El Flamenco en España
Flamenco antes de discos documentados
Hay dos fases en la historia del flamenco. Una prehistoria y una historia. Como en las épocas del hombre, la prehistoria del flamenco es toda aquella evolución que no se registra en documentos, o cuyos registros se dan por transmisión oral.
Debido a la diversidad de culturas que pasaron por nuestra tierra, el flamenco tiene numerosas influencias de diferentes orígenes griegos, romanos, musulmanes, gitanos... En los escritos griegos encontramos el estilo melismático como una característica típica de la canción del sur de España, este estilo también está presente en el flamenco.
Desde la época romana, encontramos las reseñas de Marcial y Juvenal sobre los Puellae Gaditanae, jóvenes de Gades, la colonia fundada por los fenicios en el territorio de la actual Cádiz. Otras teorías indican que los Seguiriya, los Saeta y los Fandango encuentran su cuna en la liturgia semita, aunque hoy son datos que no podemos verificar. Otra influencia viene de la Edad Media, en tiempos de la España musulmana. La música andalusí, resultado de la fusión entre la del norte de África, la cristiana y la judía.
Aunque su origen parece variado, lo que es evidente es que a lo largo de la historia, el flamenco ha ido emergiendo gracias a las influencias y a la historia cultural de nuestro país.
Primeros discos de flamenco
Hay un tiempo en el que podemos empezar a tratar el flamenco de una manera profesional y documentada. Entre 1765 y 1860. Es a partir de esta época cuando comienzan a surgir tres importantes cunas, que serían Cádiz, Jerez de la Frontera y el barrio de Triana, en Sevilla.
Es a partir de este momento, cuando el flamenco pasa a formar parte de la danza española, que comienza a evolucionar y a ser interpretado en escuelas y fiestas. Un dato interesante es que el flamenco sólo iba acompañado del toque de las palmas y no de la guitarra que lo caracteriza hoy en día. Aún así, algunos compositores como Julián Arcas ya empezarían a componer sonidos flamencos.
Historia Flamenco
Edad de Oro del Flamenco
Es a partir de 1860 hasta aproximadamente 1910, donde el flamenco comienza a evolucionar, dando nombre a este periodo como La Edad de Oro del Flamenco. Esto comenzó a ir acompañado de instrumentos, cantos y bailes. Este último, adquiere un esplendor, convirtiéndose en el mayor atractivo en el flamenco, siendo acompañado de la guitarra, la cual convirtió en un instrumento obligatorio para el cante como para el baile.
Ópera Flamenca
Entre 1910 y 1955, el flamenco se eleva a una nueva etapa, llamada Ópera Flamenca. Esta época se caracteriza por los cantos más ligeros, conocidos en nuestros días como fandango, y los cantos ida y vuelta, un estilo musical traído por inmigrantes de América Latina. Este nuevo camino que el flamenco había tomado no era uniforme en todo el mundo y en 1922 un grupo de intelectuales vino a crear un concurso en Granada, con el objetivo de encontrar nuevos valores para el cante flamenco auténtico. Este grupo sería conocido como la Generación del 27, que casi todos nosotros hemos estudiado.
El Renacimiento del Flamenco
La próxima era del flamenco, se conocería como el Renacimiento del flamenco surgido a partir de 1955. El principal autor que lo representó fue Antonio Mairena. En este momento, el flamenco comienza a desarrollarse en tablaos, teatros y festivales flamencos, donde hubo grandes personalidades del baile, que empujaron al flamenco a lo que hoy representa. Paco de Lucía marca el inicio de una etapa llena de esplendor donde la guitarra adquiere una dimensión universal, también autores como Manuel Cano, Víctor Monge Serranito y Manolo Sanlúcar.
A partir de ese momento, el flamenco siguió evolucionando, convirtiéndose en algo universal. Podemos notar cómo aparecen nuevas tendencias con otros estilos musicales. Esto ha provocado una polémica entre los defensores de la conservación de la ortodoxia flamenca y otros más interesados en su evolución y permeabilidad.
