jueves, 23 de abril de 2020



La Historia de la Humanidad a Través del Tiempo

La historia del hombre es muy extensa, y para comprenderla es preciso remontarse muchos millones de años atrás en el tiempo. Sin embargo, entender nuestro pasado nos ayuda a entender el presente y futuro; por eso te vamos a hablar de las etapas históricas del desarrollo de la humanidad.
Las etapas históricas de la humanidad dividen la historia en periodos largos que comienzan y terminan cuando se produce un acontecimiento importante para los hombres. En general, podemos distinguir las siguientes etapas de la historia: la prehistoria, la Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. Veamos con detalle cada una:


La prehistoria
Es la etapa que comienza con el origen de la humanidad hasta que surgió la escritura con las primeras civilizaciones, es decir, aproximadamente 4.000 años antes de Cristo. Durante este periodo aparecieron los primeros homínidos, que fueron evolucionando hasta que apareció el Homo sapiens. 
Nuestros antepasados empezaron a construir las primeras herramientas y a vivir en grupos. En la prehistoria se pueden distinguir, a su vez, varias subetapas como las siguientes:
El 54% de la población mundial vive actualmente en ciudades, según datos de las Naciones Unidas, y las proyecciones indican que está cifra no hará más que crecer en el futuro a medio plazo. 
Sin embargo, el asentamiento de la humanidad en núcleos urbanos es algo relativamente reciente si atendemos a las decenas de miles de años que llevamos caminando sobre el planeta con nuestro actual fenotipo de homo sapiens sapiens. 


Hasta entonces, los humanos vivíamos en pequeñas sociedades nómadas dedicadas a la caza y la recolección, sin un emplazamiento fijo.
Las primeras ciudades dignas de tal nombre, es decir, espacios urbanos donde los habitantes trabajaban en actividades especializadas en su interior y donde existía un poder económico y político centralizado, empezaron a aparecer en distintos puntos del planeta hace unos 7.000 años. Antes de que este fenómeno fuera posible, el factor determinante que permitió a los seres humanos empezar a establecer asentamientos fijos fue la agricultura.
El desarrollo de la artesanía, el comercio y el desarrollo de administraciones políticas más complejas produjo un crecimiento paulatino de algunos de estos asentamientos que acabaron por convertirse en el germen de las grandes civilizaciones antiguas. Estas fueron las primeras civilizaciones en las que se empezaron a formar ciudades:


En algún punto de África hace al menos 4 millones de años, un homínido comenzó a caminar sobre su dos patas traseras. 
Se iniciaba así la cronología de la historia hacia el homo sapiens, una especie que se ha expandido por todos los rincones del planeta Tierra.
Como en todos los procesos evolutivos, hubo numerosas especies que no lograron salir adelante y se extinguieron en cierto punto.
 Fue el caso de los australopitecos, antecesores del ser humano desde alguna de sus especies. Otros, como los neandertales, llegaron a convivir con el homo sapiens antes de su extinción.
Se sabe que grupos de estos homínidos pre homo sapiens migraron fuera de África hace alrededor de 1 millón de años, como el caso de los restos encontrados en el sitio arqueológico de Atapuerca, en Burgos. 
Sin embargo, nuestra especie nació en África y fue desde el continente madre de donde partió hacia la colonización del resto del planeta.


La historia de la humanidad se inició 100.000 años antes de lo que se creía y en un lugar inesperado, el norte de África. Allí han aparecido los restos de Homo sapiens más antiguos conocidos. Son de hace 300.000 años. 
Hasta ahora se pensaba que por aquellas nuestros ancestros estaban confinados en el área subsahariana; más allá no se habían hallado evidencias de su presencia. Hoy la ciencia revela una nueva cuna de la humanidad.
“Asumíamos que hace unos 200.000 años los humanos modernos se concentraban en el este de África, pero nuestros nuevos datos revelan que el Homo sapiens se había ya extendido por todo el continente hace 300.000 años”, explica Jean Jacques Hublin del Instituto de Evolución y Antropología Max Planck, que ha dirigido el estudio. 
“Este espectacular descubrimiento demuestra la fuerte conexión del Magreb con el resto del continente africano durante la expansión del Homo sapiens”, subraya su compañero de investigación Abdelouahed Ben Ncer, del Instituto Nacional marroquí de Arqueología y Patrimonio Cultural. 
Presentan sus hallazgos con dos estudios en la revista Nature.


