viernes, 1 de noviembre de 2019

Historia y Conocimiento de los Años Bisiestos



Historia y Conocimiento de los Años Bisiestos 


 Los Años Bisiestos
Cada cuatro años en el calendario gregoriano, añadimos un día adicional al calendario para sincronizarlo con el año solar. Ocurre en cada año que es divisible por cuatro y solo en años del siglo que se dividen en partes iguales por 400. Por ejemplo, los años 800, 1200, 2000 fueron años bisiestos, sin embargo, como no son divisibles por 400 -a pesar de que sí por 4-, no lo fueron ni 1700 ni 1900. Así, en un año bisiesto, el día adicional es incluido a finales de febrero, teniendo este mes 29 días en vez de los 28 habituales.




Como decimos, el "día bisiesto" del 29 de febrero existe por razones puramente astronómicas, pues un año terrestre, es decir, una órbita completa alrededor del Sol, no se realiza en un número exacto de días, pues nos lleva 365.2422 días, más o menos. De ahí este “apaño” astronómico, que siempre ha provocado muchas curiosidades científicas.



Que este lunes, 29 de febrero, esté reflejado en el calendario ha provocado que el 2016 en un año bisiesto. Esta particularidad sucede cada cuatro años y sirve para corregir las 'irregularidades' que se van acumulando en el almanaque. En realidad, cada año tiene 365 días, 5 horas y 48 minutos, unas cifras 'extra' que no se contabilizan y que motivan que cada cuatrieniose sume un nuevo día. De esta manera, los años bisiestos se componen de 366 días, uno más de lo habitual.


La expresión 'año bisiesto' deriva del latín 'bis sextus dies ante calendas martii' (sexto día antes del mes de marzo), que correspondía a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero por Julio César. Esto se debe a que, en el calendario juliano, el 24 de febrero era el sexto día antes de las calendas (primer día del mes) de marzo. Los romanos no contaban los días del mes del 1 al 31, sino que tomaban tres fechas de referencia: calendas, nonas e idus. Para contar se incluía el día de referencia (en este caso, el 1 de marzo). Ya en el calendario gregoriano, hecho por el papa Gregorio XIII y que se usa actualmente, este día extra se colocó al final del mes de febrero, que en vez de 28, pasa a tener 29 días.



La probabilidad de nacer en un día como el 29 de febrero es de 1 entre 1.461
Que este lunes, 29 de febrero, esté reflejado en el calendario ha provocado que el 2016 en un año bisiesto. Esta particularidad sucede cada cuatro años y sirve para corregir las 'irregularidades' que se van acumulando en el almanaque. En realidad, cada año tiene 365 días, 5 horas y 48 minutos, unas cifras 'extra' que no se contabilizan y que motivan que cada cuatrieniose sume un nuevo día. De esta manera, los años bisiestos se componen de 366 días, uno más de lo habitual.


La expresión 'año bisiesto' deriva del latín 'bis sextus dies ante calendas martii' (sexto día antes del mes de marzo), que correspondía a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero por Julio César. Esto se debe a que, en el calendario juliano, el 24 de febrero era el sexto día antes de las calendas (primer día del mes) de marzo. Los romanos no contaban los días del mes del 1 al 31, sino que tomaban tres fechas de referencia: calendas, nonas e idus. Para contar se incluía el día de referencia (en este caso, el 1 de marzo). Ya en el calendario gregoriano, hecho por el papa Gregorio XIII y que se usa actualmente, este día extra se colocó al final del mes de febrero, que en vez de 28, pasa a tener 29 días.


La probabilidad de nacer en un día como el 29 de febrero es de 1 entre 1.461
En cuanto a las 'reglas' para decidir qué año es bisiesto, en el calendario juliano se consideraban bisiestos los años divisibles entre cuatro. Para el gregoriano, la norma que se aplica es que un año es bisiesto si es divisible entre cuatro, a menos que sea divisible entre 100. Sin embargo, si un año es divisible entre 100 y además es divisible entre 400, también resulta bisiesto. Los expertos han explicado que este sistema elimina los años que determinan el fin de cada siglo y que terminan en 00, cuyo siglo no es múltiplo de 4.


