martes, 11 de agosto de 2020

La Historia del Flamenco

      La Historia  del Flamenco 

Aunque no tenemos referencias precisas para saber en qué momento de la historia, por transmisión oral hemos aprendido que es un arte antiguo y que su cuna está en Andalucía, en el río Guadalquivir.Flamenco antes de discos documentados Hay dos fases en la historia del flamenco. Una prehistoria y una historia. Como en las épocas del hombre, la prehistoria del flamenco es toda aquella evolución que no se registra en documentos, o cuyos registros se dan por transmisión oral.

Debido a la diversidad de culturas que pasaron por nuestra tierra, el flamenco tiene numerosas influencias de diferentes orígenes griegos, romanos, musulmanes, gitanos… En los escritos griegos encontramos el estilo melismático como una característica típica de la canción del sur de España, este estilo también está presente en el flamenco.

Desde la época romana, encontramos las reseñas de Marcial y Juvenal sobre los Puellae Gaditanae, jóvenes de Gades, la colonia fundada por los fenicios en el territorio de la actual Cádiz. Otras teorías indican que los Seguiriya, los Saeta y los Fandango encuentran su cuna en la liturgia semita, aunque hoy son datos que no podemos verificar. Otra influencia viene de la Edad Media, en tiempos de la España musulmana. La música andalusí, resultado de la fusión entre la del norte de África, la cristiana y la judía. Aunque su origen parece variado, lo que es evidente es que a lo largo de la historia, el flamenco ha ido emergiendo gracias a las influencias y a la historia cultural de nuestro país.

Primeros discos de flamenco

Hay un tiempo en el que podemos empezar a tratar el flamenco de una manera profesional y documentada. Entre 1765 y 1860. Es a partir de esta época cuando comienzan a surgir tres importantes cunas, que serían Cádiz, Jerez de la Frontera y el barrio de Triana, en Sevilla.

Es a partir de este momento, cuando el flamenco pasa a formar parte de la danza española, que comienza a evolucionar y a ser interpretado en escuelas y fiestas. Un dato interesante es que el flamenco sólo iba acompañado del toque de las palmas y no de la guitarra que lo caracteriza hoy en día. Aún así, algunos compositores como Julián Arcas ya empezarían a componer sonidos flamencos.

Edad de Oro del Flamenco

Es a partir de 1860 hasta aproximadamente 1910, donde el flamenco comienza a evolucionar, dando nombre a este periodo como La Edad de Oro del Flamenco. Esto comenzó a ir acompañado de instrumentos, cantos y bailes. Este último, adquiere un esplendor, convirtiéndose en el mayor atractivo en el flamenco, siendo acompañado de la guitarra, la cual convirtió en un instrumento obligatorio para el cante como para el baile.

Ópera Flamenca

Entre 1910 y 1955, el flamenco se eleva a una nueva etapa, llamada Ópera Flamenca. Esta época se caracteriza por los cantos más ligeros, conocidos en nuestros días como fandango, y los cantos ida y vuelta, un estilo musical traído por inmigrantes de América Latina. Este nuevo camino que el flamenco había tomado no era uniforme en todo el mundo y en 1922 un grupo de intelectuales vino a crear un concurso en Granada, con el objetivo de encontrar nuevos valores para el cante flamenco auténtico. Este grupo sería conocido como la Generación del 27, que casi todos nosotros hemos estudiado.

El Renacimiento del Flamenco

La próxima era del flamenco, se conocería como el Renacimiento del flamenco surgido a partir de 1955. El principal autor que lo representó fue Antonio Mairena. En este momento, el flamenco comienza a desarrollarse en tablaos, teatros y festivales flamencos, donde hubo grandes personalidades del baile, que empujaron al flamenco a lo que hoy representa. Paco de Lucía marca el inicio de una etapa llena de esplendor donde la guitarra adquiere una dimensión universal, también autores como Manuel Cano, Víctor Monge Serranito y Manolo Sanlúcar.

A partir de ese momento, el flamenco siguió evolucionando, convirtiéndose en algo universal. Podemos notar cómo aparecen nuevas tendencias con otros estilos musicales. Esto ha provocado una polémica entre los defensores de la conservación de la ortodoxia flamenca y otros más interesados en su evolución y permeabilidad.

Hoy en día

Por otro lado, el flamenco ha llegado a los cinco continentes, gracias a los artistas que lo han difundido. Esto ha dado lugar a una nueva era, en la que los medios de comunicación son testigos de su gracia, su fuerza y su duende. 

