jueves, 26 de septiembre de 2019

Los Monumentos y Palacios Reales de España Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO



 Los Monumentos y Palacios 
Reales de España Patrimonio de la Humanidad 
por la UNESCO




España es el tercer país con más Patrimonio de la Humanidad. 
 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, España es el tercer país del mundo en el ranking de países con más sitios UNESCO del mundo, sólo por detrás de Italia con 49 y China con 45.

 La rica historia de la piel de toro y sus islas ha dado para mucho a lo largo de los siglos, y una buena muestra de ello es la variedad de monumentos protegidos: de las pinturas rupestres a la ingeniería industrial y el modernismo.


1. Alhambra, Jardines del Generalife y barrio del Albaicín en Granada, Andalucía
El precioso palacio de la Alhambra y los exuberantes jardines del Generalife fueron unos de los primeros monumentos de España en formar parte de la lista de los lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, con su ingreso en 1984. 10 años más tarde el pintoresco barrio del Albaicín se unía a ellos para completar el conjunto. Si todavía no te has dejado seducir por el embrujo de Granada, no esperes más. ¡Te robará el corazón!


2. Centro histórico de Córdoba, Andalucía
Por su fascinante y perfectamente conservado centro histórico, Córdoba forma parte de la lista. Un paseo por la catedral mezquita es un viaje en el tiempo y la Torre Fortaleza de la Calahorra y el Alcázar de los Reyes Cristianos no le van a la zaga. Una ciudad increíble.


3. Catedral, Alcázar y Archivo de Indias, Sevilla, Andalucía
La espectacular catedral de Sevilla, el soberbio Alcázar y la antigua lonja, convertida en el Archivo de Indias, merecen por derecho propio formar parte del Patrimonio de la Humanidad. El templo gótico más grande de Europa es un prodigio digno de visitarse, y subir a la Giralda permite palpar el pasado medieval de la ciudad como nada más… aparte de pasear por los jardines y las habitaciones del suntuoso Alcázar que tanto gustaba a los Reyes Católicos.


4. Conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza, Andalucía
Las dos pequeñas ciudades jienenses de Úbeda y Baeza vivieron su momento de máximo esplendor durante el siglo XVI, algo que ponen en evidencia sus fabulosos conjuntos monumentales de estilo renacentista. Iglesias, ermitas y palacios le dan a estas villas un aire mágico y de lo más sugerente en medio de un mar de olivos.



5. Arquitectura mudéjar, Aragón
Con ejemplos tan destacados como la Torre de San Martín en Teruel, la Seo de Zaragoza o el intricado Palacio de la Aljafería no hay un ápice de duda sobre el valor global del arte mudéjar en esta Comunidad. Este tipo de edificios se empezaron a crear en el siglo XII y el estilo se prolongó hasta el XVII, evidenciando la influencia del arte islámico en corrientes europeas como el gótico. Entró en la lista de la UNESCO por primera vez en 1986 y en 2001 se extendió la cantidad de edificios incluidos.


6. Monumentos de Oviedo y el Reino de Asturias, Asturias
Las singulares iglesias de Santa Maria del Naranco, San Miguel de Lillo, Santa Cristina de Lena, San Julián de los Prados y la Cámara Santa de la Catedral de San Salvador en Oviedo son testigos vivos del Reino de Asturias del siglo IX como reducto del cristianismo en la Península. Aquí nació un estilo prerrománico fascinante que ha influenciado a muchas construcciones posteriores.


7. Ibiza, Baleares
Los ricos ecosistemas marinos y costeros, además de la importancia de sus yacimientos arqueológicos e históricos hace de Ibiza un bien mixto que entró en la lista del Patrimonio DE LA Humanidad de la UNESCO en 1999. Además, también se valoró que Dalt Vila es una muestra extraordinaria de arquitectura militar del renacimiento que luego se aplicaría en las fortificaciones de los asentamientos españoles en América.


8. San Cristóbal de la Laguna, Tenerife, Canarias
La preciosa ciudad canaria de San Cristóbal de la Laguna es el ejemplo vivo del intercambio de influencias entre la cultura europea y americana durante los siglos XV y XVI. Su trama urbana en forma de parrilla la convierte en el primer ejemplo de una ciudad sin fortificar que sigue este planteamiento que luego se aplicaría en los asentamientos españoles en América. Sin dejar de lado que en esta pequeña ciudad hay desde arquitectura mudéjar hasta neoclásica, modernista, racionalista y contemporánea dentro de un núcleo que ha permanecido casi intacto a lo largo del tiempo.



9. Cueva de Altamira, Cantabria
En el año 2005 se unieron a la increíble Cueva de Altamira 17 cuevas con pinturas paleolíticas repartidas por todo el norte de España. Un conjunto que, de manera global., representa el apogeo del arte del Paleolítico a lo largo de Europa. Pese a que las visitas a Altamira están restringidas, siempre puedes acercarte a La Peña del Candamo, El Castillo, El Pendo o La Garma. Y, sobre todo, recuerda no tocar nada y dejar que tus ojos hagan todo el trabajo. Estas obras maestras.

10. Toledo, Castilla-La Mancha
Inscrita en 1986, la ciudad histórica de Toledo condensa entre sus muros más de dos milenios de historia. De municipio romano a sede del poder del emperador Carlos V, aquí se han asentado visigodos, los emires de Córdoba y reyes católicos en plena Reconquista y todos ellos han dejado su huella en monumentos influidos por los tiempos en los que judíos, cristianos y musulmanes convivían.



11. Ciudad fortificada de Cuenca, Castilla La Mancha
La ciudad fortificada de Cuenca es una de las mejor conservadas de su estilo y tuvo un peso destacado en la España medieval. Sede real y episcopal, aquí se construyó la primera catedral gótica de España y sus famosas casas colgadas sobre el río Huéscar son conocidas mundialmente. Por la magnífica unión entre naturaleza e historia,  Patrimonio de la Humanidad.




12. Catedral de Burgos, Castilla y León
Iniciada en el siglo XIII, la Catedral de Burgos no fue culminada hasta los siglos XV y XVI, convirtiéndose así en uno de los mejores ejemplos de la evolución del gótico en un solo edificio. Con el añadido de la cúpula estrellada en 1567, la catedral de Santa Maria tiene una de las mayores concentraciones de obras maestras del período del mundo entero. 