Historia del año bisiesto
La historia del día añadido en los años bisiestos comienza en el año 49 a.C., cuando el dirigente Julio César llegó a Egipto y encontró un excelente calendario en las tierras de la faraona egipcia Cleopatra. En comparación, el romano estaba lleno de desfases y resultaba mucho más impreciso. Fue entonces cuando delegó a Sosígenes de Alejandría, astrónomo, matemático y filósofo, la tarea de diseñar el conocido como calendario juliano.


Éste poseía una duración de 365 días y una jornada adicional inicialmente cada cuatro años para compensar una irregularidad natural producida por la revolución no sincrónica de la Tierra en torno al Sol. La compensación de los desfases que tenía acumulados el calendario romano obligó a que el año 46 a.C. se convirtiera en el año más largo de la historia, con 445 días de duración para compensar e iniciar nuevamente de cero. A este inusual año se le llamó "año juliano" o el "año de la confusión", 


Ya los egipcios sabían que cada cuatro años la salida helíaca de la estrella Sothis (Sirius) se retrasaba un día, dando inicio al año nuevo. Sin embargo, doscientos años antes, en el concilio de Cánope, cuando pudieron hacer la reforma, los egipcios no la hicieron debido a pugnas entre las castas sacerdotales y la clase política. Este calendario fue oficial en Roma durante los siguientes siglos, incluso en el Concilio de Nicea se advirtió que había un error de Sosígenes, pero no hicieron nada por corregirlo, hasta 1582, cuando se adoptó el calendario Gregoriano.


Curiosidades de los años bisiestos
Este 29 de febrero se celebrarán en el mundo algo más de 4.800.000 cumpleaños. Esa es la cifra de bisiestos –como se conoce a la gente nacida en dicha fecha– que existen en el planeta y que se reducen a 32.000 si se habla sólo de España. Todos se pueden apuntar al Club Mundial de Bisiestos, agrupación que consiguió el Guinness por la mayor agrupación de personas nacidas un 29 de febrero
Entre los personajes conocidos que han nacido en 29 de febrero se encuentra el actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, el ciclista Rubén Plaza o el Papa Pablo III. También el personaje Supermán es bisiesto. Sáinz destaca, además, a Sir James Wilson, un hombre que nació el 29 de febrero de 1812 y falleció el mismo día de 1880.
Por otra parte, el pueblo de Anthony, en Texas, Estados Unidos, es conocido como la Capital Mundial del Año Bisiesto y acoge un festival que incluye una visita guiada a una cueva azteca, una fiesta en una granja de caballos y bailes en las plazas. El festival se celebra entre el 25 y el 29 de febrero.


Medición del tiempo en la antigüedad
Desde el principio, los esfuerzos para hacer que el calendario de la naturaleza se adecuara al nuestro han sido imperfectos. Algunos calendarios antiguos, que datan de la época de los sumerios, hace 5,000 años, se limitaban a dividir el año en 12 meses de 30 días cada uno. Ese año de 360 días era casi una semana más corto que nuestro viaje anual alrededor del sol.
La costumbre de añadir días extra al año es, por lo menos, tan antigua como esos sistemas de 360 días.
?Cuando los egipcios adoptaron este calendario, ya sabían que había un problema, pero no añadieron más días al calendario ?dice Lowe-. Solo agregaron cinco días extra de fiestas, de celebración, al final del año?.
Los egipcios de los periodos más antiguos (antes de 3100 a.C.) y otras sociedades, desde China hasta Roma, alguna vez utilizaron el calendario lunar para medir el paso del tiempo.


