viernes, 7 de agosto de 2020

La Historia de la Bomba atómica de Hiroshima

La Historia de la Bomba atómica de Hiroshima

El lunes 6 de agosto de 1945 una brutal explosión borró del mapa la ciudad japonesa de Hiroshima. Estados Unidos había lanzado la primera bomba atómica de la historia, acción que repetiría tres días después en Nagasaki, forzando la rendición incondicional de Japón y, con ello, el final de la Segunda Guerra Mundial.

Pero la bomba atómica también supuso un acontecimiento decisivo en el devenir político de los años siguientes, definiendo las relaciones entre los dos grandes bloques en los que quedó dividido el mundo, con consecuencias que llegan hasta la actualidad.

Para encontrar el origen de estas explosiones hay que remontarse unos años atrás, a agosto de 1939, cuando un grupo de científicos, encabezados por Albert Einstein, escribieron una carta el presidente de EE.UU., Franklin D. Roosevelt, en la que le advertían de la posibilidad de que la Alemania nazi hubiera empezado a desarrollar un programa para investigar el uso de la energía nuclear para la fabricación de bombas "extremadamente potentes".

Un aviso que resultó cierto y que, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, hizo evidente que quien lograra en primer lugar la fabricación de este arma mortífera podría inclinar a su favor de forma definitiva el resultado de la contienda. La Alemania de Hitler había logrado un importante avance en todos los campos de la ciencia por lo que no había tiempo que perder.

Por ese motivo, Roosevelt creó el llamado Proyecto Manhattan, de carácter secreto, que arrancó en 1941 en la base de Los Álamos Nuevo México con cerca de 130.000 trabajadores, liderados por el físico nuclear Julius Robert Oppenheimer. Junto a él figuraban un buen número de brillantes científicos, como los premios Nobel Harold C. Urey, James Chadwick, Enrico Fermi, Isidor Rabi, Willard Frank Libby, Hans Brethe o Luis Walter Álvarez.

Estados Unidos entró en la guerra en 1941 tras el ataque de Japón a la base de Pearl Harbor, en el Pacífico, un hecho que supuso una enorme conmoción para la sociedad norteamericana. Esto obligó a EE.UU. a mantener dos frentes abiertos, el europeo y el asiático, en el que los japoneses se mostraron como enemigos irreductibles.

En la primavera de 1945 la Alemania nazi había sido derrotada, pero Japón resistía a pesar de la campaña de bombardeos que había llevado a cabo Estados Unidos y que había destruido algunas de las ciudades importantes y se había cobrado cientos de miles de vidas.En julio de ese año, en Potsdam Alemania, los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y la URSS se reunieron para fijar el orden que regiría en la Europa de la posguerra y solicitar la rendición incondicional de Japón. 

75 Años de la Bomba Sobre Hiroshima.

La explosión de la bomba atómica de Hiroshima se registró a las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945.En este reloj de pulsera encontrado en las ruinas de la ciudad, la aguja pequeña del reloj quedó abrasada por la explosión, marcando una sombra sobre él mismo que le hace parecer la aguja grande.El coronel Paul W. Tibbets, de 31 años fue el piloto encargado de pilotar el Bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el cual, llevaría el nombre de su madre, Enola Gay.El Sargento George R. “Bob” Caron fue artillero de cola en el avión, el Bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica.


Little Boy fue el nombre con el que bautizaron los americanos a la bomba lanzada en Hiroshima.
La bomba de uranio 235 de 4.400 kilogramos de peso, 3 metros de longitud, 75 centímetros de diámetro y una potencia explosiva de 16 kilotones,  1600 toneladas de dinamita, explotó a una altitud de 600 metros sobre la ciudad japonesa, acabando con la vida de aproximadamente 140.000 personas.
Una columna de 6 kilómetros de altura se elevó desde la zona cero sobre las ruinas de la ciudad.

La histórica fotografía fue tomada por George Caron, artillero de cola del Enola Gay a quien le dieron una cámara en el último momento y la cual disparó a través de la ventana de plexiglás de su puesto de combate.Sólo quedaron metales retorcidos y cascotes de lo que un día fue la ciudad más industrializada de Japón.Fat man fue el apodo dado a la segunda bomba lanzada en este caso de plutonio  por el ejército estadounidense sobre Nagasaki, el 9 de agosto de 1945.