13. Casco antiguo de Ávila e iglesias extramuros, Castilla y León
La cuna de Santa Teresa de Jesús y la “ciudad de santos y piedras”, Ávila se fundó en el siglo XI para proteger los territorios de castilla contra los moros. Rodeada por las murallas más completas de España con sus 82 torres semicirculares y sus nueve puertas monumentales, la ciudad ha sabido conservar la austeridad y la pureza del estilo medieval. El casco antiguo y sus iglesias fuera de los muros son patrimonio de la Humanidad desde 1985.



14. Casco antiguo y acueducto de Segovia, Castilla y León
Dos mil años después de su construcción, el acueducto de Segovia sigue en pie, en el centro de una ciudad que se ha ajustado a este icono a lo largo de la historia. El legado de los romanos es sólo uno de los monumentos maravillosos que forman parte de la ciudad y que son Patrimonio de la Humanidad. Se le unen el Alcázar del siglo XI y la catedral gótica del XVI, que completan un casco antiguo de lo más fascinante.


15. Casco antiguo de Salamanca, Castilla y León
La ciudad universitaria por excelencia, Salamanca tiene un casco antiguo digno de admirar. Conquista por los cartagineses, asentamiento romano y dominada por los moros hasta el siglo XI, su universidad es una de las más antiguas de Europa y un monumento en mayúsculas. Pero no está sola en esto. El centro histórico de Salamanca está sembrado de edificios de interés románicos, góticos, moros, renacentistas y barrocos entre los que destaca, sin ninguna duda, la Plaza Mayor. 



16. Obras de Gaudí, Cataluña
Por su contribución única al desarrollo de la arquitectura a finales del siglo XIX y principios del XX, siete edificios del genial Antoni Gaudí forman parte desde 1984 de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Todos están en Barcelona, así que si pasas por la ciudad no te pierdas el Parque y el Palacio Güell, la Casa Milà, la Casa Vicens, la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la misteriosa cripta de la Colonia Güell. Son una explosión de curvas, colores e imaginación que todavía hoy sorprenden.



17. Monasterio de Poblet, Cataluña
La abadía cisterciense de Poblet es la mayor en su estilo de toda España. Majestuoso y austero, es una verdadera visión y un buen lugar para ir de visita. El Monasterio es mucho más que lo que su nombre indica. Es también una fortaleza impresionante de grandes dimensiones y una residencia real por la que han pasado los principales monarcas de la Corona de Aragón. El panteón de los reyes es algo impresionante.



18. Palacio de la Música Catalana y Hospital de San Pablo, Barcelona, Cataluña
Además de las obras de Gaudí, Barcelona también cuenta con arquitectura modernista Patrimonio de la Humanidad firmada por otro de los grandes nombres del estilo. Lluís Domènech i Montaner creó con maestría el hospital más hermoso del mundo cuando diseñó el Hospital de Sant Pau. Y muy posiblemente también dio vida a la sala de conciertos más fabulosa del planeta al convertir en realidad el prodigio modernista que es el Palau de la Música Catalana. Dos edificios de gran belleza que aúnan estética con una función social de una forma magistral.



19. Conjunto arqueológico de Tarraco, Tarragona, Cataluña
Las ruinas de la antigua Tarraco salpican el centro medieval y la costa de la moderna Tarragona. Los restos de una de las principales ciudades del Imperio en la península se conservan de manera desigual pero todos y cada uno de ellos nos hablan de un tiempo pasado de esplendor y grandiosidad. Si no nos crees, acércate y pasea por el anfiteatro junto al mar, imagina el ruido de los carros en el circo o sube a la Torre del Pretorio. Un lugar espectacularmente histórico.



20. Iglesias románicas catalanas del Valle de Boí, Cataluña
Como que sería imposible quedarse sólo con una, la UNESCO decidió incluir en su lista a todas las iglesias románicas del Valle de Boí, en los Pirineos catalanes. Todas y cada una de ellas nos hablan de los intercambios culturales en la Europa medieval y son uno de los conjuntos de arte románico más consistente y puro del mundo. Con sus grandes campanarios lombardos y sus sublimes pinturas murales, son la excusa perfecta para una ruta en coche por la Alta Ribagorza.



21. Lonja de la Seda de Valencia, Comunidad Valenciana
El corazón de Valencia oculta una de las joyas de la arquitectura gótica civil de España. La Lonja de la Seda se construyó entre 1482 y 1533 para el comercio de esta preciada tela y siempre ha estado en el vértice de la economía local. Su grandiosa Sala de Contratación es sencillamente maravillosa y exhala elegancia por los cuatro costados con sus columnas que se retuercen y culminan en las nervaduras del techo.


22. Casco antiguo de Cáceres, Extremadura
El Casco Histórico de Cáceres forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1986 gracias al impacto de las batallas entre moros y cristianos en la arquitectura local, en la que se dan la mano el románico, el arte islámico, el gótico y el renacimiento. Además de admirar las 30 torres musulmanas que nos han llegado, un paseo por su entramado medieval te llevara por palacios de fábula.


23. Conjunto arqueológico de Mérida, Extremadura
Al igual que Tarraco, la colonia Emérita Augusta es uno de los ejemplos más punzantes de nuestro pasado romano se pueden contemplar. Fundada por el emperador Augusto, la antigua Mérida fue capital de la provincia de la Lusitania y sus vestigios son testimonio del paso del tiempo y de la importancia de esta urbe en Hispania. Si estás por la zona, ni se te ocurra pasarla por alto.



24. Casco antiguo de Santiago de Compostela, Galicia
Santiago de Compostela es mucho más que la culminación del Camino qué también forma parte del Patrimonio de la UNESCO. Lugar de peregrinación a lo largo de los siglos y símbolo de la cristiandad de España, su casco antiguo es una de las zonas urbanas más bonitas del mundo gracias  sus múltiples monumentos románicos, góticos y barrocos. Así que además de ir a ver al Apóstol y admirar el espectacular Pórtico de la Gloria callejea y déjate sorprender. El conjunto es fabuloso.



25. Muralla romana de Lugo, Galicia
La robusta muralla de piedra que rodeaba a la antigua ciudad romana de Lucus Augusti ha sobrevivido hasta nuestros días en buena forma y quizás por eso es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000. Además de estar hermanada con la Gran Muralla China, destaca por sus más de 2 kilómetros de longitud, sus 85 torres y por ser un monumento que impone incluso hoy.