Por este motivo ya no podemos afirmar que el flamenco es una manifestación artística exclusiva de Andalucía, pudiendo asistir hoy en Andalucía a espectáculos del más auténtico purismo y clasicismo flamenco interpretados por una bailaora japonesa o por guitarristas italianos, ante el respeto de un gran público de entendidos, mientras los más grandes artistas andaluces llevan el flamenco a importantes escenarios de todo el mundo.

Así es como es el Flamenco. 

Andalucía sigue siendo la capital del flamenco, donde está más concentrada y donde más a menudo se puede disfrutar de este arte en su forma más pura. Y siendo una música íntima por excelencia, donde te sentirás mejor, será en ese pequeño círculo de amigos.

La Historia  del Flamenco 

La Real Academia de la Lengua Española define el cante flamenco como el ‘canto andaluz agitanado’, por lo que no cabe duda que el pueblo gitano tuvo mucho que ver con el surgimiento de esta expresión artística, un vínculo que sigue vivo en la actualidad.

Si nos fijamos en las letras del cante flamenco, la mayoría hacen referencia a temas de amor, vida y muerte. Este arte, de origen andaluz, nació de la expresión popular, fruto de la persecución que sufrieron gitanos, judíos y musulmanes en España por parte de los Reyes Católicos.

En 1492, Isabel y Fernando obligaron a los ciudadanos, que vivían bajo su reinado, a convertirse al catolicismo, una decisión que incluía duros castigos y penas de muerte a quienes se resistieron a esta conversión, como fue el caso de judíos, musulmanes y gitanos.

Fue precisamente esa dura persecución, la que obligó a estos colectivos a unirse para ayudarse entre ellos. Fruto de esa convivencia y fusión de culturas surgió el cante flamenco, que se convirtió en la expresión de la angustia y protesta contra la opresión que sufrían.

Evolución del Flamenco

La mayoría de los estudios coinciden en fijar Jerez de la Frontera Cádiz como el lugar de nacimiento del cante flamenco. La difusión de este arte por otros rincones Andalucía se debe a la naturaleza nómada de los gitanos, quienes solían ir pueblo a pueblo vendiendo sus productos o haciendo trabajos esporádicos. Este es el motivo por el que el flamenco echó sus raíces en otras ciudades andaluzas como Sevilla y Granada.

Aunque hoy en día el flamenco es un arte de reconocimiento internacional, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, la historia no siempre ha sido benévola con esta expresión artística, tal y como podemos ver a continuación.

Del siglo XV al XVIII, los gitanos estuvieron marginados, de ahí que cantaban ‘a escondidas’ en las fraguas, sus casas o fiestas familiares, como bodas y bautizos. Con la llegada al trono de Carlos III, en el 1759, adquirieron la carta de ciudadanía, se le conceden derechos civiles y los gitanos comenzaron a salir del anonimato.

La llegada de los Borbones franceses a España, en el siglo XVIII, provocó la reacción de los ciudadanos al ‘afrancesamiento’ de las clases altas y decidieron rescatar su cultura más popular. Esto benefició al arte flamenco, ya que la música y cultura gitana comenzó a despertar el interés del pueblo español.

Fue en 1780, cuando surgió en Jerez el Tío Luis el de la Juliana, a quien se considera el primer cantaor flamenco de la historia. A este pionero le siguieron otros artistas como Francisco Ortega de Puerto Real, alias ‘El Fillo’;  El Planeta de Triana;  Juan en Cueros; Juan de Dios, María de las Nieves; Perico el Gallego; Franco el Colorado o Luis el Cautivo, entre otros muchos cantaores que hicieron historia en el cante flamenco.


Cuando se habla de la etapa hermética del flamenco se hace referencia a lo que ocurrió entre 1800 a 1860. En esta época, el cante jondo triunfaba en los hogares calés en bodas, bautizos y fiestas domésticas. Además de los cantes jondos, también existían los cantes andaluces que eran de dominio popular como los fandangos, las rondeñas, los verdiales, las sevillanas, temporeras, los cantes de trilla o las nanas.

En aquel tiempo, los lugares de referencia del cante flamenco eran el barrio de Triana, en Sevilla, Cádiz y los pueblos gaditanos del Puerto de Santa María, Sanlúcar y Jerez de la Frontera.

Hasta entonces los cantaores flamencos eran solo gitanos, quienes iban de un pueblo a otro a cantar en las fiestas, las bodas y bautizos por un plato de comida.