Detonado a una altitud de 550 metros sobre la ciudad, el dispositivo de 3,25 metros de longitud por 1,52 de diámetro, pesaba 4.630 kilogramos y poseía una potencia de 25 kilotones, acabando instantáneamente con la vida de 70.000 personas. Otros cientos de miles morirían después a consecuencia de la radiación.Los ataques provocaron la rendición incondicional de Japón. La guerra en el Pacífico terminó un 2 de septiembre de 1945, cuando el acta de rendición japonesa fuera finalmente firmada a bordo acorazado Missouri de los Estados Unidos.

Hace 75 años, tres Boeing B-29 surcaban el cielo de una ciudad japonesa desconocida hasta entonces para la mayoría del mundo. La localidad se había librado de los bombardeos incendiarios de meses atrás que arrasaron ciudades como Tokio, y esta fortuna se transformará en su mayor desgracia. Dos de los aviones llevan aparatos de medición y cámaras, el otro, el Enola Gay, lleva el infierno.

El boeing deja caer a Little boy, una bomba de tres metros y 4.400 kilos, y a las 8:45:15 explota el ingenio más mortifero creado por la humanidad. Unas 70.000 personas mueren al instante, muchas de ellas desintegradas. La ciudad se convierte en un solar en el que únicamente quedan en pie 6.000 de los 76.000 edificios de la ciudad. Aquel instante del verano de 1945 pasará a la historia como el acto humano que más muertes ha provocado en un menor

 Hiroshima y Nagasaki

Con la guerra acabada en Europa, el principal objetivo de la bomba atómica era conducir a Japón a firmar la rendición. El proyecto Manhattan puesto en marcha tres años atrás por Estados Unidos trataba de crear una potente arma basada en reacciones nucleares. Finalmente, después de cientos de millones de dólares y el fichaje de algunos de los mejores científicos del mundo, el 16 de julio una prueba en Nuevo México certificaba la funcionalidad de la bomba. El presidente Truman recibe la noticia en Postdam Alemania donde debatía con soviéticos y británicos el futuro de Europa. Y el 26 de julio lanza junto a Gran Bretaña y China la URSS todavía era neutral con respecto a Japón un ultimátum a los japoneses. 

Estados Unidos pretendía crear el mayor impacto posible, y con tal fin se elaboró una lista con los posibles objetivos. Las ciudades escogidas debían ser ciudades relativamente extensas y pobladas, para poder demostrar y comprobar los efectos de la bomba. Además se descartaron las ciudades ya destruidas, y aunque se barajó incluir a Kioto, la tradicional capital nipona, se descartó porque se consideró que la destrucción de esta ciudad supondría un daño irreparable. Junto a Hiroshima y Nagasaki también se incluyó a Kokura, Niigata y Yokohama.

Tras la explosión de Hiroshima, Japón siguió sin rendirse y tres días más tarde otro avión partió con Fat Man, la segunda bomba atómica. El destino era la ciudad de Kokura, sin embargo las niebla impedía la visibilidad y el avión viró hasta Nagasaki. Allí dejó caer el artefacto mucho más potente que el de Hiroshima  pero que provocó muchas menos víctimas, unas 35.000 al momento. 

El emperador Hirohito quedó altamente impresionado por la potencia de la bomba y ordenó que se investigaran los efectos de esta extraña arma. La devastación de las ciudades junto a la declaración de guerra de la URSS, empujaron al emperador a claudicar. Por primera vez en su vida se dirigió a sus súbditos en un mensaje a través de las ondas, comunicándoles que el Imperio se rendía. Dos semanas más tarde, desde el acorazado Missouri, el ministro de Exteriores nipón firmaba el acta de rendición. Terminaba así la Segunda Guerra Mundial.

Algunos de los mayores expertos de la Segunda Guerra Mundial se pronunciaron sobre esta cuestión hace unos años en la revista ‘History Extra’ de la BBC. Historiadores como Antony Beevor, Robert James Maddox, Richard Frank, o Michael Kort sostienen que fue la opción menos mala y la que más muertes.El siguiente paso de Estados Unidos hubiera sido lanzarse a la conquista de las principales islas del Pacífico con unas estimaciones de unas 350.000 bajas americanas. 

Sin embargo, otros autores como Richard Overy, Martin Sherwin, o Tsuyoshi Hasegawa consideran que no tuvo ningún tipo de justificación y que la rendición nipona no iba a tardar en llegar tras la declaración de guerra de Stalin. 

                           El reloj qué se paro marcando la hora de la Bomba Atómica  

El Coronel Paul W. Tibbets, de 31 años, posa para una fotografía delante del Enola Gay en una localización desconocida. Fue el piloto encargado de pilotar el Bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el cual, llevaría el nombre de su madre.

