viernes, 20 de septiembre de 2019

Historia de Ponferrada y el Mercado Medieval




Historia de Ponferrada y el Mercado Medieval

 Historia de Ponferrada 

 Castilla y León se engalanan para recibir en sus calles a damas, caballeros, bufones, artesanos y clérigos, personajes de otros tiempos que nos harán revivir antiguas historias y leyendas.
La primera semana de julio se viven auténticos días de fiesta en Ponferrada alrededor de su castillo y su leyenda templaria. Si quieres disfrutar de sus jornadas gastronómicas, el emocionante desfile de templarios con sus antorchas, el castillo encendido y un sin fin de actividades debes ir reservando por que la ciudad se llena por completo. Merece la pena visitarlo.



Pocos días después del inicio del verano, Ponferrada celebra una de sus fiestas más populares: la Noche Templaria. La recreación de un acontecimiento medieval que marcó la historia de la ciudad y que dejó un importante legado, como el castillo de la ciudad.
Considerada de Interés Turístico Regional, en ella se conmemora la llegada del maestre de la Orden de los Caballeros Templarios –Fray León Guido de Garda, superviviente de varias batallas en Tierra Santa– a la ciudad. Consigo traía varios tesoros sagrados: el Arca de la Alianza y el Santo Grial.


El primero de ellos es el cofre sagrado que contenía las Tablas de la ley donde estaban inscritos los Diez mandamientos que Dios le entregó a Moisés. El Santo Grial, por su parte, es el vaso que Jesucristo utilizó en la última cena
 caballeros del Temple llevará ambas reliquias hasta el castillo de Ponferrada. Antes de ello, los monjes serán recibidos entre multitudes en la glorieta del Temple, donde se recreará la imposición de la capa al caballero que allí se encuentra inmortalizado. Lo más curioso es que todos los asistentes también van vestidos de época.
El espectáculo irá acompañado del sonido de los tambores, que dejarán de resonar con la quiebra de la luna templaria. En este otro acto, la regidora de la villa entregará las llaves del castillo al prior de la orden delante del resto de los caballeros. Una vez hayan conseguido su objetivo, podrán seguir su camino hasta la fortaleza donde guardarán sus joyas de Oriente y donde se realizará un Juicio a la Orden Templaria.


El Arca de la Alianza con la que cargarán estuvo guardada, originariamente, en el primer templo de Salomón, en Israel, donde los primeros templarios tenían su sede. Esta orden religiosa de guerreros cristianos estuvo obsesionada con hacerse con el Santo Grial en Tierra Santa.
Esta no será la única noche en la que los viajeros podrán viajar a la Edad Media. Hasta el 1 de julio la ciudad contará con un mercado medieval donde se podrán encontrar artículos y alimentos medievales, talleres infantiles, conciertos, espectáculos pirotécnicos y varios campamentos donde se exhiben artefactos, indumentarias, cuentos y otros enseres de la época, algunos de ellos pertenecientes a la Orden Templaria.



Los caballeros templarios se asentaron en Ponferrada en 1178 gracias al rey Fernando II de León. El lugar escogido fue una pequeña fortaleza romana que se alzaba sobre la ciudad y que había sido construida sobre un antiguo castro celta.
A lo largo de los años el castillo sufrió diferentes modificaciones, ya que a finales del siglo XII los templarios fueron expulsados de la ciudad por Alfonso IX de León y, aunque regresaron 15 años después, en el XIV se disolvió la Orden.
La mayor parte de su estructura se ha conservado, aunque muchos de los edificios pertenecen a diferentes épocas, como el llamado castillo viejo y el palacio renacentista.
Actualmente, el castillo templario de Ponferrada está abierto al público. En él se pueden visitar su patio, donde estaban la sala de armas, las bodegas y las caballerizas. Se puede subir a la torre del Homenaje, que antiguamente fue una prisión, por lo que cuenta con un montón de historias y leyendas. Y en la Biblioteca Templaria y el Centro de Investigación y Estudios Históricos de Ponferrada se pueden ver los más de 1.400 libros y manuscritos que datan de la época medieval.