Hoy en día
Por otro lado, el flamenco ha llegado a los cinco continentes, gracias a los artistas que lo han difundido. Esto ha dado lugar a una nueva era, en la que los medios de comunicación son testigos de su gracia, su fuerza y su duende. Por este motivo ya no podemos afirmar que el flamenco es una manifestación artística exclusiva de Andalucía, pudiendo asistir hoy en Andalucía a espectáculos del más auténtico purismo y clasicismo flamenco interpretados por una bailaora japonesa o por guitarristas italianos, ante el respeto de un gran público de entendidos, mientras los más grandes artistas andaluces llevan el flamenco a importantes escenarios de todo el mundo.
Por supuesto, Andalucía sigue siendo la capital del flamenco, donde está más concentrada y donde más a menudo se puede disfrutar de este arte en su forma más pura. Y siendo una música íntima por excelencia, donde te sentirás mejor, será en ese pequeño círculo de amigos.
El cante y baile flamenco, tal y como lo conocemos en la actualidad, constituye uno de los símbolos más característicos de la cultura tradicional andaluza. Desde finales del siglo XX, esta muestra cultural vive su máximo esplendor, gracias a eventos como el Festival de la Canción en Córdoba o la Cátedra de Flamencología en Jerez. Desde entonces, han surgido dos tendencias en el flamenco: la purista, cuya esencia es tradicional, y la renovadora, que sigue conservando el espíritu pero con elementos innovadores.
Sin embargo, curiosamente los orígenes del flamenco son parcialmente desconocidos. La poca investigación hace que nos encontremos con diferentes hipótesis que sugieren que el flamenco tuvo desde influencias árabes, judías y gitanas, hasta americanas y tartésicas. Por ello, debéis tener en cuenta que todas estas vertientes podrían haber constituido la materia prima de esta música, sin restar importancia al flamenco como seña de identidad gitana.
Os interesará saber que existe una ausencia de datos históricos desde la llegada de los gitanos en el siglo XV hasta tres siglos más tarde. Esta falta de información sitúa los orígenes a finales del siglo XVIII, con Sevilla y Cádiz como cunas del flamenco. Nació como cante en grupos marginales provenientes de pueblos árabes norteafricanos y gitanos venidos del este de Europa. Por ello, existe una estrecha conexión entre este arte cultural y el folklore andaluz y español, además de cantos y bailes populares y tradicionales como el romance, el villancico, el bolero o los fandangos. No obstante #flamencofans, debéis saber que a partir del siglo XIX serán los gitanos los que difundan el tablao flamenco e identifiquen su etnia con este cante.
Esperamos que esta pequeña clase de historia del flamenco os haya gustado. Si queréis ir más allá, podéis acceder a nuestro post sobre la etimología de la palabra que designa nuestro baile favorito. El orígen de la palabra "flamenco". Ahora ya sabéis un poquito más acerca de este maravilloso arte, y podéis venir a ver una muestra de él a nuestra cena con espectáculo de flamenco en Barcelona. Qué viva el Flamenco
Los Orígenes del Flamenco
Sobre sus orígenes o influencias, solo podemos aventurarnos, pues carecemos de antiguas referencias escritas donde se mencione el flamenco como tal. El único dato conocido, por transmisión oral, es que se trata de un arte muy antiguo y que encuentra su cuna en Andalucía, en la rivera del Guadalquivir.
En el flamenco encontramos numerosas influencias de culturas muy diversas. Esto no es una sorpresa cuando sabemos que por esta tierra pasaron las más diversas civilizaciones y culturas. Fenicios, griegos, cartaginenses, romanos, judíos, musulmanes, godos y gitanos se han ido durante siglos asentado en esta tierra, y con seguridad estas influencias han sido absorbidas en la música y en el baile de esta tierra.