Little Boy fue el nombre con el que bautizaron los americanos a la bomba lanzada en Hiroshima. La bomba de uranio 235 de 4.400 kilogramos de peso, 3 metros de longitud, 75 centímetros de diámetro y una potencia explosiva de 16 kilotones,  1600 toneladas de dinamita-, explotó a las 8:15 del 6 de agosto de 1945 a una altitud de 600 metros sobre la ciudad japonesa, acabando con la vida de aproximadamente 140.000 personas.

Una columna de 6 kilómetros de altura se eleva desde la zona cero sobre las ruinas de la ciudad de Hiroshima. La fotografía fue tomada por George Caron, artillero de cola del Enola Gay a quien le dieron una cámara en el último momento y la cual disparó a través de la ventana de plexiglás de su puesto de combate.Foto difundida por el ejército de los Estados Unidos y proporcionada por el Museo de la Paz de Hiroshima. En ella se aprecia la enorme nube de humo resultado de los enormes incendios masivos provocados por Litte Boy. La fotografía se tomó pocas horas después de la detonación desde un avión de reconocimiento del ejército estadounidense.

Imagen de ciudad de Hiroshima tomada a algo más de kilómetro y medio del lugar donde fue detonada Little Boy, la primera bomba atómica de la historia lanzada sobre una población civil.Vista aérea de la ciudad de Hisroshima unas horas después del lanzamiento de la bomba nuclear.Metales retorcidos y cascotes: retales de lo que un día fue la ciudad más industrializada de Japón. La fotografía sería tomada unos días después del bombardeo.El armazón de este bloque de apartamentos es lo poco que quedó en la zona cero tras la explosión nuclear en la ciudad japonesa de Hiroshima.En esta foto proporcionada por el Cuerpo de Ingenieros de EE.UU., se pueden contemplar las heridas de una de las víctimas de la primera bomba atómica. La fotografía fue tomada en el departamento de Ujina, en el primer hospital provisional del ejército japones en Hiroshima. Los rayos térmicos emitidos por la explosión quemaron el patrón del kimono de esta mujer, los cuales quedaron grabados sobre su espalda.Víctimas japonesas esperan recibir los primeros auxilios en la parte sur de Hiroshima horas después de la explosión. La detonación mató al instante a 66.000 personas, hiriendo a otras 69.000.

Protegidos por las colinas

La foto, tomada un 2 de febrero de 1951, muestra una zona residencial protegida por la orografía en Nagasaki, la cual se salvó de la destrucción que arrasó vastas porciones de la ciudad. El área desnuda en primer plano es un cortafuegos.Un hombre y una mujer japonesa, víctimas de la bomba atómica de Hiroshima, se sientan en un edificio de un banco dañado convertido en un hospital provisional. La cara de la mujer está gravemente marcada por el tremendo calor generado en la explosión.

                   El Super viviente más joven que sobrevivio a la Bomba Atómica 

El Enola Gay aterrizando en Tinian, al norte de las Islas Marianas después del bombardeo de Hiroshima.Cuando lo peor aún no ha pasadoHiroshima, 1 de Septiembre de 1945. Científicos japoneses comprueban los niveles de radiactividad en la zona cero.

Fat Man

Fat man fue el apodo dado a la segunda bomba lanzada  en este caso de plutonio- por el ejército estadounidense sobre Nagasaki, el 9 de agosto de 1945. Detonado a una altitud de 550 metros sobre la ciudad, el dispositivo de 3,25 metros de longitud por 1,52 de diámetro, pesaba 4.630 kilogramos y poseía una potencia de 25 kilotones. Los ataques provocaron la rendición incondicional de Japón. 

Nagasaki, la segunda bomba

Una columna de humo ondulante en forma de seta se eleva a kilómetros de altura sobre la ciudad japonesa de Nagasaki. Fat  man fue lanzada 3 días después del ataque sobre Hiroshima, acabando instantáneamente con la vida de 70.000 personas. Otros miles morirían después a consecuencia de la radiación.

Una flecha marca el punto sobre el que estalló la bomba arrojada en Nagasaki. Gran parte de la zona bombardeada sigue asolada, los árboles en los alcores colindantes permanecen carbonizados y empequeñecidos por la explosión. La reconstrucción del lugar ha sido apenas testimonial.En esta foto del 24 de marzo de 1980, Sunji Yamagushi, quien sobrevivió a la bomba atómica sobre Nagasaki, muestra sus profundas cicatrices durante una conferencia de prensa en Los Ángeles.