Los fósiles más antiguos conocidos de sapiens antes del reciente hallazgo se localizaron en el yacimiento Omo Kibish y en Herto, ambos en Etiopía. 
Datan de hace unos 195.000 años. Los nuevos restos que han batido el récord se hallaron hace tiempo, en la década de los sesenta del siglo pasado, en el yacimiento marroquí de Jebel Irhoud. Junto a los huesos había herramientas de piedra de la cultura musteriense, parecidas a las de los neandertales. 
Con ellas despiezaron animales, sobre todo gacelas, cuyos restos se han hallado junto a los humanos primitivos.


En aquel entonces, con los métodos disponibles, consideraron que los restos tenían 40.000 años de antigüedad y que pertenecían a neandertales. 
La comunidad paleontológica siempre puso en duda esas conclusiones, por eso en 2004 se inició otra excavación en el lugar y se hallaron nuevas herramientas, una mandíbula inferior, dientes, huesos largos y fragmentos de cráneo de cinco sapiens. 
El equipo de Shannon McPherron, también del Max Plank, usó métodos de datación modernos, como la termoluminiscencia, para conocer la edad de los nuevos fósiles y corregir la estimada de los hallados en los sesenta. Todos son coherentes y tienen unos 300.000 años.


Localización del yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, Marruecos y propuesta de expansión del Homo Sapiens.
El cráneo de los humanos modernos que vivimos hoy en día tiene el rostro grácil y caja redondeada. Los fósiles hallados presentan una caja craneal más arcaica, con una capacidad más reducida, pero un rostro similar al actual, de prognatismo reducido.
 “Nuestros hallazgos sugieren que la morfología facial típica de humano moderno se estableció en los inicios de la historia de nuestra especie, mientras que la forma del cerebro y seguramente su funcionamiento, fue evolucionando”, reflexiona Philipp Gunz, del Max Plank.


“Estos estudios son de los mejores que he visto publicados en Nature. Todos los firmantes son excepcionales, la metodología utilizada muy moderna. 
Son muchos los yacimientos que habría que volver a datar con nuevos métodos más fiables”, valora para El Independiente José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca.
Esta investigación revela que los sapiens se expandieron hasta los rincones más inaccesibles del continente negro antes de emprender el gran viaje hacia Europa y Asia cientos de miles de años más tarde. 
“El desierto del Sáhara hoy en día es inhabitable, pero durante las épocas glaciales probablemente se podía cruzar”, explica el paleontólogo.
La conquista sapiens del mundo se inició hace aproximadamente 50.000 años.
Por qué esperaron tanto antes de adentrarse en territorios lejanos Algunos científicos creen que primero tuvo que madurar su cultura y herramientas. 
Otros, que se vieron obligados a buscar nuevos lugares tras la erupción del supervolcán del lago Toba, en Indonesia hace 70.000 años. 
Las cenizas cubrieron los cielos, las temperaturas cayeron hasta 15 grados durante casi una década. Fue el impulso definitivo para partir en busca de nuevas tierras.


La humanidad
A lo largo de nuestra vida, todos hemos atravesado tanto momentos buenos como momentos malos; así, en nuestra cronología, seguramente tenemos identificado un año como el año más difícil de nuestras vidas. 
Sin embargo, al hablar de la historia de la humanidad en general, el tema puede tomar una dirección distinta.
Recientemente, un equipo de investigadores ha identificado cuál ha sido el peor año para la humanidad en toda la historia. 
Si bien la humanidad ha experimentado etapas difíciles a lo largo de la historia, un año en particular fue especialmente catastrófico para los habitantes de la época. Veamos por qué.
Es fácil pensar que el peor año de la historia fue 1347 d.C.; ese año la peste negra arrasó prácticamente con toda Europa.
 Igualmente, es posible creer que los años que duró la Segunda Guerra Mundial representan la época más cruenta de nuestra historia. Sin embargo, ha habido momentos peores. 
De acuerdo a una investigación reciente, el año 536 d.C fue el peor año para la humanidad en toda su trayectoria.


Al respecto, son tajantes las palabras que usa el líder del estudio, Michael McCormick, para describir dicha etapa. 
Específicamente, el investigador plantea que el año 536 d.C marcó el inicio de una de las peores etapas para estar vivo en la historia.
 Por tanto, este podría catalogarse como el peor año de todos. 
Aún más, la debacle iniciada durante esa época, no mostró signos de mejoría sino hasta el año 640.
Contrario a lo que pudiese parecer, durante ese año no ocurrieron guerras de gran magnitud, ni genocidios particularmente grandes; tampoco hubo alguna plaga de renombre.
 No obstante, algo raro ocurrió en el ambiente: de un momento a otro, el cielo se nubló con una nube misteriosa y polvorienta que bloqueó la luz del sol.
Esto se tradujo en una importante disminución de la temperatura terrestre, además de caos generalizado; de esta manera, la sequía era constante, los cultivos no eran suficientes y la hambruna se apoderó de la civilización. 
De hecho, ese año cayó nieve durante el verano en China.


