sábado, 25 de abril de 2020

El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida





El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida

La naturaleza, en su significado más general, es el conjunto de todos los organismos vivientes que conforman el universo físico que se han dado de manera natural, sin intervención del hombre. 
El concepto moderno de naturaleza que hace referencia a un todo como universo físico es reciente. Comenzó a utilizarse a partir de la evolución de la ciencia y la investigación moderna.
Si atendemos al origen de la palabra naturaleza veremos que procede del vocablo naturist, de origen germánico, que significa carácter natural. En cuanto a la palabra natura, de procedencia latina, significaba en sus orígenes la forma natural en que crecen plantas y animales, de forma espontánea.
La naturaleza es la forma en que coexisten ciertas cosas y los seres vivos, como por ejemplo los animales y las plantas. También conforman la naturaleza lo relacionado con el tiempo atmosférico o clima, así como la geología de nuestra Tierra.


Impacto del hombre en la naturaleza
Naturaleza
No podemos vivir sin la naturaleza pues nos brinda todo lo que necesitamos para vivir.
La intervención del ser humano en la naturaleza ha generado grandes problemas en la naturaleza, afectan gravemente la vida de los seres y a consecuencia de ello, la nuestra también. La calidad de vida disminuye y provoca serias complicaciones. Por eso es que hay que ser conscientes del cuidado del medio ambiente y de la naturaleza.
Es sabido que si seguimos utilizando los recursos del planeta indebidamente y sin conciencia, llegará un momento en que ya no habrá más a disposición. No podemos vivir sin la naturaleza porque ella nos brinda todo lo que necesitamos para vivir, por eso hay que cuidarla.



Naturaleza humana
Cuando hablamos de naturaleza también podemos relacionarlo con la condición humana, con nuestra esencia de seres vivos. La naturaleza dicta el modo en que somos, lo que nos hace actuar y ser de determinada manera. Parte de nuestra naturaleza humana, por ejemplo, es nuestra capacidad de hablar y razonar.
También se relaciona este término con nuestro temperamento o carácter, o las características físicas de una persona, solemos decir que una persona tiene una naturaleza impulsiva.


El impacto ambiental
El impacto ambiental refiere a los efectos y consecuencias del accionar del hombre en el medio ambiente. La ecología es la ciencia que se dedica fundamentalmente a analizar dichas consecuencias y la magnitud del impacto producido o que puede llegar a producir; a su vez busca desde hace mucho tiempo concientizar a los gobiernos y países mediante proyectos de ley que ayuden a disminuir los impactos negativos que se ocasionan al medio ambiente.
Existe un procedimiento conocido como Evaluación de impacto ambiental, el cual consta de un protocolo que ayuda a identificar y analizar las consecuencias que pueden ocurrir en el medio y en la sociedad. El diagnóstico que ofrece dicho protocolo se lo denomina Declaración de impacto ambiental. Su objetivo en concreto es lograr disminuir y exiliar todo tipo de proyecto que atente en contra del medio ambiente.



El concepto de impacto ambiental, por otro lado, puede también ser utilizado, con menor frecuencia, para referirse a los daños ocasionados por fenómenos naturales. Por ejemplo: «El tsunami, en Japón, de 2011 tuvo un impacto ambiental de magnitudes fuertemente negativas sobre la población y la economía«.
Muchas veces el impacto ambiental que produce una empresa en zonas aledañas es totalmente ignorado socialmente por un tema en particular: la economía. Tal es así que, por ejemplo, una empresa petrolera suele provocar, con sus métodos extractivos, daños irreversibles al ambiente, que no son tomados en cuenta, debido a la importancia económica que la misma ejerce sobre el Estado.



Pueden distinguirse diferentes clases de impactos ambientales: a nivel mundial, como consecuencias de guerras y el uso de uranio empobrecido, a nivel social o sobre el sector productivo.
Impacto a nivel mundial: Su principal característica es que sus consecuencias influyen en el medio ambiente global y no en un sector específico. Dentro de este tipo se encuentran actividades que se practican mundialmente.
 Una de las más conocidas es el transporte de petróleo y su misma explotación.
Impactos ambientales como consecuencia de guerras y utilización de uranio: Estas consecuencias al día de hoy no son tomadas en cuenta como se debería.