El avión que puso fin a la Segunda Guerra Mundial

Fat man, fue lanzada desde un bombardero B-29 apodado como “Bockscar”. Charles Donald Albury que en la imagen sostiene una fotografía del avión, copilotó el avión que arrojaría la segunda bomba sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945 y fue testigo del despliegue de la primera bomba atómica sobre Hiroshima tres días antes en calidad de piloto de reserva.

La guerra en el Pacífico terminó un 2 de septiembre de 1945, cuando el acta de rendición japonesa fuera finalmente firmada a bordo acorazado Missouri de los Estados Unidos. El barco aparece en la foto disparando en un lugar desconocido del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.

El fin de la guerra

En la imagen, el almirante Chester Nimitz, comandante en jefe de la Flota del Pacífico, a bordo del acorazado Missouri durante la firma de la rendición de los japoneses que ponía fin a la Segunda Guerra Mundial el 2 de septiembre de 1945. De pie, detrás de él, y de izquierda a derecha, el general Douglas MacArthur, el almirante William F. Halsey Jr., y el contralmirante Forrest Sherman.

De regreso de la Conferencia de Postdam, a bordo del crucero de guerra Augusta, el presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman, radio en mano, lee a la población los primeros informes de la misión en la que fue lanzada la bomba sobre Hiroshima.La rendición incondicional de Japón

El Secretario de Guerra, Henry Stimson, a la izquierda, observa como el presidente Harry Truman sostiene los documentos firmados de la rendición incondicional japonesa en la Casa Blanca un 7 de septiembre de 1945. Antes del ataque a Hiroshima, Stimson presidió un comité para reflexionar sobre la necesidad de lanzar la bomba. Stimson se mostraría consternado por los métodos de la guerra moderna en la que el bombardeo de civiles se había convertido en algo común.

El mayor Thomas Ferebee, a la izquierda y el capitán Kermit Beahan, a la derecha. Ferebee lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, Beahan lo hizo sobre Nagasaki.Foto tomada en diciembre de 1947 al general Hideki Tojo, primer ministro de Japón durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial. Tojo fue considerado un criminal de guerra de clase A y ejecutado por ahorcamiento el 23 de diciembre de 1948. Fue culpado de ser el cerebro y ejecutor del ataque a Pearl Harbor y de la prolongación de la guerra en el pacífico, desencadenante de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

El padre de la bomba atómicaDe derecha a izquierda el general Leslie R. Groves, y el Dr. En física J. Robert Oppenheimer, conocido coloquialmente como "el padre de la bomba atómica" y director científico del proyecto Manhattan, desarrollado en secreto en Alamogordo, Nuevo México

En la imagen, David Greengrass con 29 años, participante en el proyecto Manhattan y espía confeso, se encuentra en la antesala de la Corte Federal, en Nueva York, un 12 de marzo de 1951 durante el receso del juicio por espionaje al que fue sometido. Greengrass testificó pertenecer a una red de espionaje orquestada por la Unión Soviética. Fueron también acusados de conspiración y espionaje al servicio de los soviéticos en tiempos de guerra Morton Sobell, Julius Rosenberg y su esposa, Ethel, hermana de Greengrass .

Varias mujeres rezan durante una misa especial celebrada en la Iglesia Urakami en Nagasaki, el 9 de agosto de 1983 con motivo del 38 aniversario de la destrucción atómica de la ciudad.Quince segundos antes de las 5.30 de la mañana del 16 de julio de 1945, sobre un área del desierto de Nuevo México tan implacablemente seca que los primeros viajeros la bautizaron como la Jornada del Muerto, un nuevo sol apareció en el horizonte y se elevó rápidamente hacia el cielo.

Este extraño amanecer es lo que se conoce como la prueba de Trinity: el primer encuentro de la humanidad con la bomba atómica.Menos de un mes después se lanzaron dos bombas sobre Japón: la primera, "Little Boy", un arma de uranio, cayó sobre la ciudad de Hiroshima.

La segunda, "Fat Man", un arma de plutonio de implosión como la probada en Trinity, se lanzó sobre Nagasaki.Las estimaciones de víctimas varían ampliamente, pero se cree que como resultado directo de estos dos eventos murieron entre 150.000 y 250.000 personas.

El siguiente medio siglo fue intenso en ensayos nucleares.Sus consecuencias podrían ser el inicio de lo que el premio nobel de Química Paul Crutzen acuñó como la nueva etapa del ser humano en la Tierra, el Antropoceno.Por qué Hiroshima quiere demoler dos edificios que sobrevivieron a la bomba atómica

La extraordinaria historia del Proyecto Manhattan, que condujo a este punto, se ha contado muchas veces.Comienza con la cormprensión de que la construcción de armas atómicas que liberan grandes cantidades de energía a través de una reacción nuclear en cadena era posible.

