sábado, 25 de abril de 2020

El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida





El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida

La naturaleza, en su significado más general, es el conjunto de todos los organismos vivientes que conforman el universo físico que se han dado de manera natural, sin intervención del hombre. 
El concepto moderno de naturaleza que hace referencia a un todo como universo físico es reciente. Comenzó a utilizarse a partir de la evolución de la ciencia y la investigación moderna.
Si atendemos al origen de la palabra naturaleza veremos que procede del vocablo naturist, de origen germánico, que significa carácter natural. En cuanto a la palabra natura, de procedencia latina, significaba en sus orígenes la forma natural en que crecen plantas y animales, de forma espontánea.
La naturaleza es la forma en que coexisten ciertas cosas y los seres vivos, como por ejemplo los animales y las plantas. También conforman la naturaleza lo relacionado con el tiempo atmosférico o clima, así como la geología de nuestra Tierra.


Impacto del hombre en la naturaleza
Naturaleza
No podemos vivir sin la naturaleza pues nos brinda todo lo que necesitamos para vivir.
La intervención del ser humano en la naturaleza ha generado grandes problemas en la naturaleza, afectan gravemente la vida de los seres y a consecuencia de ello, la nuestra también. La calidad de vida disminuye y provoca serias complicaciones. Por eso es que hay que ser conscientes del cuidado del medio ambiente y de la naturaleza.
Es sabido que si seguimos utilizando los recursos del planeta indebidamente y sin conciencia, llegará un momento en que ya no habrá más a disposición. No podemos vivir sin la naturaleza porque ella nos brinda todo lo que necesitamos para vivir, por eso hay que cuidarla.



Naturaleza humana
Cuando hablamos de naturaleza también podemos relacionarlo con la condición humana, con nuestra esencia de seres vivos. La naturaleza dicta el modo en que somos, lo que nos hace actuar y ser de determinada manera. Parte de nuestra naturaleza humana, por ejemplo, es nuestra capacidad de hablar y razonar.
También se relaciona este término con nuestro temperamento o carácter, o las características físicas de una persona, solemos decir que una persona tiene una naturaleza impulsiva.


El impacto ambiental
El impacto ambiental refiere a los efectos y consecuencias del accionar del hombre en el medio ambiente. La ecología es la ciencia que se dedica fundamentalmente a analizar dichas consecuencias y la magnitud del impacto producido o que puede llegar a producir; a su vez busca desde hace mucho tiempo concientizar a los gobiernos y países mediante proyectos de ley que ayuden a disminuir los impactos negativos que se ocasionan al medio ambiente.
Existe un procedimiento conocido como Evaluación de impacto ambiental, el cual consta de un protocolo que ayuda a identificar y analizar las consecuencias que pueden ocurrir en el medio y en la sociedad. El diagnóstico que ofrece dicho protocolo se lo denomina Declaración de impacto ambiental. Su objetivo en concreto es lograr disminuir y exiliar todo tipo de proyecto que atente en contra del medio ambiente.



El concepto de impacto ambiental, por otro lado, puede también ser utilizado, con menor frecuencia, para referirse a los daños ocasionados por fenómenos naturales. Por ejemplo: «El tsunami, en Japón, de 2011 tuvo un impacto ambiental de magnitudes fuertemente negativas sobre la población y la economía«.
Muchas veces el impacto ambiental que produce una empresa en zonas aledañas es totalmente ignorado socialmente por un tema en particular: la economía. Tal es así que, por ejemplo, una empresa petrolera suele provocar, con sus métodos extractivos, daños irreversibles al ambiente, que no son tomados en cuenta, debido a la importancia económica que la misma ejerce sobre el Estado.



Pueden distinguirse diferentes clases de impactos ambientales: a nivel mundial, como consecuencias de guerras y el uso de uranio empobrecido, a nivel social o sobre el sector productivo.
Impacto a nivel mundial: Su principal característica es que sus consecuencias influyen en el medio ambiente global y no en un sector específico. Dentro de este tipo se encuentran actividades que se practican mundialmente.
 Una de las más conocidas es el transporte de petróleo y su misma explotación.
Impactos ambientales como consecuencia de guerras y utilización de uranio: Estas consecuencias al día de hoy no son tomadas en cuenta como se debería.



 La utilización de bombas produce un impacto ambiental que aniquila flora y fauna en cuestión de un período de tiempo relativamente corto. Las post-guerras influyen negativamente en un lapso de tiempo espontáneo y a futuro.
Impactos sobre el medio social: El accionar humano puede producir consecuencias letales en ámbitos sociales tales como la economía, la salud social, efectos socioculturales y efectos tecnológicos.
Impactos sobre el sector productivo: Generalmente, el impacto más notorio deriva de la necesidad de aumentar los costos a causa de la realización de actividades que ayuden a disminuir la contaminación en un lugar determinado.


El cambio climático
Llamamos cambio climático a la variación de los patrones meteorológicos estables a lo largo de un período de tiempo extenso, que puede ir de unas décadas a millones de años. Suele estar acompañado de procesos de reacomodo climático que a menudo implican fenómenos meteorológicos extremos, con un alto impacto en los modos de vida de flora, fauna y la humanidad.
La exploración geológica de distintos terrenos de nuestro planeta nos ha revelado que sus condiciones climáticas en épocas anteriores eran bastante distintas: actuales desiertos se hallaban bajo el agua, frondosas praderas estaban desérticas, etc. Esto ha confirmado el hecho de que el clima no es una instancia fija, sino que varía con el tiempo y se han podido determinar los factores que apresuran dicho cambio.