 La utilización de bombas produce un impacto ambiental que aniquila flora y fauna en cuestión de un período de tiempo relativamente corto. Las post-guerras influyen negativamente en un lapso de tiempo espontáneo y a futuro.
Impactos sobre el medio social: El accionar humano puede producir consecuencias letales en ámbitos sociales tales como la economía, la salud social, efectos socioculturales y efectos tecnológicos.
Impactos sobre el sector productivo: Generalmente, el impacto más notorio deriva de la necesidad de aumentar los costos a causa de la realización de actividades que ayuden a disminuir la contaminación en un lugar determinado.


El cambio climático
Llamamos cambio climático a la variación de los patrones meteorológicos estables a lo largo de un período de tiempo extenso, que puede ir de unas décadas a millones de años. Suele estar acompañado de procesos de reacomodo climático que a menudo implican fenómenos meteorológicos extremos, con un alto impacto en los modos de vida de flora, fauna y la humanidad.
La exploración geológica de distintos terrenos de nuestro planeta nos ha revelado que sus condiciones climáticas en épocas anteriores eran bastante distintas: actuales desiertos se hallaban bajo el agua, frondosas praderas estaban desérticas, etc. Esto ha confirmado el hecho de que el clima no es una instancia fija, sino que varía con el tiempo y se han podido determinar los factores que apresuran dicho cambio.



En épocas recientes, el término cambio climático ha cobrado vigencia para referir también al impacto de las actividades humanas en el balance químico y físico del planeta, lo cual habría incidido en el calentamiento global debido al llamado “efecto invernadero” que produce la anormal acumulación de gases en la atmósfera y, de manera indirecta, en el cambio de las condiciones climáticas del globo.
A principios del siglo XXI el debate sobre el cambio climático es constante: existen sectores que encienden la alarma de los inminentes desastres climáticos por venir algunos de los cuales ya habrían sido percibidos: temporadas de huracanes más largas de lo normal, terremotos, inundaciones y sequías imprevistas, etc., acusando a la mano del hombre y de la industria como responsables directos del ascenso de la temperatura planetaria.
Otros sectores, en cambio, opinan que el impacto real de la humanidad es mínimo en términos de historia planetaria y que simplemente una era glacial llega a su término, de modo que el calentamiento global y el cambio climático son parte de una etapa natural en el proceso meteorológico del planeta. Según estos sectores, no es cierto que se haga imperativo un cambio radical en los modos de vida y obtención de energía de la humanidad.


Los Terremotos 
Se llama terremoto del latín terre: “tierra”, y motus: “movimiento” o también sismo, seísmo, temblor o movimiento telúrico, a un episodio de sacudimiento violento y pasajero de la corteza terrestre, fruto de la liberación repentina de energía onda sísmicas en el subsuelo, en donde se dan determinados fenómenos geológicos, como fallas, volcanes o fricciones entre las placas tectónicas.
Un terremoto presenta un foco subterráneo o punto de origen, conocido como hipocentro, y un punto en la superficie directamente sobre el foco, llamado epicentro, en donde suele darse la mayor intensidad del movimiento. En casi todos los casos, luego del temblor se producen sismos de mucha menor intensidad, conocidos como réplicas.


La magnitud de la fuerza del movimiento suele medirse de acuerdo a la Escala de Richter, un registro de la magnitud local del temblor que va del 2,0 micro temblores diarios imperceptibles al 10 jamás registrado.
Este tipo de eventos sísmicos se manifiestan recurrentemente, en base cíclica, conforme al movimiento a lo largo de los siglos de las placas tectónicas del subsuelo, y a los procesos de cambio propios de la corteza terrestre. Los sismólogos se dedican al estudio de los sismos y al cálculo de sus probabilidades de repetición en el tiempo.
Los terremotos se han producido desde tiempos inmemoriales y siempre le han transmitido al ser humano una impresión de las gigantescas fuerzas de la naturaleza, en la medida en que han ocasionado tragedias y generado catástrofes secundarias.