En escritos griegos encontramos el estilo melismático como característica típica del canto del sur de España, este estilo también lo tiene hoy el Flamenco. De la época romana, encontramos las reseñas de Marcial y Juvenal sobre las Puellae Gaditanae, jóvenes procedentes de Gades, la colonia que fundaron los fenicios en el territorio de la que hoy es Cádiz, ciudad que también tenía una cultura griega bastante asimilada.
Estas bailarinas, que formaban compañía con músicos acompañantes, llegaron a ser muy apreciadas en los círculos de la aristocracia y alta burguesía romana, que las contrataban para sus fiestas privadas o para espectáculos públicos. El espectáculo que estas chicas ofrecían, según relatos de la época, se convirtió en el punto álgido de estas fiestas.
Curioso es que en los relieves aparecen las Puellae Gaditanae con castañuelas, y con posiciones de pies y de brazos idénticas a las del flamenco actual. Quizás sea sólo una coincidencia o que este modo de bailar fuese común entonces a toda la cuenca del Mediterráneo. En cualquier caso, hoy lo conocemos sólo en el Flamenco.
Otras teorías apuntan que la Seguiriya, la Saeta y el Fandango encuentran su cuna en la liturgia semita. Estos son datos que hoy no podemos comprobar, sin embargo los parecidos son evidentes, como también lo oímos en otros palos, donde los acordes nos recuerdan a los alegres ritmos judíos.
Otra influencia, que por evidente no ha creado mucha polémica, es la que se remonta a la edad media, en la época de la España musulmana: La música Andalusí, resultante de la fusión de la musulmana procedente del norte de África, con la cristiana y judía, ya existentes en la península. Aquí la influencia mora vino de nuevo a enriquecer el estilo.
La Granaina con su indiscutible origen moruno, o la Zambra, que es un vocablo que originalmente designaba las antiguas reuniones de músicos andalusíes, son claros exponentes de esta influencia.
La influencia gitana la encontramos tanto en el baile como en la música. Algunos caracteres del baile son muy similares a los de las regiones asiáticas de las que proceden los gitanos. También los ritmos flamencos diferentes a los europeos tienen caracteres que hoy sólo encontramos en la música India.
Y de este modo podríamos seguir aventurándonos a apuntar las variadas influencias u origines. Pero en cualquier caso, lo que es evidente, es que el flamenco durante su larga historia ha sido permeable a las más variadas influencias, y que es tan puro como mestizo.
Evolución del Flamenco a partir de 1765
Haciendo un recorrido somero en lo que fuera la evolución del flamenco tal como lo conocemos hoy día, ya documentado y tratado profesionalmente, podemos comenzar por una época mucho más reciente: Entre 1765 y 1860. En esta época encontramos tres focos de importancia que crearían escuela: Cádiz, Jerez de la Frontera, y el barrio de Triana, en Sevilla.
Es a partir de esta época cuando el baile flamenco, empieza a tener un sitio entre los bailes españoles que se desarrollan en las escuelas, representándose frecuentemente en patios, ventas y salones privados cuando se celebraban fiestas.
En lo que se refiere a la guitarra, al principio no solía acompañar al cante, que normalmente se realizaba a palo seco, sin más acompañamiento que el toque de palmas. Algunos compositores, como Julián Arcas, comienzan a componer temas con sonidos flamencos que iniciarían una nueva era.
Entre 1860 y 1910 se ingresa en una época más prolífica que se ha llegado a llamar La Edad de Oro del Flamenco. En esta época florecen los cafés cantantes, desarrollando el flamenco todas sus facetas; la instrumental, la de cante y la de baile, hasta fijar definitivamente lo que pudiéramos considerar clasicismo de lo "jondo". El baile adquiere un esplendor sin precedentes, siendo éste el mayor atractivo para el público de estos cafés cantantes y se da un gran impulso a la guitarra, como complemento fundamental e indispensable para el cante y para el baile.
Entre 1910 y 1955, el cante esta marcado por lo que ha llegado a llamarse la etapa de la Opera Flamenca donde mandan los cantes más ligeros como los fandangos y cantes de ida y vuelta de influencia sudamericana, que trajeron los cantaores que habían sido emigrantes en Latinoamérica.