En 1939, Albert Einstein envió una carta al entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt.En ella alertaba sobre los peligros de un programa de bombas atómicas que desarrollaba Alemania.La misiva también explicaba cómo, después de la entrada de EE.UU, en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque japonés a Pearl Harbor, el programa se aceleró rápidamente bajo el control del general Leslie Groves.

El científico estadounidense que filtró detalles clave de la bomba atómica a la URSS y quedó impuneEl Proyecto Manhattan absorbió el programa atómico "Tube Alloys" británico y canadiense, y atrajo a una deslumbrante variedad de talento científico.Pero más que un esfuerzo puramente científico, era una empresa industrial y de ingeniería a gran escala.

En su punto álgido llegó a emplear a unas 130.000 personas, y quizás medio millón a lo largo de la vida de todo el proyecto.El sitio para la prueba Trinity fue una ciudad construida desde cero y destinada exclusivamente a desarrollar la bomba atómica en el Laboratorio Nacional Los Álamos, Nuevo México.

Aquí, bajo la dirección científica de J. Robert Oppenheimer, una figura compleja y carismática, cientos de científicos, incluidos muchos que habían huido de la persecución nazi en Europa y eran muy conscientes de lo que podría significar una bomba nazi, construyeron el "dispositivo" que se probó en Trinity.Para entonces, sin embargo, las circunstancias habían cambiado.

A finales de 1944, cuando las fuerzas aliadas avanzaban por Europa, quedó claro que el programa alemán se había estancado años antes.Después de la muerte de Roosevelt en abril de 1945 y la derrota de Alemania en mayo, se dio prioridad a la prueba Trinity.El objetivo era que Harry Truman, el nuevo presidente de Estados Unidos, tuviera noticias que dar en su reunión con José Stalin y Winston Churchill en la conferencia de Potsdam.

Científicos, personal militar y otros testigos se reunieron en búnkers de observación distribuidos a distintas distancias de la zona cero.Durante la noche, una tormenta con truenos y relámpagos barrió el área, poniendo en peligro la prueba.Don Hornig, el último hombre en la zona que debía "cuidar" la bomba desde una torre de metal a 300 metros de altura, recuerda haber pasado el tiempo leyendo una antología de escritura humorística, Desert Island Decameron.Lo hacía a la luz de una bombilla de 60 vatios.Esperaba que la torre mojada actuara como un pararrayos si le caía algún rayo esa noche de tormenta.La alternativa daba qué pensar, pero él decidió ponerse filosófico: "Un rayo activaría la bomba. ¡Y en ese caso, ni me enteraría! Así que leí mi libro".

A las 2 de la madrugada, Groves llamó al meteorólogo del proyecto, Jack Hubbard, y amenazó con "colgarlo" si no se cumplían los pronósticos que había dado y que establecían un cielo despejado para el día señalado.Nagasaki, la "olvidada" ciudad arrasada junto a Hiroshima por una bomba atómGroves también despertó al gobernador de Nuevo México para advertirle que podría tener que declarar la ley marcial si las cosas salían mal.A las 4 de la mañana los cielos comenzaron a despejarse.A medida que se acercaban las 5.30 am, la gente empezó a colocarse las máscaras de soldador para ver la prueba.En Compañia Hill, a 32 kilómetros de la zona cero, el físico Edward Teller repartió crema solar.

En el S-10000, el búnker de control principal, un Oppenheimer exhausto se apoyó contra un poste para estabilizarse mientras transcurrían los últimos segundos, y se escuchó murmurar: "Señor, estos asuntos son difíciles para el corazón".La historia del Proyecto Manhattan a menudo termina con el controvertido uso de la bomba en Japón, o cuenta la filtración de secretos atómicos de Klaus Fuchs y la primera prueba atómica soviética en 1949.Podríamos añadir que a Oppenheimer, frecuentemente retratado como una figura trágica, se le revocó su autorización de seguridad durante la histeria anticomunista de principios de la década de 1950 en EE.UU.