Un terremoto
Un temblor puede responder a diversas causas, naturales y de origen humano:
Procesos geológicos. Las placas tectónicas de la Tierra se mueven bajo la superficie, sobre el magma, y a menudo chocan unas contra otras, generando ondas sísmicas que repercuten hacia la superficie. Esto también puede ocurrir en presencia de actividad volcánica.
Instalaciones geotérmicas. La mano humana también puede ocasionar accidentalmente temblores, como ocurre con los microsismos que a menudo se producen al inyectar agua fría en yacimientos geotermales, donde el calor propio de la tierra hace hervir al líquido y produce géiseres.


Fracking. Existe debate sobre la posibilidad de que los métodos de fracturación hidráulica o fracking, consistentes en la inyección de agua y materiales químicos dentro de pozos de hidrocarburos para aumentar o propiciar la extracción de la materia valiosa, puedan incrementar la inestabilidad sísmica de la zona y causar terremotos.
Pruebas nucleares. Los ensayos de armas atómicas son tan destructivos que deben hacerse lejos de la vida humana y salvaje, por lo que a menudo se llevan a cabo bajo tierra. Estas explosiones son tan fuertes que pueden repercutir en las placas tectónicas y transmitir vibraciones que ocasionen pequeños sismos.



El ser Humano
Cuando hablamos del ser humano o directamente del humano, nos referimos a nuestra especie: el Homo sapiens del latín “hombre sabio”, perteneciente al orden de los primates y a la familia de los homínidos, creadores de la civilización que hoy en día domina y transforma el planeta Tierra.
La evidencia más antigua de actividad de los seres humanos en el planeta data de 315.000 años, y se encuentra en Marruecos. En ese momento, la nuestra era apenas una especie entre varias del género Homo, sumamente diversificado y cuyas otras especies ya se han extinguido.


Después de la desaparición del Homo neardentalis el “hombre del neardental” hace 28.000 años y del Homo floresiensis el “hombre de las flores” o Hobbit hace aproximadamente 13.000 años, somos la única especie del género que perdura.
El ser humano se distingue en base a sus rasgos corporales bípedo, con articulaciones superiores útiles, capaz de andar erguido y de pelaje escaso, pero también a su capacidad de inventiva e inteligencia, la cual lo distingue del resto de los animales superiores.
En particular su capacidad para el lenguaje articulado, para el pensamiento complejo y abstracto, y para la transformación del medio que lo circunda.



Sin embargo, los seres humanos nos hemos definido a nosotros mismos filosóficamente de maneras muy distintas a lo largo de nuestra historia, a medida que hemos creado y demolido religiones, órdenes sociales e interpretaciones del mundo, en búsqueda de respuesta a nuestras interrogantes esenciales sobre el origen y sentido de la existencia, o el destino final de la misma.
En algunos contextos se empleaba el término “hombre” como sinónimo de ser humano, pero dicha utilización se desestima debido a su ambigüedad, ya que designa también a los individuos adultos del sexo masculino.



El origen de nuestra especie ha sido motivo de debate a lo largo de la historia de la humanidad, teniendo inicialmente explicaciones míticas o mágico-religiosas de acuerdo a las diversas tendencias culturales que existen, en lo que se ha denominado como el creacionismo: la teoría de que los seres humanos somos obra de un Dios o una voluntad sobrenatural o sagrada que nos otorgó el don de la inteligencia y con la que estamos, por ende, en deuda. Es la postura aún sostenida por numerosos colectivos religiosos, que prefieren interpretar al pie de la letra el contenido de sus textos sacros, como La Biblia.


Sin embargo, a raíz del surgimiento de las cie ncias y del discurso racionalista, se fueron acordando más y más posibles explicaciones de índole científica, hasta llegar a la Teoría de la Evolución de Lamarck en el siglo XIX, el primer intento de explicación del origen de la vida a través de la transmisión de caracteres adquiridos, es decir, que una vida heredaba a sus descendientes las cosas aprendidas o adquiridas durante el transcurso de su existencia.