Según las descripciones de la época, ese año el sol emitía una especie de luz en ausencia de brillo, similar a la luna; en este sentido, se produjo una especie de eclipse constante, ya que la luz del sol perdió su potencia habitual.
Para corroborar esto, los investigadores se dedicaron a analizar bloques de hielo provenientes del glaciar Colle Gnifetti, justo en la zona fronteriza entre Suiza e Italia. 
Los bloques de hielo representan una gran oportunidad para estudiar los cambios climáticos a lo largo de la historia ya que la evidencia se va acumulando y preservando progresivamente tras cada nevada. 
Así, al analizar el depósito de hielo correspondiente a un año específico, es posible obtener información sobre las condiciones climáticas de la época.


De esta manera, los investigadores encontraron evidencias que sugieren que las causas de este fenómeno giran en torno a una serie de erupciones volcánicas catastróficas que alteraron el clima.
Específicamente, al analizar los bloques de hielo se encontraron mezclas de cenizas volcánicas y escombros que coinciden con el año 536 d.C; esto alteró de tal forma el clima, que, tal como vimos, las condiciones de vida en el planeta se hicieron deplorables. 
Adicionalmente, se tienen registros de la ocurrencia de una segunda erupción durante el año 540, lo que prolongó la miseria. Posteriormente, en 541 surgió la plaga de Justiniano, empeorando aún más la situación.
La buena noticia es que, finalmente, los registros correspondientes al año 640 muestran signos de mejoría. 
Específicamente, al analizar el hielo se encontraron trazas de plomo; esto significa que ese año la humanidad empezó a extraer y fundir plata, favoreciendo la recuperación de la economía. De esta manera, fue posible superar ese fatídico período en nuestra historia.


Durante siglos la humanidad ha creado maneras de evitar el sufrimiento a través de la ciencia, sin embargo, el arte es considerado como una de las maneras más precisadas de evadir el dolor. Asimismo, es considerado como una manera de plasmar una época determinada a través de la provocación de la sensibilidad humana.
En la actualidad, conseguir una pintura resulta ser sumamente fácil, ya que todo el tiempo se generan diferentes clases de subastas de arte. 
Ciertamente, en Goya Subastas se accede a una gran variedad de productos y a un buen precio, para gozar en la comodidad del hogar de una pintura de excelencia.


Justamente, citando al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, se puede aseverar que “la ciencia, el arte y la religión son las máximas creaciones del hombre, y por otro lado, afirma que se pueden representar o sustituir mutuamente en cuanto al valor para la vida”. 
De este modo, se puede observar cómo el arte es una manera de evitar el displacer o simplemente disminuir el sufrimiento que supone estar vivo.


Precisamente, el ser humano nunca puede llegar a ser feliz porque es un sistema abierto, el cual siempre está desando, por lo tanto, en cuanto alcanza cualquier objetivo que ha deseado durante años, de inmediato sentirá una sensación de vacío que deberá llenar con algo más.
A diferencia del resto del reino animal, el cual pertenece a un circuito cerrado, el humano a través de su cultura no ha hecho más que generar malestar en su existencia.
 Justamente, la obra de Freud Malestar en la Cultura habla acerca de cómo la cultura ha venido a imponer cierto malestar en el hombre, quien tiene que sublimar sus deseos en pos del bien común. 
De este modo, a través de la cultura a logrado moldear o bien manejar sus pulsiones, para poder satisfacerlas a posteriori.


Sigmund Freud nombra entre sus fuentes de satisfacción las sustancias embriagadoras, pero las mismas no pueden ser consumidas de manera cotidiana porque resultan desgastantes para el organismo.
 Con lo cual no serían una salida sino más bien un problema, se convertiría entonces en una fuente de displacer.
Resulta ser sumamente reconocido que el arte provoca placer en la humanidad. Justamente, durante siglos se ha pintado lo sucedido en las diferentes épocas de la vida, para que sean un fiel reflejo de lo acontecido como así también para provocar toda clase de sensaciones a la vista.