Ahora, 75 años después, vale la pena aislar Trinity de esta compleja historia para preguntarnos qué significó ese momento de la madrugada en el remoto desierto.Fue aquí, después de todo, donde los humanos se encontraron por primera vez con fenómenos que marcaron la Guerra Fría y el desarrollo de la tecnología nuclear. donde se vio por primera vez el destello atómico, la nube de hongo y las consecuencias de la radiación .Aunque esta fue una nueva experiencia humana, fue procesada a través de las tradiciones culturales con largas historias. Se ha convertido en historia de origen en las mitologías nucleares.Norris Bradbury, quien sucedió a Oppenheimer como director del Laboratorio Nacional de Los Álamos, señaló que "la bomba atómica no encajaba en ninguna idea preconcebida poseída por nadie".Quiénes eran los "marcianos" húngaros que ayudaron a Estados Unidos a convertirse en una potencia científica

Los escritores regresan repetidamente a Trinity como a un momento lleno de significado.Solo en el siglo XXI, aparece en novelas de, entre otras, Lydia Millet, Ellen Klages, Nora Gallagher, TaraShea Nesbit, Elizabeth J Church y Louisa Hall, y hay ejemplos anteriores notables, incluidos los de Pearl Buck, Leslie Marmon Silko y Joseph Kanon.El momento ha sido recordado por poetas como William E. Stafford, John Canaday y Hannah Cooper-Smithson, y en el escenario por Tom Morton-Smith.Aparece en la música en géneros que van desde el rock hasta la ópera.Esta fascinación con Trinity muestra cómo no es solo un momento histórico importante, sino también un hito cultural clave.A medida que el verdadero sol salía por el horizonte unos minutos después de la prueba, a muchos de los presentes les quedaban pocas dudas de que estaban ante un mundo nuevo.La luz más brillanteTanto en relatos de testigos oculares como en la ficción, lo que sucedió en Trinity se describe como un momento de ruptura y éxtasis.Ruptura porque marca la transición de una era pre-nuclear a una era nuclear.Éxtasis porque el encuentro con la deslumbrante luz y el abrumador poder de la explosión se compara con una experiencia religiosa.

La noche que Tokio fue arrasada: cómo fue el bombardeo no nuclear más mortífero de la historia llevado a cabo por EE.UU. hace 75 añosPor supuesto, puede haber distorsión en estos recuerdos.La tendencia popular de ver la bomba atómica como la única aplicación de la tecnología nuclear olvida campos como la medicina nuclear e ignora la riqueza intelectual de las ciencias nucleares.Además, el inicio de la era nuclear se puede colocar en otros momentos históricos como lo sucedido en Hiroshima, por supuesto, o la primera vez que el equipo de Enrico Fermi consiguió que la reacción en cadena del núcleo fuera autosostenible Chicago, 1942.

O la descripción de la fisión que hicieron Lise Meitner y Otto Frisch en 1939.O el descubrimiento del neutrón en 1932 por parte del científico James Chadwick.O la "escisión" del átomo de Ernest Rutherford en 1917.La idea de que hay un solo comienzo de la era nuclear es una ficción: cada momento existe solo en el contexto de los demás.Sin embargo, Trinity se recuerda como un nuevo amanecer.Esto es particularmente evidente en la recurrente metáfora de la explosión como un nuevo sol.William Laurence del diario The New York Times, que observó la prueba a 32 kilómetros de distancia, escribió:"Fue un amanecer como el mundo nunca ha visto. Un gran supersol verde subió en una fracción de segundo a una altura de más de 2,5 kilómetros, elevándose cada vez más alto hasta tocar las nubes, al tiempo que iluminó la tierra y el cielo con un brillo deslumbrante por su intensidad".

Luz que estallaErnest Lawrence, inventor del ciclotrón, un tipo de acelerador de partículas, observó la transición "de la oscuridad a la brillante luz del sol en un instante".Quizás la descripción de Isidor Rabi, descubridor de la resonancia magnética nuclear utilizada en las imágenes de resonancia magnética, sea la más convincente:"Es la luz más brillante que he visto o que creo que alguien haya visto. Estalla; se dispara; te atraviesa. Fue una visión que se veía más que con el ojo".Aquí la experiencia es corpórea: la luz pesa y el cuerpo la siente.En la novela de Lydia Millet, Oh Pure and Radiant Heart, el flash es una "búsqueda de ligereza".En el thriller de Joseph Kanon, "Los Álamos", el protagonista "cerró los ojos por un segundo, pero allí estaba de todos modos, esta luz increíble, como si no necesitara la vista para existir".En el poema de John Canaday, Victor Weisskopf, "hizo erupción un sol".

El misterio de las bombas nucleares que se perdieron sin dejar rastro durante la Guerra FríaLaurence, cuyo reportaje sobre la bomba ganó un premio Pulitzer, vio en Trinity la cristalización de una nueva relación del ser humano con el universo.Allí, escribió, "una fuerza elemental fue liberada de sus lazos después de estar encadenada por miles de millones de años" ya que, por primera vez, los humanos usaron una fuente de energía que "no tiene su origen en el Sol"."Todos parecían sentir", escribió el general de brigada Thomas Farrell, adjunto del general Groves, "que habían estado presentes en el nacimiento de una nueva era: la era de la energía atómica".