Historia de Ponferrada 

La ciudad de Ponferrada tiene su origen en la Edad Media surgiendo como asentamiento alrededor del Camino de Santiago. A finales del siglo XI, el obispo astorgano Osmundo, en connivencia con el rey Alfonso VI de León, ordenó la construcción de un puente sobre el río Sil que facilitase el paso a los peregrinos a Compostela, el cual fue reforzado con hierro. Era el "Pons-Ferrata" que dará nombre a un primitivo núcleo de población, la "Puebla de San Pedro", llamada así por la dedicación de la iglesia románica construida en el siglo XII a la salida del puente. Ese primitivo barrio se unió al pequeño poblado que el rey de León, Fernando II, creó en la otra orilla, sobre un promontorio rocoso al que rodeaba una cerca. Este recinto será ampliado en los siglos siguientes como fortaleza de los monjes Templarios y como residencia de otros señores feudales, siendo el barrio que se consolida como ciudad de Ponferrada.



Hacia el año 1178, por concesión de los Reyes de León, los Templarios se establecieron a lo largo del Camino de Santiago, teniendo noticias de su presencia en nuestra tierra pocos años después. El rey Alfonso IX donó Ponferrada a los Templarios con la misión de proteger a los que acudían en peregrinación a Compostela, ya que en la zona se cometían muchos abusos contra ellos. Las crónicas cuentan que aquellos primeros Templarios llegaron con el maestre provincial Guido de Garda a la cabeza, siendo Fray Helías el primer comendador de Ponferrada.


 La tradición les atribuyó hazañas de toda índole, incluida la del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Encina, patrona de El Bierzo, allá por el año 1200, en el hueco de una encina. Con la disolución de la Orden del Temple, la ciudad, enclave importante en el camino de la Meseta a Galicia, pasó por la tenencia de distintas familias que ampliaron la fortaleza y ensancharon sus límites: Castros y Osorios, principalmente, siendo clave la figura de Pedro Álvarez Osorio, señor de Cabrera y Ribera de León, que en 1456 se convirtió en Conde de Lemos por concesión de Enrique IV.


Precisamente en esta época, en el contexto del conflicto por la sucesión de Enrique IV, estalló la segunda Revuelta Irmandiña que, iniciada en Galicia, se expandió al Bierzo desde su parte occidental en 1467, atacando los irmandiños varias fortalezas leonesas, como Cornatel, Balboa o Sarracín, llegando hasta Ponferrada, donde se refugió buena parte de la nobleza gallega que huía de los irmandiños, y que se atrincheró en la fortaleza ponferradina, que sufrió daños por al ataque de las fuerzas irmandiñas, antes de ser sofocada la revuelta. Tras ésta, en 1469, Pedro Álvarez Osorio, mandó reconstruir y reparar sus castillos que habían sufrido daños, siendo el caso del de Ponferrada.


Posteriormente, tras el fallecimiento en 1483 de Pedro Álvarez Osorio, estalló un cruento conflicto por su sucesión, que enfrentó, por un lado, al bando formado por la segunda mujer del Conde de Lemos, María de Bazán, y su hija Juana Osorio, casada con Luis Pimentel (hijo del conde de Benavente), y por otro lado a Rodrigo de Castro Osorio, nuevo Conde de Lemos. Para solucionar el conflicto, en 1486 los Reyes Católicos decidieron actuar, creando el marquesado de Villafranca del Bierzo para Juana y su marido Luis Pimentel, quedando para Rodrigo de Castro Osorio el condado de Lemos, motivo por el cual los monarcas obligaron a éste a entregar el castillo de Ponferrada, que había tomado, que pasó a manos de la Corona. De esta manera, el castillo y la villa de Ponferrada pasaron a ser de realengo nuevamente, hecho que se prolongó hasta el fin del Antiguo Régimen, correspondiendo a los monarcas nombrar corregidor en la villa, siendo don Juan de Torres el primero que detentó este cargo tras la vuelta a la propiedad real.