Sin embargo, los meses lunares promedian 29.5 días, así que los años solo tienen unos 354 días. Por ello, las sociedades que se regían por el tiempo lunar rápidamente perdían la sincronización con las estaciones a causa de ese desfase de 11 días.
Los romanos trataban de ajustar su calendario regularmente añadiendo días o meses de vez en cuando, pero esos intentos irregulares solo pusieron de relieve la necesidad de una reforma.
?Año de la Confusión?
Cuando Julio César disfrutaba de su célebre romance con Cleopatra, el calendario de Roma ya tenía una disparidad de unos tres meses respecto de las estaciones. En cambio, Egipto observaba un año de 365 días, e incluso desde el siglo III a.C. había establecido la funcionalidad de un sistema de año bisiesto para corregir el calendario cada cuatro años.
Julio decidió adoptar el sistema, y empezó por decretar un Año de la Confusión de 445 días (en 46 a.C.), con el cual corrigió los muchos años de discrepancia de un solo golpe. Luego, ordenó un año de 365.25 días que, simplemente, añadía un día bisiesto cada cuarto año.


No obstante, hasta ese sistema era defectuoso, porque ese 0.25 de día que el año bisiesto agregaba anualmente, era apenas un poco más largo que la fracción de día sobrante del año solar, que es de 0.242. Esto hacía que el calendario anual fuera unos 11 minutos más corto que su contraparte solar, de modo que ambos divergían un día completo cada 128 años.
?Pero resulta que si metes un día cada cuatro años, es demasiado?, dice James Evans, físico de la Universidad de Puget Sound y uno de los editores de Journal o History of Astronomy.
Entre 46 a.C. ?época en que Julio César introdujo el sistema- y el siglo 16 a.C., esta pequeña discrepancia había ocasionado que importantes fechas, incluidas numerosas festividades cristinas, variaran hasta en diez días. El papa Gregorio XII encontró insostenible esta situación, así que presentó su calendario gregoriano en 1582, después de otra medida drástica que trastornó el tiempo.


?Gregorio reformó el calendario y abolió diez días de octubre de ese año ?informa Evans-. Luego, cambiaron las reglas del día bisiesto para corregir el problema?.
Hoy día, se omiten todos los años bisiestos divisibles entre 100 (como el año 1900), a menos que también sean divisibles entre 400 (como el año 2000), en cuyo caso son observados. Ninguna persona viva recuerda haber perdido un día bisiesto, mas la omisión de esos tres días bisiestos cada 400 años permite mantener a tiempo el calendario.
Calendarios alternativos
Incluso en nuestros días, hay algunos calendarios que descartan el año bisiesto que nos permite mantener la sincronía de nuestra órbita, o ignorar al sol por completo.
El calendario islámico es un sistema lunar que cuenta solo 354 días, y cada año cambia unos 11 días respecto del calendario gregoriano; pero a veces añade un día bisiesto.
Y aunque China usa el calendario gregoriano con propósitos oficiales, la vida cotidiana aún se rige por el calendario lunar tradicional, el cual sigue las fases de la luna e implementa todo un mes bisiesto, más o menos una vez cada tres años.
?Nada tiene de sacrosanto fijar un calendario con el año solar, como hacemos nosotros ?dice Evans-. La gente puede acostumbrarse a cualquier sistema calendario. Pero una vez que se habitúan, lo que realmente les molesta es que algo cambie?.


Decisiones futuras
El calendario gregoriano hace que los días fraccionales del año solar y el año calendario bisiesto sean casi iguales al omitir, ocasionalmente, un día bisiesto.
Este sistema produce un año promedio de 365.2425 días, apenas medio minuto más largo que el año solar. Con esa diferencia, harán falta 3,300 años antes que el calendario gregoriano difiera un día de nuestro ciclo estacional.
Eso significa que las generaciones futuras tendrán que tomar la decisión de introducir un año bisiesto, aunque eso no ocurrirá en mucho tiempo.
?Dentro de unos 3,000 años, la gente tal vez decida ajustarlo ?dice Lowe-. Habrá que que esperar a ver qué pasa?.
 Muchos de el Saber de los Años Bisiestos
¿En qué mes estaríamos si no existieran los años bisiestos?
Los años bisiestos fueron incluidos en la forma de medir la duración de los años hace exactamente 2062 años
El año bisiesto es aquel que tiene 366 días en lugar de 365. Y tenemos esta forma de medir la duración de los años debido a que en el año 46 antes de Cristo, el emperador romano Julio César consultó a un grupo de astrónomos egipcios y ello dio resultado al calendario que rigió el mundo por más de un milenio.