En épocas recientes, el término cambio climático ha cobrado vigencia para referir también al impacto de las actividades humanas en el balance químico y físico del planeta, lo cual habría incidido en el calentamiento global debido al llamado “efecto invernadero” que produce la anormal acumulación de gases en la atmósfera y, de manera indirecta, en el cambio de las condiciones climáticas del globo.
A principios del siglo XXI el debate sobre el cambio climático es constante: existen sectores que encienden la alarma de los inminentes desastres climáticos por venir algunos de los cuales ya habrían sido percibidos: temporadas de huracanes más largas de lo normal, terremotos, inundaciones y sequías imprevistas, etc., acusando a la mano del hombre y de la industria como responsables directos del ascenso de la temperatura planetaria.
Otros sectores, en cambio, opinan que el impacto real de la humanidad es mínimo en términos de historia planetaria y que simplemente una era glacial llega a su término, de modo que el calentamiento global y el cambio climático son parte de una etapa natural en el proceso meteorológico del planeta. Según estos sectores, no es cierto que se haga imperativo un cambio radical en los modos de vida y obtención de energía de la humanidad.


Los Terremotos 
Se llama terremoto del latín terre: “tierra”, y motus: “movimiento” o también sismo, seísmo, temblor o movimiento telúrico, a un episodio de sacudimiento violento y pasajero de la corteza terrestre, fruto de la liberación repentina de energía onda sísmicas en el subsuelo, en donde se dan determinados fenómenos geológicos, como fallas, volcanes o fricciones entre las placas tectónicas.
Un terremoto presenta un foco subterráneo o punto de origen, conocido como hipocentro, y un punto en la superficie directamente sobre el foco, llamado epicentro, en donde suele darse la mayor intensidad del movimiento. En casi todos los casos, luego del temblor se producen sismos de mucha menor intensidad, conocidos como réplicas.


La magnitud de la fuerza del movimiento suele medirse de acuerdo a la Escala de Richter, un registro de la magnitud local del temblor que va del 2,0 micro temblores diarios imperceptibles al 10 jamás registrado.
Este tipo de eventos sísmicos se manifiestan recurrentemente, en base cíclica, conforme al movimiento a lo largo de los siglos de las placas tectónicas del subsuelo, y a los procesos de cambio propios de la corteza terrestre. Los sismólogos se dedican al estudio de los sismos y al cálculo de sus probabilidades de repetición en el tiempo.
Los terremotos se han producido desde tiempos inmemoriales y siempre le han transmitido al ser humano una impresión de las gigantescas fuerzas de la naturaleza, en la medida en que han ocasionado tragedias y generado catástrofes secundarias.


Un terremoto
Un temblor puede responder a diversas causas, naturales y de origen humano:
Procesos geológicos. Las placas tectónicas de la Tierra se mueven bajo la superficie, sobre el magma, y a menudo chocan unas contra otras, generando ondas sísmicas que repercuten hacia la superficie. Esto también puede ocurrir en presencia de actividad volcánica.
Instalaciones geotérmicas. La mano humana también puede ocasionar accidentalmente temblores, como ocurre con los microsismos que a menudo se producen al inyectar agua fría en yacimientos geotermales, donde el calor propio de la tierra hace hervir al líquido y produce géiseres.


Fracking. Existe debate sobre la posibilidad de que los métodos de fracturación hidráulica o fracking, consistentes en la inyección de agua y materiales químicos dentro de pozos de hidrocarburos para aumentar o propiciar la extracción de la materia valiosa, puedan incrementar la inestabilidad sísmica de la zona y causar terremotos.
Pruebas nucleares. Los ensayos de armas atómicas son tan destructivos que deben hacerse lejos de la vida humana y salvaje, por lo que a menudo se llevan a cabo bajo tierra. Estas explosiones son tan fuertes que pueden repercutir en las placas tectónicas y transmitir vibraciones que ocasionen pequeños sismos.



El ser Humano
Cuando hablamos del ser humano o directamente del humano, nos referimos a nuestra especie: el Homo sapiens del latín “hombre sabio”, perteneciente al orden de los primates y a la familia de los homínidos, creadores de la civilización que hoy en día domina y transforma el planeta Tierra.
La evidencia más antigua de actividad de los seres humanos en el planeta data de 315.000 años, y se encuentra en Marruecos. En ese momento, la nuestra era apenas una especie entre varias del género Homo, sumamente diversificado y cuyas otras especies ya se han extinguido.


Después de la desaparición del Homo neardentalis el “hombre del neardental” hace 28.000 años y del Homo floresiensis el “hombre de las flores” o Hobbit hace aproximadamente 13.000 años, somos la única especie del género que perdura.
El ser humano se distingue en base a sus rasgos corporales bípedo, con articulaciones superiores útiles, capaz de andar erguido y de pelaje escaso, pero también a su capacidad de inventiva e inteligencia, la cual lo distingue del resto de los animales superiores.
En particular su capacidad para el lenguaje articulado, para el pensamiento complejo y abstracto, y para la transformación del medio que lo circunda.



Sin embargo, los seres humanos nos hemos definido a nosotros mismos filosóficamente de maneras muy distintas a lo largo de nuestra historia, a medida que hemos creado y demolido religiones, órdenes sociales e interpretaciones del mundo, en búsqueda de respuesta a nuestras interrogantes esenciales sobre el origen y sentido de la existencia, o el destino final de la misma.
En algunos contextos se empleaba el término “hombre” como sinónimo de ser humano, pero dicha utilización se desestima debido a su ambigüedad, ya que designa también a los individuos adultos del sexo masculino.



El origen de nuestra especie ha sido motivo de debate a lo largo de la historia de la humanidad, teniendo inicialmente explicaciones míticas o mágico-religiosas de acuerdo a las diversas tendencias culturales que existen, en lo que se ha denominado como el creacionismo: la teoría de que los seres humanos somos obra de un Dios o una voluntad sobrenatural o sagrada que nos otorgó el don de la inteligencia y con la que estamos, por ende, en deuda. Es la postura aún sostenida por numerosos colectivos religiosos, que prefieren interpretar al pie de la letra el contenido de sus textos sacros, como La Biblia.