Justamente, contemplar una obra de arte supone una sensación en quien la contempla, por lo tanto, representa un medio de distracción sumamente significativo para evadir la realidad al menos por unos segundos. 
Por lo tanto, resulta ser una vía de escape para los problemas que invaden el pensamiento de las personas de manera constante durante sus vidas cotidianas.
Precisamente, luego de apreciar una muestra de arte, la persona se siente diferente y a gusto con el momento que ha vivido, ya que por lo general se ha generado una situación de placer durante la contemplación de la misma.
Desde los orígenes de la humanidad, la creatividad ha tenido un papel muy importante en la vida y en el desarrollo de la sociedad.
 Desde el homo habilis hasta llegar a los investigadores de nuestra era, la creatividad ha tomado un lugar transcendental en nuestras vidas.


Durante las distintas etapas evolutivas, el hombre ha sido capaz de desarrollar herramientas que de gran utilidad en sus labores, haciendo más eficiente los procesos y el uso del tiempo. También los pensadores creativos han brindado a la sociedad sus conocimientos que han permitido el avance de la ciencia. 
Tal es el caso de Galileo Galilei que inventó el termoscopio, Gutenberg, quien inventó la imprenta, etc.
En la historia, podemos encontrar cientos de personas que inventaron, crearon o desarrollaron algo en particular. 
Tal vez de inicio, sus ideas fueron fracasos rotundos, pero posteriormente se convirtieron en éxitos.
Todos tenemos capacidad de crear. La creatividad es la idea que ordena los conocimientos con la experiencia de vida, buscando soluciones inesperadas, saciando también así la curiosidad.

                                           

536 d.C.: el año en el que se inició la caída del Imperio Romano 
Tambora en 1815, que provocó desastres naturales por todo el mundo y convirtió 1816 en el famoso “año sin verano”. En Ginebra, junto al lago Lemán, en la Villa Diodati, durante tres noches de junio que duraron tres días, varios jóvenes diletantes románticos reunidos en torno a Lord Byron jugaron a escribir el relato más terrorífico que pudieran imaginar.


Qué provocó la caída del Imperio Romano El gran historiador Edward Gibbon estaba harto de la cuestión. Decía que, en lugar de especular sobre los motivos del largo y lento colapso de Roma entre los siglos III y VII d.C según a quién se le pregunte deberíamos maravillarnos sobre todo de que hubiese durado tanto tiempo. A pesar de ello, algo mantiene a los historiadores fascinados con la caída de Roma.


Las explicaciones propuestas incluyen el envenenamiento masivo con plomo una explicación clásica ya descartada por la mayoría de la comunidad científica y el decaimiento moral una explicación difícil de probar. Una teoría revisionista muy influyente sostiene que Roma nunca desapareció, sino que simplemente se transformó en una nueva sociedad irreconocible para los paganos: la cristiana. En respuesta a esta interpretación de “transformación”, los historiadores han insistido más recientemente en que la antigüedad tardía se caracterizó sobre todo por la violencia, la muerte y el colapso económico, una idea defendida en el libro de 2005 de Bryan Ward Perkins La caída de Roma y el fin de la civilización.


Fuera lo que fuese, en el año 536 d.C, Europa tuvo un año más que malo, horrible. Según los autores de un artículo publicado el pasado 14 de noviembre en la revista Antiquity, la caída del Imperio Romano pudo haberse iniciado por una década de hambruna y plagas que comenzó ese año. Todo comenzó cuando una misteriosa niebla barrió el continente ocultando la luz solar con una bruma azulada que, durante 18 meses, dejó a Europa, a Oriente Medio y a partes de Asia sumida en tinieblas las 24 horas del día. «Porque el sol emitió su luz sin brillo, como la luna, durante todo el año», escribió el historiador bizantino Procopio. Las temperaturas en el verano de 536 cayeron de 1,5 °C a 2,5 °C, dando inicio a la década más fría en los últimos 2300 años. Las cosechas se perdieron desde Irlanda a China y el hambre se desató.


Los que soportaron esa larga y fría noche se enfrentaron a tiempos aún más duros en 541, cuando un espantoso brote de peste bubónica conocido como la plaga de Justiniano asoló las tierras mediterráneas como un apocalíptico Armagedón y mató a 100 millones de personas. La bacteria que según otro artículo publicado en PLOS Pathogens causó la plaga, Yersinia pestis, se ha relacionado con al menos dos de las pandemias más devastadoras de la historia escrita. Una, la Gran Plaga, que se prolongó desde los siglos XIV al XVII, incluyó la espantosa Peste Negra, que pudo haber matado a casi dos tercios de Europa a mediados del siglo XIV. Otra, una plaga moderna, que comenzó en China a mediados del siglo XIX azotó el mundo en los siglos XIX y XX, extendiéndose por África, América, Australia, Europa y Asia.