Este camino nuevo que había tomado el flamenco no gusta a todo el mundo y en 1922 un grupo de intelectuales, como Falla y otros artistas de la Generación del 27 crean en Granada un Concurso, con la finalidad de buscar nuevos valores que cultiven el cante jondo auténtico. A partir de 1915, se produce un ciclo de baile teatral de excepcional calidad, llevando el baile español y flamenco por todos los escenarios del mundo.
A partir de 1955 nos encontramos con un Renacimiento del Flamenco, siendo Antonio Mairena su figura principal, con ese rigor interpretativo y su afán investigador y de divulgación de la ortodoxia del cante. El baile en esta época se desarrolla en los tablaos, que son los herederos de los cafés cantantes anteriores, contando con verdaderas personalidades del baile, que alternan sus actuaciones no sólo en los tablaos, sino en teatros, festivales y otros escenarios.
Los guitarristas, acompañando al cante y al baile adquieren un mayor protagonismo, alcanzando este arte su madurez. El guitarrista es actualmente no sólo acompañamiento, sino solista. Paco de Lucía marca el inicio de una nueva etapa de esplendor sin precedentes, dando a la guitarra una dimensión universal. Junto a él habría que citar a otros que verdaderos virtuosos de este instrumento, como Manuel Cano, Victor Monge Serranito y Manolo Sanlucar.
El Flamenco hoy. El flamenco sigue evolucionando para convertirse en universal.
De un lado notamos nuevas tendencias de mestizaje con otros estilos musicales de la mano de algunos artistas. A este punto hay bastante polémica; entre los defensores de la conservación de la ortodoxia flamenca, como ya en su día lo hiciera Falla, y que sirvió para conservar tan valioso patrimonio, y otros más interesados en su evolución y su permeabilidad.
De otro lado, importantes artistas han llevado el flamenco por los cinco continentes, llegando a una nueva era donde los medios de comunicación son testigos de su gracia, su fuerza y su duende. Por ello no podemos ya más afirmar que el Flamenco es una manifestación artística exclusivamente de Andalucía como no podemos ya decir que el Jazz es una música exclusivamente de New Orleans, pudiendo hoy asistir en Andalucía a espectáculos del más auténtico purismo y clasicismo flamenco interpretados por una bailaora japonesa o un guitarrista italiano, ante el respeto de un gran público de entendidos, al mismo tiempo que los más grandes artistas andaluces llevan el flamenco a importantes escenarios en todo el mundo.
Naturalmente sigue siendo Andalucía la capital del flamenco, donde más concentrado se encuentra y donde con más frecuencia se puede disfrutar este arte en su más pura manifestación. Y al ser una música íntima por antonomasia, donde mejor se sentirá, será en ese círculo pequeño de amigos, donde sólo se encuentran una guitarra, una voz, y ese cuerpo bailando en una madrugada, y esto es lo que llamamos "una juerga flamenca".
Donde la España árabe, pues las modulaciones y melismas que definen al género flamenco pueden provenir de los cantos, moncordesislámicos. Hay también quien atribuye la creación de esta música a los gitanos, un pueblo procedente de la India hasta hace relativamente poco se creía que eran egipcios y desperdigado, por su condición de errante, por toda Europa. En España entraron a principios del siglo XV, buscando climas más cálidos que los que hasta entonces habían encontrado en el continente.
Tampoco se pueden olvidar los diferentes legados musicales que dejaron los deudos andaluces en el Sur de España, donde habían tenido vigencia las melodías salmodiales y el sistema musical judío, los modos jónico y frigio inspirados en el canto bizantino, los antiguos sistemas musicales hindúes, los cantos musulmanes y las canciones populares mozárabes, de donde probablemente proceden las jarchas y las zambras.
Sin entrar en juicios de valor sobre qué teoría tiene más fuerza existen otras pero con menos aceptación, lo que sí se puede asegurar es que el flamenco nace del propio pueblo, tiene una evidente raíz folclórica, mas al pasar por el tamiz de las gargantas de creadores puntuales se ha convertido en un arte indiscutible.