Sin embargo, a raíz del surgimiento de las cie ncias y del discurso racionalista, se fueron acordando más y más posibles explicaciones de índole científica, hasta llegar a la Teoría de la Evolución de Lamarck en el siglo XIX, el primer intento de explicación del origen de la vida a través de la transmisión de caracteres adquiridos, es decir, que una vida heredaba a sus descendientes las cosas aprendidas o adquiridas durante el transcurso de su existencia.


Luego vendría el libro El origen de las especies de Charles Darwin, cuyas teorías fueron perfeccionadas por científicos posteriores, donde se propone que la vida evoluciona en base a cambios lentos y a la presión de la selección natural.
De hecho, el segundo libro de Darwin ya abordaba el tema del origen humano El origen del hombre, 1871, en la cual se propuso por primera vez que el hombre descendía evolutivamente de alguna forma más simple de existencia, con la cual tendría todavía muchas características en común: los primates.
Esto no significa que “el humano proviene del simio”, como muchos lo explican, sino que el ser humano es un familiar directo de las especies más modernas de primates, que presionadas por el ambiente y por las necesidades históricas fueron adquiriendo cada vez mayores capacidades caminar erecto, pulgares oponibles, utilización de herramientas, manejo del fuego y dando origen así a más y más nuevas especies, la última de las cuales es, justamente, la humana.


Los  volcánes
Los volcanes son bastante frecuentes en la corteza terrestre, especialmente en las regiones de intensa actividad sísmica, pudiendo hallarse en la plataforma continental o en el lecho oceánico. Sus erupciones, que es como se denomina al derrame de magma hirviente hacia el exterior, suelen ser cíclicas y esporádicas, variando en intensidad y potencial destructivo.
Se consideran una de las principales fuentes de materiales rocosos en la corteza terrestre. Además, son una de las principales amenazas naturales medioambientales, capaces de producir enormes incendios forestales, de arrojar toneladas de material a la atmósfera gases y cenizas, sobre todo y de alterar por lo tanto el balance químico de la biósfera terrestre.


Muchas extinciones masivas de la historia geológica terrestre se atribuyen a intensos y/o prolongados episodios de actividad volcánica.
Los volcanes son estudiados por los geólogos y tienen una importante correlación con la actividad sísmica terrestre, como terremotos y movimientos tectónicos. Los volcanes toman su nombre del dios griego Hefesto, Vulcano.
Volcanes, concebidos para destruir
Una odisea volcánica 
What is a volcano
Características de los volcanes
volcan extincion inactividad latencia


Los volcanes inactivos parecen extintos pero su calor produce, por ejemplo, aguas termales.
Los volcanes pueden tener muchas formas, pero generalmente consisten en una estructura cónica consecuencia de la deposición de materiales tras las sucesivas erupciones. Las mismas pueden alcanzar alturas de incluso 8000 metros sobre el nivel del mar.
Los materiales que los constituyen pueden ser diversos, dependiendo del tipo de volcán y de la naturaleza del subsuelo donde se produzcan.
Por otro lado, poseen un ciclo de vida prolongado y diverso, que consiste en tres etapas:
Actividad o estado de latencia, cuando los volcanes pueden entrar en erupción en cualquier momento;
Inactividad o dormancia, cuando los volcanes presentan ciertos signos de actividad, pero no han tenido erupciones en siglos;
Estado de extinción, cuando no han tenido una erupción en 25.000 años o más, aunque no es posible descartar del todo que revivan en un momento determinado.


Existen diversos tipos de volcanes, dependiendo de su lugar de formación y de su forma específica. Los más frecuentes son:
Estratovolcán. Un tipo de volcán de gran altura y forma cónica, conformado por numerosas capas o estratos de lava endurecida, fruto de erupciones anteriores, así como de lapilli y cenizas endurecidas. Suelen exceder los 2500 metros de altura y hallarse en las placas continentales.
Cono de escoria. Montículos cónicos de material volcánico acumulado alrededor de una chimenea volcánica. Dicho material se conoce como “escoria”, suele ser vidrioso y contener burbujas de gas atrapado, al enfriarse rápidamente el magma. Su altura puede variar entre los diez y los cientos de metros de altura.


Caldera volcánica. Al contrario de los anteriores, tienen forma hundida o de depresión, producto de deslizamientos o colapsos internos del volcán, en las que suele albergarse agua termal, géiseres o incluso islas volcánicas.
Volcán en escudo. 
Se trata de volcanes de gran tamaño, formados por capas basálticas fruto de sucesivas erupciones. Poseen una pendiente más suave, o sea, menos pronunciada, y por lo general tienen erupciones recurrentes a lo largo de miles o millones de años.
Volcán submarino.
Formados en las grietas geológicas del fondo del océano, generalmente en las regiones próximas de las dorsales oceánicas. Sus erupciones suelen alterar enormemente la química de los mares circundantes y añaden nuevas capas de materia al lecho oceánico, ya que debido al agua se enfría muy velozmente el magma. Podría haber miles o millones de ellos actualmente, dado que el estudio del lecho marino es una posibilidad relativamente nueva en la geología.


La atmósfera
La atmósfera terrestre alcanza unos 10.000 km de distancia de la superficie del planeta, y alberga en distintas capas los gases necesarios para preservar la temperatura planetaria estable y permitir el desarrollo de la vida. Las corrientes de aire presentes en ella se encuentran estrechamente relacionadas con la hidrósfera el conjunto de agua planetaria, y se afectan de manera recíproca.
Nuestra atmósfera puede dividirse en dos grandes regiones: homósfera los 100 km inferiores y heterósfera desde los 80 km hasta el borde exterior, de acuerdo a la variedad de gases que integran cada una, mucho más variados y homogéneos en la primera, y estratificados y diferenciados en la segunda.