El periodo que engloba de 1860 a 1910 fue bueno para este arte gracias al nacimiento de los famosos Cafés Cantantes, locales impulsados por Silverio Franconetti, creador del cante gitano-andaluz y primer cantaor no gitano que se conoce.

Aquí, en los cafés cantantes actuales tablaos flamencos, los artistas andaluces empezaron a cantar flamenco para el público. El éxito fue tal que no había ciudad andaluza que no tuviera un local de este tipo.

Clasificación de el Flamenco

En esta época comienza la clasificación del cante flamenco en cante jondo y cante menos jondo. Como jondo se veía nada más que a la siguiriya, aunque luego se incluyó también las  soleares, cañas, polos y serranas.

El cante jondo hace referencia a los estilos más primitivos del cante flamenco y se caracterizan por ser interpretaciones profundas en las que el cantaor ha de conseguir expresar de forma solemne el sentimiento de la copla. El cante jondo se divide a su vez en cante grande y cante chico, según el sentimiento que expresan.

El cante grande incluye los palos que se consideran más profundos y graves, digamos más solemnes. Las letras expresan sentimientos profundos y de angustia. Dentro de este estilo se encuentran las siguiriyas, las tonás o las soleás.

Por su parte, por cante chico se entendía al que no reunía la seriedad y grandeza de los cantes grandes, es decir, cantes ligeros sin grandes exigencias para su ejecución e interpretación.

Apartir de aquí, el flamenco comenzó a reconocerse y valorarse, algo que produjo el surgimiento de artistas profesionales y la evolución del flamenco con la incorporación del baile y la guitarra.

En la actualidad, el flamenco es todo un fenómeno internacional. De esta expresión artística, fruto de una mezcla multicultural, se puede disfrutar hoy en día en los festivales y espectáculos flamencos que se celebran por diversos rincones del mundo.

No obstante, Andalucía sigue siendo referencia del arte flamenco. Sus ciudades más emblemáticas, están salpicadas de tablaos flamencos, dónde visitantes de todo el mundo pueden conocer de primera mano la pasión y emociones que transmiten los artistas sus actuaciones en directo.

Este es el caso del Tablao El Palacio Andaluz, donde cada noche se celebran dos show flamencos en vivo con un elenco de artistas único en Andalucía. Un espectáculo que puedes reservar online y que ha sido elegido por Televisión Española para la difusión de este arte por su calidad artística y visual. Si visitas Sevilla, toma nota de nuestra recomendación.                  

El flamenco, el estilo musical más característico de España, que conjuga la música, los cantos y el baile en una rica expresión cultural. Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2010, este arte indiscutible cautiva a propios y extranjeros por sus elementos característicos que le distinguen.

Orígenes del Flamenco

El flamenco data del siglo XVIII, aunque sus primeros indicios se gestaron mucho antes. Esta expresión cultural nace a partir de la conjugación de elementos multiculturales que coincidieron en la España de la época. De esta forma las costumbres propias de Andalucía comenzaron a verse influenciadas en primer lugar por los gitanos y luego por judíos y musulmanes así como caribeños y africanos, que fueron pasando por estas tierras y dejando parte de su tradición cultural en la música.

De esta forma el sonido que hoy en día tiene el flamenco es el fruto de la influencia de  cantos característicos de las sinagogas judías, cantos gregorianos, ritmos árabes y africanos, que se sumaron a los sonidos propios de Andalucía.

De igual forma los movimientos que hoy vemos en los “bailaores y bailaoras” derivaron de danzas tradicionales africanas, indias y españolas. Los movimientos de brazos, las pisadas fuertes y la intensidad y la pasión le caracterizan.

En cuanto al nombre, Flamenco, se tienen muchas teorías, ninguna de ellas ha podido comprobarse, sin embrago una de ellas predomina sobre las otras. Es la teoría que Blas Infante explica en su libro “Orígenes de lo flamenco”, donde asegura que el término puede provenir de la expresión de origen árabe-marroquí “fellah-mangu” que literalmente significa “campesino errante”. Otras teorías suponen que el término puede provenir de la asociación con el ave zancudo del mismo nombre; con una especie de cuchillo curvo llamado flamenco o porque era un mote que se le daba a los gitanos desde mucho antes.

Las primeras expresiones del flamenco

Las que pudieron ser las primeras muestras del baile flamenco debieron surgir en dos diferentes instancias, la primera los bailes de calle que usaban los gitanos y gitanas para distraerse y compartir al ritmo de la música. La segunda las academias de bailes populares como boleros, zapateados o fandangos.

