nos puede durar toda la vida.
El último paso de este proceso de fabricación de calzado artesanal es la colocación de la suela, de la misma forma existen una diversidad de técnicas para su colocación y fijación con el resto del calzado. Es este caso la técnica Goodyear también es válida para su fijación al resto del calzado. La suela puede estar fabricada en distintos materiales, pueden ser de tipo bloque o patín de madera, pueden ser de piel tratada, de goma o de otros tipos menos comunes. Una vez terminado el ensamblado, nuestro proceso de fabricación de calzado artesanal habrá terminado, solo tendremos que proceder con el embalaje y el envío al cliente.
Como ves, este proceso de fabricación de calzado artesanal es laborioso, manual, y requiere de mucha experiencia a la hora de realizar el montado. Desde Reinventando el Calzado somos conscientes de que este tipo de oficios han sido, son, y serán una pieza angular en la moda, y por ello queremos formar a alumnos de nuestros cursos para que este oficio, el de zapatero, siga durante muchos años siendo un oficio creativo y sobre todo agradecido al ver nuestros zapatos o diseños a los pies de un cliente.
30 El Relojero
“El paso de generación en generación, una pasión personal, un descubrimiento, curiosidad, necesidad”. Son algunas de las razones de “Ser relojero”. El trabajo de relojero es un oficio que inició hace más de 500 años, en el que el principal objetivo era cuidar que los relojes mecánicos cumplieran su propósito, dar testimonio del paso del tiempo. El siglo XXI trajo consigo multitud de innovaciones y una revolución tecnológica que ha cambiado por completo nuestras vidas. Pero al mismo tiempo, multitud de oficios se quedaron atrás sobrepasados por la evolución de los tiempos y por las nuevas costumbres de la sociedad. Una de estas profesiones en peligro es la de relojero, un arte antes asentado en cada barrio que sufrió primero.
El auge de las grandes superficies y después la aparición de móviles y las nuevas tecnologías, lo que les ha obligado a reinventarse. El de relojero, ahora, es un oficio exigente, en el que tienes que cumplir unos requisitos para trabajar con las marcas. “Para que te consideren como centro de servicio certificado, las principales compañías relojeras requieren que compres una serie de máquinas y herramientas y tienes que hacer unos cursos que te cualifiquen”, explica. “Yo acabo de montar esta tienda y después de toda la inversión tienen que venir unos inspectores para valorar si todo se hace aquí según lo establecido, es decir, para comprobar si el taller y yo nos ajustamos a los requisitos y formas de trabajar que aplican ellos en sus relojes”, añade.
Una tarea compleja, peculiar y muy delicada. Si tenemos en cuenta que los relojes mecánicos más sencillos están compuestos por 60 piezas. Ahora bien, todo se complica cuando el reloj no sólo da la hora, si no que además tiene más funciones como el calendario, fase lunar, reserva de marcha… ¿pueden imaginarse cómo se compone una máquina de esta magnitud? Nada más y nada menos que de hasta 1,250 piezas. Los relojeros inspeccionan, desmontan, limpian y reponen o reparan las piezas dañadas. También hacen piezas de alta precisión para que los relojes vuelvan a funcionar correctamente. Utilizan herramientas que incluyen lentes de aumento y pinzas para inspeccionar las piezas del interior del reloj. A continuación, pueden quitar las piezas dañadas o desgastadas, tal vez sustituyéndolas por piezas hechas por ellos mismos.
Los relojeros limpian y engrasan piezas, las vuelven a montar y prueban el reloj para que vaya exactamente a la hora. Las reparaciones también incluyen ponerle pilas nuevas y ajustar la correa. La gran variedad de conocimientos técnicos que precisan los relojeros suele llevarlos a especializarse en un campo en particular. Por ejemplo, de un relojero especializado en relojes de pulsera se espera que tenga las habilidades necesarias para reparar relojes mecánicos y de cuarzo, pero puede decidir especializarse sólo en un campo.
Algunos relojeros se especializan en relojes electrónicos. Los relojeros pueden especializarse en relojes de pared o en relojes públicos. Otros campos de especialización incluyen la restauración de relojes antiguos. Los relojeros también pueden vender relojes y asesorar a los clientes sobre cuál comprar. Algunos también pueden vender joyas. El lugar de trabajo suele ser una tienda o taller.