26. Torre de Hércules, La Coruña, Galicia
El faro más antiguo del mundo, la Torre de Hércules tiene 57 metros de alto y es del siglo I, fecha en la que los romanos lo erigieron en una colina en la que luego sería la ciudad de La Coruña. Hay varias leyendas vinculadas a su construcción que relatan cómo el héroe Hércules enterró en este mismo lugar la cabeza del gigante Gerión. Cierto o no, este faro de navegación con tanta historia forma parte de los bienes culturales Patrimonio de la Humanidad desde el año 2007.



27. Monasterios de San Millán de Yuso y de Suso, La Rioja
En la tierra por excelencia de algunos de los mejores caldos del planeta, la comunidad monástica que fundó San Millán en el siglo VI es centro de peregrinación todavía hoy, y por más motivos que los puramente religiosos. Los Monasterios de San Millán de Yuso y de Suso el de abajo y el de arriba en castellano antiguo son la cuna del idioma que hablamos y escribimos en la actualidad, además de dos prodigios de la arquitectura medieval.



28. Monasterio y Sitio de El Escorial, Madrid
Considerado por muchos desde el siglo XVI como la octava maravilla del mundo, el Monasterio del Escorial es un enorme complejo que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y un monasterio en los que cualquier amante de la historia, el arte y la cultura se podría perder durante días. Debajo de su iglesia, en una cámara sepulcral, descansan los Reyes de España.


29. Universidad y casco histórico de Alcalá de Henares, Madrid
La hermosa e histórica Alcalá de Henares fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo. Surgida de la mente pensante del cardenal Cisneros a principios del siglo XVI, es un ejemplo de las comunidades urbanas ideales que los misioneros intentaron llevar a América y que sirvió de modelo a universidades de todo el planeta. Acércate a este lugar de conocimiento y déjate empapar por su arquitectura y las leyendas que la rodean.


30. Puente colgante  de Vizcaya, País Vasco
El singularísimo puente-transbordador de acero que cruza el río Nervión de Portugalete a Bilbao es un prodigio de la ingeniería de finales del siglo XIX. Obra del arquitecto Alberto de Palacio y Elissague en 1893 fue el primer puente del mundo que permitió, a la vez, el paso de navíos por el agua y el transporte de pasajeros y vehículos de un lado a otro gracias a la curiosa barquilla suspendida que sigue funcionando como el primer día.



Patrimonio Nacional Español

Siglos de monarquía en nuestro país han dado lugar a un riquísimo legado del que podrás disfrutar durante tu visita a las diferentes regiones de España.
 Conoce los Reales Sitios Palacios Reales y edificaciones anexas, Monasterios y Conventos Reales, que guardan piezas de excepcional valor artístico y cultural. Pasea por hermosos jardines, bosques y espacios que conforman un impresionante patrimonio natural.


Desde el panteón familiar que Felipe II situó en el Monasterio de El Escorial, hasta el Palacio Real de Madrid, construido en el siglo XVIII por Felipe V, pasando por el Palacio Real de Aranjuez o el Real Alcázar de Sevilla, escenario de la boda de Carlos V, España te ofrece un conjunto patrimonial que te hará sentir parte de la realeza.



32  ALCAZAR DE SEGOVIA

El Alcazar de Segovia no es solo uno de los monumentos más importantes de España, sino que también es uno de los 10 castillos más impresionantes del mundo. Este sensacional alcázar ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos, sus estancias fueron lugar de reposo de Alfonso X el Sabio, de ellas salió Isabel la Católica camino de la iglesia de San Miguel para ser coronada. Además en su capilla se celebró la misa del casamiento de Felipe II y Ana de Austria.


33 PLAZA DE ESPAÑA


Encuadrada en el Parque de María Luisa de Sevilla; y construida en 1914, constituyó el proyecto más emblemático de la Exposición Iberoamericana del año 1929. En sus bancos aparecen representadas todas las provincias de España en paños de azulejos, así como los bustos de españoles ilustres en sus muros. Ha sido escenarios de numerosas películas entre ellas Lawrence de Arabia, Star Wars Episodio II, El dictador, de Sacha Baron Cohen o  El Viento y el León, protagonizada por Sean Connery. Todo la han convertido en uno de los monumentos más importantes de España.



34 ACUEDUCTO DE SEGOVIA

El Acueducto de Segovia es un acueducto romano que data a principios del siglo II d.C, época del emperador Trajano. Es uno de los monumentos más importantes de España. Construido con sillares de granito, recorre más de 15 kilómetros, el recorrido puede realizarse a pie partiendo desde el pantano de Puente Alta.



35 MEZQUITA DE CÓRDOBA

La Mezquita de Córdoba, es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura islámica en España, así como el más emblemático ejemplo de arte omeya hispanomusulmán. Su construcción comenzó en el año 785, está declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad como parte del centro histórico de la ciudad.




36 LA GIRALDA DE SEVILLA 

La Giralda es el campanario de la Catedral de Sevilla, en Andalucía España. Los dos tercios inferiores de la torre corresponden al alminar de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade, mientras que el tercio superior es una construcción sobrepuesta en época cristiana para albergar las campanas. En 1928 fue declarada Patrimonio Nacional y en 1987 integró la lista del Patrimonio de la Humanidad. Es uno de los monumentos más famosos e importantes de España.



37 Palacio Real de Aranjuez

El Palacio Real de Aranjuez es una de las residencias de la familia real española, situada en el Real Sitio y Villa de Aranjuez, en la Comunidad de Madrid. El palacio, que es gestionado y mantenido por Patrimonio Nacional, está situado a orillas del río Tajo.



 El nombre de Aranjuez es en sí mismo una evocación, y del mismo modo que al mencionar Chartres surge ante nosotros, como por hechizo, la imagen de su imponente catedral, al nombrar Aranjuez corren al unísono la Historia, el Arte y la Naturaleza, sin saber qué precede a qué. Es cierto que, inicialmente, Aranjuez es un don del Tajo y del Jarama que, como el Nilo en Egipto, hacen feraces las tierras que bañan, pero no lo es menos que la Historia sembró allí ubérrimos frutos al injertar el Arte en la Naturaleza.
 De este modo se creó un equilibrio que tuvo siempre mucho de romántica experiencia en el encuentro, en definitiva, del hombre con su medio natural que, en Aranjuez, resultaba paradisíaco por las bondades del Sitio.
En efecto, Aranjuez es, en primer lugar, una dulce brisa que atempera los rigores de las estaciones; es, desde luego, un paisaje amable cuyo horizonte se enciende y apaga con luces de pintor; es, sí, una fértil tierra doblemente regada; pero también es, finalmente, el escenario elegido por los dioses para contar la historia de la construcción de un Palacio Real con sus jardines. Y por este camino Aranjuez va más allá de la evocación para convertirse en un mito.