El origen y la evolución de la atmósfera datan desde los inicios mismos del planeta, en los que una gruesa capa de gases primigenios permaneció alrededor del planeta, constituida más que nada por hidrógeno y helio provenientes del sistema solar. Sin embargo, el enfriamiento paulatino de la Tierra y la aparición muy posterior de la vida fueron cambiando la atmósfera y variando su contenido hasta alcanzar el que hoy conocemos, a través de procesos como la fotosíntesis y quimiosíntesis o la respiración.
La atmósfera terrestre está compuesta por diversos tipos de gases, cuyo mayor porcentaje de masa se acumula en los primeros 11 km de altura 95% del aire se encuentra en su capa inicial y cuya masa total ronda los 5,1 x 1018 kg.


Los principales gases que la integran en la homósfera son el nitrógeno 78,08%, oxígeno 20,94%, vapor de agua entre 1 y 4% a nivel superficial y argón 0,93%. Sin embargo, otros gases se hallan presentes en cantidades minoritarias, como el dióxido de carbono 0,04%, neón 0,0018%, helio 0,0005%, metano 0,0001%, entre otros.
Por su parte, la heterósfera se compone de capas diferenciadas de nitrógeno molecular 80-400 km, oxígeno atómico 400-1100 km, helio 1100-3500 km e hidrógeno 3500-10.000 km.
La presión y temperatura atmosféricas disminuyen con la altura, por lo que las capas exteriores son frías y poco densas.


Tropósfera. La capa inicial, en contacto con la superficie terrestre, en donde se acumula la mayor cantidad de gases atmosféricos. Alcanza los 6 km de altura en los polos y los 18 km en el resto del planeta, siendo la capa más cálida de todas, a pesar de que en sus límites exteriores la temperatura alcance los -50 °C.



Estratósfera. Va desde los 18 a los 50 km de altura, en diversas capas gaseosas.
 Una de ellas es la ozonósfera, en donde la radiación solar impacta sobre el oxígeno, formando moléculas de ozono O3 que constituyen la conocida “capa de ozono”. Este proceso genera calor, por lo que la estratósfera registra un aumento considerable de la temperatura hasta los -3 °C.
Mesósfera. La capa intermedia de la atmósfera, entre los 50 y 80 km de altura, es la zona más fría de la atmósfera toda, alcanzando los -80 °C.



Ionósfera o termósfera. Se extiende de los 80 a los 800 km de altura y presenta un aire muy poco denso que permite oscilaciones de temperatura drásticas dependiendo de la intensidad solar: puede registrar temperaturas de 1500 °C durante el día y caer dramáticamente en la noche.
Exósfera. La capa externa de la atmósfera, que va de los 800 a los 10.000 km de altura, es relativamente indefinida, poco más que el tránsito entre la atmósfera y el espacio exterior. Allí tienen lugar la fuga de los elementos más livianos de la atmósfera, como el helio o el hidrógeno.


La capa de Ozono
La capa de ozono se encuentra dentro de la atmósfera terrestre y tiene la función de ser una capa protectora que justamente preserva la vida del planeta Tierra, haciendo las veces de escudo contra los rayos del sol llamados UV o radiación ultravioleta, absorbiendo del 97 al 99% de ella. Se encuentra a una distancia de la superficie de la tierra de 15 a 50 kilómetros de altura en mayor concentración, aunque en el suelo también está presente.


El ozono es una forma de oxígeno en donde la molécula tiene 3 átomos en lugar de 2, como siempre es. Este tercer átomo hace que el oxígeno se vuelva venenoso, tan solo inhalar una vez el ozono es mortal. Esta molécula se forma en la estratósfera una capa de la atmósfera por la acción de la radiación solar en estas moléculas, este es un proceso llamado fotólisis.


Esta capa de la atmósfera fue descubierta en el año 1913 por dos físicos franceses llamados Charles Fabry y Henri Buisson. Años más tarde, un meteorólogo británico de apellido Dobson examinó sus propiedades y desarrolló un aparato que llamó espectrofotómetro, el cual permite medir el ozono desde la superficie de la Tierra. Entre los años 1928 y 1958 él mismo estableció una red mundial de monitoreo del ozono. En su honor se estableció la unidad de medida Dobson.


El Aire
El aire es una capa gaseosa de suma importancia para la vida en la Tierra, ya que cumple funciones de protección de los rayos solares y de otros elementos foráneos como los meteoritos. Además, brinda a la dinámica química del planeta un conjunto de elementos indispensables de naturaleza gaseosa, como el oxígeno para la respiración, y permite que se produzca el ciclo hidrológico.
El aire está compuesto por diversos elementos gaseosos, que normalmente no pueden ser diferenciados, ni percibidos por separado. Sin embargo, es posible licuar el aire en laboratorios, es decir, hacerlo líquido, y proceder a separar sus componentes. 


De esa forma se obtienen muchos de los elementos empleados en la industria química. Sus propiedades y composición varían de acuerdo a la altura y a la región terrestre donde se mida.
Su importancia fue percibida por el hombre desde tiempos antiguos, cuando fue considerado uno de los cuatro elementos básicos de la naturaleza, junto con el fuego, el agua y la tierra. Hoy en día, en cambio, tenemos un mucho mejor entendimiento de él que nunca antes.


El aire está compuesto por una mezcla de gases, de los cuales el nitrógeno, oxígeno y argón son los más predominantes 78,08%, 20,94% y 0,93% respectivamente. Igualmente, presenta un porcentaje 0,035% de dióxido de carbono y vapor de agua 0,40% aproximadamente.
Otros elementos presentes en el aire, aunque minoritariamente, son neón 0,0018%, helio 0,0005%, metano 0,00017%, kriptón 0,00014%, hidrógeno 0,00005% y amoníaco 0,0003%.


El aire varía de acuerdo a su ubicación en las cuatro capas de la atmósfera: tropósfera, estratósfera, mesósfera y termósfera. Mientras más elevado se encuentre, menor presión y menor peso tendrá el aire, ya que los elementos más pesados son atraídos con mayor fuerza por la gravedad.
En líneas generales, el aire es menos pesado y tiene menor densidad que el agua el aire tiene una densidad de 1,225 kg/m3 a unos 15 °C de temperatura. Es transparente, incoloro, inodoro e insípido, excepto cuando está contaminado con alguna sustancia particular.
El aire no tiene volumen propio, ya que se trata de un gas, y es incapaz de existir en el vacío. Además, es un buen conductor del calor.