Con el surgimiento de los cafés cantantes llegaría la denominada “edad de oro del Flamenco”, estos eran escenarios nocturnos donde se presentaban los primeros bailaores y cantaores frente a espectadores que disfrutaban a la par que bebían algunas copas de licor.  El auge de estos cafés propició la aparición de profesionales del flamenco, de donde surgieron los primeros nombres de cantaores como Fernando de Triana, Silverio Franconetti, y Juan Breva. Esta época permitió definir aún más lo que es el sonido flamenco que conocemos hoy día ya que permitió que gitanos y andaluces juntaran elementos de sus sonidos culturales, refinándolos.


Mucho tiempo después llegó un resurgimiento de flamenco. Para las primeras décadas del siglo XX comenzaron a popularizarse los grandes espectáculos flamencos, los cuales se realizaban en escenarios amplios como plazas de toros y grandes teatros, estos eran denominados por sus promotores como “operas flamencas”. Durante estos años se puede decir que el flamenco popularizado era menos fuerte que el “original”, es decir los sonidos se suavizaron de forma que se volviera más comercial, a fin de agradar a un mayor número de personas dentro y fuera de España.

El papel de la guitarra en el flamenco

El flamenco original no iba acompañado de guitarras, este estaba compuesto solo de cantes y palmas, que se conjugaban con los movimientos y zapateos de los bailaores. La introducción del instrumento se hace a finales del siglo XIX, principalmente por Ramón Montoya Salazar quien logro integrar los acordes de guitarra y definir los sonidos de cuerdas del flamenco. A partir de su legado es que pudieron abrirse paso  tocaores como Niño Ricardo, Esteban Sanlúcar, Sabicas o Diego del Gastor. Hasta llegar al gran maestro de maestros Paco de Lucía, quien además integró los sonidos del cajón al flamenco. La guitarra se convirtió en una herramienta indispensable para completar el trio de personajes típicos del flamenco: el cantaor, el bailaor y el tocador.

El cante, el baile y el toque flamenco

Se denominan “cante” a todos aquellos cantos andaluces, sonde el “cante flamenco” es un canto andaluz-gitano y el “cante jondo” es el canto genuino andaluz. Camarón de la Isla, Antonio Mairena y Fosforito con importantes exponentes del cante.

El baile flamenco se caracteriza por interpretar los sonidos flamencos con movimientos del cuerpo. Firmeza en las piernas y elegancia y gracia en los brazos son utilizadas para materializar la pasión de los sonidos. La Argentinita, Joaquín Cortez y Eva Yerbabuena son habilidosos bailaores flamencos.

El toque flamenco es la técnica distintiva con la que los tocaores tocan la guitarra. La postura que toma el artista, y la forma en que rasga las cuerdas son muy distintas a las de un guitarrista de otro género. En el género flamenco se diferencia varios tipos de toque entre los que destacan:

Donde predominan los contratiempos y bordones.Toque pastueño: más lento y relajado.Toque virtuoso: aquel donde se hace alarde de un excelente dominio el de la técnica.Toque corto: inexpresivos y menos habilidoso.

Palos flamencos

En el flamenco, los palos, son los tipos o variaciones que tiene el flamenco. Cada uno de distingue por tener diferentes “claves” y “compases”, es decir su ritmo y progresión armónica son distintos. Los Palos tradicionales son:

Fandangos: provenientes de los tradicionales andaluces, son los palos más característicos del flamenco.Bulerías: Son palos de fiesta y celebración, flamencos  de rumba cargados de palmas y ritmos más rápidos y alegres.Tangos: conforman uno de los palos más básicos de flamenco.Palos Secos: Son aquellos donde el cante se hace a capella, sin acompañamiento de guitarra.

El flamenco y todos los elementos que le caracterizan conforman, sin duda alguna, una de las más exquisitas expresiones culturales a nivel mundial. Su complejidad y riqueza hacen que se mantenga vigente aun en nuestros días donde increíbles exponentes del género continúan cosechando éxitos a nivel mundial.


1 comentario:

  1. La Historia del Flamenco
    Aunque no tenemos referencias precisas para saber en qué momento de la historia, por transmisión oral hemos aprendido que es un arte antiguo y que su cuna está en Andalucía, en el río Guadalquivir.

    Flamenco antes de discos documentados
    Hay dos fases en la historia del flamenco. Una prehistoria y una historia. Como en las épocas del hombre, la prehistoria del flamenco es toda aquella evolución que no se registra en documentos, o cuyos registros se dan por transmisión oral.

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