A pesar de todo lo que saben los arqueólogos sobre la devastación que comenzó en 536, los científicos aún no estaban seguros de por qué la misteriosa nube de la fatalidad se cebó sobre Europa. Ahora, un grupo internacional de científicos encabezado por el profesor de historia medieval de Harvard Michael McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski, del Climate Change Institute de la Universidad de Maine, piensa que finalmente ha descubierto la respuesta. 


En el estudio publicado en Antiquity, el equipo analizó un antiguo núcleo de hielo de 75 metros extraído de los Alpes suizos que contiene más de 2.000 años de lecciones de historia microscópica. Partículas de polvo, metal y elementos aerotransportados congelados a varios niveles del núcleo sugieren cómo cambió la atmósfera en Europa a lo largo de los últimos dos milenios: el nuevo estudio revela que una erupción volcánica masiva en Islandia precedió directamente al comienzo de los días más oscuros de Europa.



Desde que algunos estudios de los anillos de crecimiento de árboles publicados en la década de 1990 sugirieron que los veranos alrededor del año 540 fueron inusualmente fríos, los investigadores han buscado la causa. Hace tres años, los núcleos de hielo polar de Groenlandia y la Antártida dieron una pista. Cuando un volcán entra en erupción, arroja azufre, bismuto y otras sustancias a la atmósfera, donde forman un velo de aerosol que refleja la luz del sol hacia el espacio, enfriando el planeta. Al combinar el registro de hielo de estos rastros químicos con el registro de anillos de árboles, un equipo dirigido por Michael Sigl descubrió que casi todos los veranos inusualmente fríos de los últimos 2.500 años fueron precedidos por una erupción volcánica. Una erupción masiva, sugirió el equipo en un artículo publicado en 2013, se desató a finales de 535 o principios de 536, que fue seguido por otro en 540. El equipo de Sigl concluyó que el doble golpe volcánico, cuyo origen situaron en Norteamérica, explicaba la prolongada oscuridad y el frío.


La Historia de la Humanidad a Través del Tiempo

La Vida y Obra de Michelangelo Merisi Da Caravaggio




La Vida y Obra de Michelangelo Merisi Da Caravaggio

Caravaggio, cuyo nombre real era Michelangelo Merisi Milán, 1571  Porto Ercole, 1610, artista pintor italiano,  uno de los exponentes más destacados de la escuela naturalista que surgió en Italia como oposición a la corriente manierista triunfante durante el siglo XVI. En sus cuadros, tanto profanos como religiosos, no utilizó otro modelo más que la cruda realidad sin someter a los personajes a proceso alguno de idealización.


Esta forma de tratar las composiciones religiosas atrajo la atención de la Contrarreforma por su carácter devocional que facilitaba la identificación de los fieles con los modelos de santidad, aunque, en algún caso, la excesiva vulgaridad de aquellos le valió algún problema con la Iglesia. Fue asimismo muy importante su utilización del claroscuro para imprimir dramatismo a sus obras.


Caravaggio pintor italiano
Su nombre real era Michelangelo Merisi, nació el 28 de septiembre de 1571, fue un pintor italiano,  de gustos auténticamente plebeyos, siempre listo para reñir, siempre dispuesto a crear obras maestras. Una mente perturbada de donde salía también la luz. . . Una vida extraordinaria, aventurera. . . La diosa fortuna le brindó sus sonrisas y él las rechazó: no le gustaban sus modales.


No lejos de la vetusta y placentera ciudad de Bérgamo, escondida entre los árboles, está la aldea de Caravaggio. Los habitantes de toda esa comarca saben emocionarse ante la belleza; entre ellos encontramos numerosos mecenas y también importantes centros donde se rinde culto al arte. Grandes artistas nacieron en ella y fueron luego a Milán, Venecia, Roma, para perfeccionarse con ilustres profesores y llegar, a su vez, a ser maestros.


Uno de ellos Miguel Ángel Merisi, que primero fue a Milán y luego a Roma en busca de fortuna estaba dotado de un talento tan original y vigoroso que los romanos, para distinguirlo mejor de Miguel Ángel Buonarroti, o bien- para definir aún más su pintura tan deliciosamente impregnada de vida popular, lo designaron con el nombre de su ciudad natal. Por eso el mundo entero lo conoció y lo conoce aún con el nombre de  Caravaggio.