EL FLAMENCO
El lugar por excelencia para ver flamenco es en los tablaos. Aquí se improvisa y se crea. Los artistas se expresan y el público puede apreciar este arte. EL flamenco se improvisa, pero para poder improvisar se necesitan muchos años de estudio y ensayos. Cada artista conoce un código y un lenguaje, conoce los diferentes palos flamencos, la estructura de cante en cada uno de ellos, y a partir de este código y lenguaje se puede improvisar en un escenario.
EL FLAMENCO NO ES FOLKLORE
El flamenco es una expresión artística que nace de la mezcla de muchas culturas: la árabe, la judía, la de los gitanos que llegaron a España en el siglo XV y muchos se quedaron en Andalucía. Y con la cultura andaluza. De esa mezcolanza cultural en Andalucía surgió el Flamenco. Allí empezó y se desarrolló este arte que con el tiempo se ha extendido convirtiéndose en una manifestación artística universal.
Si está claro donde nació, ocurre todo lo contrario si queremos saber cuando nació, porque no empezó en un año concreto, fue creándose poco a poco con todas esas mezclas de culturas y desde hace aproximadamente dos siglos es cuando se empieza a expresar como lo conocemos hoy día.
Podemos decir que el flamenco es una música muy joven, porque dos siglos es muy poco tiempo dentro de la historia de la música. Aunque hay noticias documentadas, hacía el año 1770, en las que cuentan que se celebraban algunas fiestas y reuniones en las que los gitanos exhibían bailes y cantes que fueron los antecedentes del flamenco que hoy conocemos.
EL CANTE
Cante jondo Según el diccionario de la RAE, el «cante jondo» es «el más genuino cante andaluz, de profundo sentimiento». Este diccionario recoge como equivalentes las locuciones «cante jondo» o «cante hondo», lo que avala que el término «jondo» no es más que la forma dialectal andaluza de la palabra «hondo», con su característica aspiración de la h proveniente de f inicial.
Sin embargo Máximo José Kahn llegó a sostener que el término «jondo» procede de la locución hebrea «jom-tob» o «yom-tob», desinencia de algunos cantos sinagogales. Según García Matos e Hipólito Rossy, no todo cante flamenco es cante jondo. Manuel de Falla consideraba que el cante jondo era el cante antiguo, mientras que el cante flamenco era el moderno.
Se denomina «cante» a la «acción o efecto de cantar cualquier canto andaluz», definiendo «cante flamenco» como «el canto andaluz agitanado» y el cante jondo como «el canto más genuino andaluz, de profundo sentimiento». Al intérprete de cante flamenco se le llama cantaor en vez de cantante, con la pérdida de la de intervocálica característica del dialecto andaluz.
El fandango, que en el siglo XVII era el cante y baile más extendido por toda España, con el tiempo acabó generando variantes locales y comarcales, especialmente en la provincia de Huelva. En la Alta Andalucía y zonas limítrofes los fandangos se acompañaban con la bandola, instrumento con el que se acompañaba siguiendo un compás regular que permitía el baile y de cuyo nombre deriva el estilo «abandolao». De este modo surgieron los fandangos de Lucena, los zánganos de Puente Genil, las malagueñas primitivas, las rondeñas, las jaberas, los jabegotes, los verdiales, el chacarrá, la granaína, el taranto y la taranta.
A causa de la expansión de las sevillanas en la Baja Andalucía, el fandango fue perdiendo su papel de soporte del baile, lo que permitió un mayor lucimiento y libertad del cantaor, generándose en el siglo XX multitud de fandangos de creación personal. Asimismo, miles de campesinos andaluces, especialmente de las provincias de Andalucía Oriental, emigraron a los yacimientos mineros murcianos, donde los tarantos y las tarantas evolucionaron. La Taranta de Linares, evolucionó hacia la minera de la Unión, la cartagenera y la levantica.