Pero si estos años no existieran, actualmente estaríamos en julio de 2017, según un informe del diario "Los Angeles Times".
Esta forma de medir tiene que ver con el año solar. Los astrónomos egipcios de entonces pudieron detectar algo que los romanos no: un año del calendario se retrasa un poco en comparación con el año solar, lo que quiere decir que un año en realidad no está compuesto por 365 días exactos, sino por 365.2422 días.
En consecuencia, se llegó a la conclusión de que la mejor forma de medir el año era añadir un día al calendario cada cuatro años. Sin embargo, al hacer esto, tampoco resulta en una medida exacta.
Hay, según el informe, una diferencia de 11 minutos y 40 segundos cada año, lo que suponía añadir un día más al calendario cada 125 años.



El calendario romano duró así hasta mediados del siglo XVI, cuando el Papa Gregorio XIII decidió modificarlo de nuevo con el propósito de que fuera más sencillo determinar exactamente cuándo eran las pascuas, y así nació el calendario gregoriano que hoy en día utilizamos en la mayor parte del mundo.
El equipo de Los Angeles Times se dio a la tarea de calcular en qué fecha estaríamos si nunca se hubieran planteado los años bisiestos. La fecha exacta de hoy sería 12 de julio del 2017, si se toma en cuanta como punto de partida el momento en el que Julio César creó el calendario romano, hace exactamente 2062 años.

En la actualidad, ya no se toma de referencia el año solar para calcular la duración exacta del año de calendario, sino el reloj atómico, que es mucho más preciso que el formato gregoriano.



Muchos de el Saber de los Años Bisiestos
¿En qué mes estaríamos si no existieran los años bisiestos?
Los años bisiestos fueron incluidos en la forma de medir la duración de los años hace exactamente 2062 años
El año bisiesto es aquel que tiene 366 días en lugar de 365. Y tenemos esta forma de medir la duración de los años debido a que en el año 46 antes de Cristo, el emperador romano Julio César consultó a un grupo de astrónomos egipcios y ello dio resultado al calendario que rigió el mundo por más de un milenio.
Pero si estos años no existieran, actualmente estaríamos en julio de 2017, según un informe del diario "Los Angeles Times".
Esta forma de medir tiene que ver con el año solar. Los astrónomos egipcios de entonces pudieron detectar algo que los romanos no: un año del calendario se retrasa un poco en comparación con el año solar, lo que quiere decir que un año en realidad no está compuesto por 365 días exactos, sino por 365.2422 días.



En consecuencia, se llegó a la conclusión de que la mejor forma de medir el año era añadir un día al calendario cada cuatro años. Sin embargo, al hacer esto, tampoco resulta en una medida exacta.
Hay, según el informe, una diferencia de 11 minutos y 40 segundos cada año, lo que suponía añadir un día más al calendario cada 125 años.
El calendario romano duró así hasta mediados del siglo XVI, cuando el Papa Gregorio XIII decidió modificarlo de nuevo con el propósito de que fuera más sencillo determinar exactamente cuándo eran las pascuas, y así nació el calendario gregoriano que hoy en día utilizamos en la mayor parte del mundo.


El equipo de Los Angeles Times se dio a la tarea de calcular en qué fecha estaríamos si nunca se hubieran planteado los años bisiestos. La fecha exacta de hoy sería 12 de julio del 2017, si se toma en cuanta como punto de partida el momento en el que Julio César creó el calendario romano, hace exactamente 2062 años.

En la actualidad, ya no se toma de referencia el año solar para calcular la duración exacta del año de calendario, sino el reloj atómico, que es mucho más preciso que el formato gregoriano.



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