Luego vendría el libro El origen de las especies de Charles Darwin, cuyas teorías fueron perfeccionadas por científicos posteriores, donde se propone que la vida evoluciona en base a cambios lentos y a la presión de la selección natural.
De hecho, el segundo libro de Darwin ya abordaba el tema del origen humano El origen del hombre, 1871, en la cual se propuso por primera vez que el hombre descendía evolutivamente de alguna forma más simple de existencia, con la cual tendría todavía muchas características en común: los primates.
Esto no significa que “el humano proviene del simio”, como muchos lo explican, sino que el ser humano es un familiar directo de las especies más modernas de primates, que presionadas por el ambiente y por las necesidades históricas fueron adquiriendo cada vez mayores capacidades caminar erecto, pulgares oponibles, utilización de herramientas, manejo del fuego y dando origen así a más y más nuevas especies, la última de las cuales es, justamente, la humana.


Los  volcánes
Los volcanes son bastante frecuentes en la corteza terrestre, especialmente en las regiones de intensa actividad sísmica, pudiendo hallarse en la plataforma continental o en el lecho oceánico. Sus erupciones, que es como se denomina al derrame de magma hirviente hacia el exterior, suelen ser cíclicas y esporádicas, variando en intensidad y potencial destructivo.
Se consideran una de las principales fuentes de materiales rocosos en la corteza terrestre. Además, son una de las principales amenazas naturales medioambientales, capaces de producir enormes incendios forestales, de arrojar toneladas de material a la atmósfera gases y cenizas, sobre todo y de alterar por lo tanto el balance químico de la biósfera terrestre.


Muchas extinciones masivas de la historia geológica terrestre se atribuyen a intensos y/o prolongados episodios de actividad volcánica.
Los volcanes son estudiados por los geólogos y tienen una importante correlación con la actividad sísmica terrestre, como terremotos y movimientos tectónicos. Los volcanes toman su nombre del dios griego Hefesto, Vulcano.
Volcanes, concebidos para destruir
Una odisea volcánica 
What is a volcano
Características de los volcanes
volcan extincion inactividad latencia


Los volcanes inactivos parecen extintos pero su calor produce, por ejemplo, aguas termales.
Los volcanes pueden tener muchas formas, pero generalmente consisten en una estructura cónica consecuencia de la deposición de materiales tras las sucesivas erupciones. Las mismas pueden alcanzar alturas de incluso 8000 metros sobre el nivel del mar.
Los materiales que los constituyen pueden ser diversos, dependiendo del tipo de volcán y de la naturaleza del subsuelo donde se produzcan.
Por otro lado, poseen un ciclo de vida prolongado y diverso, que consiste en tres etapas:
Actividad o estado de latencia, cuando los volcanes pueden entrar en erupción en cualquier momento;
Inactividad o dormancia, cuando los volcanes presentan ciertos signos de actividad, pero no han tenido erupciones en siglos;
Estado de extinción, cuando no han tenido una erupción en 25.000 años o más, aunque no es posible descartar del todo que revivan en un momento determinado.


Existen diversos tipos de volcanes, dependiendo de su lugar de formación y de su forma específica. Los más frecuentes son:
Estratovolcán. Un tipo de volcán de gran altura y forma cónica, conformado por numerosas capas o estratos de lava endurecida, fruto de erupciones anteriores, así como de lapilli y cenizas endurecidas. Suelen exceder los 2500 metros de altura y hallarse en las placas continentales.
Cono de escoria. Montículos cónicos de material volcánico acumulado alrededor de una chimenea volcánica. Dicho material se conoce como “escoria”, suele ser vidrioso y contener burbujas de gas atrapado, al enfriarse rápidamente el magma. Su altura puede variar entre los diez y los cientos de metros de altura.