El Ambiente
El ambiente puede referir incluso a las condiciones o circunstancias de un lugar, una época o un grupo. Además, se utiliza en relación a un grupo o a un sector social, pero no solo al grupo en sí, sino también por las actitudes que tienen éstos con respecto a alguien o a algo. Decir que un ambiente es bueno o malo sugiere a que si las comodidades y condiciones son adecuadas a cada individuo que se encuentre en el lugar o no.
En América esta palabra es comúnmente usada para hacer alusión a una habitación de una casa, generalmente la encontramos en expresiones como “vivo en un apartamento de dos ambientes”, es decir que su hogar tiene dos habitaciones, cocina y comedor. A su vez, estos espacios se pueden ambientar, es decir proporcionar a un lugar un ambiente adecuado a las situaciones gracias a las luces o las decoraciones.


En otras palabras, ambiente es un conjunto de elementos naturales y sociales que están estrechamente relacionados, allí se despliega la vida de los seres biológicos, acompañado de elementos físicos.
El medio ambiente es donde encontramos estos elementos naturales, proporcionados por la naturaleza para que los seres vivos puedan convivir de manera agradable. La sociedad está actualmente sobre explotando los recursos de la naturaleza, y con el paso de los años poco a poco fue destruyendo ese ambiente natural.


El medio ambiente es el espacio en el que se desarrolla la vida de los seres vivos y que permite la interacción de los mismos. Sin embargo este sistema no solo está conformado por seres vivos, sino también por elementos abióticos sin vida y por elementos artificiales.
Cuando se habla de seres vivos se hace referencia a los factores bióticos, sea flora, fauna o incluso los seres humanos. 


En oposición, los factores abióticos son aquellos que carecen de vida. Sin embargo estos elementos resultan esenciales para la subsistencia de los organismos vivos, como el aire, el suelo y el agua. Entre los elementos artificiales incluimos a las relaciones socioeconómicas, como la urbanización, los conflictos dentro de una sociedad, etc.
El medio ambiente, según otros autores, es considerado como la suma de las relaciones culturales y sociales, en un entorno, en momento histórico y un lugar en particular. Esto quiere decir que esta definición incluye las costumbres y el folklore dentro del concepto de medio ambiente, entre muchas otras cosas.



A medida que la población comenzó a crecer y aumentar su tecnología, el impacto sobre el medio ambiente comenzó a ser mayor y más nocivo. El momento donde comenzó a agravarse exponencialmente el medio ambiente fue a partir de la Revolución Industrial, principalmente por la explotación de recursos minerales y fósiles.
De esta manera el equilibrio del sistema ambiental se perdió y la calidad de vida de muchos seres vivos se halla desde ese momento en muy malas condiciones y para algunos resulta incluso imposible adaptarse a los grandes cambios.


La contaminación ambiental es definida como la presencia de agentes químicos, físicos o biológicos en el ambiente que pueden tener efectos nocivos sobre la seguridad y salud de los seres vivos, sean estos animales, flora o humanos.
La contaminación puede tener diversos orígenes, como los desechos de las industrias, la mega minería, o bien de origen doméstico, como por ejemplo los desechos de envases, y hasta pueden ser incluso comerciales, como los envoltorios.


El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida

jueves, 23 de abril de 2020



La Historia de la Humanidad a Través del Tiempo

La historia del hombre es muy extensa, y para comprenderla es preciso remontarse muchos millones de años atrás en el tiempo. Sin embargo, entender nuestro pasado nos ayuda a entender el presente y futuro; por eso te vamos a hablar de las etapas históricas del desarrollo de la humanidad.
Las etapas históricas de la humanidad dividen la historia en periodos largos que comienzan y terminan cuando se produce un acontecimiento importante para los hombres. En general, podemos distinguir las siguientes etapas de la historia: la prehistoria, la Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. Veamos con detalle cada una:


La prehistoria
Es la etapa que comienza con el origen de la humanidad hasta que surgió la escritura con las primeras civilizaciones, es decir, aproximadamente 4.000 años antes de Cristo. Durante este periodo aparecieron los primeros homínidos, que fueron evolucionando hasta que apareció el Homo sapiens. 
Nuestros antepasados empezaron a construir las primeras herramientas y a vivir en grupos. En la prehistoria se pueden distinguir, a su vez, varias subetapas como las siguientes:
El 54% de la población mundial vive actualmente en ciudades, según datos de las Naciones Unidas, y las proyecciones indican que está cifra no hará más que crecer en el futuro a medio plazo. 
Sin embargo, el asentamiento de la humanidad en núcleos urbanos es algo relativamente reciente si atendemos a las decenas de miles de años que llevamos caminando sobre el planeta con nuestro actual fenotipo de homo sapiens sapiens. 


Hasta entonces, los humanos vivíamos en pequeñas sociedades nómadas dedicadas a la caza y la recolección, sin un emplazamiento fijo.
Las primeras ciudades dignas de tal nombre, es decir, espacios urbanos donde los habitantes trabajaban en actividades especializadas en su interior y donde existía un poder económico y político centralizado, empezaron a aparecer en distintos puntos del planeta hace unos 7.000 años. Antes de que este fenómeno fuera posible, el factor determinante que permitió a los seres humanos empezar a establecer asentamientos fijos fue la agricultura.
El desarrollo de la artesanía, el comercio y el desarrollo de administraciones políticas más complejas produjo un crecimiento paulatino de algunos de estos asentamientos que acabaron por convertirse en el germen de las grandes civilizaciones antiguas. Estas fueron las primeras civilizaciones en las que se empezaron a formar ciudades:


En algún punto de África hace al menos 4 millones de años, un homínido comenzó a caminar sobre su dos patas traseras. 
Se iniciaba así la cronología de la historia hacia el homo sapiens, una especie que se ha expandido por todos los rincones del planeta Tierra.
Como en todos los procesos evolutivos, hubo numerosas especies que no lograron salir adelante y se extinguieron en cierto punto.
 Fue el caso de los australopitecos, antecesores del ser humano desde alguna de sus especies. Otros, como los neandertales, llegaron a convivir con el homo sapiens antes de su extinción.
Se sabe que grupos de estos homínidos pre homo sapiens migraron fuera de África hace alrededor de 1 millón de años, como el caso de los restos encontrados en el sitio arqueológico de Atapuerca, en Burgos. 
Sin embargo, nuestra especie nació en África y fue desde el continente madre de donde partió hacia la colonización del resto del planeta.