España Declarado  Patrimonio por la UNESCO



miércoles, 25 de septiembre de 2019

Encuentro de Caminos El Escorial y San Lorenzo de El Escorial



Encuentro de Caminos 
El Escorial y San Lorenzo de El Escorial


Aunque la tradición más añeja de El Escorial, nos habla de restos de colonización romana,
y sirve para apoyar esta tesis, la existencia de algunos restos de calzada, en el actual
camino que une El Escorial con Zarzalejo, y la toponimia del entorno, en ocasiones nos
pone en relación con nombres de origen árabe, todo hace pensar que, el primitivo origen de


El Escorial, está relacionado con el proceso reconquistador del siglo XI y repoblador del
siglo XII, época en la que por razones fundamentalmente ganaderas, el espacio en que
nuestro pueblo se localiza, se vería poblado por una mínima comunidad aldeana, que poco
a poco se establecería, en el espacio y término que actualmente ocupa nuestra localidad.
Se trataría en principio, de una minúscula población de organización totalmente anárquica,
que en régimen de presura, ocupa las tierras que para su sostenimiento económico
necesita, que carece de toda organización administrativa, que se rige por normas de
carácter consuetudinario y que ha escogido para denominar el lugar que habita, algo que es
común a cientos de repoblaciones medievales: el nombre de la vegetación dominante en su
entorno, es decir, el ésculo.


 Parece evidente que, los primeros habitantes de nuestro
espacio geográfico, encuentran a su alrededor, todo un bosque o campo poblado de
ésculos, carvajos o quejigos, con lo que no es difícil concluir que, la etimología de El
Escorial, esta escrita, en lo más precioso y bello de sus elementos sustanciales la
naturaleza. 
El primitivo núcleo de población descrito, constituye desde los
primeros momentos de su existencia, un espacio fronterizo, no
tanto hacia el sur y con los territorios musulmanes muy
alejados del marco escurialense, sino con los territorios del
Real de Manzanares, ámbito geográfico de constantes
conflictos, entre segovianos y madrileños, y en donde El
Escorial constituirá la línea de defensa de la comunidad de
Segovia. 


De aquí surgirán dos aspectos fundamentales que caracterizarán el pequeño enclave
poblacional que por entonces es El Escorial: su estructuración como adegaña dependiente
de Robledo, aldea creada por Segovia, para organizar todo el territorio de la “Jara y de la
Sierra”, y su ansia de supervivencia, pese a la presión constante, que sobre su limitado
espacio ejercerán los poblados de El Campillo y Monesterio.
El siglo XVI, nos muestra un Escorial, en creciente proceso de expansión, y con la
suficiente capacidad, para segregar un territorio propio e individualizado de Robledo de
Chavela, al tiempo que sus condiciones económicas, sociales y de organización del 
espacio, le convierten en un lugar de atracción de población de los enclaves próximos, lo
que hace de El Escorial, una aldea prospera en rápido proceso de crecimiento. Los
primeros quince años del siglo XVI, constituyen el momento histórico en que El Escorial
se configura como una aldea independiente administrativamente, con un marco territorial
específico y propio, individualizado de los enclaves próximos.
b El Escorial en el siglo XVI.


En el marco del sexmo de Casarrubios, y tomando como referencia la normativa legal de la
Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, viven y trabajan en el término de El Escorial, 
en
la primera mitad del siglo XVI, un centenar de labradores y campesinos, que subsisten en
buena proporción del cultivo de sus propiedades y de las prácticas comunitarias. Este
labrador autónomo e independiente, se sentirá amenazado por las actitudes de la
monarquía del emperador Carlos V, y como un miembro más de la Tierra Segoviana,
intervendrá en la Guerra de las Comunidades, sufriendo primero la derrota y más tarde una
dura represión en la que se vieron implicados, un total de 72 vecinos, entre ellos siete
mujeres.


Pero la gran página de la Historia se abrirá para El Escorial, en lugares muy lejanos de su
entorno, en tierras francesas, y más concretamente en San Quintín. Allí tras la batalla,
Felipe II, desarrolla la idea de construir un monasterio, y el 15 de abril de l561, escribe al
padre general de la orden Jerónima y le dice.
" Sabed que en reconocimiento de la vitoria que nuestro
señor fue servido darme el dia de Sant Lorençio, del año
pasado de l557, tengo determinado de edificar y doctar un
monasterio”.
El nacimiento de El Monasterio, genera cambios trascendentales en el seno de la pequeña
aldea, que en pocos meses, abandonará su tranquilidad ancestral, para verse sumida en un
proceso de cambios rápidos y urgentes. Así, su marco espacial será transformado, como
también su ejido, y su dehesa boyal, y lo que es más importante, sus campos abiertos de
siglos, se comienzan a cerrar. Pero es que además, el municipio se puebla de laborantes,
procedentes de todos los rincones de Europa, y el dinero, siempre escaso y alejado de las
manos campesinas, comienza a sonar en sus bolsas, al tiempo que los mesones y tiendas se
hacen insuficientes, y nada de lo tradicional sirve para explicar lo que está pasando.


Es ahora cuando la comunidad de aldea, se convierte en Villa, por una sencilla razón, y
es que las normas legales que estructuran la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, no
sirven para hacer frente a la problemática diaria de la construcción de un Monasterio, y es
preciso crear en El Escorial, un territorio de Realengo, que dependiendo directamente del
prior del Monasterio e indirectamente del Rey, tenga un responsable único: el Alcalde
Mayor, encargado de administrar la vida diaria del lugar y de aplicar justicia.
Es también el momento en que el viejo Escorial se engalana con un nuevo Ayuntamiento,
un Hospital Real para laborantes, grandes casas para los funcionarios reales, apertura de 
nuevas calles, edificación de notables fuentes y sobre todo, es el momento en que se
construye una nueva Iglesia, la actual de San Bernabé. 


En una palabra, los años de l562 a
l598, constituyen la etapa de máximo esplendor en la historia urbanística de nuestro
pueblo, que inexorablemente se acompañó de la ruptura total del tejido económico social
tradicional, puesto que a partir de la entronización de los monjes en el Monasterio, los
habitantes de El Escorial, destruida en parte su fuente de riqueza ancestral, se convierten
en servidores, de su gran patrono: El Monasterio. 