Caldera volcánica. Al contrario de los anteriores, tienen forma hundida o de depresión, producto de deslizamientos o colapsos internos del volcán, en las que suele albergarse agua termal, géiseres o incluso islas volcánicas.
Volcán en escudo. 
Se trata de volcanes de gran tamaño, formados por capas basálticas fruto de sucesivas erupciones. Poseen una pendiente más suave, o sea, menos pronunciada, y por lo general tienen erupciones recurrentes a lo largo de miles o millones de años.
Volcán submarino.
Formados en las grietas geológicas del fondo del océano, generalmente en las regiones próximas de las dorsales oceánicas. Sus erupciones suelen alterar enormemente la química de los mares circundantes y añaden nuevas capas de materia al lecho oceánico, ya que debido al agua se enfría muy velozmente el magma. Podría haber miles o millones de ellos actualmente, dado que el estudio del lecho marino es una posibilidad relativamente nueva en la geología.


La atmósfera
La atmósfera terrestre alcanza unos 10.000 km de distancia de la superficie del planeta, y alberga en distintas capas los gases necesarios para preservar la temperatura planetaria estable y permitir el desarrollo de la vida. Las corrientes de aire presentes en ella se encuentran estrechamente relacionadas con la hidrósfera el conjunto de agua planetaria, y se afectan de manera recíproca.
Nuestra atmósfera puede dividirse en dos grandes regiones: homósfera los 100 km inferiores y heterósfera desde los 80 km hasta el borde exterior, de acuerdo a la variedad de gases que integran cada una, mucho más variados y homogéneos en la primera, y estratificados y diferenciados en la segunda.


El origen y la evolución de la atmósfera datan desde los inicios mismos del planeta, en los que una gruesa capa de gases primigenios permaneció alrededor del planeta, constituida más que nada por hidrógeno y helio provenientes del sistema solar. Sin embargo, el enfriamiento paulatino de la Tierra y la aparición muy posterior de la vida fueron cambiando la atmósfera y variando su contenido hasta alcanzar el que hoy conocemos, a través de procesos como la fotosíntesis y quimiosíntesis o la respiración.
La atmósfera terrestre está compuesta por diversos tipos de gases, cuyo mayor porcentaje de masa se acumula en los primeros 11 km de altura 95% del aire se encuentra en su capa inicial y cuya masa total ronda los 5,1 x 1018 kg.


Los principales gases que la integran en la homósfera son el nitrógeno 78,08%, oxígeno 20,94%, vapor de agua entre 1 y 4% a nivel superficial y argón 0,93%. Sin embargo, otros gases se hallan presentes en cantidades minoritarias, como el dióxido de carbono 0,04%, neón 0,0018%, helio 0,0005%, metano 0,0001%, entre otros.
Por su parte, la heterósfera se compone de capas diferenciadas de nitrógeno molecular 80-400 km, oxígeno atómico 400-1100 km, helio 1100-3500 km e hidrógeno 3500-10.000 km.
La presión y temperatura atmosféricas disminuyen con la altura, por lo que las capas exteriores son frías y poco densas.


Tropósfera. La capa inicial, en contacto con la superficie terrestre, en donde se acumula la mayor cantidad de gases atmosféricos. Alcanza los 6 km de altura en los polos y los 18 km en el resto del planeta, siendo la capa más cálida de todas, a pesar de que en sus límites exteriores la temperatura alcance los -50 °C.



Estratósfera. Va desde los 18 a los 50 km de altura, en diversas capas gaseosas.
 Una de ellas es la ozonósfera, en donde la radiación solar impacta sobre el oxígeno, formando moléculas de ozono O3 que constituyen la conocida “capa de ozono”. Este proceso genera calor, por lo que la estratósfera registra un aumento considerable de la temperatura hasta los -3 °C.
Mesósfera. La capa intermedia de la atmósfera, entre los 50 y 80 km de altura, es la zona más fría de la atmósfera toda, alcanzando los -80 °C.