La historia de la humanidad se inició 100.000 años antes de lo que se creía y en un lugar inesperado, el norte de África. Allí han aparecido los restos de Homo sapiens más antiguos conocidos. Son de hace 300.000 años. 
Hasta ahora se pensaba que por aquellas nuestros ancestros estaban confinados en el área subsahariana; más allá no se habían hallado evidencias de su presencia. Hoy la ciencia revela una nueva cuna de la humanidad.
“Asumíamos que hace unos 200.000 años los humanos modernos se concentraban en el este de África, pero nuestros nuevos datos revelan que el Homo sapiens se había ya extendido por todo el continente hace 300.000 años”, explica Jean Jacques Hublin del Instituto de Evolución y Antropología Max Planck, que ha dirigido el estudio. 
“Este espectacular descubrimiento demuestra la fuerte conexión del Magreb con el resto del continente africano durante la expansión del Homo sapiens”, subraya su compañero de investigación Abdelouahed Ben Ncer, del Instituto Nacional marroquí de Arqueología y Patrimonio Cultural. 
Presentan sus hallazgos con dos estudios en la revista Nature.


Los fósiles más antiguos conocidos de sapiens antes del reciente hallazgo se localizaron en el yacimiento Omo Kibish y en Herto, ambos en Etiopía. 
Datan de hace unos 195.000 años. Los nuevos restos que han batido el récord se hallaron hace tiempo, en la década de los sesenta del siglo pasado, en el yacimiento marroquí de Jebel Irhoud. Junto a los huesos había herramientas de piedra de la cultura musteriense, parecidas a las de los neandertales. 
Con ellas despiezaron animales, sobre todo gacelas, cuyos restos se han hallado junto a los humanos primitivos.


En aquel entonces, con los métodos disponibles, consideraron que los restos tenían 40.000 años de antigüedad y que pertenecían a neandertales. 
La comunidad paleontológica siempre puso en duda esas conclusiones, por eso en 2004 se inició otra excavación en el lugar y se hallaron nuevas herramientas, una mandíbula inferior, dientes, huesos largos y fragmentos de cráneo de cinco sapiens. 
El equipo de Shannon McPherron, también del Max Plank, usó métodos de datación modernos, como la termoluminiscencia, para conocer la edad de los nuevos fósiles y corregir la estimada de los hallados en los sesenta. Todos son coherentes y tienen unos 300.000 años.


Localización del yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, Marruecos y propuesta de expansión del Homo Sapiens.
El cráneo de los humanos modernos que vivimos hoy en día tiene el rostro grácil y caja redondeada. Los fósiles hallados presentan una caja craneal más arcaica, con una capacidad más reducida, pero un rostro similar al actual, de prognatismo reducido.
 “Nuestros hallazgos sugieren que la morfología facial típica de humano moderno se estableció en los inicios de la historia de nuestra especie, mientras que la forma del cerebro y seguramente su funcionamiento, fue evolucionando”, reflexiona Philipp Gunz, del Max Plank.


“Estos estudios son de los mejores que he visto publicados en Nature. Todos los firmantes son excepcionales, la metodología utilizada muy moderna. 
Son muchos los yacimientos que habría que volver a datar con nuevos métodos más fiables”, valora para El Independiente José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca.
Esta investigación revela que los sapiens se expandieron hasta los rincones más inaccesibles del continente negro antes de emprender el gran viaje hacia Europa y Asia cientos de miles de años más tarde. 
“El desierto del Sáhara hoy en día es inhabitable, pero durante las épocas glaciales probablemente se podía cruzar”, explica el paleontólogo.
La conquista sapiens del mundo se inició hace aproximadamente 50.000 años.
Por qué esperaron tanto antes de adentrarse en territorios lejanos Algunos científicos creen que primero tuvo que madurar su cultura y herramientas. 
Otros, que se vieron obligados a buscar nuevos lugares tras la erupción del supervolcán del lago Toba, en Indonesia hace 70.000 años. 
Las cenizas cubrieron los cielos, las temperaturas cayeron hasta 15 grados durante casi una década. Fue el impulso definitivo para partir en busca de nuevas tierras.


La humanidad
A lo largo de nuestra vida, todos hemos atravesado tanto momentos buenos como momentos malos; así, en nuestra cronología, seguramente tenemos identificado un año como el año más difícil de nuestras vidas. 
Sin embargo, al hablar de la historia de la humanidad en general, el tema puede tomar una dirección distinta.
Recientemente, un equipo de investigadores ha identificado cuál ha sido el peor año para la humanidad en toda la historia. 
Si bien la humanidad ha experimentado etapas difíciles a lo largo de la historia, un año en particular fue especialmente catastrófico para los habitantes de la época. Veamos por qué.
Es fácil pensar que el peor año de la historia fue 1347 d.C.; ese año la peste negra arrasó prácticamente con toda Europa.
 Igualmente, es posible creer que los años que duró la Segunda Guerra Mundial representan la época más cruenta de nuestra historia. Sin embargo, ha habido momentos peores. 
De acuerdo a una investigación reciente, el año 536 d.C fue el peor año para la humanidad en toda su trayectoria.