Fuego de los diosesLas historias de cómo la raza humana adquiere conocimiento y poder tienen profundas raíces en la cultura occidental.En el mito griego, Prometeo roba el fuego de los dioses y es castigado con quedar encadenado a una roca mientras un águila desgarra su hígado diariamente, solo para que pueda volver a crecer y ser atormentado de nuevo.Una de las biografías más importantes de Oppenheimer se titula The American Prometheus.

En 1946, reflexionando sobre el momento de la prueba Trinity, el propio Oppenheimer vio la analogía: "Pensamos en la leyenda de Prometeo, en ese profundo sentimiento de culpa que traen los nuevos poderes del hombre, que refleja su reconocimiento del mal y su conocimiento de eso mismo desde hace mucho tiempo".La bomba atómica soviética demasiado grande para ser usada de nuevoLa frase más famosa de Oppenheimer para describir la prueba Trinity, sacada del importante texto sagrado hinduista, el Bhagavad Gita, es: "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos".Estas palabras refuerzan el encuentro con las fuerzas divinas.

A menudo contrastan con la evaluación más contundente de Kenneth Bainbridge, que estaba a cargo de la prueba, quien comentó a Oppenheimer.Estas son las marcas de la onda expansiva en el suelo del desierto alrededor del sitio de la torre desde donde se detonó la bomba nuclear en la prueba atómica Trinity.El atractivo de la frase es, creo, su ambigüedad.Es ostentosa, pero está abierta a la interpretación, señalando algo importante en el encuentro de la humanidad con mayores poderes sin decirlo del todo.Una sugerencia similar seguramente también explica la proliferación de la famosa pero posiblemente errónea historia de que Oppenheimer le dio a la prueba el nombre de Trinity en honor a un poema metafísico de John Donne:

El insólito lugar al que fueron a parar los edificios pulverizados por la bomba de HiroshimaComo era de esperar, las tradiciones cristianas de la adquisición de conocimiento, y de la relación con Dios, también se invocan en la prueba Trinity.Oppenheimer declaró en una conferencia en 1947 que "los físicos han conocido el pecado", una declaración controvertida entre sus colegas.Hay, por tanto, una mitología furiosa en torno a Trinity y Oppenheimer.Transforma a Oppenheimer de una persona real en una figura trágica convincente.Transforma la bomba atómica en una tecnología que simboliza ansiedades más amplias de las relaciones entre nosotros, nuestras tecnologías y la Tierra.

Belleza y terrorLas historias sobre la explosión atómica también evocan la tradición estética de lo sublime, quizás el medio dominante a través del cual los encuentros con la naturaleza se han procesado en las sociedades occidentales desde el período romántico.Para Farrell, el ayudante de Groves, la explosión fue "magnífica, hermosa" y "aterradora".Él es, de hecho, notablemente elocuente, como muestra esta descripción del paisaje desértico iluminado por la prueba Trinity:"Todo el país estaba iluminado por una luz abrasadora y de intensidad mucho mayor que la del sol del mediodía. Era dorada, violeta, gris y azul. Iluminaba cada cumbre, grieta y cresta de la cordillera cercana con una claridad y belleza que no se puede describir sin verse".Stephen Coast, un científico del proyecto ficticio, describe:

"El cielo estalló en una luz cegadora. A kilómetros de distancia, las montañas que eran negras se vieron iluminadas con una luz abrasadora. El color salpicaba el paisaje con tonos amarillos, morados, carmesís, grises. Cada pliegue en la montaña se convirtió en líneas audaces, se pudo ver cada valle, cada pico que se mantuvo impasible".La proliferación de adjetivos persigue detallar la experiencia como si no se pudiera seguir el ritmo de la profusión hirviente de colores.

Trinitita y transmutaciónPor supuesto, lo importante sobre los testigos oculares y las descripciones literarias no es simplemente que encajan con tradiciones estéticas establecidas de lo que sucedió en la prueba, sino que denotan que describirlo es incómodo.Hay connotaciones religiosas en la luz deslumbrante y el poder abrumador de la explosión, pero las fuerzas detrás de todo ello no son divinas.Los sentimientos que despierta lo sublime se desplazan de manera extraña cuando la fuente es la tecnología, no la naturaleza.Qué tan grande es el poderío nuclear de Estados Unidos y por qué Donald Trump quiere másEn un ensayo sobre lo sublime atómico, el erudito Peter Hales muestra cómo la amenaza de la nube de hongo fue finalmente dominada por la estética de lo sublime.