Ionósfera o termósfera. Se extiende de los 80 a los 800 km de altura y presenta un aire muy poco denso que permite oscilaciones de temperatura drásticas dependiendo de la intensidad solar: puede registrar temperaturas de 1500 °C durante el día y caer dramáticamente en la noche.
Exósfera. La capa externa de la atmósfera, que va de los 800 a los 10.000 km de altura, es relativamente indefinida, poco más que el tránsito entre la atmósfera y el espacio exterior. Allí tienen lugar la fuga de los elementos más livianos de la atmósfera, como el helio o el hidrógeno.


La capa de Ozono
La capa de ozono se encuentra dentro de la atmósfera terrestre y tiene la función de ser una capa protectora que justamente preserva la vida del planeta Tierra, haciendo las veces de escudo contra los rayos del sol llamados UV o radiación ultravioleta, absorbiendo del 97 al 99% de ella. Se encuentra a una distancia de la superficie de la tierra de 15 a 50 kilómetros de altura en mayor concentración, aunque en el suelo también está presente.


El ozono es una forma de oxígeno en donde la molécula tiene 3 átomos en lugar de 2, como siempre es. Este tercer átomo hace que el oxígeno se vuelva venenoso, tan solo inhalar una vez el ozono es mortal. Esta molécula se forma en la estratósfera una capa de la atmósfera por la acción de la radiación solar en estas moléculas, este es un proceso llamado fotólisis.


Esta capa de la atmósfera fue descubierta en el año 1913 por dos físicos franceses llamados Charles Fabry y Henri Buisson. Años más tarde, un meteorólogo británico de apellido Dobson examinó sus propiedades y desarrolló un aparato que llamó espectrofotómetro, el cual permite medir el ozono desde la superficie de la Tierra. Entre los años 1928 y 1958 él mismo estableció una red mundial de monitoreo del ozono. En su honor se estableció la unidad de medida Dobson.


El Aire
El aire es una capa gaseosa de suma importancia para la vida en la Tierra, ya que cumple funciones de protección de los rayos solares y de otros elementos foráneos como los meteoritos. Además, brinda a la dinámica química del planeta un conjunto de elementos indispensables de naturaleza gaseosa, como el oxígeno para la respiración, y permite que se produzca el ciclo hidrológico.
El aire está compuesto por diversos elementos gaseosos, que normalmente no pueden ser diferenciados, ni percibidos por separado. Sin embargo, es posible licuar el aire en laboratorios, es decir, hacerlo líquido, y proceder a separar sus componentes. 


De esa forma se obtienen muchos de los elementos empleados en la industria química. Sus propiedades y composición varían de acuerdo a la altura y a la región terrestre donde se mida.
Su importancia fue percibida por el hombre desde tiempos antiguos, cuando fue considerado uno de los cuatro elementos básicos de la naturaleza, junto con el fuego, el agua y la tierra. Hoy en día, en cambio, tenemos un mucho mejor entendimiento de él que nunca antes.


El aire está compuesto por una mezcla de gases, de los cuales el nitrógeno, oxígeno y argón son los más predominantes 78,08%, 20,94% y 0,93% respectivamente. Igualmente, presenta un porcentaje 0,035% de dióxido de carbono y vapor de agua 0,40% aproximadamente.
Otros elementos presentes en el aire, aunque minoritariamente, son neón 0,0018%, helio 0,0005%, metano 0,00017%, kriptón 0,00014%, hidrógeno 0,00005% y amoníaco 0,0003%.


El aire varía de acuerdo a su ubicación en las cuatro capas de la atmósfera: tropósfera, estratósfera, mesósfera y termósfera. Mientras más elevado se encuentre, menor presión y menor peso tendrá el aire, ya que los elementos más pesados son atraídos con mayor fuerza por la gravedad.
En líneas generales, el aire es menos pesado y tiene menor densidad que el agua el aire tiene una densidad de 1,225 kg/m3 a unos 15 °C de temperatura. Es transparente, incoloro, inodoro e insípido, excepto cuando está contaminado con alguna sustancia particular.
El aire no tiene volumen propio, ya que se trata de un gas, y es incapaz de existir en el vacío. Además, es un buen conductor del calor.