Al respecto, son tajantes las palabras que usa el líder del estudio, Michael McCormick, para describir dicha etapa. 
Específicamente, el investigador plantea que el año 536 d.C marcó el inicio de una de las peores etapas para estar vivo en la historia.
 Por tanto, este podría catalogarse como el peor año de todos. 
Aún más, la debacle iniciada durante esa época, no mostró signos de mejoría sino hasta el año 640.
Contrario a lo que pudiese parecer, durante ese año no ocurrieron guerras de gran magnitud, ni genocidios particularmente grandes; tampoco hubo alguna plaga de renombre.
 No obstante, algo raro ocurrió en el ambiente: de un momento a otro, el cielo se nubló con una nube misteriosa y polvorienta que bloqueó la luz del sol.
Esto se tradujo en una importante disminución de la temperatura terrestre, además de caos generalizado; de esta manera, la sequía era constante, los cultivos no eran suficientes y la hambruna se apoderó de la civilización. 
De hecho, ese año cayó nieve durante el verano en China.


Según las descripciones de la época, ese año el sol emitía una especie de luz en ausencia de brillo, similar a la luna; en este sentido, se produjo una especie de eclipse constante, ya que la luz del sol perdió su potencia habitual.
Para corroborar esto, los investigadores se dedicaron a analizar bloques de hielo provenientes del glaciar Colle Gnifetti, justo en la zona fronteriza entre Suiza e Italia. 
Los bloques de hielo representan una gran oportunidad para estudiar los cambios climáticos a lo largo de la historia ya que la evidencia se va acumulando y preservando progresivamente tras cada nevada. 
Así, al analizar el depósito de hielo correspondiente a un año específico, es posible obtener información sobre las condiciones climáticas de la época.


De esta manera, los investigadores encontraron evidencias que sugieren que las causas de este fenómeno giran en torno a una serie de erupciones volcánicas catastróficas que alteraron el clima.
Específicamente, al analizar los bloques de hielo se encontraron mezclas de cenizas volcánicas y escombros que coinciden con el año 536 d.C; esto alteró de tal forma el clima, que, tal como vimos, las condiciones de vida en el planeta se hicieron deplorables. 
Adicionalmente, se tienen registros de la ocurrencia de una segunda erupción durante el año 540, lo que prolongó la miseria. Posteriormente, en 541 surgió la plaga de Justiniano, empeorando aún más la situación.
La buena noticia es que, finalmente, los registros correspondientes al año 640 muestran signos de mejoría. 
Específicamente, al analizar el hielo se encontraron trazas de plomo; esto significa que ese año la humanidad empezó a extraer y fundir plata, favoreciendo la recuperación de la economía. De esta manera, fue posible superar ese fatídico período en nuestra historia.


Durante siglos la humanidad ha creado maneras de evitar el sufrimiento a través de la ciencia, sin embargo, el arte es considerado como una de las maneras más precisadas de evadir el dolor. Asimismo, es considerado como una manera de plasmar una época determinada a través de la provocación de la sensibilidad humana.
En la actualidad, conseguir una pintura resulta ser sumamente fácil, ya que todo el tiempo se generan diferentes clases de subastas de arte. 
Ciertamente, en Goya Subastas se accede a una gran variedad de productos y a un buen precio, para gozar en la comodidad del hogar de una pintura de excelencia.


Justamente, citando al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, se puede aseverar que “la ciencia, el arte y la religión son las máximas creaciones del hombre, y por otro lado, afirma que se pueden representar o sustituir mutuamente en cuanto al valor para la vida”. 
De este modo, se puede observar cómo el arte es una manera de evitar el displacer o simplemente disminuir el sufrimiento que supone estar vivo.


Precisamente, el ser humano nunca puede llegar a ser feliz porque es un sistema abierto, el cual siempre está desando, por lo tanto, en cuanto alcanza cualquier objetivo que ha deseado durante años, de inmediato sentirá una sensación de vacío que deberá llenar con algo más.
A diferencia del resto del reino animal, el cual pertenece a un circuito cerrado, el humano a través de su cultura no ha hecho más que generar malestar en su existencia.
 Justamente, la obra de Freud Malestar en la Cultura habla acerca de cómo la cultura ha venido a imponer cierto malestar en el hombre, quien tiene que sublimar sus deseos en pos del bien común. 
De este modo, a través de la cultura a logrado moldear o bien manejar sus pulsiones, para poder satisfacerlas a posteriori.


Sigmund Freud nombra entre sus fuentes de satisfacción las sustancias embriagadoras, pero las mismas no pueden ser consumidas de manera cotidiana porque resultan desgastantes para el organismo.
 Con lo cual no serían una salida sino más bien un problema, se convertiría entonces en una fuente de displacer.
Resulta ser sumamente reconocido que el arte provoca placer en la humanidad. Justamente, durante siglos se ha pintado lo sucedido en las diferentes épocas de la vida, para que sean un fiel reflejo de lo acontecido como así también para provocar toda clase de sensaciones a la vista.


Justamente, contemplar una obra de arte supone una sensación en quien la contempla, por lo tanto, representa un medio de distracción sumamente significativo para evadir la realidad al menos por unos segundos. 
Por lo tanto, resulta ser una vía de escape para los problemas que invaden el pensamiento de las personas de manera constante durante sus vidas cotidianas.
Precisamente, luego de apreciar una muestra de arte, la persona se siente diferente y a gusto con el momento que ha vivido, ya que por lo general se ha generado una situación de placer durante la contemplación de la misma.
Desde los orígenes de la humanidad, la creatividad ha tenido un papel muy importante en la vida y en el desarrollo de la sociedad.
 Desde el homo habilis hasta llegar a los investigadores de nuestra era, la creatividad ha tomado un lugar transcendental en nuestras vidas.