Nació Miguel Ángel Merisi en el año 1571. Su padre, Fermo Merisi, era arquitecto y le enseñó a dibujar desde pequeño. El niño empezó a cubrir de frescos todas las paredes que encontraba. ¿Cuál fue la señal que reveló al padre la vocación de su hijo? Es difícil asegurar la autenticidad de lo que diremos, pero es agradable creer en la leyenda. Dice ésta que, muy niño aún, Miguel Ángel era capaz de dibujar personas de tamaño natural, cuya semejanza con el modelo era asombrosa. Sorprendido el padre de su precoz talento, no titubeó en enviarlo a Milán para que allí conociera los secretos de la pintura.


Hombre de vida airada, Michelangelo Merisi estudió inicialmente en Milán con el manierista Peterzano, contra cuya estética reaccionó ásperamente. Autodidacto en lo sucesivo, su pintura suscitó violentos rechazos. Mas a pesar de las críticas de los artistas, el público apreció sus telas rugosas, erizadas de pastosidades y dominadas por lo que a partir de él se ha llamado tenebrismo.


Sea lo que fuere, lo cierto es que el jovencito entró en calidad de discípulo en el estudio de Peterzano. Tenía entonces once años. Era un adolescente turbulento, fuerte, de ojos oscuros, que siempre había vivido en contacto con la naturaleza.


Amaba el juego, la lucha, era aplomado en sus réplicas y hablaba con voz enérgica. En ese tiempo la pintura de moda era amanerada, rebuscada. Se veían personajes en posturas artificiales, vírgenes y santos enredados en vestimentas demasiado amplias, y los fondos de las telas aparecían siempre sobrecargados de flores y frutas.


Esas imágenes se parecían más a comediantes que a personajes sagrados. En el estudio de Peterzano se cultivaban esas tendencias y los discípulos se esforzaban en asimilar el estilo del maestro.


Pero Miguel Ángel Merisi, rebelde en su vida, lo era también en el arte. Nunca se sometió a los llamados buenos modales, que entonces tenían fuerza de ley. Sin perder tiempo en prosternarse frente a los lienzos de su maestro, buscaba, entre los hombres de la calle y las tabernas, los modelos de su gusto, de ademanes y expresiones naturales.


Le encantaba promover desórdenes en el taller y molestar con bromas pesadas a los clientes de Peterzano. Incitaba a sus compañeros a la indisciplina y enfrentaba a su maestro con ese descaro, tan espontáneo, que conservó toda la vida.
Vivió cuatro años en Milán. Concluido su compromiso con Peterzano, inició la búsqueda de nuevos horizontes. No disponía de mucho dinero, tal vez el justo para poder comer modestamente una vez al día, pero estaba seguro de lo que deseaba y tenía, a pesar de su alma vagabunda, una gran fuerza de voluntad y un irresistible anhelo de producir obras maestras.


Dirigió sus pasos a Roma, donde los primeros tiempos de su estada fueron muy duros. Enfermó de paludismo y lo cuidaron en el hospital de la Caridad, mas no llegó a sanar completamente. Algunos de sus autorretratos pintados en esos años, lo presentan pálido y demacrado por la fiebre. La miseria no contribuía a acelerar su convalecencia.


Se estableció en Roma hasta que, obligado a huir por haberse visto envuelto en una sangrienta reyerta, se refugió en Napóles 1606. Recorrió el sur del país perseguido por la justicia hasta que pasó a Malta 1607, donde fue recibido en la orden de San Juan. Encarcelado un año más tarde por ofensas a un caballero de la orden, logró huir a Sicilia y de alli a Milán.


Caravaggio no habitó jamás en los barrios aristocráticos, donde los artistas de la época instalaban pintorescos y lujosos talleres, y adonde la gente de la nobleza concurría encantada para encargar su retrato. Vivió siempre entre los pobres, quienes compartieron con él su escasa comida y su albergue, incluyéndolo también en sus riñas y sus luchas.


Sin embargo, días mejores se avecinaban. Cuando los romanos se dieron cuenta de lo bien que pintaba y dibujaba, comenzó a ganar dinero. El cardenal Del Monte fue uno de los primeros que, al mirar uno de sus cuadros, Los tramposos, valoró la precisión y el vigor de los personajes, que parecían vivientes. Adquirió la tela y llevó al pintor a su palacio. El cuadro ocupó un lugar de honor, y su autor, colmado de atenciones y cuidados, ataviado con ropa nueva de pies a cabeza, fue presentado a todos los ilustres amigos que el cardenal recibía en palacio.