Por otro lado, en esta época, en el contexto del conflicto por la sucesión de Enrique IV, estalló la segunda Revuelta Irmandiña que, iniciada en Galicia, se expandió al Bierzo desde su parte occidental en 1467, atacando los irmandiños varias fortalezas leonesas, como Cornatel, Balboa o Sarracín, llegando hasta Ponferrada, donde se refugió buena parte de la nobleza gallega que huía de los irmandiños, y que se atrincheró en la fortaleza ponferradina, que sufrió daños por al ataque de las fuerzas irmandiñas, antes de ser sofocada la revuelta. Tras ésta, en 1469, el conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio, mandó reconstruir y reparar sus castillos que habían sufrido daños. Posteriormente, tras el fallecimiento en 1483 de Pedro Álvarez Osorio, estalló un cruento conflicto por su sucesión, que enfrentó, por un lado, al bando formado por la segunda mujer del Conde de Lemos, María de Bazán, y su hija Juana Osorio, casada con Luis Pimentel (hijo del conde de Benavente), y por otro lado a Rodrigo de Castro Osorio, nuevo Conde de Lemos.


 Para solucionar el conflicto, en 1486 los Reyes católicos decidieron actuar, creando el marquesado de Villafranca del Bierzo para Juana y su marido Luis Pimentel, quedando para Rodrigo de Castro Osorio el condado de Lemos, motivo por el cual los monarcas obligaron a éste a entregar el castillo de Ponferrada, que había tomado, que pasó a manos de la Corona. De esta manera, el castillo y la villa de Ponferrada pasaron a ser de realengo nuevamente, hecho que se prolongó hasta el fin del Antiguo Régimen, correspondiendo a los monarcas nombrar corregidor en la villa, siendo don Juan de Torres el primero que detentó este cargo tras la vuelta a la propiedad real.


Por otro lado, cabe destacar que, con la reducción de ciudades con voto en Cortes a partir de las Cortes de 1425, las localidades del actual municipio de Ponferrada pasaron a estar representadas por León durante toda la Edad Moderna, lo que les hizo formar parte de la provincia de León de la época, encabezando Ponferrada un partido propio dentro de ésta, que coloquialmente era denominado "provincia del Vierzo".? Asimismo, debido a la adscripción territorial desde la Alta Edad Media del territorio de Ponferrada al reino leonés, durante toda la Edad Moderna las localidades del municipio formaron parte de la jurisdicción del «Adelantamiento del reino de León». De esta época, cabe señalar también que es cuando puede considerarse que Ponferrada empieza a desarrollarse como urbe propiamente dicha, ya que entre los siglos XVI al XVIII se construyeron sus edificios más singulares y notables.



Ya en la Edad Contemporánea, iniciado el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia Ponferrada destacó por haber llegado a albergar la sede de la Junta Superior de León en diversas fechas de 1809, 1810 y 1811. Asimismo, más tarde, en el Trienio Liberal, Ponferrada pasó a formar parte de la provincia de Villafranca o "del Vierzo",? si bien al perder ésta su estatus provincial al finalizar el Trienio Liberal, en la división de 1833 pasó a estar adscrita nuevamente a la provincia de León, conservando no obstante su pertenencia a la Región Leonesa.? Un año después, en 1834, cuando se realizó en España la primera división en partidos judiciales, Ponferrada pasó a encabezar uno de ellos,18? incorporando al mismo el partido judicial de Villafranca en 1966.


Ya en el siglo XX, cabe destacar que el 4 de septiembre de 1908 el rey Alfonso XIII concedió a Ponferrada el título de ciudad. Asimismo, en esta época, el descubrimiento y la explotación de las riquezas minerales, hierro y carbón, así como la instalación en 1949 de la central térmica, cambiaron el rumbo agrícola de la cuidad por un rápido despegue económico que la convirtió en la capital indiscutible del Bierzo.





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