Durante las distintas etapas evolutivas, el hombre ha sido capaz de desarrollar herramientas que de gran utilidad en sus labores, haciendo más eficiente los procesos y el uso del tiempo. También los pensadores creativos han brindado a la sociedad sus conocimientos que han permitido el avance de la ciencia. 
Tal es el caso de Galileo Galilei que inventó el termoscopio, Gutenberg, quien inventó la imprenta, etc.
En la historia, podemos encontrar cientos de personas que inventaron, crearon o desarrollaron algo en particular. 
Tal vez de inicio, sus ideas fueron fracasos rotundos, pero posteriormente se convirtieron en éxitos.
Todos tenemos capacidad de crear. La creatividad es la idea que ordena los conocimientos con la experiencia de vida, buscando soluciones inesperadas, saciando también así la curiosidad.

                                           

536 d.C.: el año en el que se inició la caída del Imperio Romano 
Tambora en 1815, que provocó desastres naturales por todo el mundo y convirtió 1816 en el famoso “año sin verano”. En Ginebra, junto al lago Lemán, en la Villa Diodati, durante tres noches de junio que duraron tres días, varios jóvenes diletantes románticos reunidos en torno a Lord Byron jugaron a escribir el relato más terrorífico que pudieran imaginar.


Qué provocó la caída del Imperio Romano El gran historiador Edward Gibbon estaba harto de la cuestión. Decía que, en lugar de especular sobre los motivos del largo y lento colapso de Roma entre los siglos III y VII d.C según a quién se le pregunte deberíamos maravillarnos sobre todo de que hubiese durado tanto tiempo. A pesar de ello, algo mantiene a los historiadores fascinados con la caída de Roma.


Las explicaciones propuestas incluyen el envenenamiento masivo con plomo una explicación clásica ya descartada por la mayoría de la comunidad científica y el decaimiento moral una explicación difícil de probar. Una teoría revisionista muy influyente sostiene que Roma nunca desapareció, sino que simplemente se transformó en una nueva sociedad irreconocible para los paganos: la cristiana. En respuesta a esta interpretación de “transformación”, los historiadores han insistido más recientemente en que la antigüedad tardía se caracterizó sobre todo por la violencia, la muerte y el colapso económico, una idea defendida en el libro de 2005 de Bryan Ward Perkins La caída de Roma y el fin de la civilización.


Fuera lo que fuese, en el año 536 d.C, Europa tuvo un año más que malo, horrible. Según los autores de un artículo publicado el pasado 14 de noviembre en la revista Antiquity, la caída del Imperio Romano pudo haberse iniciado por una década de hambruna y plagas que comenzó ese año. Todo comenzó cuando una misteriosa niebla barrió el continente ocultando la luz solar con una bruma azulada que, durante 18 meses, dejó a Europa, a Oriente Medio y a partes de Asia sumida en tinieblas las 24 horas del día. «Porque el sol emitió su luz sin brillo, como la luna, durante todo el año», escribió el historiador bizantino Procopio. Las temperaturas en el verano de 536 cayeron de 1,5 °C a 2,5 °C, dando inicio a la década más fría en los últimos 2300 años. Las cosechas se perdieron desde Irlanda a China y el hambre se desató.


Los que soportaron esa larga y fría noche se enfrentaron a tiempos aún más duros en 541, cuando un espantoso brote de peste bubónica conocido como la plaga de Justiniano asoló las tierras mediterráneas como un apocalíptico Armagedón y mató a 100 millones de personas. La bacteria que según otro artículo publicado en PLOS Pathogens causó la plaga, Yersinia pestis, se ha relacionado con al menos dos de las pandemias más devastadoras de la historia escrita. Una, la Gran Plaga, que se prolongó desde los siglos XIV al XVII, incluyó la espantosa Peste Negra, que pudo haber matado a casi dos tercios de Europa a mediados del siglo XIV. Otra, una plaga moderna, que comenzó en China a mediados del siglo XIX azotó el mundo en los siglos XIX y XX, extendiéndose por África, América, Australia, Europa y Asia.


A pesar de todo lo que saben los arqueólogos sobre la devastación que comenzó en 536, los científicos aún no estaban seguros de por qué la misteriosa nube de la fatalidad se cebó sobre Europa. Ahora, un grupo internacional de científicos encabezado por el profesor de historia medieval de Harvard Michael McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski, del Climate Change Institute de la Universidad de Maine, piensa que finalmente ha descubierto la respuesta. 


En el estudio publicado en Antiquity, el equipo analizó un antiguo núcleo de hielo de 75 metros extraído de los Alpes suizos que contiene más de 2.000 años de lecciones de historia microscópica. Partículas de polvo, metal y elementos aerotransportados congelados a varios niveles del núcleo sugieren cómo cambió la atmósfera en Europa a lo largo de los últimos dos milenios: el nuevo estudio revela que una erupción volcánica masiva en Islandia precedió directamente al comienzo de los días más oscuros de Europa.



Desde que algunos estudios de los anillos de crecimiento de árboles publicados en la década de 1990 sugirieron que los veranos alrededor del año 540 fueron inusualmente fríos, los investigadores han buscado la causa. Hace tres años, los núcleos de hielo polar de Groenlandia y la Antártida dieron una pista. Cuando un volcán entra en erupción, arroja azufre, bismuto y otras sustancias a la atmósfera, donde forman un velo de aerosol que refleja la luz del sol hacia el espacio, enfriando el planeta. Al combinar el registro de hielo de estos rastros químicos con el registro de anillos de árboles, un equipo dirigido por Michael Sigl descubrió que casi todos los veranos inusualmente fríos de los últimos 2.500 años fueron precedidos por una erupción volcánica. Una erupción masiva, sugirió el equipo en un artículo publicado en 2013, se desató a finales de 535 o principios de 536, que fue seguido por otro en 540. El equipo de Sigl concluyó que el doble golpe volcánico, cuyo origen situaron en Norteamérica, explicaba la prolongada oscuridad y el frío.


La Historia de la Humanidad a Través del Tiempo

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