Entre dos riñas, entre dos comidas: una en la mesa del cardenal, otra en alguna taberna, ya vestido como un señor y escoltado por un paje, ya llevando un jubón roto y en compañía de Cuervo, su perro negro, Caravaggio buscaba todas las oportunidades para pintar y los encargos afluían.


No podemos afirmar que hiciera un solo gesto para asir la fortuna, ni grandes esfuerzos para conservarla.A los poderosos rendía la pleitesía suficiente para no convertirlos en enemigos; pero pintaba mucho mejor cuando estaba inspirado que cuando lo movía el afán de lucro. Satisfacía a sus clientes Solamente cuando los gustos de éstos no chocaban con los suyos propios. La gente de sociedad, acostumbrada a los refinamientos de los pintores en boga, se escandalizaba al ver las caras plebeyas de los santos y las vírgenes de Caravaggio.


Su San Jerónimo de músculos poderosos, su San Mateo sentado descuidadamente entre jugadores vulgares, y esa Madona echada en la cama, con los miembros aún deformados por los últimos sufrimientos de la agonía, le valieron críticas violentas de sus contemporáneos. Sin embargo, entonces como ahora, tuvo sus admiradores.


Se apreciaba su espontaneidad en la interpretación de los hechos, en la evocación de los personajes, así como su sinceridad y profundidad, pues su luz penetraba muy hondo en las almas. Sabía expresar el amor de los hombres hacia Dios y el amor de Dios hacia los hombres. Pero sin refinamientos, sin empalagar, huyendo de lo rebuscado.


A despecho de lo que podían pensar los atildados señores de la época, Caravaggio tuvo numerosos defensores y encontró amigos y discípulos entre los jóvenes pintores romanos, y los halló más adelante en Nápoles, en España y en los Países Bajos.


Si nosotros fuésemos pintores y tuviéramos que retratar a Caravaggio, lo haríamos con un pincel en una mano y un puñal en la otra. Porque sus cuadros fueron tan numerosos como sus peleas.
Después de haber dado muerte a un hombre y para no caer bajo el rigor de la justicia, tuvo que huir de Roma y refugiarse en Nápoles, donde felizmente su arte le había valido una fama mayor que la de sus fechorías. Tenía entonces 35 años, pero aparentaba mucho más, ya que las consecuencias del paludismo, la agitada vida y el temor a la justicia habían quebrantado su salud.


En Napoles no alteró sus costumbres: nuevos cuadros y nuevas riñas. ¿Buscaba, tal vez, reproduciendo con todo el vigor de su genio La flagelación, La Última Cena, El entierro de Santa Lucía, redimirse a los ojos de Dios? Esas manos, que tantas veces habían golpeado a sus semejantes, dieron al mundo obras místicas que se cuentan entre las más bellas de todos los tiempos.


De Nápoles pasó a Malta, que estaba en poder de los Caballeros de San Juan desde hacía 75 años. Fue recibido con grandes honores, y el gran maestre de la orden, Alof de Wignacourt, le encargó su retrato, actualmente en el museo del Louvre, y una Degollación de San Juan Bautista destinada a la catedral de Malta.


Pero la calma había durado mucho tiempo. Riñó con un caballero de la orden y fue encarcelado por mandato del gran maestre. Logró evadirse y huyó a Sicilia. Sus últimos años fueron los más dolorosos. Acorralado por la justicia, cuya sombra creía ver constantemente, mirado con desconfianza por aquéllos que aún le amaban, pero que veían ya en él los signos precursores de la locura, roído por la duda y la angustia, joven todavía pero envejecido por tantas pruebas, recibió un golpe fatal. 


En 1609, cuando subía a bordo de una falúa que lo conduciría a Génova, la policía lo confundió con otra persona y lo detuvo. Mientras lo interrogaba y comprobaba su error, la falúa emprendió viaje llevando todos sus bienes. Desesperado, Caravaggio, bajo los implacables rayos del sol, corrió a lo largo de la playa, tratando de alcanzar el barco. Sus fuerzas lo traicionaron y se desplomó en la arena, murio un 18 de julio de 1610.