El Ambiente
El ambiente puede referir incluso a las condiciones o circunstancias de un lugar, una época o un grupo. Además, se utiliza en relación a un grupo o a un sector social, pero no solo al grupo en sí, sino también por las actitudes que tienen éstos con respecto a alguien o a algo. Decir que un ambiente es bueno o malo sugiere a que si las comodidades y condiciones son adecuadas a cada individuo que se encuentre en el lugar o no.
En América esta palabra es comúnmente usada para hacer alusión a una habitación de una casa, generalmente la encontramos en expresiones como “vivo en un apartamento de dos ambientes”, es decir que su hogar tiene dos habitaciones, cocina y comedor. A su vez, estos espacios se pueden ambientar, es decir proporcionar a un lugar un ambiente adecuado a las situaciones gracias a las luces o las decoraciones.


En otras palabras, ambiente es un conjunto de elementos naturales y sociales que están estrechamente relacionados, allí se despliega la vida de los seres biológicos, acompañado de elementos físicos.
El medio ambiente es donde encontramos estos elementos naturales, proporcionados por la naturaleza para que los seres vivos puedan convivir de manera agradable. La sociedad está actualmente sobre explotando los recursos de la naturaleza, y con el paso de los años poco a poco fue destruyendo ese ambiente natural.


El medio ambiente es el espacio en el que se desarrolla la vida de los seres vivos y que permite la interacción de los mismos. Sin embargo este sistema no solo está conformado por seres vivos, sino también por elementos abióticos sin vida y por elementos artificiales.
Cuando se habla de seres vivos se hace referencia a los factores bióticos, sea flora, fauna o incluso los seres humanos. 


En oposición, los factores abióticos son aquellos que carecen de vida. Sin embargo estos elementos resultan esenciales para la subsistencia de los organismos vivos, como el aire, el suelo y el agua. Entre los elementos artificiales incluimos a las relaciones socioeconómicas, como la urbanización, los conflictos dentro de una sociedad, etc.
El medio ambiente, según otros autores, es considerado como la suma de las relaciones culturales y sociales, en un entorno, en momento histórico y un lugar en particular. Esto quiere decir que esta definición incluye las costumbres y el folklore dentro del concepto de medio ambiente, entre muchas otras cosas.



A medida que la población comenzó a crecer y aumentar su tecnología, el impacto sobre el medio ambiente comenzó a ser mayor y más nocivo. El momento donde comenzó a agravarse exponencialmente el medio ambiente fue a partir de la Revolución Industrial, principalmente por la explotación de recursos minerales y fósiles.
De esta manera el equilibrio del sistema ambiental se perdió y la calidad de vida de muchos seres vivos se halla desde ese momento en muy malas condiciones y para algunos resulta incluso imposible adaptarse a los grandes cambios.


La contaminación ambiental es definida como la presencia de agentes químicos, físicos o biológicos en el ambiente que pueden tener efectos nocivos sobre la seguridad y salud de los seres vivos, sean estos animales, flora o humanos.
La contaminación puede tener diversos orígenes, como los desechos de las industrias, la mega minería, o bien de origen doméstico, como por ejemplo los desechos de envases, y hasta pueden ser incluso comerciales, como los envoltorios.


El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida

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  1. El Mundo Natural y Nuestro Medio de Vida

    La naturaleza, en su significado más general, es el conjunto de todos los organismos vivientes que conforman el universo físico que se han dado de manera natural, sin intervención del hombre.

    El concepto moderno de naturaleza que hace referencia a un todo como universo físico es reciente. Comenzó a utilizarse a partir de la evolución de la ciencia y la investigación moderna.

    Si atendemos al origen de la palabra naturaleza veremos que procede del vocablo naturist, de origen germánico, que significa carácter natural. En cuanto a la palabra natura, de procedencia latina, significaba en sus orígenes la forma natural en que crecen plantas y animales, de forma espontánea.

    La naturaleza es la forma en que coexisten ciertas cosas y los seres vivos, como por ejemplo los animales y las plantas. También conforman la naturaleza lo relacionado con el tiempo atmosférico o clima, así como la geología de nuestra Tierra.

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