 El Escorial durante los siglos XVII y XVIII.
Los tiempos de cambios cesan con la muerte del Rey fundador, y el siglo XVII, será la
etapa de sedimentación y reposo que permita digerir las transformaciones impuestas en una
Villa, que depende para casi todo de su superior jerárquico, el Monasterio, y de su prior,
escurialense.
La situación descrita, con cambios que no son del caso reseñar aquí, se mantiene hasta la
segunda mitad del siglo XVIII, y más concretamente hasta el reinado de Carlos III,
momento en que se hace patente, la necesidad que los cortesanos del Rey tienen, de
viviendas propias, para instalarse cerca de la Corona, durante las jornadas que Carlos III
pasa en su palacio del Monasterio.


Los monjes jerónimos con mucho de soberbia y poco de
reflexión, impedirán la construcción de edificios con
márgenes suficientes de libertad para sus propietarios, lo que
conducirá a que la Corona, utilizando un motivo tan baladí
como la apertura de un mesón en el Sitio, y empleando para
sus intereses a la Villa de El Escorial, promueva un ruidoso
pleito, en el que se enfrentaran El Monasterio y nuestro
municipio, por el reconocimiento de la propiedad del suelo
en el que se había de establecer el citado mesón, con el
arbitraje superior, de la Corona, quien en última instancia se
apropiará del terreno en discusión, cuando se demuestre que
el lugar elegido para la instalación de la nueva taberna, eran
baldíos, y por tanto pertenecientes a la institución
monárquica.


Desde este momento, la Corona promoverá cambios administrativos de importancia, a
costa del Monasterio y de El Escorial, centrados en la desaparición de la figura del
Alcalde Mayor, la creación del cargo de Gobernador de El Real Sitio, y la configuración 
de un marco territorial propio, para el nuevo enclave poblacional puesto en marcha. Nacía
así, no sin graves dificultades, el miembro más joven de la tierra escurialense: el municipio
de San Lorenzo de El Escorial.
 Los caminos de la modernidad.
Con la pujanza de la juventud, San Lorenzo de El Escorial inicia su aventura, pronto
truncada por una guerra como la de la Independencia, la cual supondrá para El Escorial,
dado sus hechos de armas, el honroso titulo de Leal, preámbulo obligado a los peores años
de nuestro municipio, nunca debido a la fuerza con que se desarrolla 
San Lorenzo de El
Escorial, sino a los cambios que en el núcleo monástico escurialense impondrá, la
exclaustración de los jerónimos, y la posterior desamortización de todos sus bienes.


Y es que, el segundo tercio del siglo XIX supone, la transformación radical del modo de
vida habitual de la población escurialense, toda vez, que desde l836, ya no hay monjes a
los que servir, ni propiedades religiosas que trabajar, puesto que la Corona, heredera de los
bienes de los monjes jerónimos, abandona en buena proporción la explotación de la tierra y
no realiza inversión alguna, que permita el empleo de la mano de obra. Por otra parte, la
desamortización de las propiedades comunales, complemento obligado del trabajo de los
campesinos escurialenses son puestas a la venta en pública subasta, y con la apropiación
individual, llegará la cerca, y con ella, la pobreza y la despoblación del viejo Escorial.


Sin embargo, en los peores
momentos, cuando el
empobrecimiento es mayor, y
cuando la miseria y la
despoblación total parece ser el
destino de la vieja adegaña
Robledana, El Escorial,
recuperará su ansia de
supervivencia y aunque vea
desaparecer a vecinos cargados
de Historia, como
Navalquexigo, Valmayor y
Peralejo, El Escorial,


aguantará lo suficiente, para que el tendido ferroviario primero, el tren más tarde, y el
jugoso dulzor del Chocolate, le pongan en condiciones de mostrar al mundo, el primero de
sus grandes hijos: El Monasterio de El Escorial.
Apoyándose en la gran obra filipina, y en el gran marco natural en el que se inscribe
nuestro pueblo, los habitantes de El Escorial, de los primeros años del siglo XX, solo
tuvieron que esperar que el tren llegase con viajeros, para continuar haciendo lo que
tradicionalmente habían hecho, prestar sus servicios, y mostrar la grandiosidad de lo que
les rodeaba. Y lo hicieron tan bien, que pronto su supervivencia estuvo asegurada.


Quizá como premio a su capacidad de resistencia, los últimos años del siglo XIX,
supusieron un incremento notable del marco territorial escurialense, con la incorporación
de los términos territoriales, que en su día constituyeron, los ámbitos geográficos de
Navalquexigo y Peralejo, enclaves que cincuenta años más tarde, década de 1940 50, 
parecen renacer de sus cenizas, volviendo a poblarse y habitarse, sin perder su vinculación
con su núcleo cabecero la Leal Villa de El Escorial.


Con la distancia que a los problemas dan los años, El Escorial, se nos muestra hoy, como
un municipio orgulloso de que su nombre acompañe y complete la denominación de otros
dos enclaves crecidos y desarrollados en su marco Monasterio de El Escorial y San
Lorenzo de El Escorial, al tiempo que se muestra receptivo a todo aquello que de algún
modo pueda engrandecerle, siempre que en ningún momento rompa la armonía y
equilibrio, que el viejo Escorial, pacto con su etimología. Y es que el futuro de nuestro
municipio sigue estando escrito en el mismo lugar que su origen: en la naturaleza.

El Escorial, la Octava Maravilla del Mundo Madrid
Edificado por Felipe II como perdurable expresión de su persona y de la monarquía divina que creía encarnar, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, emplazado al pie del monte Abantos, en la sierra de Guadarrama, es un complejo multifuncional que es a su vez panteón, basílica, convento, colegio, biblioteca y palacio. Solo tiene paralelos en las ciudades palaciegas de los monarcas del Antiguo Oriente o Egipto.


El Escorial, construido entre 1563 y 1586 para conmemorar la victoria de las tropas españolas en la batalla de San Quintín en 1557, es un edificio contradictorio: parece muy racional, pero es una construcción mágica que intenta reproducir el Templo de Salomón en su calidad de condensador de fuerzas divinas en las que creían tanto Felipe II como su arquitecto Juan de Herrera.
Todo el conjunto escurialense responde a una geometría hermética que pivota sobre las tres figuras básicas: el cuadrado, el círculo y el triángulo equilátero.
El edificio en sí es un todo inmenso. 
De planta rectangular, tiene unas dimensiones de 207 metros de largo por 161 de ancho. Así, que en una visita lo mejor es atender a unos cuantos detalles: el patio de los Reyes, la Bóveda Plana entre el patio y la iglesia, la biblioteca, la iglesia y, sobre todo, el Panteón Real.