La prueba Trinity, sin embargo, proporciona una historia de origen convincente en las mitologías nucleares precisamente porque en 1945 era demasiado nueva para ser contenida por esa tradición.Incluso el término "nube de hongo" aún no existía para nombrar lo que se elevó en el cielo.

La prueba Trinity es inquietante.Lo sucedido evocaba el fin del mundo, algo que más tarde se asociaría con el uso de las armas nucleares.George Kistiakowsky, quien dirigió el grupo que construyó el mecanismo de detonación, dijo que la prueba fue "lo más cercano al día del juicio final que uno podría imaginar".

Una nueva era inquietanteA medida que la nube de hongo hervía hacia arriba, un oficial militar, tal vez asustado por las traviesas apuestas de Enrico Fermi sobre si la explosión incendiaría la atmósfera y, de ser así, si destruiría el mundo entero o solo Nuevo México (una posibilidad realmente discutida, pero descartada mucho antes de la prueba), aparentemente perdió la fe en los "pelos largos", el sobrenombre con el que los soldados de Los Álamos a veces se referían a los científicos.

"Dios mío", dicen que exclamó, "¡los pelos largos han perdido el control!".Trinity dio inicio a una era en la que lo absurdo de la extinción sustituyó al día del juicio divinamente ordenado como la visión dominante del fin del mundo.Cuántas armas nucleares hay en el mundo y qué países las tienen en su poderCon frecuencia, Trinity se ha convertido en una historia sobre el comienzo de una nueva era inquietante.

La arena del desierto se derrite ante el uso de una sustancia vítrea, llamada trinitita o vidrio de Alamogordo.El joven protagonista de la novela atraviesa este hermoso mundo alienígena que surgió hace 75 años:"El suelo se inclinó suavemente hacia abajo en un enorme mar verde. Dewey dio unos pasos más y vio que no era agua. Era de cristal. Había un vidrio translúcido de color verde jade, en todas partes, coloreando el desierto desnudo y vacío tan lejos como podía ver".

Una grabación revela que Einstein se arrepintió de la bomba atómicaUna grabación de audio increíblemente rara del físico teórico más famoso del mundo, Albert Einstein, se subastó el pasado mayo.Pero si una grabación de Einstein ya es de por sí rara, más sorprendentes son los temas que en ella se tratan, como el amor de Einstein por la música, las diferencias entre Franklin D. Roosevelt y Harry Truman y sus pensamientos sobre la bomba atómica.

En el audio de 33 minutos, Einstein, con su fuerte acento alemán, dice que es bueno que la antigua URSS haya obtenido una bomba atómica. "Es mejor para el bienestar mundial que los rusos también la tengan", dice Einstein, y agrega que conocía al ex jefe del programa atómico soviético. "No le di secretos", bromea.

Einstein también dice que lamentaba su famosa carta al ex presidente Franklin Delano Roosevelt sobre el posible desarrollo de una bomba atómica. "Me arrepiento mucho... Creo que fue una gran desgracia", mientras minimiza cualquier idea de que él ayudó a desarrollar la bomba.

El científico de renombre mundial creía que Roosevelt y Truman eran hombres muy diferentes, llegando incluso a decir que el primero no habría lanzado bombas atómicas si hubiera estado vivo. "no lo habría usado si hubiera vivido... estoy convencido."En agosto de 1945, Truman lanzó dos bombas atómicas hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, una sobre Hiroshima y la otra sobre Nagasaki.

1 comentario:


  1. La Historia de la Bomba atómica de Hiroshima

    El lunes 6 de agosto de 1945
    una brutal explosión borró del mapa la ciudad japonesa de Hiroshima. Estados Unidos había lanzado la primera bomba atómica de la historia, acción que repetiría tres días después en Nagasaki, forzando la rendición incondicional de Japón y, con ello, el final de la Segunda Guerra Mundial.

    Pero la bomba atómica también supuso un acontecimiento decisivo en el devenir político de los años siguientes, definiendo las relaciones entre los dos grandes bloques en los que quedó dividido el mundo, con consecuencias que llegan hasta la actualidad.

    Para encontrar el origen de estas explosiones hay que remontarse unos años atrás, a agosto de 1939, cuando un grupo de científicos, encabezados por Albert Einstein, escribieron una carta el presidente de EE.UU., Franklin D. Roosevelt, en la que le advertían de la posibilidad de que la Alemania nazi hubiera empezado a desarrollar un programa para investigar el uso de la energía nuclear para la fabricación de bombas "extremadamente potentes".


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