En la época de los cafés cantantes, algunos de estos cantes, se desligaron del baile y se adquirieron un compás libre, que permitía el lucimiento de los intérpretes. El gran impulsor de este proceso fue Antonio Chacón, quien desarrolló versiones preciosistas de malagueñas, granaínas y cantes mineros. El cantaor Juan Debel retratado por el fotógrafo Alberto Romo.
La estilización del romance y de los pliegos de cordel dio lugar al corrido. La extracción de los romances de cuartetas o de tres versos significativos dio lugar a las tonás primitivas, a la caña y al polo, que comparten métrica y melodía pero que difieren en su ejecución. El acompañamiento de la guitarra les dio un compás que las hizo bailables. Se cree que su origen estuvo en Ronda, ciudad de la Alta Andalucía cercana a la Baja Andalucía.
Y muy relacionada con ella, y que desde allí llegaron al arrabal sevillano de Triana, con gran tradición de corridos, donde se transformaron en la soleá. De la interpretación festiva de corridos y soleares surgieron en Triana los jaleos, que viajaron a Extremadura y que en Jerez y Utrera derivaron en la bulería, desde donde se difundieron por toda la Baja Andalucía, generando variantes locales.
En los grandes puertos andaluces de Cádiz, Málaga y Sevilla se desarrollaron los tangos y los tientos, que tienen una gran influencia de la música negra americana. Asimismo en Cádiz se generó el grupo de las cantiñas cuyo palo central es la alegría.
Algunas tonadas populares andaluzas, como los pregones, las nanas y campesinos cantos de trilla, tienen la misma métrica de las seguidillas flamencas. A partir de ellos pudo surgir la liviana y la serrana, que es una interpretación virtuosista y melismática de la liviana; de hecho, tradicionalmente se interpretan juntas. Este grupo de palos también pertenece la alboreá y la antigua playera, que se impregnó de la melodía de las tonás dando lugar a la siguiriya, que incorporó acompañamiento de guitarra.
LOS PALOS
Se conoce como palo a «cada una de las variedades tradicionales del cante flamenco». Los palos flamencos más básicos son. Alegrías: Constituye el estilo flamenco que de forma más exacta expresa el sentir del entorno gaditano.
Bulerías: Se distingue por ser un palo fiestero, con un ritmo rápido y redoblado y que se presta más que otros al jaleo y las palmas. Suele ser el baile con el que remata la juerga flamenca, donde formando un semicírculo, los bailaores, de uno en uno normalmente, salen al centro a bailar una parte de la pieza musical.
Fandangos: Desde principios del siglo XIX, el flamenco adoptó rasgos de los fandangos andaluces, dando así lugar a los llamados “fandangos aflamencados”, que son considerados hoy en día como uno de los palos fundamentales del flamenco.
Tangos: Los tangos están considerados como uno de los estilos básicos del flamenco, existiendo varias modalidades. Sevillanas: Las sevillanas son un cante y baile típico de Sevilla. El baile uno más populares y conocidos de España. Las sevillanas se suelen bailar en pareja, al son de las cuatros coplas en que se divide.
EL TOQUE
El Ñoño, guitarrista, fotografiado por Alberto Romo. La postura y la técnica de los guitarristas flamencos, llamados tocaores, difiere de la usada por los intérpretes de guitarra clásica. Mientras el guitarrista clásico apoya la guitarra sobre su pierna izquierda de forma inclinada, el guitarrista flamenco suele cruzar las piernas y apoyarla sobre la que se encuentra más elevada, colocando el mástil en una posición casi horizontal con respecto al suelo.
Los tocaores modernos suelen utilizar guitarras clásicas, aunque existe un instrumento específico para este género llamado guitarra flamenca. Ésta es menos pesada, y su caja es más estrecha que la de la guitarra clásica, por lo que su sonoridad es menor y no eclipsa al cantaor.