En la biblioteca el visitante debe fijarse en los frescos del techo pintados por Tebaldi y buscar la figura de Euclides, un griego que sostiene una tabla con un extraño dibujo: las tres figuras herméticas superpuestas, es decir, las claves de los constructores de El Escorial.
En el palacio de Felipe II se debe reparar en las austeras estancias, sobre todo el cuarto que comunica con el altar de la basílica para que el rey asistiera a misa desde la cama cuando estaba enfermo de gota.
En el Panteón hay que bajar a la cripta, que tiene 26 sepulcros de mármol que contienen los restos de los reyes y reinas de las casas de Austria y Borbón (excepto Felipe V y Fernando VI). Incluye los de Juan III, que nunca llegó a reinar.


En los bajos de El Escorial se exponen planos, maquetas, herramientas, grúas y material empleado en la construcción del monasterio. Como no podía ser menos, el monasterio está declarado Patrimonio de la Humanidad.

Para llegar a El Escorial, el viajero puede embarcarse en un apasionante viaje a otra época en una locomotora del siglo XX de la mano del monarca que lo mandó edificar. El tren de Felipe II parte de la estación Príncipe Pío de Madrid y el trayecto dura poco menos de una hora.


La Leal Villa de El Escorial

Iglesia de San Bernabé El templo hermano del Monasterio de El Escorial
Su geometría, sus volúmenes limpios, con grandes muros y escaso ornamento, la levantan imponente a siete kilómetros en línea recta del colosal Monasterio de El Escorial.
Ambos edificios se miran, en su proyección hacia el este y el oeste respectivamente, alineados a la perfección hacia oriente.
Parece de plata, dejó escrito el Padre Sigüenza el monje de la Orden de San Jerónimo que mejor documentó las obras del monasterio al ver concluida la Iglesia de San Bernabé desde la celda del prior.

Una vista radiante de la parroquia de El Escorial que ha sido recuperada por dentro y por fuera gracias a los más de 1,7 millones de euros dedicados a casi dos décadas de restauraciones coordinadas desde la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.


Esta desconocida joya arquitectónica declarada Monumento Nacional en 1983 y Bien de Interés Cultural, dos años después fue promovida de forma directa por Felipe II. Su proyecto fue diseñado hacia 1589 por Francisco de Mora, ayudante de Juan de Herrera en las obras del conjunto monacal escurialense. Su traza y diseño, estudiado en las facultades de Arquitectura e Historia del Arte como uno de los mejores ejemplos del estilo herreriano, no dejan lugar a dudas de su vínculo con el fastuoso proyecto encargado por el monarca. El 1 de enero de 1594 comenzó su construcción y su ritmo constructivo fue tan trepidante que solo un año y diez meses después estaba siendo bendecida por el obispo de Segovia.

Juan de Herrera

«Estructuralmente se encuentra en muy buen estado», explican sobre la solidez constructiva las arquitectas que han intervenido en las distintas fases de restauración de esta iglesia, Mónica Alberola y Consuelo Martorell. La última de ellas ha logrado devolver el lustre perdido a las dos torres que flanquean el edificio. Una aún conserva la estructura original de su chapiteles, probablemente obra del carpintero real del Monasterio de El Escorial.
 En la torre norte se han rehecho las ventanas recuperando la geometría original. Hemos reutilizado al máximo los materiales existentes, como el pavimento y los mamperlanes de los peldaños, sustituyéndolos cuando ha sido necesario por nuevos de las mismas características que los originales: losas de barro cocido y madera de pino, explican a  en una visita al templo.


La Comunidad de Madrid ha intervenido desde 1999 en las fachadas, cubiertas y carpinterías interiores, así como en su entorno inmediato y su interior, actualizando las instalaciones de alumbrado y calefacción», señala Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio.
 El patrimonio eclesiástico es uno de los más importantes de la región y tenemos convenios con la Iglesia para actuar en los edificios que lo componen. Se hace priorizando las intervenciones siguiendo criterios de urgencia, según el reparto territorial de las tres diócesis que existen en Madrid», explica sobre la importancia de este tipo de intervenciones destacando que, en la región, existen 16 conjuntos históricos como El Escorial.

 En todos ellos hay una comisión local de Patrimonio que vela por el buen estado de conservación de edificios, monumentos y obras de arte, también en colaboración directa con los ayuntamientos, concluye.


Bárbara antigualla
Después de la cubierta del tejado –renovada con urgencia en 1999 por las innumerables goteras que había–, las actuaciones en el interior han sido clave para descubrir algo más de la historia de la iglesia. El templo anterior al que sustituyó desapareció en 1594. El Padre Sigüenza al referirse a él lo llama la bárbara antigualla. Y, según dejó escrito en 1586 Fray Miguel de Santa María, era de mampostería de piedra, con tres naves, seis pilares de piedra redondos, de baja altura y oscura. Tenía tres altares el mayor y dos colaterales», explica Florentino de Andrés, párroco de esta iglesia, el número 35 desde que fuera considerada parroquia por Pío IV, a petición del propio Felipe II, en 1563.


El Real Monasterio de El Escorial, visto desde la iglesia de San Bernabé
El rey no tuvo ninguna intención de demoler el antiguo templo; sí la de trasladar la Virgen, patrona de El Escorial, de la ermita de la Herrería.


 A otra que él mismo mandaría edificar en el término del pueblo. Debió influir en el monarca un informe del guarda mayor de los bosques que señalaba que dentro y fuera de la ermita sucedían cosas indecentes. Imaginamos que se refería a la prostitución», explica en la capilla dedicada a la patrona del municipio. 
Es la única que conserva la decoración policromada original, en cuyo trabajo participaron Luca Cambiasso y Lázaro Tavone.



Sin duda, la más importante de las obras artísticas que conserva es el retablo del pintor Juan Gómez, sobrino del arquitecto Francisco de Mora y padre del arquitecto Juan Gómez de Mora célebre por su trabajo en la Plaza Mayor de la capital. 
Representa el martirio de San Bernabé y es nuestra obra más preciada. En la Guerra Civil fue acribillado a balazos. Lo intentaron arrancar con bueyes y no pudieron. Sí que destruyeron una estatuas de Santiago Apóstol y San Andrés. Acabaron con la gran riqueza que Felipe II ideó para esta parroquia, lamenta.