La Caída de San Pablo: El pintor barroco italiano Caravaggio es autor de numerosas obras de temática religiosa y dramático realismo de carácter tenebrista. Una de las peculiaridades de la Conversión de san Pablo es que el motivo central de la composición es el cuerpo del caballo en lugar de la figura del santo. Fue pintada en 1601 y se encuentra en la capilla Cerasi de Santa Maria del Popolo de Roma Italia.


Narciso Junto a la Fuente: Nos encontramos ante una de las últimas obras que realizó el pintor italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio en su segunda etapa.
La Crucifixión de San Pedro es un óleo sobre lienzo realizado por el artista italiano Caravaggio en 1601. La obra es de estilo Barroco.
Salomé recibe la cabeza de San Juan Bautista, obra de Michelangelo Merisi, más conocido como el Caravaggio, creador del tenebrismo, estilo caracterizado por el contraste entre luces y sombras.


Caravaggio era un hombre pendenciero, violento y amigo de los excesos. Llegó a Roma en 1600 en una situación de extrema necesidad, pero en la ciudad logró rehacerse hasta consagrarse como uno de los mejores pintores del Barroco. Desde esa fecha y hasta 1606, año en que se vio obligado a huir a Nápoles tras asesinar a Ranuccio Tomassoni, Caravaggio dejó en la ciudad algunas de las obras pictóricas más importantes del siglo XVII.


Entre ellas se encuentran David con la cabeza de Goliat y Niño con un cesto de frutas, actualmente en la Galería Borghese; La buenaventura, en los Museos Capitolinos; Descanso en la huida a Egipto, en el Palacio Doria Pamphili y Judith y Holofernes, en la Galería Nacional de Arte Antiguo.


Las pinturas fueron el primer encargo de relevancia que recibió Caravaggio al llegar a la ciudad. El efecto que causaron en los pintores de la época provocó que comenzasen a imitar el tenebrismo y la exuberancia del milanos. A pesar de ello, no todos recibieron las obras con la misma admiración.


Uno de los lienzos, el que representa a San Mateo y el ángel, fue rechazado por el cardenal Del Monte, persona que había realizado el encargo siguiendo las órdenes dejadas a su muerte por Matteo Contarelli, propietario de la capilla.


Las razones esgrimidas eran, sencillamente, que el santo aparecía con las piernas desnudas y sucias. Tampoco gustó que el ángel, que se apoyaba en el hombro del anciano, tuviera excesiva cercanía con el evangelista. El hecho de que le cogiese la mano para ayudarle a escribir el texto sagrado en lugar de inspirárselo fue la gota que colmó el vaso.


El lienzo, sustituido por el que se muestra actualmente en la capilla, fue adquirido por el banquero Vincenzo Giustiniani. Sus herederos lo vendieron al Kaiser Friederich Museum de Berlín. Sin embargo, el cuadro parecía estar destinado a su desaparición y así fue. Tras la caída de la ciudad en la Segunda Guerra Mundial, la primera versión de San Mateo y el ángel fue destruido y sólo se conservan algunas reproducciones fotográficas.


La humanización de los personajes sagrados a través de detalles como la suciedad fue una constante en los cuadros de Caravaggio. También una de las razones por las que sería duramente criticado. Así sucedió con La virgen de Loreto, lienzo que se muestra en la basílica de San Agustín.


La mujer que sirvió de modelo para la virgen era una prostituta llamada Lena. Ante ella se postran dos peregrinos, uno de los cuales tiene los pies sucios y maltratados. En 1604, fecha de realización de la obra, en plena Contrarreforma, ambos detalles fueron muy mal recibidos. Algunos no dudaron en calificar el cuadro de herejía.


La Conversión de San Pablo y la Crucifixión de San Pedro, se encuentran en la Iglesia de Santa María de Pueblaen Roma. Ambos trabajos son segundas versiones realizadas en 1601 tras haber sido rechazadas por aquellos que los encargaron. Entre las quejas de los clientes estaba, por ejemplo, que San Pablo aparecía excesivamente pequeño en comparación con el caballo. Esa primera versión de la conversión fue adquirida por la familia Odescalchi Balbi. La primera versión de la crucifixión, lamentablemente, se perdió.


Ambas piezas son una apoteosis del claroscuro, la torsión de los cuerpos, la complejidad en la composición y el escorzo. Especialmente la de San Pedro, que muestra al santo en el momento de cumplir su último deseo: ser crucificado boca abajo por haber negado a Cristo tres veces. Una actitud extrema, tremendamente barroca.


La Vida y Obra de Michelangelo Merisi Da Caravaggio


El Mundo en que Vivimos: El Horóscopo de Mariela la Pitonisa

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