Por lo general suele hacerse de madera de ciprés, con el mango de cedro y la tapa de abeto. El ciprés le da una sonoridad brillante muy adecuada para las características del flamenco. Antiguamente también se usaba el palo santo de Río o de la India, siendo el primero de más calidad, pero actualmente está en desuso debido a su escasez. El palo santo otorgaba a las guitarras una amplitud de sonido especialmente adecuada para el toque solista. En la actualidad, el clavijero más utilizado es el de metal, ya que el de madera plantea problemas de afinación.
Los principales guitarreros fueron Manuel Ramírez de Galarreta, el Gran Ramírez Madrid, 1864-1920, y sus discípulos Santos Hernández Madrid, 1873-1943, que construyó varias guitarras para el maestro Sabicas, Domingo Esteso y Modesto Borreguero. Asimismo destacan los Hermanos Conde, Faustino 1913-1988, Mariano 1916-1989 y Julio 1918-1996, sobrinos de Domingo Esteso, cuyos hijos y herederos continúan la saga.
Los tocaores usan la técnica del alzapúa, el picado, el rasgueo y el trémolo, entre otras. El rasgueo puede ser realizado con 5, 4 ó 3 dedos, este último inventado por Sabicas. El empleo del pulgar es también característico en el toque flamenco. Los guitarristas apoyan el pulgar en la tapa armónica de la guitarra y el dedo índice y medio sobre la cuerda superior a la que están tocando, logrando así una mayor potencia y sonoridad que el guitarrista clásico.
También se apoya el dedo medio en el golpeador de la guitarra para conseguir más precisión y fuerza a la hora de pulsar la cuerda. Asimismo el uso del golpeador como elemento de percusión dota de gran fuerza a la interpretación guitarrística flamenca. Se denomina «falseta» a la frase melódica o floreo que se intercala entre las sucesiones de acordes destinadas a acompañar la copla. Asimismo se habla de tocar o acompañar por arriba usando la digitación del acorde mi mayor y por medio la mayor, con independencia de que se haya transportado o no con la cejilla.
El acompañamiento y el toque solista de los guitarristas flamencos se basa tanto en el sistema armónico modal como en el tonal, aunque lo más frecuente es una combinación de ambos. Algunos cantes flamencos se interpretan «a palo seco» a capella, sin acompañamiento de guitarra.
Según el tipo de interpretación se habla de: Toque airoso: vivaz, rítmico y sonoridad brillante, casi metálica. Toque gitano o flamenco: hondo y con pellizco, usa preferentemente los bordones y los contratiempos. Toque pastueño: lento y tranquilo. Toque sobrio: sin ornamentos ni alardes superfluos.
Toque virtuoso: con dominio excepcional de la técnica, corre el riesgo de caer en un efectismo desmesurado. Toque corto: pobre en recursos técnicos y expresivos. Toque frío: carente de hondura y pellizco.
EL BAILE
Alejandra Gaudí, bailaora, fotografiada por Alberto Romo. Tanto el baile como la música flamencos incluyen un grado alto de improvisación personal, que toma cuerpo a través de las expresiones espontáneas de las emociones del intérprete en cada momento de la interpretación.
Con el floreciente desarrollo de la música flamenca surgió la igualmente rápida evolución del baile flamenco, que apareció por primera vez de manera reconocible como una danza estructurada en el siglo XVIII.
El zapateado flamenco es una parte esencial del baile flamenco. En el flamenco el bailaor se convierte en músico. Su instrumento musical son sus pies con sus zapatos de flamenco. El zapateado flamenco tiene una técnica de baile bien específica. Esta técnica incluye numerosos principios de baile, desde la postura corporal y el dominio del compás de cada palo flamenco hasta la musicalidad, la fuerza y la velocidad.
La percusión del zapateado flamenco consiste de sonidos que se producen al golpear el suelo con los zapatos. Estos sonidos se logran con las diferentes partes de los zapatos flamencos: la planta, la punta y el tacón.
El sonido de percusión se crea con la suela de los zapatos y los clavos que llevan los zapatos en la punta y el tacón.