Entre otros elementos, se perdieron para siempre el archivo parroquial; el órgano que el rey ordenó construir y todos los objetos sagrados de culto. Fue verdaderamente devastador, sobre todo documentalmente.


Sepultura de cortesanos
La tradición oral de los escurialenses y algún estudio previo a la Guerra Civil, como el del cura Lorenzo Niño se han encargado de mantener viva parte de la historia que acompaña a este edificio. La misma señala que en este lugar teniendo en cuenta el espacio que ocupó la antigua parroquia fueron enterrados algunas de las celebridades de la corte de Felipe II, entre ellos Juan Gómez. La más singular, según Florentino de Andrés, fue la del bufón del rey, Miguel de Antona, conocido como El Velasquillo.


Se supone que fue enterrado en la capilla más próxima a la sacristía, pero no se han hallado evidencias de ninguno de los enterramientos. «Al abrir el solado se encontraron, a muy poca profundidad, una gran cantidad de restos óseos. La iglesia se utilizó como cementerio durante siglos. 







viernes, 20 de septiembre de 2019

Historia de Ponferrada y el Mercado Medieval




Historia de Ponferrada y el Mercado Medieval

 Historia de Ponferrada 

 Castilla y León se engalanan para recibir en sus calles a damas, caballeros, bufones, artesanos y clérigos, personajes de otros tiempos que nos harán revivir antiguas historias y leyendas.
La primera semana de julio se viven auténticos días de fiesta en Ponferrada alrededor de su castillo y su leyenda templaria. Si quieres disfrutar de sus jornadas gastronómicas, el emocionante desfile de templarios con sus antorchas, el castillo encendido y un sin fin de actividades debes ir reservando por que la ciudad se llena por completo. Merece la pena visitarlo.



Pocos días después del inicio del verano, Ponferrada celebra una de sus fiestas más populares: la Noche Templaria. La recreación de un acontecimiento medieval que marcó la historia de la ciudad y que dejó un importante legado, como el castillo de la ciudad.
Considerada de Interés Turístico Regional, en ella se conmemora la llegada del maestre de la Orden de los Caballeros Templarios –Fray León Guido de Garda, superviviente de varias batallas en Tierra Santa– a la ciudad. Consigo traía varios tesoros sagrados: el Arca de la Alianza y el Santo Grial.


El primero de ellos es el cofre sagrado que contenía las Tablas de la ley donde estaban inscritos los Diez mandamientos que Dios le entregó a Moisés. El Santo Grial, por su parte, es el vaso que Jesucristo utilizó en la última cena
 caballeros del Temple llevará ambas reliquias hasta el castillo de Ponferrada. Antes de ello, los monjes serán recibidos entre multitudes en la glorieta del Temple, donde se recreará la imposición de la capa al caballero que allí se encuentra inmortalizado. Lo más curioso es que todos los asistentes también van vestidos de época.
El espectáculo irá acompañado del sonido de los tambores, que dejarán de resonar con la quiebra de la luna templaria. En este otro acto, la regidora de la villa entregará las llaves del castillo al prior de la orden delante del resto de los caballeros. Una vez hayan conseguido su objetivo, podrán seguir su camino hasta la fortaleza donde guardarán sus joyas de Oriente y donde se realizará un Juicio a la Orden Templaria.


El Arca de la Alianza con la que cargarán estuvo guardada, originariamente, en el primer templo de Salomón, en Israel, donde los primeros templarios tenían su sede. Esta orden religiosa de guerreros cristianos estuvo obsesionada con hacerse con el Santo Grial en Tierra Santa.
Esta no será la única noche en la que los viajeros podrán viajar a la Edad Media. Hasta el 1 de julio la ciudad contará con un mercado medieval donde se podrán encontrar artículos y alimentos medievales, talleres infantiles, conciertos, espectáculos pirotécnicos y varios campamentos donde se exhiben artefactos, indumentarias, cuentos y otros enseres de la época, algunos de ellos pertenecientes a la Orden Templaria.



Los caballeros templarios se asentaron en Ponferrada en 1178 gracias al rey Fernando II de León. El lugar escogido fue una pequeña fortaleza romana que se alzaba sobre la ciudad y que había sido construida sobre un antiguo castro celta.
A lo largo de los años el castillo sufrió diferentes modificaciones, ya que a finales del siglo XII los templarios fueron expulsados de la ciudad por Alfonso IX de León y, aunque regresaron 15 años después, en el XIV se disolvió la Orden.
La mayor parte de su estructura se ha conservado, aunque muchos de los edificios pertenecen a diferentes épocas, como el llamado castillo viejo y el palacio renacentista.
Actualmente, el castillo templario de Ponferrada está abierto al público. En él se pueden visitar su patio, donde estaban la sala de armas, las bodegas y las caballerizas. Se puede subir a la torre del Homenaje, que antiguamente fue una prisión, por lo que cuenta con un montón de historias y leyendas. Y en la Biblioteca Templaria y el Centro de Investigación y Estudios Históricos de Ponferrada se pueden ver los más de 1.400 libros y manuscritos que datan de la época medieval.



Historia de Ponferrada 

La ciudad de Ponferrada tiene su origen en la Edad Media surgiendo como asentamiento alrededor del Camino de Santiago. A finales del siglo XI, el obispo astorgano Osmundo, en connivencia con el rey Alfonso VI de León, ordenó la construcción de un puente sobre el río Sil que facilitase el paso a los peregrinos a Compostela, el cual fue reforzado con hierro. Era el "Pons-Ferrata" que dará nombre a un primitivo núcleo de población, la "Puebla de San Pedro", llamada así por la dedicación de la iglesia románica construida en el siglo XII a la salida del puente. Ese primitivo barrio se unió al pequeño poblado que el rey de León, Fernando II, creó en la otra orilla, sobre un promontorio rocoso al que rodeaba una cerca. Este recinto será ampliado en los siglos siguientes como fortaleza de los monjes Templarios y como residencia de otros señores feudales, siendo el barrio que se consolida como ciudad de Ponferrada.



Hacia el año 1178, por concesión de los Reyes de León, los Templarios se establecieron a lo largo del Camino de Santiago, teniendo noticias de su presencia en nuestra tierra pocos años después. El rey Alfonso IX donó Ponferrada a los Templarios con la misión de proteger a los que acudían en peregrinación a Compostela, ya que en la zona se cometían muchos abusos contra ellos. Las crónicas cuentan que aquellos primeros Templarios llegaron con el maestre provincial Guido de Garda a la cabeza, siendo Fray Helías el primer comendador de Ponferrada.


 La tradición les atribuyó hazañas de toda índole, incluida la del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Encina, patrona de El Bierzo, allá por el año 1200, en el hueco de una encina. Con la disolución de la Orden del Temple, la ciudad, enclave importante en el camino de la Meseta a Galicia, pasó por la tenencia de distintas familias que ampliaron la fortaleza y ensancharon sus límites: Castros y Osorios, principalmente, siendo clave la figura de Pedro Álvarez Osorio, señor de Cabrera y Ribera de León, que en 1456 se convirtió en Conde de Lemos por concesión de Enrique IV.


Precisamente en esta época, en el contexto del conflicto por la sucesión de Enrique IV, estalló la segunda Revuelta Irmandiña que, iniciada en Galicia, se expandió al Bierzo desde su parte occidental en 1467, atacando los irmandiños varias fortalezas leonesas, como Cornatel, Balboa o Sarracín, llegando hasta Ponferrada, donde se refugió buena parte de la nobleza gallega que huía de los irmandiños, y que se atrincheró en la fortaleza ponferradina, que sufrió daños por al ataque de las fuerzas irmandiñas, antes de ser sofocada la revuelta. Tras ésta, en 1469, Pedro Álvarez Osorio, mandó reconstruir y reparar sus castillos que habían sufrido daños, siendo el caso del de Ponferrada.


Posteriormente, tras el fallecimiento en 1483 de Pedro Álvarez Osorio, estalló un cruento conflicto por su sucesión, que enfrentó, por un lado, al bando formado por la segunda mujer del Conde de Lemos, María de Bazán, y su hija Juana Osorio, casada con Luis Pimentel (hijo del conde de Benavente), y por otro lado a Rodrigo de Castro Osorio, nuevo Conde de Lemos. Para solucionar el conflicto, en 1486 los Reyes Católicos decidieron actuar, creando el marquesado de Villafranca del Bierzo para Juana y su marido Luis Pimentel, quedando para Rodrigo de Castro Osorio el condado de Lemos, motivo por el cual los monarcas obligaron a éste a entregar el castillo de Ponferrada, que había tomado, que pasó a manos de la Corona. De esta manera, el castillo y la villa de Ponferrada pasaron a ser de realengo nuevamente, hecho que se prolongó hasta el fin del Antiguo Régimen, correspondiendo a los monarcas nombrar corregidor en la villa, siendo don Juan de Torres el primero que detentó este cargo tras la vuelta a la propiedad real.


Por otro lado, en esta época, en el contexto del conflicto por la sucesión de Enrique IV, estalló la segunda Revuelta Irmandiña que, iniciada en Galicia, se expandió al Bierzo desde su parte occidental en 1467, atacando los irmandiños varias fortalezas leonesas, como Cornatel, Balboa o Sarracín, llegando hasta Ponferrada, donde se refugió buena parte de la nobleza gallega que huía de los irmandiños, y que se atrincheró en la fortaleza ponferradina, que sufrió daños por al ataque de las fuerzas irmandiñas, antes de ser sofocada la revuelta. Tras ésta, en 1469, el conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio, mandó reconstruir y reparar sus castillos que habían sufrido daños. Posteriormente, tras el fallecimiento en 1483 de Pedro Álvarez Osorio, estalló un cruento conflicto por su sucesión, que enfrentó, por un lado, al bando formado por la segunda mujer del Conde de Lemos, María de Bazán, y su hija Juana Osorio, casada con Luis Pimentel (hijo del conde de Benavente), y por otro lado a Rodrigo de Castro Osorio, nuevo Conde de Lemos.


 Para solucionar el conflicto, en 1486 los Reyes católicos decidieron actuar, creando el marquesado de Villafranca del Bierzo para Juana y su marido Luis Pimentel, quedando para Rodrigo de Castro Osorio el condado de Lemos, motivo por el cual los monarcas obligaron a éste a entregar el castillo de Ponferrada, que había tomado, que pasó a manos de la Corona. De esta manera, el castillo y la villa de Ponferrada pasaron a ser de realengo nuevamente, hecho que se prolongó hasta el fin del Antiguo Régimen, correspondiendo a los monarcas nombrar corregidor en la villa, siendo don Juan de Torres el primero que detentó este cargo tras la vuelta a la propiedad real.


Por otro lado, cabe destacar que, con la reducción de ciudades con voto en Cortes a partir de las Cortes de 1425, las localidades del actual municipio de Ponferrada pasaron a estar representadas por León durante toda la Edad Moderna, lo que les hizo formar parte de la provincia de León de la época, encabezando Ponferrada un partido propio dentro de ésta, que coloquialmente era denominado "provincia del Vierzo".? Asimismo, debido a la adscripción territorial desde la Alta Edad Media del territorio de Ponferrada al reino leonés, durante toda la Edad Moderna las localidades del municipio formaron parte de la jurisdicción del «Adelantamiento del reino de León». De esta época, cabe señalar también que es cuando puede considerarse que Ponferrada empieza a desarrollarse como urbe propiamente dicha, ya que entre los siglos XVI al XVIII se construyeron sus edificios más singulares y notables.



Ya en la Edad Contemporánea, iniciado el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia Ponferrada destacó por haber llegado a albergar la sede de la Junta Superior de León en diversas fechas de 1809, 1810 y 1811. Asimismo, más tarde, en el Trienio Liberal, Ponferrada pasó a formar parte de la provincia de Villafranca o "del Vierzo",? si bien al perder ésta su estatus provincial al finalizar el Trienio Liberal, en la división de 1833 pasó a estar adscrita nuevamente a la provincia de León, conservando no obstante su pertenencia a la Región Leonesa.? Un año después, en 1834, cuando se realizó en España la primera división en partidos judiciales, Ponferrada pasó a encabezar uno de ellos,18? incorporando al mismo el partido judicial de Villafranca en 1966.


Ya en el siglo XX, cabe destacar que el 4 de septiembre de 1908 el rey Alfonso XIII concedió a Ponferrada el título de ciudad. Asimismo, en esta época, el descubrimiento y la explotación de las riquezas minerales, hierro y carbón, así como la instalación en 1949 de la central térmica, cambiaron el rumbo agrícola de la cuidad por un rápido despegue económico que la convirtió en la capital indiscutible del Bierzo.





Las Maravillas de Nuestro Mundo: Mi Vida y la de Todos una Controversia

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